Enfrenté de sus compañeros, Félix estaba exponiendo lo investigado con elocuencia y sabiduría. Ni una vez se había trabado y parecía que entendía lo que estaba diciendo.

Todo iba bien hasta que...

Una mano se levantó ante ese tumulto de gente y por saber quién le pertenecía la mano, lo ignoraría.

Pero "El profesor" que emitió le hizo seguir con su fastidioso papel.

—¿Que pasa Dupain-Cheng?

—Me perdí.

Mientras sonreía. ¡Era una vil artimaña! Largó un suspiró hastiado.

—¿En dónde te perdiste?

—En tu mirada, guapo.

Félix tenía una vena saltante en su frente. Se acomodó su corbata resistiendo el impulso de ahorcarla con ella.

—Entonces deja de mirarme —masculló mientras seguía con su explicación— Solo escúchame.

Suspiró cuando vio que esta al poco tiempo se puso a observarlo detrás de unos binoculares. Resistió el impulso de confiscarlos, solo por el hecho de que habría una interacción entre ellos.

Al poco tiempo...

¡Iba a cortarle su mano!

Exclamó de nuevo en su mente al ver que se levantaba, moviéndose para un lado y para otro como si se estuviera ahogando.

Y si lo estuviera... ¡La dejaría que se hundiera con los peces!

—No entendí.

—¿Que no entendiste? —tratando de sonar calmo.

—Como una persona tan hermosa, amable (¿Amable?) , increíble puede ser mi profesor.

—Y yo no entiendo como una persona tan fastidiosa, irritante y habladora puede ser mi alumna. Si no quieres que te explique un tema de la clase. Hazme el favor de no hablar.

—Bueno, profesor no entiendo...

La primera duda se la respondió con calma, la segunda igual, la tercera ya comenzaba a irritarse, y la cuarta y la quinta... y la decimoquinta ¡Iba a golpearla! Pero... no tenía permitido golpear a sus alumnos. Suspiró al parecer se había metido demasiado a su papel.

—No lo entiendo —dijo por enésima vez.

—Y claro, todavía no lo he explicado.

Cuando lo hizo...

—¿Me puedes enseñar? ¡Aun no lo entiendo!

—¿Y a mí que me importa?, tonta —repuso fastidiado.

—Pero tú eres mi profesor —dijo inocentemente.

—Ah, claro —(Maldición)

—Si quieres puede enseñarme después de clases... ¿Quieres darme clases privadas?

La ignoró y siguió con la clase.

Empezaba a odiar mucho más la idea que tuvo la profesora esa que era simular ser profesor por un día (Más bien una clase) Con el objeto de vencer la timidez y exponer ante los alumnos la investigación realizada como si fuera su verdadero profesor.

¡Era un completo fastidio!

Luego de un rato que se hizo interminable para Félix que era bombardeado de preguntas por Bridgette. Al fin llegaba al final ¡Y no, no le iba a dar al término, clases privadas a Bridgette como ella le había sugerido!

—¿Tiene alguna pregunta?

Veía la mano levantada de Bridgette. La única... lo ignoraría ¡Por supuesto que lo haría, sino fuera por la profesora que estaba observando!

—¿Si?

—¿Por qué aun no eres mi novio?

—Sí, ¿por qué no lo eres aun? —siguieron los amigos de ella, seguidos de risas.

—De la clase —cortó tajante.

Aunque podría decirle miles de razones del porque no sería su novio, ya quería terminar con esto.

—Umm ¿Podrías de nuevo explicarme? ¿Desde...? —hizo una pausa como pensando.

—¿Desde dónde?

—Desde el principio.

—...

Miró a la profesora. Y el reloj colgado de la clase. Una hora más... ¡¿Una hora más?! ¡Pensó que faltaban unos minutos! ¡Maldición!

—¡Renuncio! —dijo de sopetón.

Largándose de la clase.

Definitivamente nunca seria profesor, mucho menos si algún día pudiera llegar tener una alumna como Bridgette.