Palabra del puto primer día que se me pasó: Candy.

Disclaimer: D! PPGZ no me pertenece, dearies.


—No seas así, vamos.

Hice un ligero mohín, dirigiendo una mirada de insistencia hacia aquellos insinuantes orbes carmesí que parecían siempre estarse burlando. Crucé los brazos bajo el pecho y pasé mi peso de una pierna a otra, formando así toda la postura de una niña mimada. Brick sonrió como sólo él sabe hacerlo; destilando esa mezcla de petulancia, diversión y poder. Movió la cabeza de un lado a otro y continuó extrayendo con su lengua toda la dulzura de ese caramelo.

Fruncí los labios hacia un lado; no podía salirse con la suya. El desgraciado no me había tentado con un dulce solo para no invitarme, claro que no; me rehusaba a creer eso.

—Delicioso —presumió al acabarlo.

Arrugué el entrecejo, indignada por su falta de vergüenza y consideración. No podía creer que esa era la clase de persona por la que me sentía atraída, una que era capaz de joderme con lo que más amo: los dulces. El pelirrojo metió una mano en el bolsillo de su pantalón, sacó un dulce idéntico al que acababa de comerse y me lo restregó en las narices.

— ¿Quieres? —Mis ojos brillaron con emoción y una sonrisa se extendió a lo ancho de mi rostro. Alcé una mano hacia aquel hermoso caramelo [O tal vez así lo veía yo porque realmente tenía hambre], pensando que por una vez Brick me había puesto por encima de sus bromas y se había dignado a compartir conmigo sus dulces. Él alejó el empaque de mí—. Pues qué pena.

En tanto yo me esforzaba en retener mi ira y no estrellar su cabeza contra el poste del parque, el muy estúpido le quitó la envoltura y se metió el caramelo a la boca. Mis dedos se cerraron con fuerza a los bordes de mi blusa y abrí ligeramente los ojos que había cerrado en un intento por calmarme. Brick me sonrió mientras manipulaba el dulce dentro de su boca, lo hizo con burla y descaro en una frase nunca dicha como «tengo un dulce y tú no, pelirroja».

— ¿Qué pasa, rosadita? ¿Querías? —burló.

Pero yo ya no estaba ahí, sino viendo como su lengua pasaba por sus labios, intentando quitar todo resto de dulce de estos. Avancé un par de pasos mientras él continuaba riéndose de mi necesidad por dulces y cómo él sí tenía uno. Ya estando cerca de él, le sonreí con superioridad. Frunció el seño, aún con una ligera sonrisa y, un segundo después, ya lo había arrastrado por el cuello hasta juntar sus labios con los míos.

Cerré los ojos mientras sonreía, aunque no sabía exactamente por qué. Tal vez fuese el sabor a fresa que tenían sus labios, el pequeño sonido de sorpresa que hizo cuando comencé a besarlo, o quizás haya sido cómo—al recuperarse—rodeó mi cintura con sus brazos y me apegó a él. Aunque, en realidad, puede que fuera por el momento en que introdujo su lengua a mi boca y comenzó a pelear con la mía. Llevé una mano a su cabello y lo atraje más a mí, siendo ahora yo quien exploraba la suya. Mordí suavemente su labio inferior antes de volver a lo que hacía, y fue ahí cuando vi mi oportunidad.

Para cuando Brick reaccionó, yo ya le había robado el caramelo directamente de su boca y corría burlona hacia el otro lado del parque. Desde ahí, vi su expresión de indignación, para luego convertirse en la sonrisa de un gato astuto que se acercaba lentamente hacia donde yo estaba.

—Eso es injusto, Momoko —Pasó su pulgar por sus labios y miró los míos. Mi sonrisa de triunfo desapareció; retrocedí un par de pasos—. No puedes simplemente dejarme con las ganas y, encima, robar mi dulce. Esta me las vas a pagar.

Oh, mierda. Yo solo quería un puto caramelo.


Y yolo, no ando inspirada, así que usé un recuerdo (sin comentarios).

Jek, prometo ponerme al día en la Blossick Week pronto, my lady.

Amour chassé-croisé, chiennes.