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Miedo.

—¿Podemos apagar la luz esta vez?

Ella quería que no lo supiera pero para Sasuke estaba claro, la mera petición la había hecho temblar. Observó cómo las pupilas de Sakura se habían dilatado con la idea y después se habían contraído violentamente, cómo su respiración se volvía irregular, secaba el sudor de sus manos en las sábanas y acercaba más su cuerpo al suyo. Era ese miedo irracional e insano que se apoderaba de ella por las noches.

Todas las noches.

Y precisamente ese miedo, esa fobia que la chica tenía, los obligaba a dormir con la luz prendida. Y a él le fastidiaba, porque le gustaba la oscuridad y con esa tenue iluminación no lograba el descanso absoluto. De a poco se le iba la paciencia; pues sí, muchas veces pensó en dejarla sola—¡Al diablo Sakura!—, sin embargo, no podía y no entendía por qué no podía hacerlo. Pero ahí estaba, brindándole su compañía cada noche desde que ella había derribado por fin esa barrera que los separaba desde su regreso a la Aldea de la Hoja.

"Sakura no es la misma desde que te fuiste, Sasuke. Ella no tolera la oscuridad" era lo que alguna vez le había dicho Naruto, en su discurso de la que sería la batalla final y quizás se sentía culpable.

Tal vez también quería entender por qué la chica tenía tanto miedo —miedo a que él desaparezca con la luz, a que la oscuridad lo consuma esta vez para siempre—, pero simplemente no podía. Puesto que cuando él tuvo miedo, luchó, y sin embargo ella estaba siendo esclavizada por sus fantasmas. Estaba siendo débil y no la Sakura que alguna vez había florecido, la estudiante de la Hokage y audaz medic-nin que era delante de los demás. Apenas el cielo comenzaba a teñirse de azul oscuro, ella corría a prender todas las luces, sin importar qué tan extensa fuera la cuenta a fin de mes. Ahora Sakura abrazaba fuerte su cuerpo y susurraba su nombre entre sueños, sonriendo.

Sasuke le pregunta todas las noches lo mismo. Entonces ella le contesta un tanto acelerada "N-no, por supuesto que no" y él sólo concibe un suspiro. Posiblemente de agotamiento por la situación pero bien sabía él que ella no quería seguir teniendo ese miedo. Haruno Sakura hacía lo posible por superarlo. Y él estaría ahí hasta que ella lo lograse tal y como ella y Naruto estuvieron esperando por él cuando se fue.

—No, por favor, Sasuke— respondió estrechando sus cuerpos, apoyando su cabeza en el pecho de él—. No puedo aún— susurró, describiendo círculos en su torso desnudo.

Entonces el Uchiha tomó las sábanas para arropar a su compañera. Y suspiró.

Tampoco era como si él quisiera que eso se acabase.


Puede ser que Sasuke se me haya pasado un poco (o quizás mucho) pero quería escribirlo :(

Como sea, quería subir algo antes de mi cumpleaños y esta idea me había gustado desde que comenzó mi interés por las fobias. ¿A nadie más le parece que la escotofobia (fobia a la oscuridad) es romántica? Jajajaja :')