N/A. Ficlet que hice en el amigo invisible que organizó adhara phoenix estas navidades en su LJ. Akelos_cry dijo Jaime/Cersei, y yo corrí a obedecer xD Da algún detallito de la época en que tenían 15 años, pero tampoco diría que es spoiler. ¡A ver qué tal! (y tengo una debilidad horrenda por Ser Daven, btw, es que me río tanto con él lol)
EXACTAMENTE IGUALES
El bardo, intercalando estrofas de canciones con el rasgueo del laúd y chistes que eran cualquier cosa menos humor fino, animaba la fiesta. Brillaban las velas en las gigantescas arañas que colgaban del techo. La copiosa cena había acabado, y en la mesa sólo quedaban hombres demasiado borrachos como para arrastrarse a bailar al centro del salón. Jaime, de pie en una esquina, sujetaba en su mano derecha una copa de oro llena de vino, y sus ojos verdes recorrían la multitud con fingida indiferencia. Fue Ser Daven el que llamó su atención hacia lo que buscaba, aunque el caballero no lo supiera.
-Por todos los dioses, Jaime, tu hermana ha crecido mucho mejor que tú -farfulló el hombre, soltando un sutil silbido. Se llevó a la boca un emparedado, masticando con aprobación.
Cersei acababa de entrar, y las suyas no fueron las únicas cabezas en volverse. ¿Por dónde empezar a mirar? Su melena dorada, rizada y entretejida con brillantes perlas, contrastaba con salvajismo con el terciopelo rojo del vestido. Caía dando forma a los muslos, y se apretaba en torno a la cintura, ciñendo el pecho con bastante más escote del que acostumbraba a llevar. Llevaba los hombros empolvados de blanco, como las demás mujeres. Estaba radiante, y ella sonreía con picardía con aquellos labios gruesos, como si compartiera el secreto con todos ellos.
-No digas tonterías -bromeó Jaime-. Somos exactamente iguales.
-Permíteme que lo dude -se río, enarcando las cejas a medida que Cersei se acercaba adonde estaban ellos dos. Devan y Jaime se inclinaron, y el primero le besó la mano-. Qué menos que lamentar los rumores de que dejas Roca Casterly.
-No son rumores, Ser Daven -sonrió ella, y Jaime la miró asombrado, como si con el vestido hubiera cambiado algo más, como si los quince años que tenía ya no fueran tales-. Mi padre volverá a cumplir sus funciones de Mano, y yo partiré con él.
-Tendré que aprovechar y pedirte un último baile entonces.
-Encantada -aceptó- pero antes le prometí uno a mi hermano.
-Pagando sus deudas. -Ser Daven dejó escapar una risa seca, y se alejó tras guiñarles un ojo-. Hermosa y Lannister, por lo que veo.
Jaime y Cersei se quedaron solos, y el bardo empezó una nueva canción. La joven le puso la mano en el hombro a su gemelo y le cogió la otra mano. Instintivamente, Jaime respondió. Se pegó un poco a ella, la acercó, la cogió de la cintura. El tacto del terciopelo en sus dedos le puso los pelos de punta. Cersei entreabrió los labios, respirando fuerte, y al final se forzó a sonreír. La luz de las velas se reflejaba en sus ojos verdes, brillantes.
Quería irse, y no quería irse, pensó, mientras giraba. Quería irse pero no quería separarse de Jaime. Una nueva vuelta, los rizos rubios agitándose sobre sus hombros, haciéndole cosquillas en el cuello. No podía irse sin Jaime. Sus dedos se aferraron a su capa roja, la sangre le subió a las mejillas al ver que Jaime no la dejaba de mirar ni un instante. Giros y giros, rápidos, siguiendo la alegre melodía. Su corazón latía tan fuerte que no escuchaba la música.
Jaime sólo la veía a ella. De haber estado solos la hubiera recorrido entera. La habría besado, y la habría tocado. Ahí delante de todos lo único que puede hacer es mirarla. Perderse en sus pestañas infinitas y en sus mejillas coloreadas y en sus labios rojos. En la curva de su cuello y en la de sus pechos. Sobre todo en la de sus pechos.
Al final Jaime sonrió. Apretó la mano que se ceñía a su cintura, y sonrió.
-Creo que ya no voy a poder hacerme pasar por ti.
