Hola! ¿Cómo están? Gracias por pasar a leer esta historia. No creo que vaya a ser muy larga, no más de uno capítulos. La trama se encuentra basada luego del final del manga y NO tiene en cuenta el anime.
Solo quiero aclarar unas pocas cosas antes de dejar el primer capítulo:
1_ En mi país Victoria es un nombre y Seras no existe, por lo que en todos mis fics la pequeña rubia se llamará Victoria y Seras es su apellido. Es algo que me hace sentir mas cómoda creando la historia.
2_ Responsabilidades: Hellsing no es de mi propiedad y la trama surge solo de mi cabecita, si llega a haber alguna historia similar háganmelo saber.
3_ todas las sugerencias de trama o sobre redacción son bien recibidas, así que espero que se animen a comentar.
Ahora sí, creo que es todo: a leer el capitulo piloto.
VIGILIA
.
Quemaba muchísimo, hacía años que había dejado de sentir dolor. Sin embargo este era peor que cualquier otro, incluso el hueco que alucard le había hecho en el pecho no había dolido tanto, se retorció cuando hurgó más en la herida.
-Quieta- fue la orden, no había sonrisa en su rostro y sus ojos estaban entrecerrados. Su maestro se veía muy serio, mierda, eso no era buena señal- no dejes de verme- su voz sonó áspera y en un susurro. Mierda, nuevamente, la cosa era mala, muy mala. Pero poco a poco se fue calmando, o solo era tanto el dolor que se le había dormido el cuerpo, como fuese, le estaba dando sueño. Mucho sueño- No, mírame… -La voz era más alta y autoritaria, pero ella estaba casi dormida- ¡Victoria!
.
El viaje de regreso no fue agradable para nada, un silencio incómodo se posaba sobre los dos camiones de guerra y el auto de colección. Este era el tercer habano que Integra se prendía en un viaje de 50 minutos, pero la verdad no podía con los nervios. Hacía muchos años que no se sentía tan ansiosa, tan preocupada, tan culpable.
Se suponía que era una misión simple, estaban cercados y no podían escapar, pero se confió. Subestimó un enemigo con el cual jamás había peleado, y eso le había costado caro, muy caro.
.
-Traigan vendas y gasas- Ordenó a las criadas que miraban horrorizadas el cuerpo en el féretro- ¡Ahora!- Mientras salían corriendo por las cosas se quito el sombrero, la gabardina, los lentes y el saco. Se arrodillo al lado del féretro y comenzó a desvestir lo que en algún momento fue su draculina. No tenía miedo, ella era fuerte y muy probablemente sobreviviera, pero estaba enojado, muy enojado. Era una sentimental que en treinta años no había aprendido nada, seguía comportándose como un mortal, como si aun fuese policía, y eso lo irritaba, mucho.
-Tenga- dijo una de las criadas mientras le entregaba unas gasas y otras entraban con fuentones con agua y mas vendajes. Una vez acomodaron todo cerca de él se quedaron en silencio sin saber que hacer- Lady victoria… -intentó preguntar una de ellas pero no fue capaz de terminar. El cuerpo estaba muy dañado, incluso se veían algunas vísceras.
-Largo- la orden sonó fuerte y autócrata. Las muchachas no dudaron en salir y cerrar la puerta. Tomo un trozo de gasa y comenzó a limpiar la herida del cuello y luego por la del abdomen. Mientras limpiaba vio que había mucho desgarro, la ponzoña había avanzado bastante. En ese instante no estuvo muy seguro de que ella tuviera muchas chances de sobrevivir. Hacía tiempo que había abandonado la palabra esperanza para cualquier tipo de situación, así que se dedicó a limpiar todo y remendar a la vampiresa.
.
Cuando llegaron a la mansión ésta estaba en un inusual silencio, como si incluso hasta los insectos supieran que la situación era muy tensa. Cuando Sir Integra entró a su residencia notó que las luces no estaban todas prendidas y que había más sirvientes de lo normal esperándola.
-Bienvenida, pero que el regreso haya ido bien señora- Fue James, el mayordomo, quien la recibió.
-sí, gracias- sin esperar a nadie, decidió bajar al sótano. Cada pie le pesaba toneladas y le costaba muchísimo mantener su aire digno. Al llegar al final del pasillo que pareció durar una eternidad observó las últimas dos puertas. La del fondo de hierro y la izquierda de caoba, respiró profundo y entró por esta última.
Si fuera alguien ajeno a la organización abría pensado que solo eran dos estatuas acomodadas de forma macabra. En un ataúd se encontraba una muchacha muy joven que parecía dormir, vestía un camisón simple hasta la rodilla, con el cuello vendado y por debajo de las vendas se notaban las venas en color azulado. Sosteniendo la mano izquierda de la joven había otra figura, Alucard, sin la gabardina y el saco era más obvia su vestimenta arcaica, su camisa de anchas mangas y el corte del chaleco databan de más de 200 años de antigüedad.
Solo se quedó en silencio viéndolo, sentado en el suelo con los ojos cerrados y el ceño fruncido, no sabía que decir o como actuar, aun era de noche por lo que probablemente no estuviera dormido, aunque nunca dio indicios de siquiera registrar su presencia. – ¿Como está ella?- su preocupación era genuina, la vampiresa se veía como dormida y su cabello estaba mucho más largo y trenzado del lado contrario a la herida del cuello.
-Mal- esa fue la única palabra que salió de su boca, ni siquiera la miró e Integra supo que estaba verdaderamente enojado- si llega a haber algún cambio te lo haré saber, hasta entonces te pido que no regreses. Solo que doblen la cantidad común de sangre- y sin más se volvió a sumir en el mutismo, con los ojos cerrados y sosteniendo la mano de Victoria.
Sir Hellsing se dio vuelta y salió, no quería que viera su único ojo empañado de lagrimas, ni quería dar lastima, mientras subía la escalera que, como todo ahí abajo, parecía no tener fin supo que las cosas ya no sería como antes. Ella era el segundo miembro de la familia Van Hellsing que atentaba directamente sobre la vida de su draculina. Eso era algo que el Conde jamás le perdonaría.
.
.
Bueno eso es todo, pero que les haya gustado. En estos días ya subo el segundo capítulo! Besos y gracias por pasar! :D
