Descargo de Responsabilidad: Victorious no me pertenece, ni cualquier otro personaje de la tv...

CAMBIOS INESPERADOS

Y ahí estaba ella, oculta tras unos lockers escuchándolos discutir otra vez. Observaba con ahínco las facciones de Jade, delicadas, finas y pinceladas impecablemente, para ella, Jade es el ser más perfecto de la creación, desde su cabello hasta la uña del pie. Sonrió al escuchar sus reflexiones, apenas hace un par de meses había reconocido lo enormemente enamorada que estaba de la gótica. Semanas atrás se negaba a aceptar que "algo" le sucedía con aquella pelinegra, solo buscaba justificar sus acciones - verla, estar cerca de ella masoquistamente, y protegerla - en nombre de la "amistad – enemistad" que tenían ambas. Hasta que hace dos meses cuando fueron a la playa, reconoció que no veía a Jade como su amiga sino como una mujer en todo su esplendor, una mujer a la que anhelaba tener, amar, y poseer. Sacudió su cabeza por los pensamientos que la abordaban, éstos provocaban un calor sofocante en su interior que finalizaba físicamente en su anatomía, que cada vez al mínimo pensamiento de Jade, se levanta con todo.

Ese era otro asunto también, nació "rara" para los desconocidos, nació "especial" para sus padres, nació con "bono" habían dicho sus amigos. La navidad pasada les explicó su diferencia para con el sexo femenino. Beck lo tomó justo como es él, relajado. Robbie no podía gesticular palabra alguna, pero terminó aceptándola amablemente. Cat era la más emocionada, lo primero que dijo fue que quería "conocerlo". André solo dijo que seguían siendo los mejores amigos. Jade, su reina de hielo, acotó que con o sin pene, continuaría molestándola. Recuerda ese momento como si fuese ayer, estaba tan nerviosa y con miedo de ser rechazada - como ya lo habían hecho años atrás cuando era una niña - la aceptación que la puso más feliz y tranquila fue la de Jade, sin saber que estaba enamorada de ella, deseaba que la pelinegra especialmente la acepte.

- Espiando Tori – la dulce voz de la pelirroja la hizo saltar.

Nerviosa por el miedo a ser descubierta, negó con la cabeza y la jaló camino a la clase de Sikowitz que tenían en esa hora.

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- El sombrero tomará la decisión de quién será su pareja – gritaba el loco de los cocos pasando el dichoso sombrero por cada alumno.

- Hermano, te tocó conmigo – decía André alegre a Beck recibiendo el pulgar arriba.

- Gatito, te...eres mi pareja – expresó tímidamente y un poco sonrojado Robbie.

- No quiero a Vega – replicó enojada la gótica, sabía que no odiaba a la morena, pero sencillamente no estaba de humor para tratar con la "dulce y sonriente Tori".

La menor de las Vega, resopló un poco herida, no entendía por qué el afán de Jade de casi siempre maltratarla – Siko...

- No hay cambios – interrumpió Erwin tomando su coco y saliendo por la ventana.

En visto de lo expresado por su profesor, a paso lento se acercó a la gótica que con un fuerte grito de "PIERDETE" se retiró del salón.

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La hora de almuerzo llegó, y el grupo más conocido de H.A ya estaba sentado en su mesa, a excepción de un estudiante.

- ¿Y Jade? – preguntó con disimulo la morena a Beck.

- Ella...en la mañana terminamos...creo que hoy no almuerza con nosotros – respondió bajoneado con la cabeza gacha el galán de la escuela. Él amaba a Jade, pero cada vez era más difícil tratar con sus groserías o celos. Regresó a ver a sus amigos que le transmitían su apoyo, bueno, casi todos, Tori tenía un particular brillo en los ojos ante la noticia, pero desechó la observación restregando su cara, estaba viendo alucinaciones.

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Salía del baño recién duchada, vistiendo simplemente un bra deportivo y sus boxers negros. Estaba sola en casa. Su hermana fue a ver el dinero de la escuela donde la tía Sonia. Su madre se encontraba visitando a su progenitor en el hospital.

David Vega llevaba seis meses en coma, la herida de una bala en su cabeza durante el asalto en un centro comercial, lo había dejado fuera de round. Los galenos extrajeron el proyectil logrando salvarle la vida, pero durante la operación el paro del corazón parecía que repercutió en su salud, pues conforme transcurrían los días no despertaba. El seguro y la ayuda en la policía cubrían las necesidades más básicas de la familia, su mamá también trabajaba durísimo para ayudar en el hogar. Trina y Tori propusieron buscar un trabajo de medio tiempo para ayudar con sus gastos de la escuela pero su tía Sonia les pidió no hacerlo ya que ganaba muy bien y estaba dentro de sus posibilidades tenderles una mano, solo tenían una condición, ser las mejores de la escuela.

Tori regresaba de la cocina con un vaso de limonada rosa, hacía calor y que mejor que calmar la sed con su bebida favorita. Al entrar en la habitación la presencia de la pelinegra casi la hace desmayar, no sabía cómo entró, pues por la puerta nunca entró – Jade, que susto – musitó con la mano desocupada en su pecho tratando de calmarse. Caminó al escritorio de la habitación y colocó el vaso allí.

Jade no sabía que le dio por ir a casa de la morena, solo sabía que su corazón dolía por la ruptura con Beck, y siempre Tori era quien la consolaba y la hacía sentirse mejor. No sintió cuando las lágrimas salían sin permiso de sus ojos nuevamente, ella se había ido de la escuela antes que los demás al no soportar las ganas de llorar y vean a la gran "Jade West" derrotada.

- Shhhh – susurraba con ternura Tori mientras le secaba con sus pulgares las hermosas y rosadas mejillas. Tan ensimismada estaba en serenarla que no cayó en cuenta de que estaba solo en ropa interior.

Detalló la mirada de añoranza, bondad, y algo extraño en los ojos chocolates y sin pensarlo dos veces se lanzó a sus labios.

Tori estupefacta por la acción de su compañera intentó apartarla, no por el desagrado del beso, sino por el estado vulnerable en el que se hallaba – Ja...de...detente – dijo con dificultada al separarse.

- Soy tan poco para ti...claro Jadelyn no vale nada, se la abandona, como mi padre y Beck ya lo hicieron – bramó fuertemente halándose los cabellos y pataleando desconsolada.

- Hey...shhh...yo...yo te amo Jade...nunca te dejaré – prometió impactada por el estado de la preciosa muchacha. Su corazón quemaba con tan solo ver lo rota que se proyectaba la pelinegra. Entendía por qué decían que si la persona que amas está mal, tú también lo estás. Con sumo cuidado le desenredó los pálidos dedos del cabello, y una vez hecho, la abrazó fuertemente sobando su espalda de arriba hacia abajo, acunando la cabeza en la cuenca de su cuello.

Jade sintió seguridad y protección en los delgados brazos, cariño en las palabras susurradas en su oído, y volvió a ver "eso extraño" en los ojos chocolates, al igual que como Beck la miraba a ella...solo pensar en él...dolía un mundo. Con ganas de olvidarse de él y no tenerlo en sus pensamientos se arrojó otra vez a los labios de Tori quien en esta ocasión respondió al instante.

Su cerebro gritaba que pare, que se detenga, que no haga algo de lo que después se arrepienta, pero su corazón, su cuerpo la animaban a proseguir. Con ternura y prosa recostó a Jade en su cama sin romper el mejor beso que en toda su vida había dado. Rozó sus labios inferiores con la lengua para que le permita la entrada y sonrió para sus adentros al tener acceso completo. A paso lento saboreó toda la cavidad bucal de Jade, era dulce como un manjar. Los labios eran los más suaves, delicados y exquisitos que alguna vez probó. Escuchó el suspiro liberado de pelinegra al descender sus besos por la mandíbula y níveo cuello, no aguantándose dio un mordisco en su punto de pulso ganándose la mejor de las melodías, un gemido de Jade pronunciando su nombre. Mientras continuaba con sus besos bajando a la apertura de la blusa, sus manos no quedaron quietas ya que se dieron la tarea de acariciar la suave piel debajo de la blusa. Con devoción sacó la molestosa prenda que tapaba la perfecta figura superior de la mujer en sus brazos. Sus besos empezaron a descender a los redondos y grandes pechos cubiertos por un brazier negro – rió por ello, con Jade casi todo era ese color – Retiró la prenda que se imponía entre su lengua y los blancos senos y como niño hambriento atacó a uno de ellos, entretanto la otra mano se encargaba de atender a su opuesto, dejaba pequeños mordiscos en cada pecho, con esmero chupaba los rosados pezones y en ocasiones los agarraba con los dientes otorgándose más jadeos y súplicas de la pelinegra para que continuara. Nunca se imaginó que escuchar a Jade excitada, llamándola entre gemidos la pongan tanto, su miembro estaba durísimo y parecía que haría reventar sus boxers. Reanudo la exploración del magnífico cuerpo recostado en sus sabanas, sus besos descendieron al trabajado abdomen de Jade pero sus manos se mantenían masajeando a sus dos cosas favoritas, solo las quitó de su actividad para desabrochar los pantalones ajustados que ocultaban las torneadas piernas, conseguido su objetivo los mandó a volar a algún lado de la habitación y con muchas ganas acarició los muslos blanquinosos expuestos. Se bajó de la cama para quitar las botas y medias que Jade cargaba, comenzó a ascender con sus caricias y besos por cada pierna hasta que se encontró con la cara interna de los muslos que se contrajeron al sentir la cercanía del contacto por su centro. Jade continuaba gimiendo cada vez más audible, para la suerte de ambas, no había nadie en casa. Se tensó al sentir el aliento caliente de Tori golpear su centro que aún tenía la única prenda que se oponía a que esté totalmente desnuda. Tori inhaló el olor agradable y fuerte que emanaba de la zona íntima y sin esperar un segundo más quitó el panty descubriendo el más hermoso tesoro que en sueños e imaginación anhelaba. Sin desperdiciar el momento besó la zona intima depilada de Jade, llenó de tiernos besos los labiós hinchados y bebía los fluidos que salían, ya se declaraba adicta a los mismos. Encontró su clítoris y sin darle tiempo a nada succionó el pedacito de carne endurecido.

- Tooori – jadeó la pelinegra colocando la mano en la cabeza castaña para que profundice.

La media latina miraba con deseo y lujuria a Jade que se retorcía del placer que ella orgullosamente le propinaba con maestría –que la sorprendió a ella misma – insertó dos dedos en su núcleo y sin detener la succión y mordiscos delicados en el clítoris bombeaba hacia dentro y fuera.

Jade nunca esperó la manera apasionada, entregada de la morena en la cama, la tenía al borde de un grandioso orgasmo. Su cuerpo se entumeció y la descarga eléctrica culminó en el climax que alcanzó por las manos adiestradas de Tori.

Tori alargó las sensaciones post orgásmicas en su amante, y apartándose un poco de ella, se desvistió quedándose como Dios la mandó al mundo. Encaró de nuevo a Jade y la besó con pasión y delirio introduciendo su lengua que se encontró con la de ella haciéndolas suspirar ansiosas. Cuidadosamente se colocó entre las piernas de Jade que por intuición las envolvió alrededor de la fina cintura.

La gótica jadeó de placer y por qué no decirlo, con algo de dolor por la intromisión del gran miembro en su interior. Era más grueso y grande que el de Beck, y por lo que vio cuando la morena se desnudó era visiblemente más dotado que cualquier otro pene grande que haya visto en una pornografía.

Tori gimió al sentir la estrechez de Jade envolver su pene, había estado un par de veces con otras chicas de Northbridge, pero con ninguna sintió que ya se correría por el calor y aprensión en su miembro. El placer se maximizó conforme empezó a moverse. De a poco introdujo todo el falo en Jade y cuando lo tragó todo, sus embestidas dieron inicio a la gloria vivida, jadeos, gemidos, los nombres de ambas mencionados, y Jade pidiéndola más la tenían a la orilla del éxtasis. Aumentó las arremetidas mientras besaba a la pelinegra de manera urgida, ésta arañaba su espalda que ardía pero que también generaba placer al sentir el dolor. Con varias estocadas más rápidas y sentir como las paredes de Jade la exprimían, ambas llegaron al orgasmo – Toriii – gritó la pelinegra al sentir como varias veces su amante golpeó su sensible punto G.

- Jade – gruñó medio animal la morena al disparar toda su esencia en la calidez interna de la gótica, dio unas cuantas embestidas más por las vibraciones que la sacudían. Lentamente retiró su miembro causándole suspiros a las dos. Se acomodó para no aplastar a Jade y como la mujer más feliz del planeta la abrazó posesivamente de la cintura atrayéndola a su lado.

Ambas chicas se sentían exhaustas, sus respiraciones se normalizaron y Morfeo las arrullaba...Jade dejándose llevar al mundo de los sueños se abrazó más al cuerpo desnudo a su lado y colocó su cabeza sobre el pecho de Tori...

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Intentó levantarse pero unos brazos se lo impidieron, la tenían agarrada firmemente. La luz de la luna permitían ver algunas partes de la habitación con paredes purpuras, de inmediato la cruda realidad la golpeó. No estaba en su casa, el cuerpo desnudo que la acompañaba no era Beck, el horror la golpeó profundamente y como si la piel de la mitad latina la quemara se apartó rápidamente de su lado poniéndose sobre sus pies. Cogió su ropa y empezó a vestirse.

Tori sintió la ausencia del calor que el cuerpo de la pelinegra le transmitía, el ruido a su alrededor la ayudó a despertarse completamente, sin embargo prefirió no haberlo hecho. Como pudo encendió la lámpara que estaba en la mesa de noche, y vio la cara de asco y arrepentimiento de Jade, un puñal fijo y duro atacaron a su corazón. Prosiguió a vestirse frente a la pelinegra que negaba con la cabeza al ver lo desvergonzada que era por pasearse desnuda frente a ella, pero le daba igual, no era como que si no se hubieran detallado esta tarde – Jade, ¿Qué te pasa?¿Por qué lloras? – preguntó tontamente cuando encendió la luz de toda la habitación. En el fondo de su alma, anticipaba la respuesta.

- No te me acerques – vociferó al verla dar pasos hacia ella – te aprovechaste de mí, de mi vulnerabilidad, te odio Vega. Y olvídate de lo que pasó, porque para mí ya no existes – se sentía sucia, no por la morena, sino por ella. De antemano sabía que eran mentira las palabras dichas, ella la provocó y se aprovechó del sentimiento que vio en Tori hacia ella, pero no lo reconocería. Su prioridad era recuperar a Beck y que su sucio secreto nadie lo sepa, por eso era necesario alejarse de su compañera, no le permitiría que alimente falsas esperanzas y que ella pierda lo mejor de su vida, su único y eterno amor, Beck.

La menor de las Vega sacudió indignada su cabeza, dio un sonoro gritó que espantó a Jade, y pateó el armario con furia. La angustia en los ojos como el cielo que tanto amaba lograron tranquilizarla un poco - ¿Por qué me haces esto?...Yo te amo...tu decidiste continuar, bebé – no deseaba llorar, pero era muy tarde, el ardeson en sus ojos, el hueco en el pecho, y el dolor de las palabras escuchadas la tenían perdida, confundida – Jade...intentémoslo...sé que puedo enamorarte...Te ayudaré a olvidar a Beck – señaló corriendo a tomar sus mejillas entre sus manos para besarla desesperadamente. Una vez que su piel, su ser habían probado a Jade, no creía que pudiera vivir sin ella.

Jade se negaba a dejarse llevar otra vez, no lo diría, pero con las caricias y besos que experimentaron horas antes, la morena encendía su cuerpo, la estremecía, hacía que su ser inconsciente deseara más, pero no cedería a esa locura. Ella amaba a una sola persona y esa persona era Beck – No siento, ni sentiré nada por ti. Olvídate de mí que yo haré lo mismo...Y ni se te ocurra contarle a alguien que tuvimos sexo, porque te haré el ser más infeliz de la tierra, ¡Te lo juro! – finalizó tirando la puerta tras ella, y con toda prisa abandonó la casa Vega.

Tori se derrumbó en el suelo, abrazándose a sí misma y llorando amargamente. Su cuerpo temblaba y la horrible sensación en el pecho no se iba, pero con la ira del momento decidió hacer tal como se lo pidió Jade, olvidarse de ella. Borraría cualquier rastro de sentimientos para con ella.

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Los días transcurrían en Hollywood Arts, ambas chicas se ignoraban olímpicamente. Tori con su corazón hecho añicos, y Jade en negación de que algo sucedió entre ellas. El trabajo con Sikowitz, las dos lo reprobaron, sin embargo el cariño del maestro hacia sus estudiantes, hizo que hagan la tarea independiente para que no pierdan puntos.

Jade ya no andaba agresiva, mantenía su sarcasmo y palabras cortantes, pero no como antes, además el objeto de sus burlas ya no existía para ella, y era lo mejor. La primera semana le sorprendió observar a Vega cumplir su palabra, pero ahora dos semanas después, le molestaba. Le enojaba que haga como si no la conociera, odiaba ser ignorada, aparte de que una misteriosa chica la sabía pasar recogiendo a la salida de la escuela.

Se encontraban todos en café asfalto, sentados, comiendo. Para nadie era un secreto el distanciamiento entre Vega y West, pero sus amigos prefirieron no meterse, cualquiera que fuera el problema esperaban lo solucionen.

Jade se pidió un burrito para el almuerzo, pero apenas lo probó le dieron nauseas, pensaba que algo le cayó mal desde el día anterior, ayer y hoy había pasado con ganas de vomitar. Alejó el burrito de ella e inmediatamente Beck pidió regalárselo, aceptando de buena gana, lo hizo. Con Beck las cosas iban mejor, se chateaban y hablaban civilizadamente, y para mayor tranquilidad aún veía amor en los ojos del moreno...mismo sentimiento que vio en los ojos de Ve...detuvo el pensamiento. Debía arrancar a la media latina de su sistema.

Tori disimuladamente estudiaba la interacción entre Beck y su...la pelinegra, las campanas sonaban advirtiendo que más pronto que tarde terminarían regresando y eso solo encendía la llama de la agonía por saber que Jade nunca estará entre sus brazos. Gracias a su suerte, su amiga Romina la pasó recogiendo a la hora del almuerzo para escaparse de la escuela. No lo hacía siempre pero hoy era uno de esos días que más le dolía ver a Jade. Romina fue su primera novia, un lindo y tierno romance, fue su primera vez también, se querían demasiado, pero cuando ya no funcionaban las cosas optaron por finalizar la relación, y como amigas se llevaban mucho mejor. Ella le platicó todo su rollo con la gótica, desde el profeso amor hasta la tarde en su casa que lo hicieron, porque para ella hicieron el amor, no tuvieron sexo.

Escuchó a sus espaldas los vitoreo de sus amigos y sonrió por la mente acelerada de ellos, claro menos Jade que regresó dentro de las instalaciones de la escuela.

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Los días continuaron su curso, ya se cumplía un mes desde que se acostó con la morena. Caminaba al estacionamiento cuando vio a Beck y Cat esperarla cerca de su coche para ir al cine; André y Tori se habían negado a ir con ellos, por lo que pudo denotar, era obvio que Harris sabía del asunto, solo rogaba para que no abra su bocota; y Robbie, a nadie le importaba por qué no iba.

- Lista nena – inquirió Beck picoteando sus labios. En la mañana apenas observó a Jade en su casillero la besó sorprendiéndola y le pidió regresar, para su dicha así lo hizo. Estaba feliz amaba a su gótica y procuraría que ésta reconciliación se celebre a lo grande – se ruborizó por su exageración pero contando con este mes, serían dos meses de no intimar con Jade, y extrañaba a su perfecta figura – Vámonos.

Cat los miraba contenta desde el asiento trasero, sus dos mejores amigos estaban juntos de nuevo. Sin querer observó a Tori divisándolos con tristeza, aquello la confundió, sabía que en este tiempo ella y Jade no tenían la mejor relación pero tampoco daba para ponerse triste. Disipó sus pensamientos cuando al abrir su bolso encontró un par de caramelos que como todo dulce, le hacían desviar la atención.

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André consolaba a su amiga sobándole la cabeza, Tori ya llevaba 5 cervezas tomadas, para una persona como ella, con esta cantidad ya estaba embriagada – Morenaza, la superarás. La vas a olvidar.

- Ip...impo...sible, yo la amo...la hice...ip...la hice mía – lloriqueaba abrazándose de la almohada – Beck...ip...me...ip...la quitó...volvió...con...ella...ip.

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La fila para comprar las entradas la irritaba, se sentía agotada y un poco mareada. Tanteó ponerse firme pero de un momento a otro vio todo negro sintiendo como se desplomó contra alguien.

- Jade, Jade, bebé, despierta – palmeaba las mejillas para hacerla reaccionar, agradecía llegar a tiempo para sostenerla en sus brazos, cuando vio desorbitar los ojos azules verdosos, corrió a su lado – Cat, vamos al estacionamiento, la llevaremos al hospital.

Cat hizo tal cual, lloraba preocupada porque su amiga no despertaba, a paso rápido llegaron al vehículo dirigiéndose al hospital más cercano.

HORAS DESPUÉS

Jade abrió lentamente sus ojos, desconocía el lugar, las paredes blancas y el olor desagradable de alcohol medicinal alborotaban sus nauseas, la voz apagada de Beck hizo que esté consciente de su presencia y la de Cat.

- Despertaste...

- Me preocupaste Jadey – gimoteó con un lindo pucherito la pelirroja

- ¿Qué...pasó? – alargó la última palabra por las terribles sensaciones de vomitar.

- Te desmayaste en el C.C, con Cat te trajimos al hospital...te atendieron, te hi...hicieron exámenes y detectaron que tienes anemia por tu mala alimentación – respiró profundamente por lo que proseguía y le estaba causando uno de los daños más grande en su vida – debes cuidarte porque eso le hace daño a tu...a tu bebé – finalizó con las manos en la cabeza y reteniendo las lágrimas que se afloraban por el nacimiento de sus ojos.

- ¿Queeeé? – gritó iracunda – estás equivocado, por qué me mientes. Cat, dime que está mintiendo – suplicó luego angustiada por lo declaración de su novio.

Cat se sorprendió por los gritos de la pelinegra, todo apuntaba que no estaba al tanto – Jadey...el doctor dijo que tenías un mes – susurró agachando la cabeza, sentía tristeza por ambos, pero alegría por el hijo de la gótica.

- Son unos ineptos, que repitan los exámenes...son idiotas que no saben nada – chillaba tratando de bajarse de la cama y sintiendo al instante el descompenso de su cuerpo.

- Cálmate...piensa...en tu hijo. Llamaré al doctor –salió el guapo muchacho no sobrellevando las lágrimas, padecía al saber de sobra que ese bebé no era suyo.

Minutos pasaron entre tanto la pelirroja calmó a Jade, y aparezca Beck con el doctor – No crees que estás embarazada me informó tu novio. Vamos hacerte una ecografía para matar dos pájaros de un tiro, compruebas tu embarazo, y vemos el estado de tu bebé – El galeno solicitó a una enfermera traer una silla de ruedas para mover a la muchacha. Ya en el cuarto de ecografías y por petición de Jade, Beck y Cat entraron con ella.

Josh Peck, así se llamaba el doctor que la asistía, colocó una capa de gel helado sobre el vientre pálido haciéndola estremecer – Sé que es muy frío. Veamos... – empezó a mover el aparato sobre la barriga, cuando de repente logró ubicar al diminuto feto – Mira...esa pequeña semilla es tú hijo – decía emocionado.

Beck soltó más lágrimas. Cat sonreía viendo la pantalla. Y Jade no lo creía, ella estaba embarazada, llevaba un bebé en su vientre, un hijo de Ve...

- Es seguro sacarlo...no afectaría a Jade – sorprendió Beck con su interrupción. La pelirroja se tapó la boca por el gritillo que escapó de sus labios, mientras Jade lo miraba muda y aterrorizada.

- Bueno...haciendo un cuidadoso procedimiento se puede extraer al bebé...¿están seguros? – cuestionó al que se suponía era el padre y a la madre del niño. No entendía como había personas capaces de matar a una vida.

- Aún...no lo sé – respondió Jade, no sabía que haría, no sabía nada. La ecografía finalizó y le entregaron las fotografías del eco mostrando en un círculo donde estaba la pequeña bolita microscópica, suspiró cansada por todas las noticias de ese día.

Cat ojeaba de vez en cuando a Beck con el ceño fruncido, nunca esperó que su amigo sugiriera algo como eso. Sea como sea, y en las condiciones que fueren, ese pequeña semillita, era un ser.

Todos tres estaban en silencio en la habitación del hospital, habían dejado ingresada a Jade hasta que se encuentre un poco mejor, además de ponerle un suero con algunas vitaminas y nutrientes por el poco apetito y medicarla para controlar las molestas arcadas.

- ¿De quién es el bebé?¿Con quién me engañaste? – ya no podía reprimir un solo pensamiento más, la ira, dolor, tristeza, enojo, lo tenían cegado y si no averiguaba de quien era el engendró se volvería loco – Contéstame – bramó enojado.

- Beck, tranquilo. Jade está convaleciente – procuró suavizar las cosas.

- No...no te engañé. Fue el día que...me terminaste. Me sentía mal...me sentía abandonada, rechaza – comprendía la decepción de su novio, nada justificaba lo que ella había cometido.

- ¿Quién te consoló?

Cat entendía que esa conversación no debía estar escuchando, pero con el comportamiento de Beck, temía por el bienestar de la pelinegra.

- Jade...dime...si alguna vez me amaste, dime – presionó al verla muda, solo llorando.

- Jadey, si quie...

- Tori Vega...mi bebé es de Victoria Vega – el silencio sepulcral en la habitación se extendió por varios minutos, los involucrados no articulaban ni una sola palabra. Cat seguía en shock al igual que Beck. Jade en cambió solo se arrepentía de lo impulsiva que fue con Vega, y ahora tenía a la mano las consecuencias.

- B...Beck no me...dejes – suplicó sollozante extendiendo su mano.

- Cat, sal un momento. No le avises a Tori, ¡NADA! – tenía algo en mente, todo dependía de la respuesta de su "aún" novia.

La gatito hizo como le pidieron, pero no prometía quedarse callada para siempre. Tori tenía derecho a saber de su paternidad o maternidad, o lo que rayos sea.

Jade respiró un poco aliviada por la advertencia de Beck a la pelirroja. Si se quedaba con el bebé y Beck con ella, diría que el niño es suyo, de esa manera Vega no seguiría arruinándole la vida.

- Aborta...y...seguimos juntos. En un futuro...tendrás a mis hijos – y las crueles palabras acabaron con sus planes, era la segunda vez que Beck insinuaba aquello. Soltó sus manos del agarre de las de Beck para limpiar las lágrimas que acarrearon su comentario.

- Bebé...por favor...no quiero matar a éste niño – suplicó contristada sobando su vientre. Tan solo pensarlo como una opción quemaba su pecho.

- Yo...entonces...no puedo. Si tienes a ese niño, yo no puedo estar contigo – concluyó retirándose de la habitación y por consiguiente del hospital. Sabía que era egoísta, pero amaba a Jade para él, para tener a sus hijos, y si ese niño nacía, sería un recordatorio de la debilidad de su novia. Además, ellos eran jóvenes, tenían dieciséis años, sueños por cumplir, y no podía abandonarlos por Jade y su hijo.

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Eran las diez de la mañana del siguiente día cuando Jade despertó de sus sueños. Esperaba que todo fuera una pesadilla, pero no lo era, era real. Observó a Cat dormitada en una silla cerca de su cama, su pobre amiga llamó en la noche a su casa para comunicar que se quedaría con ella. La tambaleó un poco para que despierte, aún podía bañarse y alcanzar ir a la escuela - Kitty Cat...despierta...anda...levántate.

- Buenos días, Jadey – bostezó estirando su pequeño cuerpo, con el cansancio concilió rápidamente el sueño en la noche, pero hoy parecía que su cuerpo fue azotado contra el asfalto – Tu también buenos días, bebé – habló en el vientre materno.

- Cat, solo es una pequeña masa, no es nada – la chochería de su amiga no le ayudaba, casi hasta la madrugada pasó pensando en la oferta de Beck.

Luego de lavarse su cara, y ayudar a Jade a ir al baño, llegó una enfermera con el desayuno, parecía que al bebé le gustaría solo las frutas y no la comida, cada que intentó darle unas tostadas le venían nauseas a la pelinegra. Tan entretenidas estaban en su actividad, que no advirtieron la llegada del mayor de los West.

- Entonces, es cierto...estás embarazada – afirmó un hombre blanco alto, cabello oscuro con algunas canas, el semblante mostraba lo enfadado que se encontraba – Responde, ¡maldita sea! – gritó haciéndola saltar a Cat de la cama. Al ser su hija menor de edad lo llamaron del hospital.

- Si.

- ¿Vas a abortar? – fueron las palabras de su padre las que quitaron toda duda. Ella no deseaba ser igual o peor que sus progenitores. Abandonar, o en su caso matar a un ser inocente la convertiría en algo peor que ellos, y Jade West no era un monstruo, así que con respuesta firme, contestó – No.

El Sr. West arrugó la cara con desagrado, siempre Jade hacía lo que le venía en gana, desde meterse en una escuela tonta a perder el tiempo hasta ahora trayendo al mundo a un mocoso con dieciséis años – Olvídate de mi casa, no regreses. No te llevaras una sola cosa de las que yo he comprado con mi dinero. Verás cómo pagas la ridícula escuelita en la que estás. Desde hoy, estás muerta para mí, Jadelyn August West.

Jade tragó saliva, definitivamente ella y su hijo, estaban solos. Secó sus lágrimas y con las pocas fuerzas que le quedaban arrastró sus pies al baño, para vomitar el poco desayuno que ingirió.

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André limpiaba el labio roto de la media latina, estaban en la enfermería desde hace una hora. Tan pronto como él y Tori llegaban a sus casilleros, Beck le fajó un puñete en la cara de su mejor amiga, gritándole "TRAIDORA"... "APROVECHADA". Tori no se defendió y sabía cómo hacerlo, lo único que hizo fue levantarse y salir del pasillo una vez que Beck se fue - ¿Crees que él se enteró? – escuchó el susurro de su mejor amigo entre tantas murmuras.

- Si...lo que no entiendo es ¿cómo? – no imaginaba a Jade contándole algo como eso al "amor de su vida", se suponía que nadie debía enterarse. Claro que ella se lo contó a André pero él prometió no divulgarlo.

Su lado derecho de la cara latía horriblemente; por respeto a la amistad con Beck, no devolvió el golpe, porque ella traidora no había sido. Cuando hizo suya a Jade, él la había terminado, sino nunca se hubiera metido con ella. De repente su celular comenzó a sonar, revisó el número y era la gatito, aparentando normalidad, respondió – Hey, Cat.

- Tori, ven al hospital que está cerca del C.C, Jade te necesita. Apúrate – colgó la pelirroja sin derecho a réplicas.

El corazón de la morena se volvió loco, bombeaba rápidamente y sin explicar nada corrió al estacionamiento siendo seguida por André - ¿Ahora qué pasó? – interrogó alarmado.

- Jade está en el hospital. Espero que el idiota de Beck no le haya puesto una mano encima, sino conocerá quien es Victoria Vega – Empujó el acelerador y a alta velocidad tomaron rumbo al hospital.

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Cat esperaba en el pasillo a su amiga, a Jade le habían puesto un calmante para tranquilizarla ya que la visita de su padre la alteró demasiado elevando su presión, y en su estado era perjudicial.

Después de quince minutos, apareció la manzana de la discordia junto con el moreno de rastas - ¿Cómo está? ¿Qué tiene? Dime – presionó apretando la muñeca de la gatito.

- Calma Tor, la estás lastimando – apartó el asir de la morena.

- Lo...lo siento...Cat, ¿qué pasó? - respiraba acelerada por el miedo de que a su pelinegra le ocurriera algo grave.

- Respira Tori, vamos a la cafetería. En este momento Jadey está dormida.

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- Sé que no tengo derecho a decirte esto, pero...Jade está sola, bueno...me tiene a mí...pero tú deberías saberlo – continuaba con su verborrea la pelirroja sacando inquieta el esmalte de sus uñas.

- Cat, dinos ya – exigió irritado André por tanto rodeo.

- Jade...Jadey está embarazada – abrió su boca procesando la información, el eco de las tres últimas palabras zumbaban en su cabeza. Varios minutos después la cerro por la sequedad de su garganta pero al instante una sonrisa boba se instaló en su cara; su preciosa y perfecta Jade estaba embarazada.

- Y qué tiene que ver con Tori – el rumbo de la conversación no llegaba a nada bueno, y su intuición le decía que quizás querían chantarle ese hijo a su amiga.

- Beck y Jade recién regresaron ayer, y el embarazo de Jade es de un mes, tanto Beck dice que no es su hijo, y Jade dice...

- Es mío...ES MÍO – gritó alegre Tori saltando del asiento al darse cuenta del peso de las palabras. Ella y Jade no se cuidaron cuando lo hicieron, y lo que decía Cat era correcto, Beck y la pelinegra estuvieron separados este último mes.

- ¿Estás segura?

- Sí, pero ¿por qué están aquí en el hospital? - la preocupación le volvió al caer en cuenta dónde estaban, retomó con seria actitud su asiento.

Cat les conversó todo desde el día de ayer, el desmayo, el traslado al hospital, la ecografía, el estado de Jade y la visita de su padre, que fue el detonante para causar inestabilidad en su presión.

Tori digería con cuidado cada palabra narrada, agradecía a Dios que las dos personas más importantes para ellas, estén sanas y salvas. Le enojó la propuesta de Beck, él no tenía ningún derecho el incitar deshacerse de su bebé. Por otro lado el tema del Sr. West, Jade estaba sola y la necesitaba, no dejaría que la madre de su hijo la pase mal, no era tonta, comprendía los sacrificios que vendrían en todo este proceso, pero se veía optimista de lograr sacarlos adelante a los tres, Jade, ella y el hijo de ambas. Solo decir "mi hijo" aligeraba la carga.

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Los ojos azules verdosos se abrieron lentamente, giró un poco la cabeza para ver que ya no tenía ningún suero puesto. Se sentía aún algo débil pero mucho mejor que los días anteriores, iba a llamar a la gatito hasta que del baño salió la dueña de sus problemas - ¿Qué haces aquí? – soltó mordaz con el ceño fruncido.

La morena horas antes se preparó para esta antipatía, respiró hondamente y con voz suave respondió – Cat me llamó. Sé que estas esperando un hijo mío. Sé la propuesta de Beck. Sé que tu padre te botó de la casa.

- No te necesito – afirmó arrogante, aunque en el fondo una pizca de tranquilidad la abordó al no verse tan sola.

- Quizás tú no, pero mi hijo sí...Jade – tiró su cabello para atrás y se acercó a ella – No te dejaré sola...sé que es duro para nosotras un par de muchachas de High School, sabiendo que no me amas – pronunció con amargura - pero te prometo, te juro que nada les faltará – con mucho cuidado la envolvió en sus brazos, besando su sien, susurrando palabras de paz en el oído para calmarla y reconfortarla. Sorprendida de que no la apartó, continuó.

La ayudó a prepararse para ir a su casa, el médico le dio el alta y le hizo el pase para la ginecóloga después de tres semanas. Había llamado a su madre explicándole brevemente la situación, por supuesto que estaba molesta inicialmente, pero igual le extendió su apoyo, las esperaba en la casa. Agarró la mochila de la escuela de Jade, Beck se la había dejado en la recepción. No podía creer el comportamiento de su ex amigo, porque para ella ya no lo era más. Se le hacía difícil perdonarle querer matar a su hijo y dejar a Jade sola. Se suponía que él la amaba, pero tal parece que ese amor no alcanzaba para tanto.

Se sentía mal por Jade, porque ella amaba al guapo muchacho, pero por otro lado, quizás su parte egoísta, estaba feliz de tener a su mujer y a su hijo con ella. Trabajaría demasiado para ganarse ese corazón gótico, no se rendiría, además de luchar por el bienestar de su nueva familia.

André las esperaba en el estacionamiento, con cuidado ayudó a Jade subirse al asiento trasero y se sentó junto a ella. El vehículo iba despacio, intentando no zangolotearse en demasía. Llevaba a la pelinegra en su regazo, el doctor le explicó que la debilidad de Jade se debía a su falta de alimentación, que lastimosamente tenía uno de esos embarazos donde casi todo lo vomitaba, dificultándole ingerir todos los nutrientes que su cuerpo y el niño necesitan. Al ver a Jade dormida, acarició su vientre tiernamente, no tenía manera de explicar la felicidad que yacía en su pecho al saber que su hijo reposaba en el vientre de la mujer que amaba.

Bajaron pausadamente del coche, y sosteniendo la mano de la pelinegra entraron a su casa. Vio a su madre y hermana esperarlas en la sala, el momento de hablar había llegado.

Los nervios carcomían a Jade, Vega le comentó que su madre se encontraba enterada de la situación, pero aun así no sabía que pensar. Todo mundo conocía las peleas de ellas dos, y ahora estaban aquí en casa de una de ellas sentada frente a su madre para informarle que tendrían un bebé, juntas.

Tori tomó la palabra y habló mesuradamente sin soltar la mano de Jade en clara señal de protección. Por los gestos de su madre intuyó la decepción en sus ojos por sus acciones. Comprendía el tiempo difícil que atravesaba su familia, su padre en coma, la escases del dinero en la casa, y para el colmo ella dejó embarazada a su compañera de clases quien parecía la más infeliz de todos. No era tonta, sabía que para la pelinegra ella no era una opción de "pareja" , lo sentía cada vez que la acariciaba y sus músculos se tensaban, lo sentía en la incomodidad para hablarle y lo sentía en sus vacíos ojos. Regresó la atención a su progenitora para poder afrontar lo que tenía que decirles a las dos.

- Victoria sabes que te amamos y que nunca te vamos a abandonar...pero también conoces la situación crítica en la que estamos. Sabrás que lo que traigo de dinero para la casa apenas cubre nuestras necesidades básicas, entiendes lo que quiero decirte – no deseaba ser dura con su hija menor, la amaba y por ende a su nieto, sin embargo el accidente de su esposo junto con su estado la tenían cansada. Por amor y comprensión no quiso que sus niñas trabajen cuando lo ofrecieron porque de alguna manera su sueldo cubría para las tres mientras su cuñada costeaba sus estudios, pero con una boca más que alimentar más un embarazo, todo se complicaba.

- Hermanita, cuentas conmigo...veré la manera de cómo ayudarte – dijo Trina apretando su rodilla y dándole una palmaditas. Jade no le inspiraba confianza pero el bebé que esperaba era su familia, y como haría su padre si estuviera sano, le echaría la mano a la enana.

Jade se sentía fuera de lugar, no quería estar en esa casa, apenas soportaba a Tori para tener que lidiar con la peor de las Vegas, además no era tonta, Holly la desaprobaba y era comprensible, en toda la historia de su hija en Hollywood Arts, le hizo la vida de cuadros. Lamentaba haber sido hormonal, por su debilidad carnal, perdió al amor de su vida, tan solo decirlo en su mente le apetecía llorar a moco tendido. Se encomendaba a alguna fuerza sobrenatural para que Beck retroceda en su posición y la lleve con él.

- Mamá buscaré un trabajo lo más pronto posible, como soy menor de edad debo tener tu permiso. Prometo no desertar en la escuela y solucionar el asunto de la pensión de Jade en H.A. Jade empezará a vivir con nosotros, por favor trátenla como parte de nuestra familia, es una gran chica además de ser la madre de mi hijo – advirtió fijando la mirada en la hermana mayor – Ahora necesitamos descansar, y ésta señorita – levantó a la pelinegra de la mano – requiere absoluto descanso. Buenas noches – se despidió agarrando con la mano libre el bolso de Jade.

Con exagerado cuidado la media latina la llevó a su habitación, lo bueno de su cama es que era grande y cabían cómodamente las dos. Le indicó el camino al baño para que tome una ducha y se relaje mientras ella registraba una pijama cómoda para prestarle entre tanto lograba reunir comprarle algunas prendas de vestir. Dejó la ropa sobre la cama para luego deshacerse de su ropa quedando en boxers y el sujetador. El click de la puerta anunció la salida de la futura mamá, levantó su vista y con una mirada dulce le mostró las prendas para vestirse. Estaba lista para retirarse al baño cuando las palabras de Jade volvieron a perturbarla recordándole lo tan endemoniadamente mal que no quería estar cerca de ella – Vega, no quiero dormir con usted. Por mí no hay problema en dormir en el sofá de abajo.

La gótica sintió una punzada de culpabilidad al ver a Tori darse la vuelta para encararla, los ojos saltones chocolates parecían los más afligidos en ese momento, no pretendía hacerla sentir de esa manera, pero si por algo ella se caracterizaba era por ser una perra honesta.

- No hay problema, yo tengo un colchón inflable y puedo tomar varias sabanas del armario...solo préstame una de las almohadas. Si tienes demasiada hambre puedes prepararte un sándwich o algo...o...puedo hacértelo cuando salga de la ducha, baja con cuidado las escaleras – finalizó sus palabras para correr lejos de ella y que no vea su patético estado.

En realidad la gótica si sentía demasiada hambre, bajó a la alacena y rebuscó en la nevera no hallando nada para calmar a sus tripas. Puede que en su casa nunca había nadie pero la despensa siempre estaba surtida. Al instante se reprendió por su sinvergüenza manera de pensar, era lógico el porqué de la limitada comida. Preparó un sándwich sencillo de jamón pero al instante que lo probó regresaron las náuseas, tal parecía que el bebé era un místico que nada le agradaba. Escuchó unos pasos descender por las escaleras topándose con la figura de la madre de Vega, tratando de ser lo más educada posible dibujo una falsa sonrisa – Es...bueno...tenía hambre...pero – resopló fastidiada con ella misma, no era una estúpida tartamuda para hablar entrecortado – quise comer algo pero éste bebé – señaló con el ceño fruncido su barriga – parece que nada le gusta.

Holly rió por la muchachita, todo apuntaba que ella tendría un embarazado parecido al que tuvo con Tori – Así fue mi embarazo con Tori...parecía que solo quería frutas – suspiró rememorando el momento. Le pidió permiso a la pálida chica para acercarse a la nevera y sacar varias de las frutas que había en ésta, una idea se le ocurrió y probaría si funcionaría.

Jade observó con detalle la elaboración de Holly en la cocina, se sentó tras el mesón y con mucho apetito esperaba ansiosa el preparado.

Holly licuó la parte de una sandía colocando el jugo en un vaso grande y exprimiéndole una naranja, después enjuagó varias frutas como banana, piña, uvas, fresas, papaya y más sandía, picando todo en trozos y verterlos en el jugo licuado, echó un poquillo de leche condensada y lo puso frente de su "nuera" – Anda, pruébalo – invitó.

La gótica obedeció degustando lentamente la primera cucharada, sus papilas gustativas explotaron de placer al probar tan exquisita mezcla, rápidamente se olvidó de sus modales y comenzó a comer a prisa siendo retada por Holly para que tenga cuidado al comer.

Tori fue a ver a la cocina a la pelinegra para cerciorarse de que esté comiendo o ella preparárselo, pero no se esperó ver tan alegre escena – Una Jade con cara de niño de cinco años que parecía ingerir los más deliciosos caramelos, y una Holly contenta de darle esa alegría a su hijo – Veo que tienes mucha hambre – las sorprendió a las dos.

- Sabes que a tu hijo le encanta tu jugo favorito – comentó emocionada la Sra. Vega.

- El "come y bebe" – preguntó emocionada.

- Si...Jade tiene los mismos síntomas cuando estaba embarazada de ti, pero los gustos por la comida parecen ser los tuyos – ante esas palabras la morena se emocionó y terminó un poco ruborizada. Caminó para sentarse a lado de Jade y al ver el contenido por la mitad tomó una cuchara cercana lista para robarle un poquito.

- Es mío Vega, soy yo la que tiene a un bebé hambriento – demandó una seria pelinegra atragantándose.

Holly preparó más para su hija y para su nuera antes de irse a dormir – Laven esos trastes, me voy a la cama – mencionó tapándose la boca por el gran bostezo que botó.

Comieron a gusto el par de niñas. La gótica por primera vez en varios días no vomitaba lo que tragaba. Posteriormente de lavar los platos caminaron al baño a cepillarse los dientes, Tori le facilitó un cepillo nuevo que tenía de reserva. Aseadas y listas para dormir regresaron a la habitación, se dieron las buenas noches y la morena apagó la luz acomodándose en el colchón del piso dispuesta a tomar un descanso ya que al día siguiente le deparaban muchas cosas...mientras que Jade solo rogaba que Beck la lleve con él...

Continuará...

Siento haberme perdido más de un mes, estaba en el asunto de mi tesis...para mi felicidad ya me gradué.

Respecto a esta historia, pues, se me antojó escribirla, la idea me rondaba hace unas semanas, y sin querer leí una idea parecida pero con un curso diferente, así que me dije ¿por qué no...?, ¡escribe tu versión!.

Terminaré mis demás fics, ésta historia será cortísima, pocos capítulos. Luego retomo "Siempre Tú y Yo" que ya llevo más de la mitad del siguiente cap. escrito; espero que sin la carga de la tesis pueda actualizar más rápido...Este fic máximo lo concluyo esta semana o la otra, reitero es corto y ya tengo pensado todo.

Agradezco sus comentarios aunque a veces no dejen ninguno, pero no importa me gusta escribir y lo seguiré haciendo XD...

Nos leemos tal vez mañana o el miércoles, Dios mediante!...Disculpen errores (horrores) ortográficos y palabras o frases mal escritas.

Bye ;)