Orgullosamente Infeliz
Por: Camili
Es complicado empezar a recordar las cosas vividas en el año, porque nunca las recuerdas todas o las que recuerdas no son precisamente las mejores para recordar.
No veo cual es el motivo de celebrar, aunque si me esfuerzo aunque sea un poco encontrare el motivo perfecto: ¡Al fin, se acaba el año!.
No soy de esas personas que acostumbran a ver el lado negativo de lo que tenemos que vivir, al contrario, hasta hace algún tiempo era totalmente distinto.
Caminaba lentamente, nadie me apuraba; nadie me esperaba.
Suspire y mire el cielo. Había un poco de sol, pero aún hacía frío, y la nieve no contribuía en nada para que la situación mejorase.
El año, éste que aún no acaba, nunca partió con el pie derecho, y con el izquierdo tampoco, porque de ser así tampoco hubiera sido tan malo. Y no exagero.
Partió todo un siete de Enero, irónico. Quizás quería darme alerta de que lo que restaba de año sería aún peor.
Era un lunes y Sakura pidió que nos reuniéramos, quería hablarme de algo. Quedamos de vernos cerca de las siete de la tarde, pero yo me atrasé un poco, no le di mucha importancia era ella la que siempre se atrasaba…que equivocado estaba. Llego a la hora.
Con Sakura llevábamos casi una vida juntos, nos conocimos desde niños y en la adolescencia ya nos habíamos enamorado uno del otro. Habíamos estado siempre juntos hasta ese día.
Cuando llegue medio apurado al lugar y la vi, supe que no debía haber ido. Su mirada siempre feliz estaba apagada mirando al horizonte, nada en específico, pude notar. Me detuve a su lado con una sonrisa, tenía un presentimiento y no era nada de bueno.
- Hola – le dije aquella vez.
- Shaoran… -me acerque a sus labios para saludarla, noté que se puso nerviosa, pero me correspondió. Fue una leve caricia, demasiado leve.
- ¿Has llegado hace mucho? – pregunté.
- No, sólo un rato…
- Ya… - no quise preguntar lo obvio, le sucedía algo.
Entramos al café, ella pidió chocolate caliente, sé que adora el chocolate caliente, yo sólo pedí un café simple.
- ¿Y bueno? – se tensó al oír mi voz. Ella mantenía la cabeza metida en su chocolate, si es que realmente pudiera meterla creo que no habría dudado en hacerlo - ¿Por qué hemos venido aquí?
- Yo… - la oí murmurar ¿Qué le pasaba? Me estaba preocupando, Sakura no era así. Sí, era una chica tímida, pero conmigo no, es decir, nos conocíamos de toda una vida.
Sakura se hizo modelo una vez que salimos de la escuela, junto con eso también llevo una carrera universitaria. Como modelo empezó a surgir muy luego y le llovían ofertas de todas partes, las grandes empresas se la peleaban, literalmente.
Cuando cumplió los 20, ya era demasiado conocida para mi gusto. Sobre todo en las empresas de ropa interior. Deteste eso…aún lo detesto.
Si, puede que sea un poco celoso, pero ¡Hombre! Que tampoco es agradable ver la foto de tu mujer siendo "desnudada" –si es que se podía más con los diminutos conjuntos de ropa interior- con la mirada.
- ¿Te sientes bien? – le pregunte, para relajarla. Podía confiar en mí. Era su novio.
- Yo… - y por fin levantó la mirada, pero seguía apagada – ¡MeacosteconEriol! –soltó, así sin más ¿Perdón? ¿Qué había dicho? Abrí los ojos – Shaoran…
- No… - la hice callar.
Seguí caminando, ya empezaba a oscurecer. Recordaba cuantas veces –yo o cualquiera en este mundo- hemos dejado de hacer cosas por el estúpido orgullo, por el miedo al que dirán, por mantener esa insignificante apariencia de fortaleza que sirve únicamente para hacernos duros, insensibles y, porque no, infelices.
- Lo lamento… -
- ¿Lo lamentas? –arqueé una ceja y solté una carcajada irónica – Sakura…¿Eso me dirás? Acabas de decir que te acostaste con otro hombre y me dirás que lo lamentas… -estaba tranquilo, dudosamente tranquilo.
- Shaoran…perdóname…fue un error… las cosas se salieron de control y…
- ¿Y qué? ¡Le diste a ese imbécil lo que a mi me pertenecía! – levante la voz y noté que la gente se volteaba a vernos, ahora entendía porque me citó en este lugar, baje la voz y controle mi temperamento - ¿Y lo disfrutaste más que conmigo? – solté sin mirarla. Empezó a nevar y el frío que pudiera hacer fuera no se comparaba con la capa de hielo que estaba cubriendo mi corazón.
- Shaoran…por favor.
- Responde, "pequeña Sakura" – supe que noto el porqué de mi apodo cuando abrió sus ojos para luego bajarlos, avergonzada. "Pequeña Sakura" acostumbraba a llamarla Eriol.
-No responderé – dijo de pronto, firme.
- ¿Perdón?
- Eso…No responderé.
- Sakura, mírame – ella dudo, pero me miró – Te acostaste con Eriol llevando conmigo más de 3 años, donde juro por Dios que no hubo momento donde no te deseara y lo sabías, perfectamente… Si era otra cosa lo que buscabas podrías haber terminado conmigo primero ¿No? – no entendía porque estaba tan tranquilo, la mujer que amaba me estaba confesando haberse acostado con otro…y yo, sólo le daba clases de moralidad.
- ¡Pero si fue un error, Shaoran! Yo… yo te amo – ante esas palabras solté una carcajada ruidosa llamando la atención de algunos, ella me miro como si yo fuera un bicho raro.
- Me amas… Kinomoto, cuando te hice mía por primera vez te lo creí, incluso te lo creí todas las veces que lo dijiste después de haberte revolcado conmigo, pero no ahora, no después de que te metiste en la cama de otro.
La conversación esa vez termino en nada… Simplemente no podía volver a mirarla con los mismos ojos. Siempre supe que Sakura guardaba un cariño especial para con ese inglés, pero nunca creí que se acostara con él, nunca sospeche que ella se le entregara. Y odiaba al hombre por eso, por permitir que Sakura le entregara parte de ella que hasta ese momento había sido solo mía.
Las páginas de farándula al día siguiente me comieron vivo.
Sakura, prestigiosa modelo y Shaoran Li, joven empresario: eran la pareja que siempre intentaron acabar, con mentiras y chismes. Pero confiaba en Sakura y ella en mí, nos conocíamos lo suficiente para saber cuando todo era mentira…y eso me dolió más, la conocía lo suficiente como para saber que el hecho que se acostara con Eriol no era un simple error, no de ella.
Por eso cuando la perdone nada volvió a ser igual, mucho menos en la cama. El recuerdo de saber que ella estuvo en los brazos de Eriol no me permitía amarla tranquilo…al mes la situación se hizo insostenible, cuando por error entre a su oficina y ella no estaba, pero si su celular.
Empezó a sonar insistentemente, me acerqué a ver quien era…hubiera deseado no hacerlo. El nombre que el teléfono marcaba era el del inglés. No conteste, no pude, se cortó antes. Pero luego llego un mensaje del mismo destinatario…apreté muy fuerte el teléfono: Sakura me había prometido que no volvería acercarse a su ex compañero universitario y ex amante de una noche.
"Recuerda a las 8, en el lugar donde quedamos. Hasta luego, pequeña Sakura"
Y eso fue todo, salí del lugar sin dirección alguna y para mi mala suerte ella venía llegando a su oficina.
- ¡Oh, Shaoran! No sabía que venías.
- Lo tengo claro – dije molesto, si estaba frente de mí en ese momento, debía enfrentar la situación de inmediato.
- ¿Estas bien? Te ves molesto – si, estaba condenadamente molesto.
- No te preocupes "pequeña Sakura", estoy bien… - ella notó el sarcasmo en mi voz, cualquiera lo hubiera notado.
- Shaoran… ¿Vas a empezar de nuevo? – dijo algo molesta, sabía que el pequeña Sakura la haría acercarse al porque me encontraba molesto.
- No…lo siento – dije, si…jugaría su juego – Es que hoy ha sido un día cansado - y la abrace.
- Ni que lo digas…el mío todavía no termina.
- ¿No? – sugerí suspicaz - Podríamos darlo por terminado ya ¿No te parece? – se tensó entre mis brazos y se alejo.
- No puedo, Shaoran. Tengo trabajo atrasado – levanté una ceja.
"Trabajo atrasado" já, pensar que de no haber visto el mensaje lo hubiera creído…estúpidamente, le hubiera creído.
- Pero yo necesito tiempo con mi novia – le di a entender el mensaje tomándola de las caderas y pegándolas a las mías…ella se puso nerviosa y un color carmín cubría sus mejillas.
- Pero…Shaoran… - dijo entre cortada porque yo ya había empezado mi labor por su cuello y mis manos desabotonaban la blusa que en ese momento llevaba.
La metí a su oficina y sobre su escritorio la hice mía, toqué cada parte de su cuerpo y me grabe cada suspiro, porque inconcientemente sabía que sería la última vez.
- ¿Qué hora es? – me pregunto mientras terminaba de abrocharse el último botón de su blusa y empezaba a recoger algunas cosas que cayeron al suelo desde su escritorio. Mire mi reloj.
- Las 8 con 10 – le dije despreocupado, pero su expresión me hizo recordar lo que ansiosamente había olvidado.
- ¡Se me hizo tarde! – decía mientras se acomodaba el cabello y terminaba por dejar todo descuidadamente sobre su escritorio, tomo su bolso, saco su perfume y me hablo.
- Lo siento amor, debo irme – se acercó a darme un beso corto, lo recibí y fruncí el ceño.
- ¿Por qué el perfume?
- Porque acabamos de estar juntos y tu perfume se impregna en mí.
- ¿Y cuál es el problema?
- Vamos, Shaoran, no te pongas celoso ahora…Tengo una reunión importante – con el tipo con quien confesé haberme acostado hace un mes, le complete su frase mentalmente.
- Te acompaño – dije sin más tomándola de la mano, pero ella me detuvo.
- No…no es necesario – empezó a ponerse tan nerviosa que me dije a mi mismo, que debía dejarla partir…pero soy orgulloso ¿Saben?...Se iría, pero sabiendo que no la quería de vuelta.
- ¿Vas a decirme de una vez?
- ¿Qué? – me miro confusa.
- Que te sigues viendo con Eriol, pequeña Sakura – ella abrió los ojos…iba a protestar - ¿Qué? ¿Vas a tener cara para negarlo? – sonreí – No me sorprendería, si tienes cara para acostarte conmigo y salir minutos después a meterte en su cama, decir que lo dejaste de ver es una mentira blanca.
- ¡¿De qué estas hablando?! – dijo ofendida.
- ¡Por Dios, Sakura! ¡¿Cuándo volverás hacer la mujer de la que me enamore?! –supe que con esa frase di en el clavo - ¡Ya no aguanto esto! Te amo más que a nadie en este mundo, pero dejaste de ser mi Sakura en el momento mismo donde aceptaste seguir viéndote con ese hombre…
- Yo no…
- ¡No mientas! ¡Vi tu celular! – y ella supo que la tenía entre la espada y la pared.
- Puedo…explicarlo…
- Si…sé que puedes hacerlo, Sakura – le dije ya con más odio – Pero yo no quiero tus explicaciones. Suficiente es con saber que te sigues acostando con él… -sonreí- Quizás cuantas veces nos comparaste para que luego los dos se rieran de mi. Pero ya se acabo, pequeña Sakura, la de tu escritorio, fue mejor que muchas otras, espero por lo menos más de alguna vez haya ganado yo.
- ¡Yo no he vuelto acostarme con Eriol!
- ¡Pues no me importa! – la mire – Y sinceramente…no te creo – ella empezó a llorar a mares, una parte de mí pedía a gritos que le creyera, que yo sabía que ella no estaba mintiendo, pero otra donde estaba mi orgullo pensaba totalmente distinto – Y en todo caso…te sigues viendo con él a mis espaldas y prometiste no hacerlo – ella agacho la mirada, supo que tenía la culpa.
- Te juro que solo iba hacer hoy… es por…
- Sakura -la llame-…Sinceramente no me interesa el motivo…Tu me lo prometiste y hoy sin más has roto esa promesa…yo no puedo confiar en ti, aunque me muera por hacerlo – di media vuelta y salí de ese lugar - …Te amo, mi japonesa…
Japonesa era como yo la había apodado desde pequeño. Mi país natal es China. Cuando pequeño tuve que ir a Japón y fue que la conocí, y entre juego y juego de cariño una vez la llame mi japonesa, ella lo acepto y le encanto.
Viví a su lado muchos momentos felices…y añoraba cada día aquellos sentimientos que alguna vez expresamos, creyendo de antemano que no volverán…tratando de descubrir porque no puede volver a ser, porque con ninguna otra puedo volver a sentir aquello… y me doy cuenta que el único –estúpido- motivo es el orgullo.
Me sentí traicionado por la única persona a la cual le había entregado todo de mí, entonces los efectos posteriores de su engaño se vieron envueltos por mi orgullo, no aceptaría que nada ni nadie me hiciera sufrir, que el hielo que en ese entonces congelo lo que tenía por corazón no se derritiera por el calor pasional de una noche, o por lo besos furtivos de alguna mujer.
El orgullo, aquello que solo nos guía a la soledad e infelicidad, por miedo a mostrarnos como somos realmente, por miedo a creer nuevamente, por miedo…a perdonar. Así entonces nos escudamos en esa palabra que no logra más que volvernos inseguros y con sentimientos escondidos.
Por orgullo, no te puedo perdonar, Sakura.
Orgullo… ¿Te provoca felicidad?
Piénsalo.
Cuantas veces en la vida hemos dejado pasar la oportunidad de ser felices. No hemos podido reconciliar nuestros sentimientos. No hemos podido llenar nuestros corazones de verdadera alegría… y, en mi caso, no lo he hecho sólo por quedarme con ese sentimiento que sobrevaloramos tanto como si fuera un gran tesoro, pero al final solo nos sirve para que más de una vez nos sintamos solos y sin capacidad de perdonar, de sentir, de vivir, de esperar el siguiente día.
Ahora si ya, a pesar de esto, no eres capaz de entender que tu vida no debe depender del orgullo egoísta que nace en nosotros…quédate así: orgullosamente infeliz.
--
¡Hola, hola! Ya ven, aquí estamos con un pequeño escrito. Fue un momento de tristeza, es decir, no todo es color de rosa.
Se publica para ustedes: ¡Ojala les guste! *.*
(Ah, si: al mando Camili, jajajaja)
