Summary:
Por que siempre nos hemos preguntado ¿Dónde quedo el Amor?... Jacob dejo todo por verla feliz, sin siquiera voltear atrás, aun sabiendo que una parte de el nunca se recuperaria si la abandonaba, pero las cuerdas del destino han sido marcadas por hilos irrompibles de acero y estos reclaman su poderio, sera posible que despues de tanto sufrir exista la esperanza de recuperar un corazon cansado de buscar el amor…
La mayoria de los personajes pertenecen a la maravillosa Meyer, yo solo me di el lujo de tomarlos prestados para esta historia que rondo un dia por mis locos sueños.
Capitulo I - Mi dulce y tragico destino
-¡Jacob!- esa maldita voz otra vez, ¿quien diablos era? –¡Jake!- no entiendo por que me sigue llamando acaso es sordo o solo le gusta fastidiarme.
-Estoy aquí ¿que quieres de mi?- le grite con todo el aire que mis pulmones me permitieron expulsar, mi frustracion me carcomia el alma me siento desesperado, siento que me asfixio en este lugar, me falta el aire ¿ por que nadie me ayudaba?
-¡maldita sea… por favor!- susurre a la nada, la negrura del lugar empezaba a extenderse cubriendo poco a poco cada rincon del cuarto blanco en el que me encontraba.
Cerre mis ojos y me deje caer contra el piso golpeando mis rodilas en signo de derrota esperando a que todo esto acabara.
-por favor…-esta veces salio un grito ahogado que desgarro mi garganta, mis puños impactaron de lleno contra el piso dejando escuchar un estruendo que retumbo en todo el lugar , en ese mismo instante todo cambio por completo, abrí mis ojos para darme cuenta del remolino en el que me encontraba, miles de siluetas giraban a mi alrededor empezando a marearme ¿qué era todo esto? Cuando logre enfocar mi vista en una silueta mi corazón se contrajo del sentimiento…
-¡PAPA!- era el aun estando de espaldas lo reconocí por su silla de ruedas, estaba seguro, pero por que se veía tan demacrado y viejo - ¿Billy eres tu?- de pronto su rostro giro hasta donde yo me encontraba, una sonrisa apareció en su cara marcando mas sus notables arrugas, trate de acercarme a el pero cuando logre dar un paso su imagen se desvaneció, dejándome totalmente confundido…
Una ola de voces se arremolino inundando el lugar, que demonios eran todos esos susurros…instintivamente lleve mis manos a mis oídos tratando de que el ruido no me taladrara mas el cerebro…
-Mi pequeño Jacob…- esas palabras llenas de ternura...
-¿Mama?- susurre antes de que mi pecho se contrajera, como había anhelado oír una vez mas su hermosa voz.
-¡Mami ayúdame!- una lagrima surco mi rostro, trate de buscarla pero nada.
Diablos! Que nadie ve que estoy aquí?... me siento tan débil, tan indefenso, cai de rodillas al sentir mis piernas desfallecer, mis vista estaba nublada por las gotas acumuladas en ella…maldita sea esas voces nunca se iban a callar, me estaban volviendo loco.
Una luz cegadora inundo todo el lugar tan rápido que me dejo totalmente shokeado, parpadee repetidas veces para adaptarme a la iluminación, todo desapareció, las imágenes borrosas, los susurros y sobre todo la oscuridad.
Gire sobre mis talones para inspeccionar el lugar, mis ojos se quedaron clavados en un punto lejano, y ahí estaba Mi Bella aun con sus ojos chocolates y el rubor que siempre la acompañaba, trate emitir un sonido pero mi voz parecía extinguida, solo me quede observando su pequeña silueta, en su rostro se formo una sonrisa cautivadora y su mirada se traslado a un punto detrás de mi.
Por inercia mi vista viajo hacia el mismo lugar dejándome ver a dos diminutas siluetas con rostros angelicales, lleno de pecas y hoyuelos que los hacían ver hipnotizantes, sus ojos ejercían en mi cierta magnitud, la misma que siento desde que los tuve por primera vez en mis brazos y sentí la dicha de ser padre. Mis hijos llenaron el lugar con sus carcajadas haciendo que mi corazón brincara de la emoción y el orgullo.
Mis ojos volvieron por un segundo a los de Bella, ella solo me veía con felicidad y ternura, me despedí de ella con un leve movimiento de cabeza.
-Mi Jacob busca tu destino…- al terminar su frase desapareció, me lleno de alegría el poder verla y no sentirme abatido y melancólico era un gran punto a mi autoestima, me gire rápidamente para correr a abrazar a mis hijos, ellos seguían esperando tranquilamente, suspire cuando solo faltaban unos cuantos centímetros…
-¡COMO UNA MIEDA JACOB DESPIERTA!- fuertes sacudidas me sacaron de mi transe, trate de abrir mis ojos al darme cuenta que era un sueño, un hermoso y raro sueño-¡Jake por favor!- la suplica me hizo abrir los ojos rápidamente, después de varios parpadeos reconocí al intruso, Sophia, aclare mi garganta, aun me sentí adormilado pero por fin estaba recobrando mi ser.
-¿Que te pasa Sophia? ¡Por que diablos me gritas!
-Jacob no encuentro a Sarah!- sus palabras me dejaron paralizado- te estoy tratando de levantar pero no despertabas…
-¿Que estas diciendo? Hace cuanto tiempo que no aparece!- le grite mientras la sacudía por los hombros
-N..o.. lo se.. la deje jugando con Willy mientras me duchaba… y cuando baje… ella ya no estaba…- me dijo entrecortadamente llena de pánico por mi reacción, trate de tranquilizarme un poco, tome aire y lo exhale, mientras la soltaba…
-Perdón- le dije un poco mas calmado pero con la angustia en mi voz- ¿dónde esta Will?- le pregunte
-Dormido en el sillón… pero la puerta de la cocina estaba abierta… fui a buscarla pero no la he encontrado.. todo esto es mi culpa… - me dijo con sus ojos llenos de lagrimas, la culpa no era de ella, era mia, yo debería de estar con ellos, no dormido cómodamente.
De pronto escuche el llanto de mi hijo. Cuando me di cuenta estaba corriendo, tratando de llegar a donde estaba mi bebe, baje las escaleras como alma que lleva el diablo, en un segundo ya lo tenia en mis brazos, lo junte mas a mi cuerpo para que se diera cuenta que estaba con el. Al sentirme su llanto fue disminuyendo…
-Ya mi amor, aquí estoy, no te va a pasar nada- le susurraba mientras rozaba su cabecita con mis labios.
-Papi Sarhy…- trataba de decir mi hijo que preguntaba por su hermanita. Pero que se esperaba de un pequeño de 3 años, que apenas lograba decir correctamente unas palabras… mis ojos viajan a los de Sophia, que denotaban miedo, el mismo miedo que los mios, mi hija Sarah, mi princesita estaba perdida, mi mente empezó a imaginar lo que le podía pasar a un ser tan indefenso, se sentiría confundida y sola, de pronto una idea surco en mi mente…
-¿EL PARQUE?- grite esperando una respuesta de parte de Sophia
-¡No se me había ocurrido! Solo la busque en el patio y con los vecinos!- dijo muy exaltada.
El parque se encontraba a una cuadra y media de la casa. A Sarah le encantaba estar ahí y todas las tardes desde que nos mudamos los llevo a jugar con los demás niños. No espere mas, tome unas cobijitas que estaban en el sillón y cubrí a mi hijo con una, corrí lo mas rápido que estaba en mis posibilidades sin darme a notar entre los humanos.
Trate de esquivar a las personas sin hacerles daño, busque a mi hija por todos lados con la mirada, había demasiada gente, personas en bicicleta, haciendo ejercicio, paseando a sus mascotas, adolescentes jugando pelota, pero nada de mi hija.
Entonces me detuve, respire hondo tratando de encontrar solo el olor de Sarah. Cerré mis ojos para concentrarme, sentí la presencia de Sophia junto a mi, pero no me importaba, entonces lo localice era tenue pero me indicaba que iba para aquella dirección.
Abrí mis ojos rápidamente y camine tras el rastro de mi hija, su olor se iba haciendo cada vez mas fuerte hasta que la encontré. Traía puesta su pijama rosa y sus pantuflas de peluche, era lógico el anochecer comenzaba a darse a notar.
Junto a ella estaba una mujer arrodillada frente a Sarah, tratando de consolarla, la blanca piel de la mano de la mujer contrastaba con el color rosado cobrizo de mi hija. La chica tenia el pelo color bronce en caireles y desde ese perfil se me hacia tan parecida a Lizzie.
Suspire al recordarla y sentí mucha melancolía, a pesar de no poder amarla como se merecía. Ella nunca me reclamo nada, se entrego totalmente y mas allá…. dándome el mejor regalo que un hombre pudiera esperar aun dando su vida de por medio, mis bebes, mis hermosos William Caleb y Sarah Marie.
Cerré mis ojos y tome un segundo para tranquilizarme, ahora que sabía que mi hija se encontraba a menos de unos metros de mi. Me llegaron todas las imágenes de nuestra corta vida juntos, cuando la conocí en aquel parque hace 4 años, cuando se acerco a mí para platicar aun sin importarle que yo fuera un muerto viviente. Nuestras largas charlas sin sentido hasta el amanecer eran inolvidables y agradables. Fue la única persona que me logro sacar una sonrisa sincera y sin juzgarme me aconsejaba de los errores que cometía.
Lizzie era una mujer hermosa, bajita, pero con una cara de ángel llena de pecas y hoyuelos al sonreír. Con su pelo rizado color rojizo abajo de los hombros, unos ojos color miel que relucían con su piel nívea, labios delgados y definidos, su sonrisa cautivadora y carácter alegre y vivaz, siempre llena de energía y con un gran futuro en el área administrativa.
Ella era hija de unos empresarios automotrices, pero su vida aun con lujos de por medio era un desastre. Sus padres la dejaban por largas temporadas al cuidado de su hermana mayor Sophia… no entendía como alguien como ella podría enamorarse de mi, no le importaba mi origen humilde ni mucho menos mi corazón destrozado.
Aun recordaba, cuando nos entregamos por primera vez, perdiendo nuestra virginidad en su blanca habitación llena de seda. Fue un encuentro lleno de cariño y anhelo de amor por las 2 partes, a pesar de que el alcohol fue el que nos desinhibió.
Fue la mejor noche que tuve desde hacia ya 7 años, cuando todo mi mundo se vino abajo y quise dejar mi egoísmo atrás y dejar ser feliz con sus decisiones a Isabella, mi corazón se contrajo al recordar ese pasado que había enterrado en el baúl de los recuerdos.
El día en que descubrimos que íbamos a ser padres de unos hermosos gemelos fue el momento mas feliz.
Yo trabajaba en un taller mecánico, en pocas palabra… era un don nadie, que había embarazado a su pequeña hija de apenas 18 años. Nos casaron por el que dirán y fue una boda sencilla. Solo un pequeño y selecto grupo de familiares. Me pusieron a estudiar y a trabajar en la empresa familiar. Fue algo muy vergonzoso tanto para ella, como para mí. En pocas palabras me moldearon a su estilo.
Vivíamos felices a la espera de nuestros hijos. Ella en casa siendo toda una esposa, claro que sus padres contrataron personas que nos ayudaran con la casa por que el embarazo siempre fue de alto riesgo, mientras yo trabajaba como el perro faldero de mi suegro. Nunca fui una persona que le gustaran los lujos, ni el buen vestir.
Sin embargo, quería acoplarme a todo con tal de hacer feliz a mi esposa. Por lo tanto, aprendí a comportarme en sociedad, hablar conforme la ocasión lo ameritaba y lo mas odioso vestirme con ropa lujosa.
Era feliz, hasta se podría decir que olvide por completo a Isabella Swann. Pero como todo en mi vida, la felicidad se desmorono aquel día que su corazón trabajo forzosamente, justo cuando 2 llantos de recién nacido sonaban dentro de la sala de operaciones. Entre corriendo por la desesperación, y alcance a ver sus ojos opacados por el dolor. Fue a mi a quien dirigió sus ultimas palabras, esas que tengo grabadas como un tatuaje en mi alma… "no olvides ver debajo de tu almohada amor mío..." y fue justo ahí cuando me regalo el ultimo latido de su corazón. No entendía que era lo que trataba de decirme pero lo comprobé después de un tiempo.
Me sentí feliz por que mis hijos estuvieran vivos, pero destrozado por la muerte de la única mujer que me amo y me brindo su apoyo incondicional. Sentí nuevamente una punzada de dolor al recordar a mi difunta esposa, mi pequeña Marie Elizabeth O'Conner…
Abrí rápidamente mis ojos al oír unos pasitos acercándose a mi lugar…
-Papi! Papito!-dijo mi princesita cuando me agache a recibirla con mi brazo libre. Estaba temblando por el frío, y la estreche más a mí para cubrirla con una de las mantas entregándole a Will a Sophia.
-Ya mi amor… ya paso princesa, estoy junto a ti, tranquilízate preciosa- le susurraba para tratar de calmarla tanto a ella como a mi. Recordar el pasado no me traería nada bueno…
-¿Sarah mi niña, estas bien? ¿no te has hecho daño?- le decía Sophia mientras la tocaba por todo su cuerpo para buscar alguna herida. Pero fue interrumpida por la intromisión de la misma mujer que minutos atrás trataba de consolar a mi hija…
-Hola, Ustedes deben de ser los padres de esta preciosa bebe… estaba muy asustada y no sabia donde encontrarlos, hasta he llamado a mi familia para buscarlos, de hecho no deben tardar…- dijo la muchacha rápidamente con una hermosa voz.
Su olor era exquisito, una mezcla entre naturaleza y chocolate. Tenía unas ganas terribles de acortar la distancia entre nosotros. Di un paso hacia ella con mi hija en mis brazos, ya más cerca me di cuenta que tenia un cuerpo digno de una modelo de revistas, era muy alta. Traía un pantalón de mezclilla y un suéter blanco demasiado ajustado que resaltaba su moldeado cuerpo, traía puestas unas gafas oscuras que cubrían casi por completo su rostro. Sentí la necesidad de quitárselas pero me interrumpió mí cuñada…
-Sentimos la molestia, es una alegría que encontraras a este duende travieso, te lo agradecemos mucho…mi nombre es Sophia O' Conner mucho gusto- dijo dándole su mano en señal de saludo- Y el es mi cuñado Jacob Black , padre de los pequeños - le dijo señalándome, la chica di un respingo pero se relajo al momento
-El gusto es mío... y no fue ninguna molestia la pequeña es un encanto- dijo mientras se quitaba las gafas, y le daba la mano a Sophia
- Mi nombre es Renesme Masen, un gusto Sophia- se giro para darme la mano aun con la mirada
- mmm...… tu nombre se me hace conocido… pero no creo… olvídalo…
-un gusto Jacob- dijo estrechando mi mano, el contacto de su piel me hizo estremecer y un escalofrío recorrió mi columna vertebral, en ese momento sus ojos chocaron con gran impacto con los mios, sus grandes orbes chocolate intenso tenían un brillo especial.
Pude sentir el frío de su piel cuando se erizo ante mi contacto, sus mejillas vibraban en un rojo radiante, mientras mordía con nerviosismo su labio inferior, de pronto mi mundo dio un giro de 360 grados, ella era mi imán personal que me atraía fuertemente sin querer despegarme.
No me di cuenta si nuestros ojos estuvieron conectados un segundo o un minuto, para mi el tiempo se volvió a segundo plano.
De pronto lo entendí. Entendí por que todo me guiaba con rumbo a ella. el por que deseaba tenerla a mi lado siempre. Esa mujer era mi impronta, a la que por años había buscado.
Y ahora gracias a mi hija la he conocido. Agradecí al destino por jugar así con migo, la vida jugaba al azar y le agradecí firmemente por haberla encontrado ahora, la amaba y sus ojos demostraban ternura podría tener una esperanza…
"Yo Jacob Black me he enamorado perdidamente de ti Reneesme Masen" quería gritar de alegría para ver si mi amor era correspondido…
-Jacob- escuche nombrarme una voz cantarina, una voz que a pesar de estar tan diferente pude reconocer. Con todo mi pesar aleje mi mirada del amor de mi vida, para encontrarme con la persona que creí amar en el pasado.
Cuando la visualice no tuve duda alguna, era ella, era Isabella Swann. No me equivocaba era ella pero ya estaba convertida en un chupasangre, mis fosas nasales se contrajeron por el olor dulzón, nuestras miradas se encontraron con la pequeña diferencia que sus ojos ya no eran los mismos, ahora eran de ese color dorado que caracterizaba a los Cullen.
- Ja…cob…e erress tu? Nooooo eestass mueeertoooooo!- grito histérica. Se le notaba el ceño fruncido, denotaba confusión y frustración, eso no podía ser cierto. No dios mío ¿por que?, después de todo lo que había hecho para nunca volver a verla y hacerla feliz se había ido por el excusado….
Ella trato de acortar la distancia pero le fue impedido por unos brazos marmóreos. Los brazos de su ahora esposo y mi antiguo rival de amores Edward Cullen. El parecía confundido y su ceño estaba totalmente fruncido, sus ojos se movían rápidamente de Reneesme a mi sucesivamente. Un gruñido salio de su pecho eso me hizo ponerme a la defensiva, no iba a dejar que le hiciera daño a mis hijos, a Reneesme ni a Sophia.
-¡Ella se llama Reneesme Cullen!- me grito el chupasangre ahora tratando de controlarse el.
Pero mi Reneesme no es una chupasangre, quería ir y arrancarle cada una de sus extremidades y quemarlo para acabar con su existencia ¿acaso pensaba convertirla? Esta loco si creía que lo iba a permitir.
-Rennesme ven aquí!- el amor de mi vida camino en dirección a ellos, me sentí derrotado, la tome de la muñeca para evitar su andar, Bella le preguntaba a susurros a Edward que era lo que pasaba, mi amada me volteo a ver y sus ojos tenían una profunda tristeza, se podían ver cristalinos y llenos de miedo.
-Suéltame Jacob, mis padres me esperan- me dijo en un susurro que solo yo pude escuchar, mi corazón dejo de latir por un minuto, safe el agarre y vi como ella se posicionaba entre ellos ¿será eso posible? ¿Ellos eran sus padres?
Parpadee varias veces para ver si mis ojos no me mentían. No, esta era la cruda realidad, mi cruda realidad mejor dicho.
Gotas de lluvia empezaron a caer rápidamente en todo mi rostro, mis hombros y el resto de mi cuerpo, por inercia apreté mas a mi bebe, para protegerla de la tempestad. Este no era el momento para aclarar el pasado, tal vez nunca estaría listo para eso. Pero sabía que en ese momento no tenía las fuerzas necesarias, mi mente era un remolino de emociones, me dolía la cabeza, la sentía como si la hubiesen puesto en una licuadora por horas y horas.
Sacudí mi rostro, tratando de entrar en razón y alejarme rápidamente de ahí. Antes de desmoronarme, el rostro de confusión de Bella y la inquietud y enojo en el de Edward, y por ultimo y mas doloroso el rostro de tristeza y melancolía de mi Nessie, no me importaba que sus padres fueran vampiros, necesitaba respuestas y las conseguiría después, primero llevaría a un lugar seguro a mis hijos, me tomaría el tiempo para digerir y relacionar todo, y después la buscaría hasta el fin del mundo si fuera necesario.
Me fui de ahí, sin contestarle a Bella. Escuche sus sollozos, y me llamaba con susurros, pero ahora no era el momento, no cuando mis hijos y la mujer que amo están de por medio.
Esto simplemente se podría describir como el dia mas hermoso y trágico de mi vida.
Ojala les guste chicas y me dejen un review...
