AppleJack llevaba meses planeando esta noche, principalmente por convencer a Rarity de que ir a Sweet Apple Acres luego de su fiesta de graduación era buena idea.

AppleJack siempre se consideró una persona totalmente honesta y eso le impedía mentir a un nivel casi espiritual; por lo mismo después de tantos años podía decir que estaba enamorada de una chica hermosa y muy dulce. Alguien que durante años se mantuvo a su lado esperando que la amistad se transformara en algo más, algo que realmente la rubia nunca creyó.

Cuando finalmente había llegado esa tan importante noche, Big Macintosh y Apple Bloom la ayudaron a asegurar que todo estuviera en su lugar antes de ir a buscar el vestido que su bella amiga había hecho; no era cómodo para ella usar vestido pero haría cualquier cosa para que Rarity fuera feliz.

Iba a despedirse de la Abuela Smith cuando vio a la chica sentada sobre un sillón, con sus piernas cruzadas y mordiendo su labio constantemente.

—Preciosa...— Los grandes ojos de Rarity se encontraron con los de Applejack. Sabía cuándo la miraba que lo único que poseía en ese momento era el corazón de la mayor y casi podía ser en sus ojos cómo la otra cuidaba el suyo.

— ¡Cariño! Lamento haber venido hasta acá, aunque quedamos en que tú irías por mí, pero tengo algo muy importante que decir. De verdad ya no puedo esperar.

— ¿Vas a decir que me amas? Eso es predecible. — La menor se sonrojó y trató de cubrirlo con su cabello, mirando al piso. Se veía realmente hermosa con es vestido que probablemente había tardado mucho en hacer.

—La verdad es que pensé que podíamos dar una vuelta por los manzanos mientras hablamos, antes de ir al baile, querida. — Applejack asintió, agradecida de que fuera de noche y que su sorpresa pasaría desapercibida. Sujeto la mano de Rarity con fuerza mientras salían, entrelazando sus dedos y sintiéndose tan plena; eran un rompecabezas con todas las piezas juntas. La menor dejó caer su cabeza sobre el hombro contrario, Rarity era una persona muy fácil de leer por lo que Applejack podía notar que algo la tenía tan nerviosa.

Una vez la puerta estuvo cerrada, la sorpresa de ambas fue enorme ya que cada vela que Applejack había puesto -una por cada manzana que tenían en el fundo- estaba encendida, y guiaban al lugar más hermoso que existía en todo Equestria. Nunca había llevado a alguien que no fuera de la familia Apple a ese lugar, por eso ésta circunstancia también era tan importante. Los ojos de Rarity brillaban aún más que cada estrella en el firmamento y por eso entendió que cuando quiso explicarle que estaba pasando, ella la callara con su elegancia característica.

—Sabes, AJ, llevo muchísimo tiempo esperando esta noche y no sólo por el baile.

— ¿Por qué, terroncito? — Abruptamente, la menor se detuvo. La verdad es que la otra esperaba siempre algo de dramatismo por parte de la menor, pero le sorprendía que no estuviera levantando la voz ni haciendo gestos exagerados.

—Applejack, tú y yo, ¿Qué somos? — El rostro sin expresión de Rarity le hacía entender que era algo serio.

— ¿De que estas hablando? — AppleJack siguió avanzando un par de pasos, dejando a la menor atrás. —Es obvio, somos amigas.

—Ya veo…— Rarity soltó un gran suspiró, algo decepcionada, antes de alcanzar a la más alta. Ya estaban llegando al fin del camino de velas, a ese pequeño claro en el que los Padres de Applejack habían plantado el árbol que fortuitamente había tomado forma de corazón. La mayor volvió a sostener la mano contraria, y la miró con una pequeña sonrisa mientras que la otra estaba estupefacta. En el pasto había un mantel con cuadros blancos y rojos, una canasta de la que podía ver sobresalir la punta de una botella.

—Rarity, No soy demasiado lista, pero tengo claro lo que es el amor; sé que es lo que siento por ti. —Applejack soltó la mano de Rarity mientras hablaba, buscando el valor suficiente para poder mirarla a los ojos mientras expresaba lo que sentía pero no era sencillo. —Eres una persona por la que apostaría a ciegas, por quien pondría las manos en el fuego. Te conozco y sé que eres la mejor compañera que podría escoger. Contigo quiero pasar todo lo bueno y lo malo que me tenga que deparar la vida; Adoro tener tus manos entre las mías y sentir como su calor me reconforta mientras mi corazón palpita aceleradamente. Estoy enamorado de ti de una forma que jamás pensé que podría pasar. Ha sucedido y ni siquiera me ha dado tiempo para preparar mi corazón. — Finalmente, consiguió alzar su mirada y conectarla con la de la menor, como había estado mirando el pasto no pudo notar que los ojos de la chica estaban llenos de lágrimas y ambas manos tapaban su boca. —Rarity, ¿Quieres ser mi novia?

Lo siguiente que sintió fue la chica colgarse de su cuello y muchos pequeños besitos en sus labios.

—Demonios, claro que si…Te amo tanto que si no lo decías tú, lo haría yo. — El beso que acompaño a esas palabras fue increíble, no sólo por el hecho de lo maravilloso que era cada beso que compartían, sino que por todas las emociones contenidas que estaban a flor de piel. Rarity quitó sus zapatos con una patada y quedaron con la altura perfecta para que el beso fuera cómodo, con la ilusión de resultar eterno.

El tiempo pasó increíblemente rápido, cuando lo notaron ya se habían perdido del baile. Y como Applejack es la mejor novia del universo, cuando la menor comenzó a pucherear por no alcanzar a llegar, estiró su mano hacía Rarity, quien se aferró a ella mientras daba un paso para acercarse mientras la mayor la sujetaba de la cintura y ella pasaba sus manos por los hombros ajenos. La canción sonaba en el teléfono de Rarity que había dejado dentro de su chaqueta cuando comenzó a olvidar el frío.

El pasto se sentía algo mojado bajo sus pies pero lo único que importaba era que se tenían entre sus brazos y que trataban de bailar su canción favorita lo mejor posible. La mayor besó los labios contrarios, perdiéndose entre el suave sabor a fresas de su Lipgloss y lo suave que se sentían.

La luna brillaba en el cielo, haciendo que se proyectara una sombra en forma de corazón por el árbol. Suavemente, Rarity trató de abrir la boca contraria con su lengua, haciendo algo de presión; rápidamente la mayor captó la indirecta, comenzando a profundizar el beso. Ninguna de las dos notó cuando se les empezó a desequilibrar, las manos de Rarity bajaron hasta el trasero de Applejack, apretándolo sutilmente mientras que la otra no perdía tiempo, acariciando superficialmente sus pechos. Generalmente, sus sesiones de besos terminaban cuando las cosas comenzaban a salirse de control, pero por alguna razón, el aire en sus pulmones seguía siendo suficiente y los besos se sentían condenamente bien. Estaban tan concentradas en eso, que perdieron el equilibrio, cayendo sobre la manta.

—Espera un segundo, Rarity… Detente— Applejack tomo distancia para tratar de enfriar a la menor, pero lo único que consiguió fue que los besos ahora se trasladaran a su cuello.

—Pero amor…— Rarity subió su cabeza y la miró con una amplia sonrisa antes de morder su labio con falsa inocencia. —Yo quiero llegar hasta el final.

—Preciosa…— La mayor alzó su diestra para llevarla al rostro de la chica y acariciarla. — ¿Estás segura de esto? No tiene por qué ser hoy.

La chica se sentó a horcajadas sobre la mayor, llevo sus manos hasta su espalda y una vez que lo encontró, bajo el cierre de su vestido, que cayó revelando sus pechos precariamente tapados por su sujetador.

—Estoy segura.

Rarity era su primer amor y la persona con la que deseaba compartir su primera vez; era impresionante ese calor que se expandía por todo su cuerpo mientras la menor besaba cada peca que se dibujaba en su piel.

Los suaves besos de Rarity comenzaron a perderse entre sus pechos, provocando que una inseguridad comienza a adueñarse de su cuerpo. Ella no tenía la bella figura de la más baja ya que al contrario de los grandes pechos, la pequeña cintura y el firme trasero, ella tenía los pechos pequeños, era más bien recta además de los músculos que había ido desarrollando con su trabajo en la granja. Aun así, su chica la miraba como si fuera el ser humano más atractivo del universo.

Como Applejack estaba desviando sus pensamientos, ignoró el hecho de que los lindos labios de Rarity se encontraban alrededor de uno de sus pezones, el cual estaba siendo succionado mientras que con una de sus manos bajaba la última prenda que quedaba en su cuerpo.

Entonces, Applejack volvió a adueñarse de sus labios. Quería robar su aliento, conseguir que con un beso se sintiera ajena a todo lo externo de su pequeña realidad.

El beso, aunque apasionado, fue corto.

Una vez separadas, fue Applejack la que tomó el control, apoyando a Rarity sobre la manta en que ella descansaba previamente.

Respiró profundamente antes de llevar su boca a la blanquecina piel; era igual que sumergirse en un malvavisco, incluso con un olor similar. No pudo resistir la tentación de adornar el cuello ajeno con un pequeño chupón, aunque no durarán mucho, quería que el mundo supiera que la chica le pertenecía, aunque claro, nadie sabía que estaban juntas; se suponía que lo dirían en el baile pero terminaron bastante más entretenidas.

Rarity enredó sus dedos en el largo cabello de la mayor antes de tirarlo sutilmente como indirecta para siguiera bajando.

Applejack quedó sin aliento cuando vio el encaje morado que resguardaba los senos ajenos. No pudo evitar recorrerlos impulsivamente con su lengua, haciendo una especie de camino hasta la pequeña pancita que la chica poseía. Alzó su mirada y sonrió al encontrarse con los ojos de Rarity.

—Te lo tenías bien guardado, ¿eh?— Suavemente, la mayor jaló del pequeño colgante que la otra tenía en su ombligo, enfatizando su oración; Rarity se negó en responder, perdiendo su mirada en el gran cielo estrellado que las ampara. Applejack no perdió tiempo y continuó bajando hasta que su rostro se encontró de frente con la entre pierna de la chica

Sin duda, nada la había preparado para algo así. Con ambas manos, separó mejor las piernas contrarias para que así la otra pudiera estar más cómoda. Dudó un segundo antes de retirarle la ropa interior porque sabía que si iba a arrepentirse, ese era el momento; pero lo único que sentía eran las ganas de hacer sentir bien a Rarity.

— ¿Estás bien, querida? Llevas demasiado tiempo ahí abajo y me estás poniendo algo nerviosa.

Applejack no contestó con palabras pero sin perder el contacto visual, lamió desde el clítoris hasta el final de la intimidad de la menor, descubriendo un nuevo sabor que deseaba haber podido probar antes porque no era capaz de relacionarlo con nada. Era incluso mejor que cualquier manzana que hubiera probado en su vida.

Rarity gimió sorprendida, tirando nuevamente de la melena contraria para así obligar a Applejack a acercarse más a su cuerpo. La mayor, aunque no sabía que estaba haciendo, continuó recorriendo con su lengua cada espacio en la entrepierna contraria; guiándose por los ruiditos que iba escuchando. Finalmente, terminó por apoyar una de sus manos en el mismo de la chica, mientras que la otra se movió tímidamente.

Nuevamente no sabía qué hacer. La entrada de Rarity se veía tan pequeña que incluso le daba miedo introducir uno de sus dedos.

Recorriendo el mismo camino de besos volvió a la boca de la chica, pero debió separarse de sus labios cuando la menor alejó su rostro.

Applejack sabía que estaba enamorada de una mujer extremadamente fuerte pero en ese momento, lo único que podía ver reflejado en los ojos ajenos era temor.

Tímidamente, beso la frente contraria antes de acercarse a su oído y susurrar:

—Te amo.

Los ojos de Rarity se abrieron a más no poder, la mayor nunca había dicho esas palabras, a pesar de insinuar que lo sentía. Buscó la boca ajena para devolver el beso que hace unos instantes había negado; entre tanto sintió cuando Applejack, con toda la calma del mundo comenzaba a introducir uno de sus dedos dentro de su cuerpo.

—Ughhh, no; querida, por favor.— Rarity alzó su caderas, tratando de alejarlas de los dedos de Applejack; como era la primera vez que se encontraba en una situación así, estaba increíblemente tensa e incluso, esa pequeña intromisión la había hecho sentir adolorida. Applejack rápidamente se alejó, angustiada por el tono de voz que su novia había utilizado, la culpa la empezó a invadir; la había hecho daño, se había apresurado y resultó doloroso para la menor. Suspiró, tratando de botar todo el aire que sentía que la ahogaba.

—Lo siento, no quería hacerte daño.

—Estoy segura de eso, nena. Pero creo que aún nos hace falta práctica antes de llegar a la penetración, ¿Te molesta...?—Rarity invirtió sus posiciones, dejando a Applejack apoyada en el suelo y ella sentándose sobre sus caderas, teniendo especial cuidado de que sus entrepiernas quedaran lo más sincronizadas posible.—Voy a montarte, Applejack.

Una vez pronunciado su nombre por última vez, la menor comenzó a mover sus caderas lentamente, provocando un pequeño roce que hizo gemir a la mayor. Por instinto, esta se aferró de su cintura, haciendo más presión entre sus cuerpos además de ayudar a Rarity a aumentar la velocidad. Nunca imaginó que algo tan sencillo y simple la hiciera sentir tan bien.

Como ninguna tenía mucha experiencia y ante un nuevo tipo de estipulación, no tardaron mucho en llegar al orgasmo; quedando en la misma posición de antes, con Applejack arriba, sus manos entrelazadas y sus bocas unidas.

Tardaron unos segundos en volver a la realidad, la mayor se acostó junto a la chica; y sin siquiera arreglar su ropa, miró s las estrellas, tratando de buscar algo que decir para resumir todo lo que en ese momento pasaba por su cabeza.

Rarity había tapado su rostro con una de sus manos mientras trataba que su respiración volviera a la normalidad. La mayor quería guardar para siempre esa imagen de su chica; No solamente porque le pareciera increíblemente sexy, sino que por la importancia de todo lo que había dicho. Pasó su diestra por la espalda de la menor, y desde su cintura la jaló para que quedara apoyada en su hombro.

—Hoy, cuando vine antes del baile era para decirte que estaría sola en casa y quería que pasaras la noche conmigo, pero ni siquiera fue necesario. — Applejack miró a Rarity sonreír antes de carcajear emocionada. Pocas veces durante sus años de amistad había visto a la menor tan feliz. Le daba un aspecto inocente que la hacía parecerse a Sweetie Belle. — ¡Incluso dijiste que me amabas!

—Rarity, Eres un ángel hecho persona. Sería imposible no amarte, no merezco que me ames de la misma forma en la que yo lo hago pero en tu infinita generosidad, lo haces y no estoy dispuesta a dejarte ir; nunca.