Aclaraciones: POT no me pertenece pero la historia es completamente mía.

-Diálogos-

Pensamientos

-.-.-.-.-.-Cambio de Escena-.-.-.-.-.-

N/a: Bueno chicas, aqui esta la versión editada de Amor y Odio ¿Qué se podrá hacer?; espero que les guste, sino ustedes me dicen dejando sus comentarios. La historia la base más hacia el cambio que sufrio Sakuno por la perdida de su familia como antes, solo que ahora se mostrara más ese lado del personaje. La relación con Ryoma la explique ya que antes solo mencionaba que se peleaban por cualquier cosa y se volvió confuso cuando trate de explicar el momento en que nuestro querido chico regreso de su viaje. Así que ahora podra notarse mucho más la relación de ambos, por que como la trama anterior sucederá algo en el campamento que lo cambiara todo. Sobre el campamento, seguira igual. Ustedes me dicen si quieren que siga como antes en cuanto a los personajes de Naruto, o simplemente me enfoco en el RyoSaku y nombro a los otros personajes como transitorios.

¡Espero que les guste!

Just Friends

"La cosa más importante que aprenderás en la vida, es solo a amar y a ser amado"- George Alexander Aberle (Eden Ahbez). Traducción de Nature Boy.

Ese día no había sido como esperaba.

Desperté gracias al molesto ruido que se encontraba en la mesita de noche, al lado de mi cama. Como de costumbre, me levante y me asomé por la ventana, observando como el día se tornaba cada vez más oscuro a causa de las nubes que cubrían el cielo. Suspiré. Pasara lo que pasara, hoy era el día decisivo. Hoy le diría la verdad.

Mientras me bañaba, recordé el primer día de clases en ese año escolar. Se sintió como si fuera la primera vez que lo veía. Nos avisaron que un alumno, que anteriormente había estudiado con alguno de nosotros, regresaba al instituto. Ryoma Echizen. Al oír el nombre quede petrificada, ¿Él otra vez aquí? ¡No lo podía creer! Así que sonriente espere a que lo presentaran en la clase, como era habitual con un alumno nuevo. Pero lastimosamente al pasar a mi lado no me reconoció.

El profesor le designo un puesto cercano al mío, para ser exactos diagonal derecho a un puesto de distancia. Pero los días se convirtieron en semanas y las semanas en meses. Y aún no me atrevía a dirigirle la palabra, considerando que ya no era la chiquilla asustadiza de antes. Prefería que él mismo se diera cuenta de quien era en realidad. Suponía que no me reconocía, que me mantenía en su mente como la pequeña niña de largas trenzas, con el mal habito de tartamudear y sonrojarse cada vez que él le hablaba.

Lo que Ryoma no sabía era que la vida le había dado un golpe duro a esa pequeña niña. A los pocos meses de su partida hacia Estados Unidos -así lo relacionó ella- sus padres decidieron hacer un viaje. Como una segunda luna de miel, pensó en ese momento.

-Sakuno querida, no se como decirte esto- mencionó su abuela envuelta en lágrimas.

-¿Qué sucede? ¿Por que lloras abuela?- dijo ella sosteniendo a la anciana y comenzando a sentir la desesperación.

-Son tus padres- en ese preciso momento la intuición le dijo la respuesta a todo ese llanto- al llegar al aeropuerto, según dicen, tomaron un taxi y…- la anciana no pudo terminar de hablar, la voz se le entrecortaba a causa de su respiración irregular.

-Están muertos… ¿no es así?- preguntó en voz baja y su abuela asintió.

Una sola lágrima recorrió su rostro, para luego dar pasó a muchas más. Pero no se dejo caer en el abismo y mantuvo su carácter. Lloro en silencio, sin sollozos ni gritos. No quería mortificar a la pobre anciana, más de lo que ya estaba.

Agite fuertemente la cabeza, como tratando de borrar esos pensamientos. Habían pasado dos años, se suponía que ya debía olvidarse de ese trágico momento.

Ya estando lista para irse, se miró al espejo por última vez. Su cabello lo había cortado un poco, pero desde hace un año lo mantenía suelto. Lo prefería así, además le ahorraba tiempo el no hacerse las típicas trenzas. Su uniforme, impecable. Ahora solo faltaba tomar algo en la cocina para irlo comiendo de camino al instituto.

-Querida aquí esta lo que me pediste- dijo su abuela sonriente, entregándole en sus manos un paquete mediano.

-Gracias abuela.

Le dio un beso en la mejilla a la anciana y se apresuró para tratar de llegar a tiempo. Y eso que tenía media hora de retraso.

Durante el camino también recordó cuando Ryoma le había reconocido al llegar el segundo lapso del año escolar, le dijo:- Eres la nieta de Sumire- no lo preguntaba, más bien lo afirmaba. Yo asentí y le sonreí. Al ser la única compañera de clase que había estudiado anteriormente con él, comenzamos a reunirnos en los tiempos libres. Fue extraño por un instante. Él ya no era el niño solitario y yo ya no era la chica tímida de antes. Comenzamos a hablar más seguido y nos mantuvimos cerca gracias a una "amistad", por así decirlo. Él se integro rápidamente al grupo y luego se apodero por completo de Seigaku. Al igual que antes.

Así que de un momento a otro, Ryoma se volvió el joven más atractivo y codiciado en el instituto, añadiendo que ahora era el capitán del club de tenis. Mientras que yo solo era la amiga, la chica con quien siempre discutía. Por que en efecto, discutíamos muy seguido. Suponía él que iba a permitir sus bromas y a quedarme callada como cuando estábamos en séptimo grado. Gran error, el cambio me había hecho más desafiante y atrevida. No dejaría que nadie, absolutamente nadie me pisoteara. Y mucho menos quedarme en silencio antes las burlas de un egocentrista.

Sonreí.

Hasta podía admitir que nuestras peleas eran estupidas, pero a pesar de eso me divertía. Me encantaba verlo rabiar al saber que opinaba diferente y ver como me buscaba para molestarme por cualquier cosa. Por que mi cabello era demasiado largo, que mi falda era muy suelta para su gusto, que mis ojos eran de un color extraño y que parecían de otro planeta al tener ese tono carmín. A la final siempre era lo mismo.

Corrí por el pasillo que daba hacia mi salón, iba tarde y el profesor de seguro ya había llegado, dentro de poco sonaría la campana que indicaba el inicio de clases. La respiración la tenía acelerada para cuando abrí la puerta del salón, mis compañeros aplaudieron al ver que llegue a tiempo, diciendo cosas como:

-Justo a tiempo, Sakuno.

-Una nota menos en el libro de inasistencias.

-Para la próxima trata de llegar más temprano, así podremos hablar ¿no te parece?

Últimamente tenía la mala costumbre de llegar tarde y muchos lo tomaban a juego, hacían apuestas absurdas teniendo como tema: ¿Crees que llegara temprano hoy? ¿Si o no? paga esta suma y… ¡Siempre era lo mismo! Hasta algunos quedaban decepcionados cuando entraba a clases.

Y típicamente siempre aparecía Echizen diciendo algo como:

-Muévete chiquilla- su voz sonó justo detrás de mi- Nos mandaran a firmar a ambos si no entramos al salón.

-¿En donde están tus modales?- pregunté volteándome aun estando en el pasillo y viendo directamente sus hermosos orbes dorados- se dice permiso no muévete, maleducado.

-Lo siento, pero es que teniendo a alguien tan fea como tú en frente me olvide de mis modales- dijo sonriendo.

-Muy gracioso, ahora si me permites…- me encamine hacia el salón tratando de ocultar la sonrisa que se estaba formando en mi rostro, solo me estaba provocando… No caigas en su juego.

Me alborotó el cabello y su sonrisa se amplio más.

-¿Cómo has estado, chiquilla?

-Como siempre, pequeñín.

-¿Acaso no notas que soy mucho más alto que tú?

Entramos en el aula al notar que el profesor nos miraba de forma reprobatoria, diciendo cosas como:- Los encuentros amorosos los dejan para la hora del receso, ¡ahora entren a la clase!- No hicimos mucho caso a esto, aún estando sentados en nuestros pupitres seguíamos con nuestra conversación. Mi teléfono no dejaba de vibrar al recibir un mensaje de su parte.

-¿Cómo te atreves a decirme pequeñín?- leí disimuladamente en la pantalla de mi celular. Volví a sonreír.

-Porque lo eres, ni se como se fijan en ti siendo tan pequeño- escribí rápidamente y volteando a mi derecha para verlo. Él me miraba desde su puesto con una sonrisa ladina. Vi como respondía el mensaje que le envié y en menos de un minuto me llego su respuesta.

-¿Celosa?- en mucho tiempo no había sonrojado, justo ahora sentía mi cara enrojecer.

-Para nada Echizen, no te ilusiones.

-Que lastima. Al menos hubieras tenido una emoción ¿No crees? Y se suponía que el frío era yo- Desde que nos volvimos amigos, siempre me molestaba insinuando que ya no poseía emociones.

-Tengo emociones, que no las muestre contigo es otra cosa- le respondí.

-¿Acaso tienes miedo de volver a ser la de antes, Sakuno?

- Señorita Ryuzaki, lea por favor el primer párrafo del texto…

Me levanté del asiento y leí como me ordenaron. Por suerte seguía el hilo de la clase al mismo tiempo que hablaba con Ryoma, al terminar volví a sentarme y espere a que el profesor dejara de mirarme para poder contestarle.

-Sí.

A la hora del almuerzo saque la caja que me había entregado mi abuela esa mañana. No tardo mucho para que mi antigua amiga Tomoka apareciera en el salón, nos habíamos distanciado un poco al ya no estar juntas en clase pero de igual forma nos veíamos en el receso y a veces venía a mi casa los fines de semana.

-¡Hola!- ella no cambiaba, nunca moderaría su tono de voz.

-Hola Tomoka, aquí tienes- le dije entregándole una rebanada de pastel que había hecho con mi abuela el día anterior, le había pedido que cortara unos cuantos pedazos para traerlos hoy.

-Gracias- me respondió contenta.

Al rato vi como aparecía Ryoma de nuevo entrando en el salón, hace unos minutos se había ido a comprar su desayuno pero por lo visto solo pudo conseguir su amada Ponta de uva.

-¡Ryoma!- grito Tomoka corriendo a su lado- ¡Prueba esto!

-Esto… es delicioso…- dijo lamiendo sus labios al quedar un poco de chocolate en ellos.

-Lo se, gracias- respondí.

-¿Tú lo cocinaste?

-Claro, un pastel tan delicioso solo pudo haber sido hecho por mi- sonreí.

-Ya vengo- dijo rápidamente, yo lo mire extrañada- iré hacerme unos exámenes de seguro algo tan bueno debe ser toxico.

-¿Qué insinúas?

-Nada, solo que soy alérgico a algunos venenos.

-¡Espero que en verdad te caiga mal!- le grite conteniendo de nuevo la sonrisa en mi rostro, ver como él reía tan fácilmente me contagiaba y pensar que antes no era así, que nunca dejaba mostrar ese lado bromista que mantenía oculto. Ahora ya nadie podía evitar que cayera victima de sus burlas.

-Eres molesto- le dije estando sentada a su lado.

Todos los demás estaban concentrados en sus conversaciones, suponía que estaban hablando de lo que iban hacer después de clases ya que solo faltaban horas para que comenzaran nuestras vacaciones de verano.

-Solo me di cuenta que la vida es corta- dijo mirándome fijamente- prefiero ser así ahora que volver a ser el chico solitario y amargado. Sigue mi ejemplo, cariño- eso último lo mencionó en voz baja y sonriendo de la forma que a mí me gustaba.

-¿Qué ejemplo? ¿Acaso quieres que salga con todos los chicos del instituto? Ser como tú sería mi ruina.

-En mi defensa puedo decir que no sería lo mismo, no puedes salir con todos.

-¿Y tu si? Un momento, ya has salido con casi todas las chicas de Seigaku, así que olvida lo que dije- le respondí recordando las amenazas de muerte que recibía a diario el moreno. Digamos que no era muy sutil en el instante de cortar una relación y mucho menos mantener una que dure máximo un mes.

-Como digo, es diferente.

-¿En qué?

-Yo me entiendo, Sakuno. Además tú no puedes.

-¿Por qué?

-Porque no.

Justo apareció Momoshiro para distraerlo. ¿Acaso se había opacado su mirada? Solo son ideas tuyas Sakuno. Tanto tiempo estando a su lado me afectaba, siempre mantenía la tonta idea de que él algún día se fijara en mi como algo más…algo más que una amistad… Pero me asustaba, sabía como era. Lo conocía. Cambia a las chicas como ropa interior, se cansaba fácilmente de ellas y luego las botaba al igual que si fueran muñecas en mal estado. Tenía miedo que así me sucediera, por eso aún no le decía la verdad. Que me había enamorado de él desde aquella vez que me ayudo con esos sujetos en el tren, cuando estábamos en séptimo grado.

¡Tonta! Si no se lo dices, nunca se dará cuenta.

Estupida conciencia. Pero tenía razón, si no se lo decía nunca lo sabría y ya solo nos quedaba un año para terminar la secundaria. Es ahora o nunca, ya sabría que hacer si no me aceptaba.

Sonó el timbre que indicaba el final de clases. En ese momento mi corazón bombeaba más sangre de lo normal. Bien Sakuno, pase lo que pase…

Pase lo que pase tendría que decírselo. ¡Y no sabía como empezar!

Ryoma…T-tu m-me...No, no, no… ¡No es momento para tartamudeos!

¡Cálmate! Me dije a mi misma, vamos es sencillo. Has visto a más de la mitad de las mujeres de este instituto declarársele sin importar tu presencia. Solo dile: Me gustas. Así, con confianza. Cerré los ojos fuertemente y sacudí mi cabeza. Respiré profundamente y me dispuse a salir a las canchas, en donde sabía que él estaría. A mi abuela no le importaba que estuviera a punto de llover o que fuera el final de clases. Habría prácticas de tenis y eso era un hecho.

Recordaba que antes el equipo era dirigido por Tezuka, ahora él se encuentra en la universidad de Tokio o al menos de eso me había enterado. El resto del grupo se había graduado e ido a universidades lejanas, algunos hasta ya tenían un empleo. Momoshiro y Kaoru se graduaban este año, así que de seguro harían una gran fiesta de celebración. Y pronto se necesitarían hacer las pruebas para los próximos integrantes, algunos novatos valían la pena pero otros…

-Sakuno ¿Qué haces aquí?- escuche su voz y sentí como se me erizaba la piel.

Me dije a mi misma: es por el frío que esta haciendo, nada más.

-Las prácticas de las porristas se canceló así que… aquí estoy…

-¿Por qué se canceló?- comenzamos a caminar con dirección a la cancha más cercana, los novatos corrían alrededor de esta sin descansar.

-¿Acaso no te das cuenta de que va a llover? Y por lo que veo será una muy fuerte- mi voz se fue apagando y él lo noto, sabía que no me gustaban las tormentas.

-Entonces ve a casa, Sumire no se irá hasta que termine la práctica y lo sabes.

-Si pero… necesito decirte… algo.

-Dime- nos detuvimos y me pare frente a él mirando sus ojos profundamente. Y otra vez mi corazón retumbo en mis oídos, como si quisiera salir de mi pecho y gritar a los cuatro vientos lo que sentía.

-Ryoma- tome aire y trate de tranquilizarme- nos conocemos desde hace tiempo…y yo… quisiera…

Quise continuar pero un relámpago iluminó el oscuro cielo, mi cuerpo tembló a penas esto sucedió y tape mis oídos al escuchar un rayo caer. Ryoma me abrazó fuertemente, luego tomó mi mano y me llevó corriendo hasta la parte techada del patio. No me había dado cuenta antes que estaba mojada, sino hasta que me abrace a mi misma a causa del repentino frío que me estremeció, la lluvia había caído encima de ambos justo al sonar el rayo.

-Sakuno, te vas a resfriar si permaneces aquí- dijo acomodando un mechón de cabello detrás de mí oreja. Podía sentir como el calor subía por mi cuerpo y se detenía en mi rostro. ¡Demonios, de seguro me volví a sonrojar!

-Si pero…

-Nada, ve a casa y cámbiate de ropa. Luego si quieres te llamo y me terminas de decir lo que querías.

-¿Por teléfono? No, tengo que…

-Después, ve a casa- me ordenó. ¡¿Utilizó el tono de capitán conmigo?!

¿Qué paso? ¿No se suponía que no ibas a permitir que te tratara así?

Fruncí el ceño y él no despego su mirada de mis ojos. Sabía que estaba molesta, Ryoma sabía que me irritaba que me dieran órdenes y más si era él quien lo hacía en ese tono. Otro rayo cayo y caí en cuenta de que afuera estaba empezando a formarse una fuerte tormenta. Mi cuerpo no paraba de temblar pero al final le hice caso, baje mi mirada y di media vuelta para irme. Saqué mi paraguas y fui hasta la parada de autobuses. En pocos minutos estuve en casa, tampoco era que vivía muy lejos del instituto solo apenas unas calles de distancia. Suspire.

Vaya Sakuno, otro día completamente perdido.

Lo se, me respondí a mi misma. Subí rápidamente las escaleras y me cambie de ropa; entre en el baño y me duche, me puse una pijama y seque mi cabello. Repentinamente sonó el teléfono y salí corriendo para contestarlo.

-¿Aló? ¿Buenas?, familia Ryuzaki…

-¡Vieja fastidiosa! ¿Cómo estas?

-¿Disculpe?- pregunté asombrada.

-Oh eres la pequeña Sakuno, ¿no es así? Es Nanjiro, dulzura- sonreí, solo el padre de Ryoma era capaz de decirle así a mi abuela.

-Si, soy yo. ¿Cómo ha estado?

-Ahora muy bien preciosa, perdóname pensé que eras Sumire. ¿Esta por ahí?

-No pero si quiere le dejo su mensaje.

-Oh muy bien. Dile que el jefe del campamento de Tomoeda me ha llamado para saber su respuesta- dijo tranquilamente, a lo que a mi me pareció muy extraño.

-¿Del campamento?

-Negocios princesa. Bueno, le avisas a tu abuela lo que te dije ¿Ok? Por cierto, ¿Mi hijo no esta ahí contigo?

-Si yo le aviso. Y no, él esta con mi abuela en las prácticas.

-Oh… entonces de seguro ya esta por llegar- me pareció que eso lo decía más a si mismo. El padre de Ryoma siempre era muy amable conmigo y eso que al mismo hijo le resultaba extraño y molesto que Nanjiro tuviera tanta familiaridad conmigo.

-Entonces, nos vemos pronto preciosa. Le avisas a Sumire ¿Eh? ¡Hasta luego!- se había despedido repentinamente y colgó el teléfono justo antes de que le respondiera.

Que raro fue eso.

Mi abuela llego a las cinco de la tarde. Al parecer habían cancelado la práctica por la tormenta y esta no terminó sino hasta hace poco, por lo que la mayoría de los chicos del club y ella tuvieron que quedarse hasta que terminara de llover. Le avise lo que me había comentado Nanjiro y vi como le brillaron los ojos repentinamente.

-¿De qué va todo eso?- pregunté.

-Bueno querida, deseaba que estas vacaciones fueran diferentes para ti. Y por eso te inscribí en el campamento ¿Qué te parece?

-Bien, supongo.

-Es que en este verano visitare a muchos amigos que desde hace tiempo no veo y no quiero que te sientas aburrida acompañando a esta vieja- dijo sonriendo.

-Sabes que no me molesta abuela…

-Ya no te preocupes tanto por mí, ahora ve a empacar que el autobús del campamento pasará mañana temprano a buscarte.

-¡¿Mañana?! ¡Eso es… demasiado pronto!

-Si, estará aquí a las seis y media.

-¡Y de madrugada!

-Vamos Sakuno, empaca para que vengas después a cenar.

Asentí y subí a mi cuarto. Saque la maleta que estaba en mi armario y comencé a meter la ropa más bonita que tenía. Después de casi no poder cerrarla, la deje en el suelo y baje a cenar. Me quede viendo televisión y luego, como por las ocho de la noche, me fui a dormir.

Si vas a ese campamento, quizás puedas pensar mejor las cosas. Después de todo, no lo veras dentro de algún tiempo.

Con cansancio me levante a las cinco de la mañana, tenía que arreglarme y pronto pasaría el autobús para recogerme. Así que de mala gana entre a la ducha y no salí de ahí sino media hora después, me sequé el cabello y lo dejé caer completamente liso por mi espalda. Rápidamente me puse mis vaqueros favoritos, algo desgastados por el uso y una camisa blanca. Amarre mis converse y salí corriendo –con maleta y todo- hacia la planta baja. ¡Tenía que desayunar! No sabía a qué hora exactamente llegaríamos al campamento y no me iba a morir de hambre en el camino. Así que saqué la caja de Choco Krispies y me prepare un delicioso desayuno en menos de diez minutos.

Puntualmente el bus pasó a buscarme a las seis y media, me despedí de mi abuela con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla. Le prometí que estaríamos en contacto ya que pasaría todo un largo mes en-quien-sabe-donde. Para cuando subí al autobús de inmediato me fui a los últimos puestos, solo quedaba uno disponible y era al lado de un sujeto que estaba cómodamente roncando en su asiento. Pase como pude y me acomode en el asiento que daba a la ventana, me puse los audífonos del iPod y me prepare para lo que sería un mes interminable. No me di cuenta pero al parecer me había dormido, ahora lo único malo era que me dolía un poco el cuello y la sensación de ser apretada…

¡¿De ser apretada?!

Abrí rápidamente mis ojos y casi me cegué con la luz que provenía de la ventana. De inmediato analice la situación. Al parecer estaba entre los brazos del sujeto que antes dormía a mi lado, ¿Cómo demonios llegue ahí?… ¡Que abuso! ¡Ya nadie respeta el espacio personal! ¡Castrare ahora mismo al idiota!

-Oh, veo que ya te despertaste bruja durmiente- por más que lo detestara, tenía que admitir que esa voz me sonó endemoniadamente conocida.

Me preparé psicológicamente para lo que venía, comprobar la teoría de que esa persona fuera la que invadía mi privacidad. Así que subí lentamente el rostro para luego quedar estática ante los ojos color dorado del maldito demonio que sonreía de aquella manera tan tentadora -y para mi desgracia- que me gustaba tanto.

-Ryoma, ¿Qué haces aquí?- dije aun estando un poco grogui, mientras trataba de separarme de ese abrazo que comenzaba a quemarme- ¡Y aleja tu mano de ahí maldito pervertido!

Continuará…

M.P: ¡Ta-ran! ¿Qué les pareció? ¿Mejor o Peor? Quiero dedicarle esta nueva versión a aquellas que dejaron su Review con sugerencias =)

RyoSakulovers

Luffy

tormenta oscura

funny-life

nanda18

aifonsy

-Sakuritah-

Gracias chicas, sin ustedes la historia no sería continuada ni mejorada xD Ustedes me animaron a seguirla, ¡así pues me despido! Espero tener el segundo cap -que ya va por la mitad- editado y que para el viernes siguiente estara públicado.

Xoxo

B!

¿Reviews? ¡Recuerda que la historia no continua sin tu Review! Se te enviara a un Ryoma para cumplir tus deseos si envias un ¡Review! juju xD