Finding The Love Again
Capítulo 1: Las Lágrimas del Héroe
(英雄の涙)
"Eiyū no namida"
Sumary: Años atrás, Naruto se marchó de Konoha, ahora casi diez años después, Naruto regresa a su Aldea natal, pero a diferencia de como se fue, esta vez viene acompañado de dos niños y otro hombre, con su llegada vienen extrañas noticias sobre demonios de otra dimensión. ¿Cuál será la reacción de los antiguos amigos? ¿Podrá Naruto volver a confiar otra vez en aquellos que una vez le fallaron?
Disclaimer: Ya saben, Naruto y sus maravillosos personajes no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto-sama, yo sólo los tomo prestados para incluirlos en mis tramas, que son completamente mías, al igual que los personajes que no se encuentran en el maravilloso mundo de Naruto. Ahora, disfrutad del fic.
Nota: Uf, vaya, después de casi cinco años he decidido seguir la historia. ¡Bua~! Lamento mucho la larguísima espera, pero a sinceridad espero que valga la pena, sin más, la primera re-edición de Finding The Love Again.
—To…todo… acabo…―balbuceaba un ninja, su cabello color café estaba revuelto y sus azules ojos opacados por el terror.
―Lo hemos perdido casi todo ―dijo otro que se hallaba por ahí.
—¿Dón…dónde esta, Naruto? ―el joven de ojos azules se apoyo en su espada, poniéndose en pie, sus ropas estaban rotas y llena de suciedad pero no solo la de él, sino también la de los demás aldeanos y ninjas experimentados.
La ciudad Olrei ahora no era más que ruinas… La bella ciudad perteneciente a la Aldea de la Ola estaba hecha pedazos, en la madrugada de ese día había atacado un demonio desconocido en todos los registros ninjas… Llevándoselo completamente todo.
—¡¿Dónde demonios está Naruto? ―Gritó esta vez el joven, desesperándose. No podía creerlo, en un solo día que creía iba a ser perfecto, lo perdió todo; su familia, sus amigos, perdió a su hermana y a su cuñado ya que no lo veía por ningún lugar…Perdió a sus padres ¡No tenia nada!
—¡Cálmate Aiori! ―Pidió un anciano por allí ―, los demás le están buscando también, ahorra tus energías y mejor prepárate para ver a tu hermana en el hospital, puedes encontrarte con lo que sea ―el anciano de ojos negros y cabellos blancos derramaba algunas lágrimas sobre el cuerpo inerte que yacía en sus brazos―. Daisuke también murió… pero debemos seguir adelante.
—Dai…suke-kun ―susurró Aiori, compungido. El nieto de aquel hombre también había muerto… ¿Cuántas vidas más harían falta para acabar con esos malditos demonios que salían de la nada?
Y mientras Aiori apilaba cadáveres junto a los demás, contaba el tiempo que le tomaría ir y regresar a los miembros del equipo médico y rastreador que fueron en busca de Naruto.
—De…mo…nios… Demo…nios…―balbuceaba un hombre de pie dentro de un río que se teñía sangre―. ¡Maldición! ―aulló con dolor, de sus ropas apenas si quedaba un pedazo de pantalón y un trocito de tela sobre su pecho; el fragmento de una máscara estaba pegado a su frente desde la cual emanaba un pequeño camino de sangre. El hombre tenía los ojos de un rojo claro veteado de azul y sus cabellos rubios estaban opacos, como si hubiesen perdido brillo.
De su hombro izquierdo podía divisarse una herida de garras enormes, causándole que los huesos que conectaban el hombro se dislocasen de los que le unían al antebrazo y a éste al brazo, con la mano derecha a duras penas podía sostenerse el brazo dislocado.
Intentando andar las rodillas le fallaron y quedó arrodillado sobre las duras y frías piedras del río.
—Mi…cuerpo no…reacciona ―sonrió irónico―. ¿Ya me voy a morir? ―sonrió lentamente, con una mueca.
Parecía que se estuviese volviendo loco, a su alrededor no había nadie, frente a él solo había un pequeño humo rojo que tomaba la forma de un pequeño zorro rojo.
—Eres un idiota ―respondió el humo rojo, con un deje de arrogancia ―, ¡si hubieses utilizado mi poder, nada de esto hubiera pasado! ―el zorro miraba con ligera preocupación al hombre que había sido su sello viviente desde el momento en que llegó al mundo.
—¡Calla! —Entrecerró los ojos mientras apretaba la mandíbula—. Hubiese terminado de destruir más la aldea —susurró esta vez —, además, no quería y no quiero volver a transformarme en ti.
—Tsk, eres un maldito mocoso…—el humo zorro guardo unos minutos de silencio –, nos moriremos los dos, ¿verdad? —pregunto sardónicamente.
—¿Te parece bien morir después de haber ganado? —fue la respuesta del hombre.
El zorro suspiro, como si estuviese agotado.
—Mira mocoso, hemos estado desde tu nacimiento juntos, no moriremos ahora, ¿entiendes? —El zorro le susurró como si le desgarrasen el alma—. Mocoso… No cabe duda que mi fuerza no te fue siempre necesaria… Eres fuerte por ti mismo, ¿me oíste mocoso? ¿Mocoso? ¡¿Mocoso? —pero el hombre ya no escuchaba, con una tenue sonrisa en sus labios, se dejo caer hacía delante.
Y su único pensamiento antes de sentirse abrazado por unos brazos calientes y de escuchar la distante voz de Kyuubi, fue que lo único que lamentaría sería que sus hijos crecerían sin él a su lado… Pero al menos tendrían a su madre…
Y no serían como él…
—Hm ya veo, así que eso paso en Olrei —en Konoha nada había cambiado, en ese momento la Godaime Hokage recibía las noticias de las diferentes y poderosas aldeas.
Así que habían pasado tres semanas desde aquel incidente en la pequeña aldea de Olrei y todavía se comentaba de ella… Ese día se habían terminado de incinerar todos los cuerpos faltantes.
Por un demonio que apareció de la nada… Según se rumoreaba, de "otra dimensión."
—Kakurosu… Informa a los demás escuadrones ANBU, quiero que estén alerta —ordenó la Hokage.
—Como ordene —respondió en el acto el ninja ANBU, para desaparecer en el acto.
—¿Han escuchado? —se dirigió al grupo de personas amontonadas en una esquina de la cual se destacaba un ninja de cabellos plateados y otro de largos cabellos blancos.
En un sillón mirando por la ventana se encontraba una joven mirando las aves en el cielo, pero atenta de lo que decían los demás.
—¿No han encontrado a Uzumaki Naruto? —Preguntó uno de los presentes, esto atrajo la atención de los demás y de entre el grupo, un hombre se movió, incómodo.
—No… Parece que la tierra se lo trago. No aparece en ninguna de las otras aldeas y la probabilidad de que el este entre los muertos de Olrei es de 10 a 20 —el hombre de cabellos largos y blancos hablaba con pesar.
—¡Por Dios! ¿Dónde fue la última vez que estuvo? —pregunto la Godaime, preocupada.
—Precisamente en Olrei —habló un hombre de expresión aburrida, con el cabello largo atado en una cola alta, con dos argollas plateadas en sus orejas.
—¡¿Qué? —exclamaron algunos de los presentes, sorprendidos, pero la joven sentada en el sillón no cambió su expresión.
—Naruto es tonto… Pero no tanto —otro hombre habló, poseía los ojos negros y el cabello del mismo color corto, con varios mechones cayendo sobre sus ojos, su voz trato de ser apacible sin llegar a serlo.
—Por salvar a los demás…Él lo daría todo, ¿no? —habló por vez primera otro hombre que se encontraba en una esquina de la habitación, al igual que el otro, tenía los cabellos y ojos negros, pero sus cabellos estaban acomodados hacía delante y tenía un rostro inexpresivo en ese momento.
Y en la sala se formó un tremendo silencio… Uzumaki Naruto podría estar entre los muertos de Olrei y ninguno de ellos saberlo.
—¿Naruto-san? —Sintió un tenue toque en el hombro—. Naruto-san —esa voz dulce y preocupada… No la conocía.
―Hm, ¿Dó…dónde estoy? —abrió lentamente los ojos, encontrándose con unos ojos amatistas observándole con alegría y alivio.
―Me alegro mucho que despierte, Naruto-san, hemos estado muy preocupados —la joven le observaba maravillada. ¿Quién rayos era?
―Disculpe pero, ¿dónde estoy? —Naruto se incorporó lentamente en la almohada notando varias cosas.
Una, que no estaba en su hogar, dos esa no era la habitación que compartía con su esposa y tres, que todo estaba de color blanco, ¿se había muerto ya y ese era el cielo o la entrada mas cálida al infierno?
―Señor, no creo ser la persona adecuada para esto, mejor llamare al doctor Akishiro, con su permiso —y la joven salió de allí.
La joven era simpática, y vestía de blanco, esa habitación olía raro, a medicinas, nunca le gusto el olor de las medicinas de los hospitales…Un momento, ¿ella había dicho, al Doctor Akishiro? ¿Doctor? ¡Un doctor! Eso significaba que estaba en un hospital, ¿no?
En ese instante entró un hombre con una barba de medio día, tenía unas ligeras bolsas bajo los ojos, llevaba una bata blanca sobre una camisa azul y un estetoscopio alrededor del cuello.
―Uzumaki Naruto-san, ¿verdad? —El hombre sonrió lastimeramente. Soy Akishiro Kai y he sido su doctor desde su ingreso a este hospital.
―Mu…mucho gusto pero… ¿Dónde esta mi esposa? ―preguntó, un tanto sonrojado.
―Naruto-san ―el doctor se acercó y se rasco la cabeza instintivamente por el nerviosismo, las noticias que le tenía a aquel hombre no eran nada buenas―. Señor, su esposa… Por favor, tome esto con calma, ¿si? ―quería decírselo de la forma más delicada posible.
Y su nerviosismo puso en alerta a Naruto, no le iba a gustar lo que le iban a decir, lo leía en sus ojos.
―¡Dígame de una buena vez! ¡Me enterare tarde o temprano! ―exclamó, golpeando su pierna derecha con su puño―. ¡He preguntado que dónde esta mi esposa!
―Señor, cálmese… su señora esposa… Su esposa Naruto-san, señor ella… Ella ha muerto ―susurró el hombre, deseando poder ahorrarle ese dolor a aquel héroe de la pequeña aldea de Olrei.
Y el rubio se sintió desfallecer… ¿Muerta? ¿Uzumaki Kashira, muerta? No… Debía haber un error, ella… Su único motivo de vivir no podía haber muerto. ¡No podía ser!
―N…no es posible ―pudo articular―. Yo la deje en el refugio subterráneo que hice en casa ―no podía creer lo que escuchaba de los labios del doctor.
― Lamento mucho ser portador de tan malas noticias pero a su esposa le empezaron dolores del parto en aquel momento… Le suplicó a su hermano que la trajese al hospital más cercano y él dijo que era imposible… Ella volvió a suplicarle porque ella sabia que su hijo iba a nacer él… Él entendiendo eso, la sacó y hasta que no llegaron al bosque no paso nada… Tuvieron la mala suerte de… que… se encontraron con otro demonio y… En un instante lo acabo todo… El hermano de su señora esposa cayó inconsciente y ella murió… Quedando en un ángulo que protegiese a su hijo ―Kai apartó la mirada del rubio, siempre era difícil dar noticias como aquella.
―No lo creo… ¡No lo creo! ―Naruto se puso en pie, pero las rodillas le fallaron―. Kashira no pudo haber muerto, ¡no pudo! ―Naruto sintió todo el peso del dolor en el alma y este se pasaba a su cuerpo adolorido por la batalla.
―¡Uzumaki-san! ¡Por favor, entienda, hice lo que estuvo en mi poder para salvarla! ―El doctor Akishiro se arrodillo junto a Naruto y le ayudo a incorporarse―. ¡Tiene porque luchar, tiene dos hijos esperando por usted! Debe seguir adelante, por ellos, entienda ―trató de hacerlo entrar en razón.
―¡Déjeme en paz! ―y Naruto se incorporó, sintiendo el frío piso de mosaico en los pies, vestido con una simple bata de hospital, el frío penetraba más rápido en su piel; abrió la puerta y empezó a caminar como pudo.
―¡Naruto-san! ¡Deténgase ha estado tres semanas inmovilizado su cuerpo no…! ―pero fue tarde, un segundo después Naruto se sintió caer, hasta que sintió una mano fuerte sostenerle a escasos centímetros del piso.
―Tan impaciente como siempre, ¿no, Naruto? ―una voz familiar atravesó en la nebulosa confusión de imágenes de su cabeza.
―¿A…ai…Aiori? ―Naruto alzó el rostro para encontrarse con los ojos azules y apagados de su cuñado.
―Hasta que te dio el deseo de regresar con los vivos ―lo ayudo a ponerse en pie y lo abrazo, como un hijo a su padre―. Pensé que habías muerto, idiota ―mascullo Aiori separándose de él.
―¿Es cierto… Aiori, Kashira murió? ―los ojos de Naruto se nublaron y se llenaron de agua salada.
El joven solo bajo la mirada y asintió, no podía ni mirarle a los ojos.
―No puede ser… ―y por los ojos del guerrero se deslizo una solitaria lágrima, se dejo caer al piso frío… No había motivos para vivir, Kashira no estaba… Nada valía la pena… Nada.
―Yo también pensaba lo mismo ―una mano se tendió ante el ―, pero hay que seguir viviendo, Naruto-san ―era la voz del doctor―. Mi esposa también murió… con mi segundo hijo ―el hombre sonaba triste―. Pero personas como usted y yo, tenemos motivos para salir adelante.
―¿Ah, si? ―Preguntó, con el dolor de su corazón atenazándole la garganta―. ¿Cuál es ese motivo?
―Nuestros hijos, Naruto-san… nuestros hijos ―y Kai sonrió―. Su esposa se fue, pero le dejo algo de ella y algo de usted juntos aquí… Usted es padre de mellizos.
¿Padre…Mellizos? Sentía un tenue calientito en el corazón, como si parte de su pesar se hubiese esfumado.
―Yo… ¿Puedo…verlos? ―pidió tímidamente.
―Por supuesto que si…son el motivo por el cual usted seguirá aquí… y su cuñado también ―el doctor Akishiro lo ayudo a ponerse en pie―. ¿Nos acompaña joven Aiori?
El joven asintió.
Más que su cuñado, Aiori sentía que Naruto era como un padre para él, por eso y sus sobrinos no se abandono a la muerte, mientras él y el doctor Akishiro sostenían a Naruto por los hombros hasta que la enfermera le inyectara adrenalina, pensó que Dios le había quitado…pero también le había dado.
La adrenalina tuvo el efecto esperado, causando una rápida circulación en Naruto, quien guiado por el doctor y acompañado por Aiori camino por si solo.
Pasaron a la sala de bebés, mientras una enfermera atendía a los demás recién nacidos y otra pedía la tarjeta de autorización en la entrada. En ese momento la que supervisaba a los bebés, estaba inclinada sobre los mellizos.
—Keiko, el es el padre de estos dos comelones, como ya sabes, este joven aquí presente es el tío de ellos, se pueden quedar una hora, seguro que no te molestaran —el doctor Kai le dirigió una tenue sonrisa a la enfermera.
—Como usted diga, Dr. Akishiro —la enfermera se había sonrojado ligeramente mientras asentía; en ese entonces por unos altavoces se escucha un llamado al doctor Kai Akishiro a la sala de partos.
—Bueno, Naruto-san, Aiori-kun nos veremos mas tarde, cuídate Keiko —y el doctor salió corriendo en dirección a la sala de partos.
—Bueno, ¿se lavaron las manos al entrar? —pregunto Keiko dulcemente. Ambos sintieron—. Muy bien pueden sentarse aquí mientras están con ellos, son una monada, lo único es que aún no tienen un nombre, por eso le hemos llamado el "Glotón" y la "Llorona" —rió tenuemente la enfermera.
Naruto sentía un calorcito expandirse desde su corazón hasta cada célula de su cuerpo… ¿Aquellas cositas tan pequeñas eran suyas? De repente sintió un nudo en la garganta.
—¿Son de diferentes sexos? —preguntó con sorpresa el rubio.
Keiko y Aiori asintieron.
—¿Por qué le dicen Glotón y Llorona? –rió al repetir los apelativos.
—Oh, eso es porque este niño come de a montón y a ella se le da por llorar desde que termina de comer y no hay forma de consolarla hasta que llegue Aiori-kun —sonrió ella—. Con su permiso, me retiro.
Naruto se inclino sobre las cunas dobles y miro a ambos bebés que podían ser gemelos si no fuese por el cabello, el varón estaba con un trajecito color azul y ella de rosa, él tenía el cabello rubio y ella negro, y él tenia sus marcas en el rostro… Rió tenuemente, tenía sus marcas.
—¿Has pensado en algún nombre? —Preguntó Aiori mientras observaba embelesado a su sobrinita—. Porque no encuentro nada en está hueca cabeza, al menos por ahora —sonrió mientras señalaba su propia cabeza.
—Hmm no lo sé… —empezó a decir el rubio, pero inmediatamente se acalló a si mismo, sus hijos habían abierto los ojos y les miraban, curiosos.
El niño tenía las cejas rubias y fruncía un poco el ceño como preguntándose, "¿quién es este que me mira así" En cambio la niña sonreía ante la visión sobre ella, dos hombres uno de cabellos negros que siempre la iba a ver y otro que era nuevo y tenía los ojos azules más claros que el otro, él le miraba con adoración.
—Hola…—sonrió Naruto, tocando casi con temor a ambos bebes—. ¿Cómo están? Hola —y volvió a sonreír, mientras el niño cambiaba el ceño fruncido a una vivaracha sonrisa, igual que la niña—. Hola, soy su padre y prometo protegerlos desde hoy hasta el fin de mis días —y tendió su mano izquierda a la niña y la derecha al niño, ambos apretaron los dedos índices de su padre, como dándole a entender que entendían el significado de aquellas palabras.
—¿Cuál nombre les pondrás? —pregunto Aiori, conmovido ante la imagen.
—Él se llamara Kashern y ella Nashira —sonrió él, al ver los ojos de sus hijos brillando—. ¿A que si les han gustado? —y los niños en su jerga de bebes le respondieron—. Muy bien, Kashern y Nashira, serán sus nombres —celebró mientras alzaba en brazos a Kashern y mas luego a Nashira.
Y mientras pensaba que protegería la felicidad de sus hijos a toda costa, también pensó que dentro de un par de años tendría que volver a Konoha… A su hogar... A volver a empezar.
-Continuará-
Uf, hacía tiempo que está edición re-editada estaba cociéndose en mi cerebro, pero nunca me dignaba a terminarla o a subirla. Espero que cada uno de ustedes me acompañe a lo largo de esta re-edición de todos los capítulos que hay hasta ahora.
Así mismo con algunos textos modificados, algunas cosillas por pulir y demás y, claro, la continuación de está historia hasta su final, que es lo que todos ansían leer, ¿no? Realmente espero que el "FLA RE.01" les haya gustado.
¡Gracias por todo el apoyo demostrado en estos años y la paciencia a la larga espera, que les aseguro, está pronta de llegar a su fin! ¡Hasta un próximo capítulo!
¡Ja ne~!
22 de Abril del 2011, a las 9:05 PM. En la sala de mi casa mientras escucho a BIGBANG.
