...

- Te culpo a ti personalmente por todo esto -suelta la irken de ojos purpura, alzando en alto las garras en un gesto de exasperación.

- ¿A mi? Pero si tu fuiste la que-... agh! ¡Olvidalo! -exclama el joven membrana, rodando los ojos y sentándose encima del montón de escombros que era el suelo. Escombros, estaban completamente rodeados, atrapados entre metales retorcidos, cables chispeantes y tuberías que aun soltaban liquido refrigerante, formando charcos de un tono purpura aquí y allá.

Su claustro de chatarra se retorcía a cada tanto con un pequeño temblor, amenazando por aplastarles de un momento a otro. Pero otra cosa tenia ocupada la mente del joven Membrana: Zim estaba allí afuera, sin que nadie mas pudiera detenerle, haciendo-... haciendo lo que fuera que estuviera haciendo. Eso no importaba, de algún modo u otro encontraría la forma de terminar por cargarse al universo. Casi parecía un don de su parte.

Dib se miro a si mismo; se hallaba lleno de moretones y cortadas, le dolía mucho una pierna y estaba casi seguro que tenia alguna costilla rota. Si tan solo-...

Tak golpea bruscamente su cabeza contra lo que alguna vez fue la pared de algún crucero voot, tocando el símbolo irken estampado en este y arañando el metal con la mano desnuda. Se encontraba igual que el, con la ropa hecha pedazos, dejando a la vista pedazos de su maltratada piel, llena de cortes y cardenales.

Ella cerro los ojos, conteniendo la rabia que embargaba su razón, y pronto encuentra un escape para esta al escuchar como el humano se recostaba sobre la chatarra. Se da la vuelta, atravesando el corto trecho que los separaba y levantándolo del cuello de la camisa, gritándole en plena cara.

- ¿Para que viniste? ¿Para arruinarlo todo? ¿Es eso? Todo iba muy bien hasta que apareciste. ¡Todo!

- ¡No me eches la culpa a mi! Para empezar-... bah! ¿Sabes? ¡Ni siquiera tiene caso! Estamos aquí, atrapados, la realidad misma se hace añicos allí afuera, y lo peor de todo: Gaz va a matarme, cuando se entere de que fui parte de esto.

- ¡Solo-... ! Solo cierra la boca, mugriento hominido seudopensante -Tak lo suelta, dejándole caer y haciéndole mas daño, dándose la vuelta y renqueando de nuevo hasta uno de los muros de su ultima prisión, mirándola por unos momentos antes de soltar contra el metal un puñetazo de entera frustración.

Dib se talla adolorido la cabeza, mascullando algo antes de mirar como ella se quedaba allí, en silencio y abatida. Solo entonces se percata de que el pak de ella estaba roto, dejando expuestos cables y circuitos desgajados que quedaban colgando detrás de su espalda.

Y los ojos del chico se fueron abriendo mas y mas de la impresión, observando como ella desgarra aun mas el traje para dejar al descubierto la espalda. Ni por un momento pareció conocer la palabra "pudor" cuando los jirones de tela terminaron al suelo, dejando al descubierto su torso, del cual Dib solo tenia una vista posterior.

- T-t-t... Tak ¿Que haces?

- Nada que te incumba -gruñe ella, preparándose para quitarse la mochila pak, que logra quitarse no sin cierto esfuerzo. Dib parpadea sin saber que pensar, mirando como ella examina el abollado aparato, metiendo las garras dentro de una grieta y abriéndola mas, arrancando de cuajo el manojo de cables sueltos

No se percata de como el humano se esforzaba por mirar hacia otro lado, limitándose a ignorarle por completo mientras hurga dentro del maltratado ingenio, tardando un rato en encontrar lo que buscaba, forcejeando antes de lograr sacar de ella una herramienta irken. Algo como un destornillador con muchas puntas, con el que comienza a reparar su pak.

Pasan los minutos en un incomodo silencio, mientras el mira con cierta fascinación como ella reparaba ese pedazo de tecnología alienígena, soportando la tentación de acercarse mas o peor aun, preguntar. Al cabo de poco mas de diez minutos, ella deja a un lado la herramienta, colocándose de nuevo el pak en la espalda. Pero justo cuando el pak se unía a los nodos de su espalda se escucha un sonido extraño y estridente, y ella gruñe de dolor.

- Oye ¿Estas bien?

- Que te calles, o me obligaras a callarte.

- ¡Hey! Solo intento ser amable. Porque no te ves muy-...

- ¡¿Muy bien?! No necesito que me lo digas -grita mientras se arranca de nuevo el pak, palpándose dolida uno de los dos discos metálicos injertados en su espina, intentando mirarlo por sobre el hombro.

Dib mastica con vehemencia su labio inferior, dudando por un instante antes de ponerse en pie y acercarse, deteniéndose al escuchar el "te acercas mas y te arranco las piernas" que suelta ella.

- M-mira Tak. Por mucho que me odies, deja que te eche la mano. Después de todo... -se detuvo, agachando la cabeza al escuchar otro derrumbe cercano, sintiendo como el lugar entero se sacudía- D-después de todo, tu mochila podría ser nuestro mejor boleto de escape. Si caváramos un túnel con un láser-...

- No hay forma de reparar mi mochila. -le interrumpe, mirándolo de reojo- El núcleo de energía esta dañado y se descargara en una hora. Y cuando eso ocurra, bastaran diez minutos para que muera.

A Dib se le seco la boca, mirándola pasmado, intentando articular palabra y solo logrando balbucear algo que ella interrumpe con sequedad. "No necesito tu compasión"

- En-en-... entonces ¿que intentabas hacer hace un momento?

- Desconectarme. Prefiero morir fuera de linea que escuchar tus gimoteos y sentir como mi sistema se-AGH! -la irken se encoge sobre si misma, sujetándose con fuerza los brazos -Solo quería... evitarme el dolor -termina con un hilo de voz, y sobresaltándose al sentir como él apoya su mano sobre su hombro.

- Deja que te ayude.

Un derrumbe llena su cripta de escombros con polvo y crujidos de metal; los ecos de un planeta metálico y moribundo que se hacia añicos a su alrededor, hundiéndose sobre si mismo. Casi pudo imaginarse los restos de la flota, chocando y retorciéndose allí afuera mientras eran arrastrados junto con el planeta.

Dib se cubrió el rostro de la chatarra que les caía encima, cerrando los ojos en espera de una muerte que nunca llega. El techo dejó de ceder, y el estruendo se detuvo.

Tosió, tallándose los ojos y volviéndose hacia donde recordaba, estaba la irken.

Y parpadea, sorprendido. Ni siquiera se había movido, y seguía mirándole con aquella extraña expresión , aquel raro gesto de desconcierto.

- Ehm ¿Tak?

- ¿A morir?

- ¿Eh?

- ¿Ayudarme a morir? -repite ella, casi escupiendo las palabras, como si el derrumbe de hace un momento no significara nada- ¡¿Ayudarme a morir?! OLVIDALO. -estalla histérica- "SE" morir perfectamente sola.

El joven membrana se hecho hacia atrás, balbuceando incoherencias en su sorpresa- ¿q-que? Y-yo... ¡Nn-no me refería a eso! ¡Por venus! ¿Ayudarte a morir? Lo haces sonar tan grotesco y enfermo.

- ¿Y como quieres que suene? Cualquier enemigo de irk estaría mas que complacido con ver como una vida irken que se extingue entre tus garras.

- ¡Eso no es lo que tenia en mente!

- ¿Entonces qué? ¿Que es lo que pretendes? ¿Abrirme en canal una vez que este muerta? Te conozco. Conozco tu perversa fascinación por las autopsias. En cuanto de mi ultimo aliento, tu-...

- ¡Tu no eres Zim!

Dib se queda congelado ante su palabras, y el silencio se impune de nuevo entre los dos. Ella, mirándole con fijeza, y el, apartando la mirada avergonzado. Fue ella quien rompió primero aquel silencio.

- Así que, ver su vida escurriéndose entre tus dedos sin filo ¿eso te habría complacido? -mira como este se niega a responder, sonrojándose aun mas. Ella simplemente sacude lentamente la cabeza en reproche, embozando una tenue sonrisa- Que ridículo eres.

- Te estas muriendo, maldita sea. Solo Intentaba-... darte algo de apoyo. Por mercurio, no necesitas restregarme en la cara mi obsesión con ese idiota. -masculla él, intentando en todo lo posible no verla a los ojos.

- No soy yo quien lo dijo. Ni tampoco la indicada, para decirlo -Ella rueda los ojos, mascullando algo que no logra entender, sentándose de nuevo sobre el montón de escombros y cruzándose de brazos. Y con una curiosa mezcla de apatía y recelo, suelta un tajante "¿Y bien?"

- ¿Y bien qué?

- Puedes comenzar por quitar el nodo de conexión dañado.

El joven membrana tarda varios segundos en comprender, y aun mas en acercarse, mirando con aprehensión la espalda de la chica, con los nodos de metal clavados justo en-...

- ¿Que haces?

El tartamudeó un "Nada", apartando con la mano extrañas ideas que intentaban colarse en su mente, mirando las dos piezas injertadas en la espina de la irken, los nodos de conexión. Eran algo mas grande que una galleta y reflejaban un brillo aceitoso. Una de ellas, la de abajo, dejaba escapar por los bordes un liquido viscoso y anaranjado. El fluido escurría lentamente, siguiendo la linea de la espalda y bajando para perderse mas allá de esta. Dib traga grueso, apartando la vista de aquella linea que se insinuaba debajo del traje destrozado. - ¿Que debo hacer?

- Tienes que arrancar el segundo nodo, el de abajo. Ten, usa el arranca-y-desgarra-nometro- dice, tendiéndole la herramienta que había estado usando.

- ¡¿El qué?!

- Hazlo como quieras, antes de que me arrepiente -suelta con desdén, encogiéndose de hombros y tirando la herramienta por sobre el hombro, que pasa rosando el rostro del chico y cae tras de él, entre la chatarra.

Dib titubea mientras observa la herramienta, llevándose una mano al bolsillo y sacando de este un estuche pequeño y alargado; su "escalpelo de emergencia".

¨Vaya¨ piensa para si, observando el filo plateado. Desde hacia años que lo traía consigo, reservándolo para el momento en que abriera a Zim en canal... su mente formo aquella deliciosa imagen, imaginando a su nemesis sobre de una fría mesa metálica, desnudo y con un largo y limpio corte desde la garganta hasta la ingle, dejando a la vista las-...

Sacude la cabeza, turbado ante aquella visión, y La irken bufa impaciente, comenzando a decir que lo haría ella misma.

- Es-... ¡Espera! -grita él, en un tono mas alto de lo que habría deseado, logrando sobresaltar a Tak, quien atina a preguntar en que baboseaba.

- ¡En nada! -grita de nuevo, tragando grueso mientras luchaba por abrir el estuche con los dedos engarrotados. Se detiene, cerrando con fuerza los ojos... respira hondo, y aparta todas aquellas ideas de su mente.

Deja el estuche abierto a un lado, mirando como el liquido rezumaba del nodo dañado. Por un momento le pareció sangre, pero no. La sangre irken no era anaranjada. Mira de nuevo el viscoso liquido; tendría que limpiarlo... Y se miro la camiseta sucia, dejando escapar un suspiro de resignación. Titubea solo un par de segundos antes de encogerse de hombros, quitándose la chaqueta y la camisa, sucias a mas no poder, y dejando a la vista una polera blanca moderadamente limpia, con la que comienza a-...

- ¿Que haces?

- Quedate quieta.

Tak frunció los labios, incapaz de ver la labor del chico. Y eso comenzó a inquietarla. Estaba por arrepentirse, cuando un dolor punzante la hizo saltar- ¡Agh! ¿Pero que haces?

- Quieta. Lo creas o no, se lo que hago. Aprendí lo básico de fisiología irken, de sus implantes de la computadora de Zim. Entre sus archivos... con excepción todo lo referente a sus packs. Me he preguntado mas de una vez si Zim borro los archivos a propósito, o tal vez GIR. No seria la primera vez que juega al tetris con el núcleo central de información de la base.

Tak le miro de reojo- Los núcleos de información irken no contienen ningún videojuego

- Eso dicelo al pequeño robot.

Ella sonrió con un deje de desprecio, alzando la vista al techo- Ese idiota y su robot defectuoso. ¿Como es que logro esto?

El siguió su mirada, quedándose en silencio por un momento antes de bajar la vista y continuar. -Suerte. Es el idiota con mas suerte en toda la creación. Estuve a punto de detenerlo ¿Sabes?

- Claro. Como si fueras capaz de detener un Bioreactor irken en fase critica por ti mismo. No es como si tuviera un enorme botón de ON/OFF ¿sabes?

- Recuerdo haber detenido cierto plan con un botón de esos.

- ¿Que has dicho?

- N-nada. Están por pasar 10 minutos ¿no deberías ponerte el pack?

- No sabes nada de como funciona un pack ¿cierto?

El chico carraspeó, frunciendo el cejo al detectar cierta burla en sus palabras. -Ehh, bueno. Como te dije, yo-...

- Comunicación por ondas de alta frecuencia, ignorante.

- Ah, ya. Como un celular.

- ¿Un qué?

- Olvidalo. Estoy por acabar. Así queee... mientras lo tengas cerca?

- Estaré bien.

Dib se detuvo, advirtiéndole que iba a dolerle, y escuchando la burla de ella ante su advertencia. El chico se limita a suspirar, tomo entre sus dedos el implante que había estado soltando, y dando un ultimo tirón.

El implante brota sin esfuerzo con un ruido asqueroso, salpicando al chico de fluido y sangre. Pero eso no le preocupo en absoluto. Fue el verla estremecerse, con la espalda arqueada hacia atrás y con la boca abierta, con un grito atorado en su garganta.

Lo tomo desprevenido, asustándose ante su reacción. Se paro de un salto, tomándola de los hombros y obligándola a girarse- ¡Tak! -la sacudió- ¡Tak! -y se le desplomo encima. Su cabeza cayo sobre su hombro, trastabillando para evitar caer al sentir su peso. Y sin saber como, o porque, la abrazo con fuerza.

...

Se encontraba con el corazón a mil, empapado en sudor y completamente sonrojado. Lo había estado así, completamente paralizado por los últimos siete minutos, mientras aquella sustancia naranja y viscosa les empapaba a ambos.

Estaba-... estaba... ¡Aterrado!

Podía sentir su peso encima suyo, su tenue respiración contra su nuca ¡su aliento incluso! cuando ella soltaba algún quejido de dolor en su inconsciencia, arrancándole al chico un escalofrió.

Pero no se atrevía a moverse. Su cabeza se encontraba en blanco, mirando de un lado a otro, al techo, a las paredes, como si esperara que de la nada apareciera un letrero que mágicamente le dijera que hacer. Este nunca aprecio, claramente, y con las manos pálidas hizo un esfuerzo por quitarse a la irken moribunda de encima. Su torpeza solo logra hacer que ella se dé de bruces contra el suelo de chatarra, y el joven Membrana se lleva la mano a la frente empapada en sudor frío, mirándola a ella y a su alrededor, de forma alternada.

Una gran viga atraviesa el techo y se estrella en el suelo justo detrás de su espalda, desbaratando el suelo y hundiendo el lugar. La chatarra pierde estabilidad, conforme va precipitándose en el agujero creado por la viga, y como si fueran arenas movedizas, comienzan a arrastrarles a ambos. Solo entonces el chico reacciona, golpeándose un par de veces el cráneo con un puño antes de sujetarse al primer cable suelto que cae en sus manos. Esa tardía reacción le cuesta caro: solo entonces se da cuenta que la irken había desaparecido, seguramente absorbida por aquella vorágine de metales retorcidos.

Aprieta las mandíbulas con fuerza, dudando con todas sus fuerzas antes de soltarse del cable y dejarse arrastrar por la chatarra. No le quedaba ya nada que perder, y lo ultimo que deseaba, era morir solo.

Puede sentir como la basura se hincaba contra sus costados, y pronto sintió como un escollo afilado le atraviesa una pierna, eso en los escasos cinco segundos que le toma llegar hasta el borde del agujero. Justo antes de caer por este, se abraza a la viga que lo había causado todo, aferrándose lo mejor que pudo para ver el abismo que se abría debajo.

Entonces la vio.

Estaba tendida boca abajo, aun inconsciente en un reborde que sobresalía del muro de aquel pozo, que tarda en reconocer como la parte posterior de un Ring Cutter, uno de los tantos despojos de la otrora armada irken, que sin duda se había precipitando al planeta Irk y ahora-... sacude la cabeza, alejando su mente racional y olvidándose de pensar en como aquella nave había llegado hasta las entrañas del planeta. Era una nave irken, una muy resistente. No lo suficiente para escapar de ese infierno, eso seguro, pero la usaría para no ser aplastado por el planeta mismo. Con suerte, podría ver con sus propios ojos el vórtice de ruptura que se tragaba a Irk.

Sujeta con fuerza el afilado trozo de-... de plástico irken, que se había clavado a su pierna y tira de él. Gruñe de dolor al segundo intento, y al tercero se desprende de su carne. Lo observa por un instante, cubierto de su sangre, conteniendo la presión de nauseas en la boca de su estomago antes de empuñarlo como un cuchillo, comenzando a trepar la gran viga en dirección a un núcleo de energía que chisporreaba y amenazaba por estallar, incrustado en el techo de lo que quedaba de su pequeño y claustrofóbico refugio.

Se cuelga de uno de los cables que estaba conectado a este, y comienza a cortar. Mira por el filo del ojo como la nave se sacude, y como el cuerpo de la irken se desplaza sobre la turbina amenazando con caer. Aquel liquido que había rezumado de su espalda la estaba haciendo resbalar...

...

*Los oficiales de comunicaciones irken son los mas altos de su raza después de, bueno, los Mas Altos.