Las memorias atiborran los pensamientos.

¿No te ha pasado que de vez en cuando te pierdes en el interior de tu corazón mientras recuerdas?

Una vez más, me pasa a mí.

Es como gritar sin voz, llorar sin necesidad de lágrimas, mirar sin ojos, respirar y que no sea precisamente oxígeno. Es estar con represión, el fluir de la sangre en el cuerpo, pensar y sentir el ambiente de desolación. Esperaré, quizá mucho, pero esta sensación se irá. Como todo lo que me rodea.

Necesitar a alguien hoy…, es cierto. Pasa y es lo que no cambia. O tal vez sea que yo no quiero que cambie. Da igual quién lo decida, es el hecho lo importante¿siempre ha sido eso para mí?

¿Te has preguntado, Sam, si lo que ves en mi es la realidad? Hay un hecho que tarde o temprano marcará nuestras vidas. No necesito ser un psíquico para saberlo, lo sé gracias a la ansiedad que me invade cuando trato de dormir. Alguno de estos días un enemigo se aprovechará de esto, quizá tú serás mi Némesis o, mejor dicho, ya lo eres. Y no te das cuenta…

Adversario o no¿quién puede decirlo? Si al fin y al cabo seguirás siendo lo que eres para mí. Algo más importante que familia. No hay nada que tú puedas hacerme y que se compare con el daño que yo te ocasionaré y del que pronto te percatarás…

No era mentira eso que te dije con mi forma de mirarte en ese día de reencuentro. Nunca ha sido un engaño todo lo que te digo sin querer al verte. No me creerás, lo sé y no me molesta… pero, al fin de todo, si algún ser divino o demoníaco me preguntase si volvería a sentir esto por decisión propia, contestaría sin dudar que sí. No hay nada más que me haga sentir vivo y que tengo un propósito. No me importa de forma negativa el cuidar del ser que me arrebatará la vida.