Aclaraciones:
[Narración por el personaje]
Letra inclinad: pensamiento.

Preludio
Capitulo 1: antes del preludio.

"…y los hijos de las tinieblas emergerán cuando nuevas lunas sangrientas aparezcan en los cielos de Alklium. De las tierras emergerán como fantasmas hambrientos en pos de una cruzada sangrienta…seres en picos de madera gritaran y convulsionaran mientras esos seres demoniacos beben sangre en orgias negras…será el tiempo en que el terror invadirá la tierra y los mortales teman…"

Sangriento amanecer

-
[No sé decirlo. El no dijo ni una palabra, y yo por nada del mundo hubiera podido pronunciar una silaba. Un escalofrió recorrió mi cuerpo; me oprimió una sensación de insufrible ansiedad; una curiosidad devoradora invadió mi alma, y, reclinándome en aquella pared de aquel frio callejón, me quede un rato sin aliento, inmóvil, con la vista clavada en el. Sus ojos habían perdido la vivacidad y brillo y perecían sin pupilas, lo que me hizo esquivar involuntariamente su mirada vidriosa para contemplar sus labios consumidos como si en no hubiera probado una gota de agua en siglos, no podía creer que estuviera ahí, que estuvieras ahí.

-¿Qué quieres?-le dije con el poco aliento que me quedaba.

Aquel ser que creía conocer no me respondió, sus ojos vidriosos miraban mis ojos, no quise esquivarlos, pero aquel contacto ere muy incomodo.

-¿Qué quieres?-dije de nuevo-hace frio, tengo que irme.
-a la mansión, supongo-dijo el mirándome de nuevo.
-así es-dije-así que si no te importa me tengo que ir.

Comencé a caminar, pero como si se tratara de un rayo, el ya estaba frente a mí.

-no pierdes el tiempo-dije mirándolo.
-pruebo mis nuevas habilidades con tigo-dijo el acercándose a mí.
-tranquilo-dije con vos dura-te vigilan.
-eso no me intimida.
-aun estas aprendiendo-dije.
-lo sé, pero tu serias perfecta para que me instruya.
-deja tus estupideces de casamentero en otra parte.
-sabes aun nos preguntamos pro que te escogieron a ti.
-yo también, créeme, me lo pregunto cada mañana.

El se me acercaba peligrosamente, llevaba años estando con tacones, pero aun me costaba trabajo sostenerme, y aun mas porque las calles de New York estaban cubiertas por nieve, fue ahí cuando me di cuenta de que miraba hacia mi cuello, gracias a dios que estaba cubierto con una bufanda si no ya hubiera sido su víctima.

-aléjate-dijo una vos fría.

No mire, sabia quien era, sabía que tarde o temprano se aparecería, así lo tomo con tranquilidad, en unos minutos el ya no estaba, extrañaba sus ojos vidriosos, pero no creo que ELLOS estén de acuerdo con ello, por lo que tenía que ser acompañada por él, pero a menos que desee morir, a menos que ya no quiera existir, me encontrare con él.

-¿estás bien?-me dijo con aquella fría vos.
-claro-dije mirándolo.
-bueno, apúrate que aun tenemos que pasar por tu vestuario-dijo el tan frio como siempre.
-está bien-dije caminado detrás de él.
-trata de no ser una carga-dijo abriéndome la puerta de la limosina.
-está bien-dije entrando en ella.
-deja de decir, está bien-dijo el cerrando la puerta]

Una alarma retumbaba por aquella antigua mansión.

-diablos-dijo una chica de mirada esmeralda-si no fuera por eso, yo mismo la mataría.
-nadie matara a nadie-dijo una vos masculina.
-hoy estas de buen humor-dijo al joven.
-no tan de buenas, ve a despertarla.
-¿Por qué yo?, cara de que me viste ¿de sirvienta?

La chica miro como los ojos dorados de su amor se convertían en rojos.

-está bien, no se moleste la despertare, pero hoy está más comunicativo de lo común.
-Áyame vete-dijo el muy serio.
-está bien.

Aquella chica de melena rojiza camino por los pasillos hasta llagar a una habitación con puerta blanca, no era difícil de confundir, ya que era la única blanca, entro y ahí estaba ella dormida plácidamente, a su alrededor se encontraba miles de cosas, ropa, zapatos, collares, diamantes y de mas.

-solo le falta sus pantaletas.
-Áyame, ¿Qué hora son?-dijo una vos somnolienta.
-son las 7 en punto.
-se supone que debo estar lista en 15 minutos.
-así es.
-es que mi alarma no sonó.
-claro que sonó-dijo la joven-hasta el amo se despertó.
-¡enserio!-dijo la chica levantándose de la cama-dios me matara por eso.
-sí, y si no es el serán los demás.
-lo lamento áyame-dijo la chica.
-por favor, no uses mi nombre con tanta facilidad.

La chica de mirada azulada la miro.

-lo lamento.
-sabes que te apreciamos, pero de un modo muy diferente, ya que tu mantienes vivo a nuestro amo, pero eso es todo, no te creas la gran cosa.
-lo sé, también sango me lo dice.
-bueno, pues tenlo en cuenta, apúrate que koga ya te está esperando.
-el de nuevo.
-así es, fue el que te asignaron esta vez, bueno el único que ha sobrevivido.
-demonios, es que él es tan frio.
-¿más que el amo?
-no, pero no lo soporto.
-recuerda la de anoche, y el te salvo.
-lo sé, pero es su deber.
-vaya hablaste como una niña riquita.
-no sigas Áyame.
-bueno apúrate que la sesión de fotos es en una hora.
-sí, ya lo sé, kanna maneja mi agenda.
-¿esa humana?

La chica de ojos azules miro a la pelirroja.

-lo siento-dijo la pelirroja.
-gracias-respondió la recién levantando-recuerda que yo también soy como ella.
-pero no del todo.

Kagome se metió al baño y Áyame salió de la habitación.

La chica salía a toda prisa, con aquellas botas era muy difícil bajar las escaleras.

-¿Por qué me toco hoy sesión de fotos?-dijo la chica que cargaba un gran bulto color chocolate, lucían unos vaqueros de mezclilla y una blusa blanca con una larga gabardina en color chocolate y una bufanda de encaje amarillo.
-ya te vas…

Antes que la chica de cabellos marrones hable la chica de ojos azules le dio un beso y se fue.

-nos vemos sango.

La chica de mirada café y cabello del mismo color la miro con una mueca, que parecía ser una sonrisa.

-siempre de prisa.

Por fin podía divisar la limosina negra, estaba llegando a la puerta cuando sintió la presencia de él…se detuvo en seco.

-buenos días amo, ya me voy.

Podía sentir que él estaba detrás de ella.

-no te alejes de koga-dijo la vos fría detrás de ella.

Ella voltio pero no había nadie, solo retumbaba en sus oídos aquellas palabras tan gélidas y monótonas, sin sentimientos, ella sonrió, ya estaba acostumbrada a eso, no era nada nuevo para ella.

-hola koga-dijo ella sonriendo.
-entra-dijo el joven.
-voy-dijo ella subiendo-podemos pasar por algo de comer muero de hambre.
-solo tenemos 10 minutos.
-pero tengo hambre, ayer el amo tomo mucho-dijo mirando su muñeca.
-está bien-dijo cerrando la puerta.

La limosina se puso en marcha mientras una figura miraba desde el punto más alto de aquella vieja mansión, como esta se alejaba hacia su destino.

Kanna era una joven, de cabello platinado y ojos casi plateados, cualquiera pensaría que era alguien sobre natural, pero era una simple humana, de apenas 25 años, era muy trabajadora, y ahora era la secretaria personal de las figuras más destacadas en todo New york.

-ya estoy aquí-dijo la chica de ojos azules.
-señorita Higurashi-dijo kanna-¡llega tarde!
-lo lamento kanna, me detuve a desayunar, tenía bastante hambre.
-bueno-dijo kanna mirando su agenda-bien tenemos media hora para prepararte para las fotos, y luego de eso, tienes una cita con las empresas Atairan.
-¿para qué kanna?
-me han pedido que tú seas la imagen para la campaña de ropa.
-¡que genial! Aunque me encantaría que hubiera sido por los zapatos o por sus cosméticos.
-tranquila, se empieza por algo.
-bien-dijo la joven-me iré a preparar.
-está bien.

La chica de ojos azules salió de la habitación.

-hola koga, me sorprende que trabajes aun con ella.
-soy el único que la soporta-dijo el serio.
-¿Por qué?
-sonríe todos el tiempo y también habla.
-kanna ríe-o eso no es tan malo koga, pero bueno, yo te llamado cuando hayamos terminado.
-está bien.

-amo-dijo la pelirroja.
-¿Qué sucede?-dijo el mirando hacia la ventana.
-me informo koga, que la señorita llegara tarde de nuevo.
-está bien.
-le digo a koga que la taiga directamente.
-claro que si-dijo la vos fría de aquel ser-y que la meta a su cuarto si es necesario.
-está bien-dijo Áyame haciendo una reverencia-me retiro.

La puerta se cerró, y en la oscuridad de la habitación un par de ojos dorados resaltaban.

-ya esta lista Koga-dijo kanna asomándose en la entrada del local.

Koga apago el cigarrillo que se encontraba en su boca, tirándolo y pisándolo con su zapato, entro al local y ahí estaba ella comiendo.

-vamos.
-ya voy-dijo ella metiéndose el ultimo trozo de su emparedado-vamos kanna.
-voy-dijo la chica de ojos plateados-koga ayúdame con esto.

Del armario saco un montón de trajes.

-vamos chicos-dijo la chica.
-kagome, si nos ayudaras podría ser más rápido.
-está bien-dijo kagome-dame.

Ella carga unos y los tres llegaron a la limosina, las dos chicas subieron y koga arranco.

-lista para la entrevista.
-claro kanna.

Las empresas Atairan, eren muy famosas por todo el mercado japonés, alemas, y americano, ya que vendían cosméticos, zapatos, ropa y demás, eran conocidos, por las famosas modelos que lucían sus productos y esta vez no se querían quedar atrás y le habían ofrecido uno de sus productos a una de las famosas modelos que habían surgido y sobre todo por ser extranjera.

-Shimada-san-dijo una joven que vestía un traje de oficina.
-si-respondió la vos de un hombre.
-la señorita kagome está llegando.
-mándala a la sala de juntas, sola.
-está bien-dijo la joven.

Shimada-san era un empresario muy distinguido y encabezaba las revistas de los hombres más ricos en Norteamérica y Europa, de padres franceses y abuelos japoneses, también aparecía en las revistas de los empresarios más guapos, el apenas tenía 24 años y ya era dueño de muchas empresas por todos el continente.

A la entrenada de la gran empresa, la limosina se detenía y de ella bajaba un chico de cabello negro y traje de chofer, la puerta se abrió y dejo ver a una joven de 1.76 cabello ondulado y de un negro azulado, le llegaba hasta mas debajo de la cintura, tenía un bello vestido azul con un abrigo negros, guantes y bufanda del mismo color, caminaba por los pasillos, y por donde pasaba las mujeres y hombres la miraban con admiración y uno que otro cerdo en otras cosas aparte de lo linda que era.

-aquí me quedo-dijo kanna.
-está bien, no tardo-dijo kagome entrando por unas enormes puertas.

Al entrar se quedo maravillada, era una oficina muy grande y decorada al estilo oriental, había una mesa para fácilmente 50 personas y al final se podía ver una silla mirando hacia las grandes ventanas.

-bienvenida a mi pequeña sala de juntas.

Kagome supo que la vos venia de la silla, así que camino lento hacia él, se podía oír el sonido de sus tacones por la habitación.

-¿no crees que son tacones muy altos?
-en lo absoluto, tengo unos más altos en mi casa-dijo ella riendo-aun que no los uso, ya que rebasaría los 1.85.
-eso sería muy hermoso de admirar-dijo volteándose para mirarla.

La miro de los pies a la cabeza, y ella hizo lo mismo.

-disculpa por no presentarme, soy Shimada Dominique.

Kagome aun no llegaba junto a el por lo que camino más rápido hasta llegar hacia él, el cual se levanto y tomo su mano.

-no hace falta, señorita higurashi kagome-dijo quitándole el guante y besando su blanca piel.

Kagome retiro su mano con sutileza y el joven la miro fijamente.

-tiene unos ojos muy bellos señorita.
-muchas gracias-dijo ella tomando asiento-¿es usted japonés?
-tengo raíces de ahí, mis abuelos lo eran y unos de mis padres es francés.
-entiendo.
-¿y usted?
-mi madre era japonesa y mi padre alemán, es por eso que saque sus ojos.
-bueno señorita como ya le habrá dicho su representante quiero que usted modele mis últimos modelos de ropa.
-para eso he venido señor.
-por favor no me llames señor, me hace sentir mayor, llámame Dominique.
-muy bien y a mi llámame kagome, bueno Dominique, ¿Cuándo comienzo?
-pues mañana mismo-dijo el mostrándole unos documentos.
-me parece bien-dijo kagome-le mostrare los documentos a mi representante y se los traeré mañana mismo.
-¿no vino con usted?-dijo él.
-no-dijo ella-tiene mucho trabajo y no pudo venir, pero mañana mismo vengo claro si él no encuentra ningún impedimento.
-pues bien kagome, espero que vengas mañana por qué esa ropa fue hecha para ti.
-muchas gracias, pues me retiro-dijo kagome levantándose y colocando su guante-nos vemos-dijo tomando los documentos.

Kagome camino hacia la puerta y salió, suspiro unos momentos, aquel joven no le quitaba la mirada de encima, tenía unos bellos ojos verdes, mas verdes que los de Áyame, eran muy lindo, misteriosos, era muy bello, tenía el cabello muy rubio y lacio, muy lacio, largo y llevaba un bello traje blanco.

-dios.
-¿Cómo te fue?-dijo kanna mirándola.
-pues aquí están los papeles-dijo mostrándoselos.
-perfecto-dijo kanna-ahora solo falta que…
-el acepte-dijo kagome con vos fría.
-bueno vamos-mira qué hora son-dijo mirando su reloj-más de media noche.
-¿Qué?, tanto hable con él.
-claro que si-dijo kanna-bueno vamos, koga te está esperando.
-está bien.

Kagome salió y miro la limosina.

-hola koga.
-sube.
-tranquilo-dijo ella sonriendo-me contrataron-
-hay que ver que dice él.

Kagome se subió y también kanna.

-¿por qué no estás feliz?-dijo kanna mientras la limosina arrancaba.
-el aun no lo ha aprobado, eso me entristece.
-lo sé kagome, pero veras que lo hora.
-está bien-dijo kagome-espero que lo haga.

Kagome entraba por la enorme puerta de la mansión, sabía que era tarde, camino por los pasillos hasta las largas escaleras, subió lentamente, hasta que pudo oír el sonido del violín.

-ave maría.

A su amo le gustaba tocar esa canción, y a ella le encantaba, camino hacia el sonido, hasta topar con una enorme puerta negra con manijas de plata, toco.

-pasa-dijo una vos detrás de la puerta.

Ella entro y lo miro, la luz de la luna lo bañaba.

-me gusta esa canción-dijo ella sonriendo.
-es el ave maría-dijo él.
-sí, lo sé, tengo recuerdos de esa canción.
-¿recuerdos?
-así es-dijo kagome sentándose en una gran silla-son muy vagos pero en fin son recuerdos.

El dejo el violín a un lado y miro a kagome.

-¿tiene hambre?
-¿Dónde están los documentos?-dijo él.

Ella lo saco de su bolsa y se lo dio, el lo tomo y ahora su atención estaba en aquellas hojas.

-bien-dijo el-mañana te las dará koga ya firmadas.
-¿enserio?-kagome se levanto-muchas gracias.

El la miro, kagome se sentó y lo vio acercarse.

-¿sucede algo…

Él le quito el abrigo.

-sesshomaru-sama?
-tengo hambre-dijo el tomando su muñeca.

Ni un minuto paso, y la joven de cabello negro yacía en la cama y encima de ella su amo alimentándose de su sangre.

-tu sangre me llena de vida.

Kagome apenas y lo oyó.

-me alegro sesshomaru-sama-dijo antes de desmallarse.

-¿Qué sucede naraku?
-me encontré al manantial.
-¿a la humana esa?
-así es.
-¿y qué paso?
-su sangre me llama, necesito poseerla, si su sangre es maravillosa como humana, imagínate como será cuando se convierta en uno de nosotros-dijo riendo.

Continuara…