Baile
Con manos ajenas en su cintura Tooru se mueve en una secuencia que se repite. Uno, dos y tres. Izquierda a derecha, y viceversa. La música resuena en el salón, pero él se pierde en los susurros en su oído.
Aprieta el agarre que sostiene en los hombros de Bokuto, mientras le mira sonreír y le imita. Uno, dos y tres. Derecha a izquierda, y una vez más.
El salón es amplio, casi como una casa promedio, pero está repleto de gente. A él no le interesa mucho el resto, solo le importa Kotaro, quien ríe y sonríe sin más. Algunas veces le murmura al oído palabras tan dulces como él mismo, y aprieta levemente su cintura mientras tararea.
Uno, dos y tres. La melodía es la precisa, y la frase melosa que sale de los labios de su joven acompañante es la indicada, en el momento justo. Antes del cambio de parejas, Kotaro le besa y se marcha sin emitir sonido alguno. El baile de máscaras es así, piensa (y en el fondo de su ser espera poder volver a encontrarlo).
