Les traje una cochinada a mis sucias favoritas… YAOI HARD USUK (?)
Quiero agradecerle a todos quienes han creido en mi… ¡grácias! Y bien, si no les gusta el yaoi UsUk, pueden irse y leer la infinidad de otros fics que les ofrece FF, si les gusta, o lo adoran tanto como sho' … BIENVENIDO HERMANO (?)
Disclaimer: Hetalia pertenece a Himaruya Hidekaz.La verdad, es que me siento jodidamente pervertida al escribir esto, aunque no me arrepiento, ya que en la escuela me llamaban"la reina de la perversión" no es algo de lo que me sienta orgullosa, pero si es algo que, sinceramente, me parece divertido, y tengo demasiado contenido R-18 de estos dos en mi mente, ya que cuando me aburro ya sea en la fila de la panadería, en casas ajenas, en el autobus, antes de dormir, cuando iba a la escuela, cuando voy caminando sola,entre oros, pienso en UsUk hard, y de verdad que son situaciones hermosas que merecen ser narradas, pues bien, comenzaré con este fic.
Dedicado a las fans de UsUk ¡owo!Este cortito es una idea que tuve mientras hacía un trabajo grupal (cundo aún estaba en la escuela) y esta tarde, cuando encontré el trabajo, recordé que mientras todos en mi grupo charlaban y trabajaban a la vez, yo muy silenciosamente me imaginaba algo como esto:
Secreto después de clases.
En un tranquilo pueblo, se veía como un montón de jóvenes salían de la escuela, con sus pantalones a cuadros, sus chalecos marrones o beige, las chicas con faldas o jumper rojos cuadrillé, sus chaquetas, cuadernos en la mano, bolsones o mochilas en la espalda, y una gran sonrisa en el rostro, indicando el fin de la jornada escolar, y como era día jueves y el viernes sería festivo, los alumnos tendrían un fin de semana largo para poder descansar, salir con la familia, amigos, pareja o simplemente para divertirse… aunque hablando de diversiones tenemos cierto caso, de ciertos jóvenes que ya estaban a media cuadra de la escuela.
-¡Corre, Alfred!- gritaba un chico inglés de cabellos rubios, ojos verdes, gruesas cejas y piel clara. El chico no debía tener más de 17 u 18 años, y se notaba que venía saliendo de la escuela, mientras corría apresuradamente a casa.
-¡Espérame Arthur… no corras, recuerda que reprobé gimnasia el semestre pasado!- tras él, un chico americano, de aproximadamente la misma edad, solo que unos cuantos centímetros más alto, cabello rubio más oscuro, piel ligeramente bronceada, ojos azules y anteojos cuadrados le seguía a penas el paso. Ambos chicos vestían el uniforme de la escuela que quedaba a una cuadra.
Una vez que el más bajo llegó a la puerta de lo que al parecer era su casa, se paró a buscar desesperadamente las llaves dentro de su mochila, mientras el otro chico le alcanzaba y se agachaba ligeramente a tomar aliento, apoyando sus manos sobre sus rodillas, inhalando y exhalando profundamente para regresar su respiración a la normalidad. Una vez que el chico de ojos jade encontró la llave y abrió la puerta de su casa, ambos entraron y tiraron sus mochilas sobre el sofá de la sala, Arthur, el inglés corrió escaleras arriba mientras Alfred, el americano, fue a cerrar la puerta y pasó a la cocina de la casa a buscar algo para comer.
-¡Apresúrate!- le gritaba el británico desde su cuarto- Tienes toda la vida para comer, mis padres llegarán en menos de dos horas y quizá cuándo volverán a salir de viaje.
Cuando el chico de anteojos oyó esto, corrió desesperadamente por las escaleras, hasta llegar a la habitación de su compañero. Al abrir la puerta, se encontró a Arthur recostado sobre la cama, sin zapatos y con el uniforme a medio quitar: tenía puesta la camisa y los pantalones, mientras que ya se había quitado la chaqueta, el chaleco y la corbata. Alfred lo miró, y notó un leve sonrojo en sus mejillas, así que se acercó rápidamente, tendiéndose sobre él encima de la cama.
Alfred ya no podía controlarse, no con esa belleza bajo suyo, por lo que comenzó a llenarle de besos, sintiendo el dulce sabor de los labios de su amante, un agridulce sabor único y a la vez adictivo que tanto amaba Alfred, y que anhelaba todo el día. Jugar con aquellos suaves labios, enredar su lengua con aquella húmeda y dócil lengua. Rayos, amaba a Arthur Kirkland y no podía dejar de besarlo. La saliva de ambos se enredaba, formando una sola y larga hilera, la cual bajó hasta el cuello del inglés, quien intentaba contener los gemidos de placer al sentir como Alfred besaba y mordía juguetonamente su cuello. Arthur se abrazaba del cuello de Alfred, mientras este dejaba marcas y chupones. A cada minuto, Alfred sentía como su respiración y su corazón se aceleraba.
La verdad es que no era primera vez que lo hacían, pero si primera vez que lo hacían en a casa de Arthur, después de clases. La vez pasada, que fue primera vez de ambos, sucedió en la escuela, cuando se saltaron una clase, pero esta vez se dio la oportunidad para estar juntos en un lugar más privado. Ambos padres del inglés, viajaron por el día junto con sus hermanos, y ya que Arthur tenía una evaluación por la mañana en su escuela, sus padres decidieron que era lo suficientemente responsable como para quedarse solo por unas horas en lo que llegaba a casa y ellos regresaban. Pero Arthur aprovechó para llevar a Alfred a su casa, y hacer de las suyas.
Los besos de Alfred bajaron desde el cuello de Arthur, hasta su pecho, donde comenzó a mordisquear el pezón derecho, mientras con sus dedos apretaba el izquierdo. Arthur dejó salir un grito fuerte al sentir el contacto de Jones en sus tetillas, por lo que se aferró del cubrecamas mientras Alfred jugueteaba, mordía y lamía los pezones de Arthur, que ya estaban parados. Una mezcla de dolor y placer era lo que sentía Arthur, ya que a pesar de que realmente le dolía, no quería que Alfred se detenga, no habían llegado tan lejos por nada, y además, amaba estar en la compañía del americano.
Los labios de Alfred, juntándose para atrapar el pezón de Arthur, y luego morderlo suavemente, pegar una nueva lengüeteada y apretar fuerte. Esto era lo que Arthur sentía, pero a su vez, estaba experimentando la sensación de dureza en sus zonas bajas, ya necesitaba atención, por lo que bajó su mano hasta sus pantalones y comenzó a tocarse el miembro. Alfred lo notó, pero sin despegar su legua del cuerpo del inglés, comenzó a bajar hasta llegar a sus caderas.
A la vez que Alfred besaba el vientre de Arthur, con la mano derecha bajaba sus pantalones y con el dedo índice de su mano izquierda jugueteaba en el ombligo de Arthur, uno de sus puntos sensibles. Arthur gemía e intentaba apartar la mano de Alfred de su ombligo, pero estaba tan sumido en el placer, que pronto olvidó aquel punto sensible al darse cuenta que ya estaba sin pantalones ni calzoncillos, solamente con la camisa desabotonada y sus blancos calcetines, listo y a total merced de Alfred, quien estaba lo suficientemente duro como para comenzar a penetrar.
Arthur abrió sus piernas, jadeante, mientras que su compañero se posicionaba para lubricar aquella estrecha entrada, utilizando sus dedos. Primero introdujo uno, metiéndolo y sacándolo muy rápidamente para que el inglés pudiese acostumbrarse, luego de un rato, y cuando Arthur le dijo que podía proseguir, introdujo el segundo dedo, esta vez haciendo movimientos de tijeras en el interior del cuerpo de Arthur, quien ya sintiéndose listo, le dijo al ojiazul que podía seguir. Este, sin retirar ni dejar de mover sus dedos, con la mano libre se bajó el pantalón, dejando a plena vista su grueso y erecto miembro, y una vez de colocarlo en la entrada, retiró los dedos y los reemplazó por su pene, recibiendo un fuerte grito de dolor por parte de Arthur.
De los verdes ojos del británico comenzaron a salir lágrimas. Alfred se recostó cuidadosamente sobre Arthur, secó sus lágrimas y comenzó a moverse lentamente en su interior, no sin antes tomarle de ambas manos y entrelazar sus dedos, ya que esto les daba confianza para poder hacerlo. Alfred comenzó con suaves embestidas, procurando no lastimar a Arthur, pero este comenzó a pedirle más, por lo que aumentó el ritmo de sus caderas, y luego de unos minutos, Arthur se hizo partícipe del vaivén, moviendo su trasero y caderas al ritmo de Alfred, para sentirlo aún más dentro y profundo.
-Ah… Arthur, eres t-tan estrecho- jadeaba Alfred mientras penetraba profundamente a Arthur, quien movía las caderas enterrándose en el miembro del americano.
-Ah…A-alfred…- gemía el de ojos verdes, con su cara completamente sonrojada y sus dedos sujetados a la mano del otro- siento qu-que ya…
-Ahwwmm…E-espera, y-yo… ya c-casi…- Ambos estaban a punto de alcanzar el clímax.
Alfred penetraba muy profundo, haciendo que Arthur fuese a acabar de una vez. La estrechez del inglés en aquella zona más profunda que apenas alcanzaba, provocó que el orgasmo fuese mayormente placentero, y con este correrse de una vez en el interior de Arthur, quien a su vez salpicaba aquel liquido blanco al sentir el tibio de Alfred correr en su interior, gritando muy fuerte el nombre de su amado.
Con un cuidado único, procurando no lastimar a Arthur, el americano descubrió las mantas para proteger del frio que comenzaba a sentirse a su querido Arthur, mientras este era cubierto por las mantas de su propia cama, y abrazado por Alfred, aunque este aún no se saliera del interior del cuerpo del británico. En realidad, ambos disfrutaban la compañía silenciosa del otro, quedándose dormidos ambos, fusionados, en aquella soleada pero fresca tarde de un jueves , jueves que daba inicio a un largo y, tal vez, prospero fin de semana largo.
¿Qué sucedería con ellos esos tres días que tendrían sin escuela?
¿Que tal? ¿Merece algún review? ¿Tienen algún pedido? ¿Alguna sugerencia? ¿Imglateda no me hama? ¿Reclamos? ¿Felicitaciónes? ¿Pastaaa~?
Bueno, ya que no por que no creen que soy caguai, me despido por ahora, que estén bien, cuídense... Nos olemos luego n.n
