Alumnos dorados
Día 2 del mes de Athena. Quedan 28. ¿Podre lograrlo? ¿Averiguaran quién es mi nuevo asistente ahora que despedí a Hermes por tomarse vacaciones sin permiso?
Una pista. No es Kiki y no es un Olímpico.
Disclamer: Saint Seiya no me pertenece. Es de ese ser maravilloso llamado Kurumada. Kyros, Saskia y Akir si son míos.
Alumnos dorados
Escorpio
―Señor Patriarca, ¿Cuántos años tiene?
Shion respiró profundo e ignoró al niño a su lado. Llevaba tres horas esperando a que Milo se dignara a aparecer para llevarse al pequeño monstruo preguntón.
―Yo tengo seis ―el niño le mostró seis dedos al mayor para que el otro entendiera bien cuantos años tenía. Por alguna razón parecía que los adultos no entendían bien las palabras solas.
¿Sería porque estaban viejos?
―Señor Patriarca…
Shion levantó la cabeza de golpe, había sentido un cosmos. La puerta se abrió y entró un guardia.
―El Señor Milo dice que le tomará un par de horas más el llegar aquí ―. El guardia hizo una reverencia y se marchó.
Los hombros de Shion cayeron y volvió a encorvarse en su trono.
―Señor Patriarca ¿dónde duerme Athena?
―Atrás.
―Señor Patriarca ¿puedo ver? ―. Antes de que Shion pudiera detenerlo, el niño había desaparecido detrás del cortinado que separa los aposentos de Athena.
El lemuriano se levantó a toda velocidad y siguió al pequeño monstruo antes de que destruyera algo.
«Athena, no lo permitas»
―Señor Patriarca ―. La vocecita del menor ya comenzaba a sacarlo de sus casillas.
―¿Patriarca? ―llamó alguien desde el salón del trono, y Shion sujetó al niño bajo el brazo –justo salvando una valiosa estatua de la Diosa Nike- y regresó al salón para ver a Milo mirando para todos lados.
―Milo.
―Excelencia ―. El caballero se arrodilló frente a él y esperó las órdenes de su superior.
―Este niño es…
―Señor ―llamó el pequeño. Estaba parado delante de Milo, con las manos en su espalda y balanceándose sobre sus pies. Tenía una sonrisa de oreja a oreja y un brillo pícaro en sus ojos verdes.
―Si pequeño.
Shion sonrió. Milo no tenía idea de lo que esas palabras desencadenarían.
―¿Cuántos años tiene? Yo tengo seis.
―Veinte.
―¿Por qué su armadura es dorada?
―Porque soy un caballero dorado.
―¿Por qué tiene el cabello largo?
―Porque me gusta.
―¿Es una niña?
―No
―¿Cómo se llama?
―Milo
―Yo soy Kyros.
―¿Te gustaría un dulce, Kyros?
―¡Yay!
El niño saltó a los brazos del caballero que hizo una reverencia y salió del lugar. La máquina de hacer preguntas rezumando felicidad al encontrar un adulto que le contestara todas sus dudas.
Shion no entendía. Milo contestaba cada pregunta con una sonrisa y sin rastro alguno de molestia. Entonces lo recordó.
Dieciséis años atrás
Un pequeño de cabellos azules y ojos celestes miraba al patriarca.
―Señor Patriarca ¿Cuántos años tiene? Yo tengo 4.
―Señor Patriarca ¿por qué lleva máscara?
―Señor Patriarca
Shion sacudió la cabeza para quitarse el eco de la voz de Milo. ¿Serían todos los escorpios iguales o sólo eran los niños?
Acuario
Un par de días después de que Shion había logrado quitarse al niño preguntón de encima llegó al santuario una niña.
Shion la miraba mientras ella leía un libro de cuentos en alemán. Lo único que se oía era el pasar de las hojas y el ocasional murmullo que salía de los labios de la niña cuando leía una parte complicada.
El lemuriano sonrió. Esa niña seguro y no causaba problemas. Solo esperaba que Camus no fuera a arruinar a la menor del mismo modo que arruinó a sus otros alumnos. Esos dos sí que tenían problemas.
―Patriarca ―. Camus de Acuario se inclinó frente a mayor miembro de la Elite de Athena y esperó.
La niña ni se molestó en levantar los ojos de su lectura.
―Camus, ella es Saskia ―dijo Shion señalando a la niña ―. De ahora en adelante ella es tu alumna.
El francés asintió con la cabeza y se acercó a la niña. Se agachó hasta estar a su altura y miró el libro que estaba leyendo.
―¿Te gusta leer? ―preguntó.
La niña asintió con la cabeza sin despegar los ojos del texto.
―Yo tengo una biblioteca muy grande. ¿Vienes? ― Camus se levantó y le tendió una mano a la niña.
Saskia marcó la página con un pedacito de papel y cerró el libro con cuidado. Con algo de trabajo sostuvo el libro bajo el brazo izquierdo y tomó la mano de su maestro con su brazo derecho.
Shion parpadeó un par de veces sin quitar la vista de los acuarianos. ¿Desde cuándo Camus era bueno con los niños?
«¿Le habrá afectado la muerte?»
En Acuario
Camus vio como los ojos marrones de su nueva alumna casi se salían de sus cuencas al ver la biblioteca. Suponía que para una niña de la edad de Saskia lucía mucho más impresionante que para él.
―¿Puedo leer cualquiera? ―preguntó.
―Siempre que sea adecuado para tu edad.
―La edad no tiene nada que ver con la madurez mental ―dijo ella.
Camus levantó una ceja. ¿Sería que por fin tenía un alumno con el que podría relacionarse?
―Maestro ―. La niña sujetó su mano y lo acercó hasta un estante. ―¿Me alcanza ese libro, por favor?
―Está en francés.
―Puedo aprender.
Camus le dedicó una pequeña sonrisa.
«Creo que encontré a la alumna perfecta»
―Maestro ¿cómo se lee esto?
Camus tomó a la niña en brazos y la sentó en su regazo con el libro frente a ellos.
―Eso se lee…
Virgo
Shion observaba al niño a su lado con una gotita en la cabeza. Esperaba que no se convirtiera en otro Shaka. Ya tenían suficiente con un budista obsesionado.
El niño de cinco años permanecía sentado en posición de loto, con los ojos cerrados y respirando tranquilamente. Si no fuera porque estaba murmurando rezos, el lemuriano lo habría creído dormido.
«Parece que los molestos son solo los escorpios»
―No quiero ―. Se escuchó una voz desde el otro lado de la gran puerta. ―Me reúso. No es digno de la encarnación de Buda el ser niñero.
«Creo que hablé muy pronto»
―Ya, no seas caprichoso, Shaka.
―Deja de empujarme, Aioria. Estaba en medio de una meditación muy importante.
―Estabas durmiendo la siesta, barbie.
En ese momento entraron tres caballeros por la puerta. Shaka, siendo arrastrado por Aioria y Máscara de la Muerte.
―No estaba hablando contigo, Máscara.
―No es para tanto.
―Eso lo dices tú, Aioria. Tú no eres el que tendrá a un mocoso mal educado interrumpiendo tus meditaciones.
―No está bien juzgar a las personas sin conocerlas ―dijo el niño de cabellos castaños desde su lugar al lado del patriarca.
Eso detuvo todas las discusiones.
Shaka se acercó al menor con pasos lentos, casi temiendo que el niño empezara a hacer mucho ruido. Pero el castaño permaneció en posición de loto.
―Akir viene de un templo budista en la India, Shaka.
―Quiere robarse mi lugar.
―Shaka.
―No te dejaré. Es MI lugar. Yo me lo gané.
«La muerte los afectó más de lo que creía»
―Shaka es suficiente. Este comportamiento es algo que esperaría de Máscara, no de ti.
―¡Oiga!
―Buda dice que no es correcto aferrarse a cosas materiales ―dijo el niño.
―Pues dile a Buda que…
―Shaka, ya deja de pelear. Es un niño ―dijo Aioria. ―Máscara llévate a Shaka.
―Con gusto ―. El italiano sujetó al rubio de un brazo y lo arrastró fuera del lugar.
El niño se levantó de su posición y camino tranquilo al lado de Aioria.
―Mi maestro necesita arreglar sus chakras.
Aioria solo sonrió. Estaba tan acostumbrado a que le hablaran de Chakras y vaya a saber qué otras cosas. Ser vecino de Shaka tenía ventajas, era un ejercicio para desarrollar la paciencia.
En Virgo
Shaka meditaba. Akir meditaba. Shaka abría un ojo para ver a su alumno. El niño permanecía sumido en su meditación.
Shaka volvía a cerrar los ojos. Unos segundos después volvía a abrir uno para controlar a su alumno.
―Maestro, Buda dice que deje de distraerse y se concentre en la meditación.
Shaka cerró los ojos. Un par de minutos después ya no podía soportarlo y volvía a abrir uno para controlar a su alumno.
―Lo intente, Buda ―dijo el niño con un suspiro resignado.
Gracias por leer…
Esta es la primera entrega de cuando los alumnos de los dorados conocieron a sus maestros por primera vez.
Antes de que me digan algo, las actitudes tan OC de algunos caballeros se explican por "la muerte los afectó demasiado" como dice Shion.
La parte dos tiene a Géminis y Capricornio. Y la subiré tan pronto la tenga.
