Primer intento, error, segundo intento, error, tercer intento, entra en la desesperación, lo ha hecho un millón de veces pero esta ves es diferente no logra coordinar su cuerpo con su mente, su corazón hace rato dejo de latir lo suficientemente rápido para emocionarle lo que hacía, su pasión ya no estaba allí, se miraba en todos los espejos que la rodeaban no lograba descubrir lo que estaba mal, del desespero y la rabia pasa a la depresión y al llanto por que no logra hacer ese paso que ha ensayado una y otra ves y lograba con tanta precisión, no quería aceptarlo pero en el fondo sabía la razón después de ese día en el que no tenía a quien admirar con sus movimientos y luchar por un aplauso y una sonrisa de esa persona ya nada tenía ningún significado.
Era un día frío, pero eso no impedía que se levantar apenas sonaba la alarma que le indicaba que su primer día en la academia de baile comenzaba, siempre había su deseo ingresar allí, la escuela de danza más famosa del país era la persona más feliz del mundo, estaba logrando su sueño y nada ni nadie podría arrebatarle esa sensación que tenía de estar donde siempre había querido estar, esa mezcla de ansiedad, nerviosismo y alegría; se duchó se preparó un desayuno ligero pensó que era lo mejor no quiera que en su primer día de ensayo no pudiera terminarlo por culpa de un dolor estomacal o algo parecido, vació café en un termo y agua en otro los metió en su bolso junto a algunas pertenencias más, se miró al espejo una última ves antes de abandonar su apartamento, sonrió y finalmente salió.
Miró su reloj antes de ingresar al edificio, no quería parecer muy novata para ser la primera en llegar, pero tampoco llegar tarde y parecer irresponsable después de todo según ella la primera impresión siempre te permite conocer a la persona tal cual es; 6:05am consideró que era buena hora para entrar buscó el ascensor presionó el botón que la llevaría al décimo piso, y veía con ansiedad como cada número antes que el de su destino se encendía indicándole que cada ves estaba más cerca de lo que creía era lo único y lo más importante en su vida: Bailar.
Flashback
-¡papá, papá, papi!- Dime Rachel, que sucede- ¿papá por qué esas personas se mueven tan gracioso, que les sucede?- Pregunta la niña con un brillo de curiosidad en sus ojos color café claro –Mi amor no se mueven gracioso solo se dejan llevar por el ritmo de la música, es lo que se llama baile improvisado o baile callejero- ¿Y porque bailan?- Pues muchas personas bailan por que es lo que los apasiona, otras solo por diversión y otras por dinero- ¿Papá tu porque bailas?- ¿Yo?...yo bailaba por diversión con tu papá pero desde que se fue a cuidarnos desde el cielo ...yo...-Una lágrima asomaba en sus ojos, recordaba todos aquellos momentos que había vivido con Hiram antes de que Rachel naciera estaba sumergida en sus pensamientos hasta que la niña al notar a su padre distraído comienza a tirar de su pantalón, el hombre solo la mira, la alza en sus brazos mira su rostro cada detalle le recordaba a su esposo, el lunar que tenía en la mejilla las cejas, la nariz y ese cabello castaño, el único rasgo que había sacado de el era el color de ojos y esa sonrisa que reflejaba dulzura y picardía a la ves.
Desde aquella tarde cuando Rachel vio a aquellos bailarines en la plaza central del pueblo, se dio cuenta que esto era lo que quería no estar en cualquier parque de cualquier lado del mundo y bailar por recoger limosna, sino ser de las mejores, ser reconocida por ello, por su talento y bailar junto a los mas grandes artistas del mundo.
Fin Flash Back
El sonido de que el ascensor a llegado a su destino la saca de sus pensamientos, recordar como había comenzado todo hace que una sonrisa ilumine su rostro, solo una voz irrumpe su tranquilidad –El que se ríe solo, de sus picardías se acuerda- Rachel se gira con nerviosismo para ver de donde o más bien de quien provenía aquella frase, se sorprende al ver que no está sola en el ascensor y solo trata de recordar en que momento aquella mujer de cabello rubio y ojos color avellana penetrantes subió al ascensor- Hola, soy Quinn- una ves más en menos de un minuto esta mujer logra sacarla de sus pensamientos- Ah... hola...soy..soy...Rachel- ¿Vienes a la Academia de baile, o estabas tan elevada en tú mundo que te pasaste de piso?- ¿Qué? No si vengo para este piso es solo que yo...¿y a ti que si me pase de piso y que si estaba en otro mundo?- Decide ponerse a la defensiva no quería sentirse intimidada por nadie ni que le criticara ni impusiera nada y mucho menos una desconocida, no había caído en cuenta aún que ella sería compañera suya y que no había sido buena idea haber respondido como lo había hecho.-Wow discúlpame no fue mi intensión parecer entrometida solo que no pensé...y a fin de cuenta por que me disculpo contigo solo trataba de ser cortés, sabes que, si vienes para acá mejor entremos de una ves que este ascensor lo deben estar esperando y no sabemos si el profesor ya llegó... aunque bien puedes quedarte aquí afuera, como nada se le puede decir a la señorita- Quinn solo siguió su camino hacia la entrada del salón principal, dejando a Rachel atrás.
Cuando perdió de vista a Quinn, Rachel siguió su mismo camino hasta llegar a un enorme cuarto sus ojos parecían incrédulos y al mismo tiempo maravillados, solo con ver aquel lugar, el piso de madera brillante en el que pensó que se veía tan limpio que tal ves podría comer directamente de allí, las paredes blancas como la cal, una zona de calentamiento, lockers para guardar las pertenencias de cada uno de lo asistentes y tres paredes cubiertas completamente de espejos una ventana abierta en la mitad de una de ellas y en el único muro que no habían espejos se encontraban diverso cuadros con fotos de promociones anteriores, de profesores y uno que otro evento especial, además de la entrada al salón en la cual desde hacía aproximadamente un minuto estaba parada –Otra ves divagando, concéntrate de una buena ves- se decía para sí misma; vio a sus compañeros, aunque no sabía si acercarse era buena idea, ellos estaban reunidos riendo y charlando se veía que se conocían antes y no quería interrumpir y sentirse incómoda o que la miraran como la nueva y la rechazaran.
-¡Buenos días! mis estrellas- Se escuchó una voz masculina –Espero que hayan desayunado bien hoy por que no los dejaré descansar hasta que uno de ustedes se desmaye- Todos se miraban confundidos- Es broma, tranquilos muchachos, pero si trabajaremos bastante hoy, pero díganme hay algún personaje nuevo en este salón o puedo ahorrarme mi presentación- No se necesitaba ser adivino para saber sobre quien estaban todas las miradas, no sabía si levantar la mano y mostrar lo que ya era obvio o esperar a ver que sucedía, tomó fuerzas suspiro y levantó su brazo derecho –Muy bien así que si tenemos sangre nueva, permíteme presentarme- Se acercó a la morena tomó su mano y se agachó en señal de reverencia –Soy William Shuester pero me puedes decir Will y seré tu tutor, instructor y además dirijo el número musical que se monta cada año en esta academia, ahora bien cual es tú nombre princesa- No pudo evitar sonrojarse –Yo..yo...mi nombre es Rachel Berry- OK señorita Berry si llego a esta escuela es por algo, ya que aquí no se acepta a cualquier bailarín de quinta ni si quiera de segunda- Rachel rezaba para que todo acabara allí y no sucediera lo que tanto temía –que tal si nos da una breve demostración de su increíble talento- Y ahí estaba deseando que la tierra se la tragara, sabía que no podía negarse así que solo tomó su IPod, lo conectó al equipo de sonido que estaba en una esquina, escogió la canción y dio Play.
