Ladybug se encontraba en el tejado de una casa, teniendo de vista la increíble Torre Eiffel. Sin embargo no estaba ahí del todo para apreciar el monumento. A su alrededor había muchas margaritas arrancadas de sus tallos y en esos momentos tenía en su mano una de ellas, quien arrancaba sus pétalos diciendo las siguientes palabras...
"Me quiere, no me quiere, me quiere, no me quiere..."
Ella lo seguía haciendo hasta que arrancaba todos lo pétalos, siendo la ultima la respuesta definitiva, pero al terminar de deshojar la margarita, suspiraba nuevamente al recibir una respuesta negativa y era obvio la margarita la odiaba, aproximadamente el 90% de las margaritas la hacía, es lo que pensó ya que solo muy pocas de ella le había mostrado una respuesta afirmativa.
Sabía que no tenía que llevarse por algo así, porque estas no sabían que sentimientos tenía Adrien por ella. No obstante esta era la única esperanza que le quedaba y es por eso que luego de sentir esa decepción de vuelta, se puso a observar de forma triste el tallo, mientras sus ojos se cristalizaban al querer llorar.
Todo esto sucedía porque faltaba menos de un mes para que tenga que decir adiós a todos, y lo era porque se acercaba su graduación. No quería dejar de ver a Adrien, no quería que se vaya de su vida, de una que ni siquiera para él forma parte de ella.
No quería que eso sucediera, pero era una cobarde, no tenía la valentía que poseía Ladybug, a pesar de ser la misma persona, no podía hablarle para acercársele y menos para confesarse y a pesar de todo el tiempo que tuvo, ella no pudo ser su amiga, ya que muy poco intercambiaron palabras, muy poco se conocían y así con Adrien terminaría lo que nunca empezó.
—No quiero decir adiós —Musito Ladybug al viento, que se llevaba varios de los pétalos arrancados.
No obstante, a pesar de que no quiere que suceda es algo que eventualmente pasara, se graduara y sus caminos se desviaran. Sin embargo antes de que eso pase, Marinette quiere decirle sus sentimientos a Adrien y confesarse por fin, pero como siempre, el miedo la invade y no puede hacerlo. Por eso ahora estaba arrancando los pétalos de la margarita, a pesar de que sabía que no le iba a dar la respuesta a los sentimientos de Adrien.
Porque no importaba si era una negativa o una afirmativa. Las margaritas no lo sabían.
Solo Adrien, y ella si se lo preguntaba.
