La gracia de respirar.


Haikyuu no me pertenece, ni ninguno de sus personajes y esta historia no tienes fines de lucro.


Capitulo 1: la vida después de ti.

Lo recuerdo. Todavía lo recuerdo, esa tarde a comienzos de otoño tenía miedo, estaba asustado, pero al mismo tiempo un sentimiento vacío me consumía hasta la boca del estomago, era un caparazón vacio que se movía con la corriente temiendo ser arrastrado a mil metros bajo el mar, pero aun así era incapaz de moverme por mi mismo, era un muñeco que se movía por la inercia del día a día, y en ese momento me di cuenta que el vacío era más fuerte que el miedo o la ansiedad, que la opresión en mi pecho era más fuerte que todo lo que me rodeaba.

Apenas me afectaba lo que sucedía a mí alrededor. Veía todo a través de una seda trasparente, apreciaba las formas, distinguía los olores, escuchaba de nuevo el bullicio de Tokio a la distancia; pero todo estaba difuminado. Sin embargo la ansiedad se escurría sutilmente en mis huesos y el miedo estaba dormido bajo mi piel. Podía sentirlos esperando en un rincón de mi ser, esperando para poder explotar pero era un caparazón y en esos momentos nada podía ser más gratificante que estar dopado bajo los efectos del dolor y la soledad.


El sol se escondía en el horizonte tiñendo el paisaje urbano de Tokio en colores naranjas, rojizos y rosas. Kenma apreciaba en silencio a través de la ventana trasera del taxi como los cada vez más opacos rayos de luz se filtraban entre los pequeños edificios residenciales de aquella avenida, eso indicaba que estaba cerca de su nuevo y muy simple departamento. Fijo nuevamente la vista en su teléfono móvil para revisar que la hora marcaba las seis de la tarde en la pantalla de bloqueo, con un rápido movimiento de su pulgar desbloqueo el teléfono y en seguida se dispuso a jugar, sin prestarle mucha atención en realidad a la partida de "Regins" que había dejado olvidada hace unos minutos.

Kenma se sentía aliviado por el silencio respetuoso que el taxista le brindo desde el momento en que lo recogió en el aeropuerto, solo habían intercambiado las palabras necesarias para indicarle la dirección que le había enviado su madre por mensaje. Su madre muy ocupa como para preocuparse por su llegada o como para querer verlo a la cara luego de casi un año sin verse y de solamente cortas y concisas conversaciones telefónicas se había limitado a textearle, para darle la bienvenida de nuevo a Japón e indicarle la dirección exacta del piso que le había ayudado a conseguir para su llegada.

Casi tres años estuvo viviendo en los Estados Unidos. El viaje que cambio su vida totalmente, un viaje durante el cual pasaron muchas cosas que Kenma nunca quiso que ocurrieran y otras cuantas que siempre supo que terminarían ocurriendo como por ejemplo el divorcio de sus padres y la venta de la casa que siempre llamo hogar. Ahora sería su responsabilidad pagar el alquiler de su nueva morada; porque su madre no podía con el gasto y hace mucho que no hablaba con su padre como para llamarlo únicamente para pedirle dinero. En un lugar distante en su cabeza resonó la idea de conseguir un empleo que tuviera un horario acorde con su reintegro a la universidad.

—Joven esta es la dirección. —la voz del taxista resonó al momento en que el auto se detuvo, sacándolo de sus pensamientos. —Le ayudare con el equipaje.

Con un escueto asentimiento Kenma tomo su mochila repleta y se la colgó en los hombros, bajo del auto al mismo tiempo que el taxista y rebusco en su billetera los billetes necesarios para pagar el servicio mientras que el otro hombre sacaba su única maleta del automóvil.

—Gracias.

—No hay de qué Joven, bienvenido a casa. —respondió el señor de mediana edad con una sonrisa mientras recibía su pago y se disponía a subir nuevamente al taxi.

Kenma no respondió la sonrisa, ni siquiera lo intento, simplemente no fluyo, por que al momento que el motor del auto resonó en la calle y desapareció de su vista supo que no se sentía en casa, que en realidad hace mucho que no se sentía en casa, ni siquiera cuando volvía por unos días a Tokio; hace ya algún tiempo que estaba a la deriva, perdido en la ciudad que lo había visto crecer.

Un escalofrió recorrió su piel e involuntariamente movió su cuello bruscamente, sus dedos temblaron sobre el manilla de la maleta y se obligo a contar hasta diez y respirar profundo. Necesitaba oxigeno en sus pulmones, en su cabeza "calma, no ahora, respira."

¿Kozume-san?

Al llegar al diez en calma, Kenma se volvió para fijar su atención en la anciana que se asomaba en el pórtico de la pequeña residencia. La estructura de dos pisos era de un color verde ocre igual de simple y sosa como las demás que la rodeaban, con una ventana central de tamaño regular en cada piso, justo encima de la puerta de vidrio denso y la reja blanca poco desteñida que estaba en planta baja y por la cual se asomaba una señora de mayor edad con el cabello blanco y rizado, un poco regordeta, su rostro marcado por las arrugas que venían con la experiencia de los años. Kenma simplemente volvió a asentir.

—Soy Satomi Ozuna, la dueña de los departamentos, ven te mostrare el piso que apartamos para que te instales. —dijo la anciana Satomi con un gesto invitándolo a pasar.

Kenma se limito a seguirla y se concentro en el peso de su maleta, alzo la manilla al presionar un botón en la misma y esta se deslizo hacia arriba, inclino su equipaje y lo arrastro para que las pequeñas ruedas en la parte inferior soportaran la mayoría del peso.

La siguió en silencio y no se preocupo en cerrar ni la reja ni la puerta principal tras él. La planta baja estaba iluminada tenuemente por una lámpara blanca adherida al techo también había una pequeña recepción vacía en el lado izquierdo y tras esta estaba un estante cuadriculado que sobresalía en la pared, no era muy grande y en sus pequeños espacios se podía inferir que pronto se hallarían una que otra carta para los residentes. Frente al mostrador en la pared a la derecha, había una especie de cartelera donde habían uno que otro anuncio de trabajos a domicilio y sobre mascotas perdidas, y abajo justo en la esquina había un extintor de emergencia.

Siguió hasta el fondo para subir las escaleras. La anciana Satomi subía lentamente apoyada en el pasamano de madera pulida y soportes de yeso, el lugar era arquitectónicamente contemporáneo y silencioso. Kenma con un poco de esfuerzo jalaba su equipaje con las dos manos, mientras escuchaba a la anciana parlotear amablemente.

—Es un gusto conocerte Kozume-san, tu madre se comunico conmigo y medio muchas referencias de ti, es bueno saber que son personas confiables, yo rara vez acepto inquilinos que sean menores de treinta, ya sabes que los jóvenes de hoy en día pueden causar muchos problemas; pero tu madre me dijo que eras alguien responsable y ahora al verte le creó. —le dijo la anciana Satomi con una sonrisa, Kenma se sintió culpable por un segundo al no poder devolverla.

Pronto terminaron el primer tramo de escaleras llegando a una puerta de madera, la cual debía ser la de su departamento, suspiro porque ya quería descansar del pesado equipaje, además el vuelo había sido agotador y cansino.

—¡Oh! Disculpa Kozume-san pero ese no es tu piso. —le aviso la anciana Satomi al ver sus intenciones —Es el de arriba, este tiene un problema de tuberías y ahora es inhabitable, claro hasta que lo mande a arreglar. —comento la mujer mayor aclarando la pequeña confusión mientras subían el otro tramo de escaleras.

Kenma solo emitía pequeños sonidos que indicaban afirmación, no quería parecer grosero ya que la señora parecía muy amable. Cuando por fin llegaron frente a la otra puerta de madera en el piso de arriba Satomi saco las llaves de su bolsillo y la abrió, dejándole el espacio a Kenma para que este se adelantara y dejara el equipaje.

Al entrar lo primero que hizo fue soltar la maleta a un lado y bajarse la mochila de los hombros, el apartamento no era muy grande pero si era algo espacioso; frente a la puerta estaba la sala vacía, allí mismo estaba una mesa con sillas a juego justo debajo de la única venta que no era muy grande ni muy pequeña si no del tamaño adecuado. Las paredes, el techo y las lozas eran blancas, a un lado de la puerta estaba el lavaplatos y una cocina de gas bastante decente, esta hacia juego con la despensa y los cajones de abajo de la misma; reparo en ese momento que las habitaciones estaban a cada lado del lugar con sus puertas abiertas por lo que Kenma se asomo y noto que cada una tenía su propio baño, se veían bastante privadas, perfecto para él por lo que se volvió hacia Satomi.

—Muchas gracias, el lugar está bien.

—Me alegro que te guste, estas residencias son generalmente seguras y no tenemos problema con el gas, también puedes instalar por allí una lavadora y una nevera, el sitio no es muy grande pero creo que te puede funcionar, tienes mi numero para cualquier emergencia, pero si me necesitas vivo en el edificio de la izquierda en la primera planta. —le informo la anciana Satomi al pasarle el juego de llaves

Kenma simplemente asintió y observo como la mujer le sonrió por última vez antes de irse, cuando la casera toco el pomo de la puerta dio un pequeño brinquito que hizo que Kenma la imitara inconscientemente.

—Se me olvidaba, ya te mencione el problema de las tuberías del piso de abajo, este está bien, sirve el regulador de agua y todo pero el único problema es que cuando abres dos llaves de agua caliente al mismo tiempo solo una saldrá caliente, lo siento no he podido arreglarlo.

—No se preocupe, estaré bien Ozuna-san.

—Bueno entonces la renta es el último día de cada mes pero siempre podemos llegar a un acuerdo si se presenta un inconveniente.

—Si con respecto a eso, quisiera pedirle que me esperara con el pago del primer mes, para conseguir un trabajo y luego le pagare los dos meses faltantes en seguida.

—No creo que haya mucho probl...

—!Vieja Satomiiiiii!

El llamado a gritos irrumpió el silencio y la armonía del lugar, la anciana pronto hizo una mueca de preocupación y molestia, mientras que Kenma espero en silenció algo sorprendido por la voz femenina que resonó en el lugar desde las platas más bajas, pronto el suelo vibro y parecía que alguien se aproximaba a toda velocidad al apartamento, en cuestión de segundos una chica de más o menos de su edad aparecía en la puerta recuperando el aliento, completamente cargada de bolsos de equipaje y en su espalda sobresalía una guitarra debidamente guardada.

—Abuela Sato necesito una habitación, por favor. -soltó la recién llegada arrastrando la ultima vocal y tirándose encima de la anciana con ojos oscuros suplicantes, hasta que reparo en Kenma y se aparto disimuladamente. — Lo siento. —termino con una risita nerviosa.

—Koemi, ¿que se te pasa por la cabeza cuando haces estas cosas? —interrogo la anciana con tic nervioso en el ojo izquierdo, evidentemente molesta. —Preséntate como es debido con el nuevo inquilino, Kenma kozume.

—Mucho gusto Kenma, soy Koemi Osaki, de verdad lo siento por interrumpir pero es una emergencia. —la chica de grandes ojos negros se acerco a Kenma e hizo una leve y rápida reverencia.

Kenma se sentía un poco desorientado, de repente no sabía muy bien que sucedía a su alrededor pero simplemente asintió restándole importancia, quería evitar que el alboroto repentino se extendiera.

—Abuela, necesito una habitación, se que el plan era que llegara unos meses después pero se presento algo repentino y tome el primer autobús que venía Tokio, ya sabes es una buena oportunidad. —dijo Koemi pasando de Kenma, pero sin darle la espalda mientras inclinaba su cabeza hacia atrás en un extraño movimiento, Kenma entendió que se refería a la guitarra.

Satomi pareció evaluar la situación con preocupación, fijando su mirada en Kenma y luego en la recién llegada, luego de vuelta a Kenma y otra vez en Koemi.

—Lo siento niña pero aun no he arreglado el otro departamento, te esperaba para después y ya me he comprometido con el joven Kozume para rentarle este.

—Pero debe haber algo que podamos hacer, no te molestaría si no estuviera desesperada pero créeme, llegue esta mañana y he estado dando vueltas en la ciudad para conseguir un piso y nada.

—Koemi me pones en un aprieto. —sopeso la anciana mirando de nuevo a Kenma.

Kenma se sintió incomodo frente a la situación, pues era evidente que las dos mujeres se conocían, hasta parecían ser familia y el era un extraño, ajeno en aquel cuadro. Reparo en la señora Ozuna que le miraba como esperando alguna clase de respuesta, mientras cruzaba los brazos sobre su pecho, le esquivo la mirada y se fijo en la presencia de la joven algo extravagante que denotaba ansiedad pero sobretodo angustia.

—Koemi solo necesitas una habitación ¿cierto? —interrogo Satomi luego de un rato en silencio.

—Sí y solo será por unos días, lo juro, pronto conseguiré algo más. —respondió Koemi entusiasmada asintiendo rápidamente.

—¿Tienes a la mano el dinero que te dije del primer mes de renta? —pregunto seriamente la anciana.

—Si aquí esta. —respondió la chica de cabellos azabaches dándole unos golpecitos al bolso en su cadera.

—Bueno... Si es así... —dijo la anciana algo nerviosa y mirando a Kenma dulcemente. —¿Kozume-san estarías dispuesto a compartir el piso con Koemi por unos días? Es una buena chica y no lo molestara además pagara el primer mes de la renta.

Kenma parpadeo al instante algo sorprendido, y luego frunció el ceño al meditarlo. La verdad es que quería privacidad y desde que tenía uso de razón no le gustaba que nadie extraño invadiera su atesorado espacio personal y muchos menos ahora que no se sentía lo suficientemente apto para cualquier clase de compañía; pero cuando estuvo a punto de negarse lo pensó mejor. La cuestión del dinero; le convenía que alguien le ayudara con la renta, él prácticamente estaba en la nada y sin ayuda financiera, además ya sabía que era tener un compañero de piso, Erick fue un muy ruidoso compañero de piso en los Estados Unidos durante casi tres años pero había sobrevivió, y estaba también el factor de que la extravagante Koemi quien lo miraba expectante solo se quedaría a lo máximo unos meses. Tenía que ser más práctico y menos caprichoso así que simplemente dijo:

—Está bien.

Koemi hizo un ruidito y un ademan en acercársele pero se detuvo a un palmo de distancia y simplemente comenzó a moverse de forma inquieta y extraña sin parar de agradecerle mientras dejaba todo su equipaje en el suelo de golpe, menos la guitarra en su espalda.

—Muchas gracias Kozume-san, yo misma me encargare de conseguirle un buen lugar para Koemi pronto y tu deja la payasada y agradece correctamente. —reprendió la anciana Satomi a Koemi mientras le arrojaba un par de llaves a la cabeza.

—Kenma está bien, solo Kenma. —dijo por lo bajo el ex jugador de vóley restándole importancia a los formalismos.

—Kenma, muchas gracias de verdad, hoy la cena va por mi cuenta, no te preocupes por eso. —dijo felizmente Koemi mientras se sobaba la parte posterior de su cabeza con la mano donde ahora estaban sus llaves.

—Bueno los dejo para que se instalen y descansen. —aviso la anciana con una sonrisa dirigiéndose a la puerta donde se detuvo para girarse hacia la chica y le aviso —Mañana te espero al desayuno para ponernos al día.

—Ok. —canturreo Koemi con una gran sonrisa acercándosele a la mujer mayor y regordeta para darle una abrazo al mismo tiempo que le estampaba un beso en la sien llena de arrugas de la anciana. —Buenas noches viejis.

Con un simple gesto con la mano Kenma despidió a la anciana y observo como un segundo después Koemi cerraba la puerta para disponerse a rebuscar en su bolso.

Koemi sin duda debía ser una aspirante a idol o algo por el estilo, era obvio que estaba involucrada en esa clase de cosas artísticas y no solo lo deducía por su guitarra, toda su apariencia destellaba y sobresalía. Su cabello negro azabache le llegaba justo unos centímetros abajo de su barbilla, sus ojos eran enormes del mismo color del plomo y estaban ligeramente maquillados con delineador haciendo juego con sus espesas pestañas cubiertas sutilmente de rímel, sus carnosos labios estaban inyectados de un rojo sangre que contrastaba con su nívea piel la cual hacia relucir el pequeño septum en su nariz y en su oreja derecha tenía tres zarcillos y un industrial, mientras que en la izquierda sobresalían igualmente tres zarcillos y un tragus.

Su ropa era discordante tenía varios collares largos con diferentes dijes, una enorme camisa blanca con un emojoi de una nube vomitando un arcoíris, unos shorts rotos de jeans, mallas negras cubrían sus piernas y se escondían debajo sus botas de cuero al estilo militar; el tatuaje de dos grandes golondrinas debajo de la muñequea izquierda también resaltaba, toda ella era un foco de atención.

—Iré a comprar un par de hamburguesas con una bebida, vi un puesto de comida rápida a unas cuantas calles ¿Algún pedido especial Kenma? no te contengas, será un regalo de agradecimiento mi parte. —le dijo koemi mientras soltaba la funda de su guitarra y la acomodaba en la pared más cercana.

—Pie de manzana. —le contesto sin mucho ánimo, mientras le daba un último vistazo para tomar su equipaje y llevarlo hasta la habitación de la derecha.

—No sé donde conseguir uno, pero dalo por hecho nos vemos en un rato.

Al instante Kenma escucho la puerta abrirse y cerrarse nuevamente, indicándole que su nueva compañera se había ido. Termino de acomodar su maleta en un rincón de la vacía habitación, que solo tenía un aire acondicionado encima de la pequeña ventana y se dispuso a sacar el futon de su equipaje y extenderlo en el suelo que se notaba muy limpio, la anciana Ozuna debió haber acicalado todo el lugar antes de su llegada, saco también sus consolas, audífonos y cargadores, dejando el equipaje abierto para sacar una muda de ropa mas cómoda para tomar un baño, al igual que su toalla y sus utensilios básicos de limpieza.

Llego al baño y para su sorpresa era bastante cómodo y agradable, tenia lozas celestes cubriendo el lugar, una ducha estaba cubierta por una puerta corrediza bastante moderna a diferencia de todo lo demás, también había una cesta de plástico y un pequeño estante donde dejo sus cosas.

Se paro frente a la encimadera del lavamanos y observo el reflejo que le devolvía el espejo frente a él. Kenma llevo una mano a sus labios resecos y quebradizos en un gesto inconsciente; estaba pálido y tenia oscuras ojeras debajo de sus ojos, distraídamente paso la mano por sus cabellos oscuros pensando que estaba volviendo a crecer por lo que debía córtalo rápido antes de que le llegara a la barbilla. Ese pensamiento le genero un malestar en su pecho e hizo que su garganta se secara, su rostro se contrajo ligeramente.

Estaba devuelta y que ese hecho fuera una realidad le caía como una piedra al estomago, pero sabía perfectamente que aunque quisiera huir con todas sus fuerzas y escapar otra vez de Tokio ya no podía, no se sentía capaz de seguir huyendo de sus demonios, de su vacio, ya no tenía ni la fuerza ni el coraje para hacerlo. Se le habían acabado las excusas y el dinero para continuar una vida tranquila en América en su burbuja, ahora vendría de golpe toda la mierda de la que estuvo escapando por años. Porque lo sabía, el miedo comenzaba a cosquillarle en la nuca y la ansiedad se le fundía poco a poco en las venas, "El" volvería y lo buscaría y eso lo aterraba más que nada en el mundo. Tarde o temprano "él" se daría cuenta de que Kenma había vuelto a la ciudad y lo encontraría, y para Kenma Kozume verlo sería revivir el infierno de esos últimos años.

"No quiero verlo, no quiero verlo, solo déjame, solo déjame respirar... Kuroo"

Su cuello comenzó a moverse bruscamente he intento calmarse mientras apretaba con todas sus fuerzas el lavamanos frente a él, hasta que sus nudillos se tonaron blancos.

"Respira...Respira."

"Uno...Dos... Tres..."


Deslizo las llaves fuera de su bolsillo y se dispuso a abrir la puerta del departamento que "compartía" con Bokuto; al entrar se quito la chaqueta deportiva y las zapatillas, reparo en el otro par de zapatos que había justo en la entrada, los reconoció al instante con una ligera sonrisa.

—Estoy en casa. —anuncio en voz alta, pero al no escuchar respuesta simplemente se encogió de hombros restándole importancia.

Se adelanto y dejo su bolso a un lado en el sillón de la sala para ir a la cocina, pronto reparo en la nota que sostenía un imán en forma de pelota de vóley en la nevera, estaba escrita con una perfecta caligrafía, una letra que reconocería en cualquier parte, supuso entonces que él ya estaba durmiendo.

"Te deje unos pedazos de pizza en el microondas"

Tomo la nota y la arrugo en su mano para tirarla al cesto de basura, rápidamente encendió el microondas para calentar su cena, y mientras esperaba la horrenda pizza recalentada se fijo en el reloj de la pared que marcaba las diez y cincuenta de la noche, seguro su novio se había aburrido al espérale y se había ido a dormir, saco de la nevera un vaso con jugo de manzana mientras el pitido del microondas resonaba en la cocina.

Una vez listo se sentó en el comedor y comió tomándose el tiempo necesario, a pesar de que odiaba la comida recalentada, pero estaba exhausto como para ponerse a cocinar aunque fuera el plato más sencillo del mundo, así que soporto la consistencia chiclosa en su paladar. Esa tarde hasta entrada la noche estuvo jugando varios partidos amistosos con Yaku y algunos amigos de la universidad, ya tenia algún tiempo que no jugaba tantos partidos en un solo día así el cansancio le cayó de golpe a penas y se relajo un poco.

Cuando daba los últimos bocados al último trozo de pizza noto como la luz parpadeante del teléfono fijo del departamento anunciaba varios mensajes en el buzón de voz, por lo que se acercó a la mesita junto al sillón y presiono el botón para escuchar en altavoz mientras terminaba su vaso de jugo y llevaba su plato ahora vacio al lavadero, escucho su propia voz saludando y diciendo que dejara su mensaje que más tarde Bokuto o él responderían, seguido de la voz de la contestadora anunciado el mensaje numero uno.

"Tetsurou cariño, por si lo olvidaste te recuerdo que tienes una madre, y me encantaría que me visitaras de vez en cuando, llámame para organizar tu visita... Mas te vale que vengas pronto, hijo idiota, ¡Ah! Y mándale cariños Kou-chan de mi parte, te espero... Y es enserio"

Su rostro se contrajo en una genuina mueca de angustia al escuchar la bipolaridad de su madre (siempre amorosa con su toque amenazante y su estúpido encariñamiento con Bokuto) mientras guardaba el plato y se acercaba de nuevo a la sala para escuchar con más claridad; en seguida la contestadora anuncio el segundo mensaje.

"Akaashi préstame tu cargador por favor, se me va apagar el teléfono y este bastardo no atiende"

Kuroo alzo una ceja confundido al escuchar la escandalosa y quejumbrosa voz de Bokuto seguida del pitido del teléfono anunciando el final del mensaje, rápidamente la inanimada voz de la contestadora anuncio un tercer y último mensaje.

"Hermano ¿puedes prender tu jodido celular? La gente normal siempre lleva un cargador encima... (La serena voz de Akaashi algo distorsionada por el trafico se escucho de fondo en una reprimenda)... En fin te he enviado mil mensajes toda la tarde, escríbeme urgente cuando los leas o llámame, en la noche es el concierto de la orquesta de Keiji, pero apenas termine estaré nuestro departamento... Solo avísame si todo va bien."

Kuroo suspiro con pesadez y se volvió en el sillón para revolver en su bolso en busca de su teléfono móvil mientras la voz de la contestadora anunciaba que no había más mensajes. Había arrojado su celular allí en medio de los partidos cuando se le había descargado, como estaba concentrado en el juego simplemente olvidó prestar un cargador para volver a encenderlo, lo tomo al igual que la ropa sucia que se dispuso a llevar al cesto cerca del lavadero, dio una última ojeada al apartamento para verificar que todo estuviera en orden y se fue finalmente a su habitación.

Abrió la puerta con cuidado y la cerro tras su paso, el cuarto estaba frio y a oscuras solo la lámpara de la mesita de noche estaba encendida. La luz amarilla era bastante opaca, muy tenue pero lograba alumbrar la silueta medio cubierta por las sabanas que sobresalía en su cama, el cabello rubio destellaba brillante y suave, estaba boca abajo y su respiración se notaba pesada y lenta como un suave murmullo.

A un lado de la lámpara estaba un teléfono celular en silencio con unos grandes y cómodos audífonos conectados, sobre ellos estaba los usuales lentes de pasta negra. Se acerco evitando hacer el mayor ruido posible para no despertarlo, se agacho y beso suavemente sus rubios cabellos.

—Buenas noches Kei. —le susurro al oído con cariño.

Tsukishima se removió un poco y emitió un ruidito molesto, pero se limito a seguir durmiendo ignorándolo por completo y deliberadamente, lo que le saco una media sonrisa llena de socarronería, sin embargo lo dejo ser y se alejo, pronto se la cobraría como siempre lo hacía.

Tomo el cargador de su pequeño closet y se metió al baño para una ducha rápida. En el cuarto de baño conecto su teléfono encima del lavamanos mientras se disponía a lavarse los dientes y esperaba que su teléfono prendiera para poder revisar los mensajes de Bokuto y escribirle antes de irse a dormir.

Se lavo la cara y agarro la toalla más cercana para secarse, una vez listo se subió a la encimadera del lavamanos y se sentó recostando su espalda a la pared mientras que revisaba los mensajes de su mejor amigo, eran tres.

Tres mensajes que le detuvieron el corazón e hicieron que el mundo se le viniera a los pies, el teléfono resbalo en sus manos temblorosas y quedo colgado del cable, Kuroo estaba seguro que de haber estado de pie se habría caído estrepitosamente por que ahora las fuerzas de su cuerpo lo abandonaban y al igual que sus manos los cimientos de su estabilidad emocional daban una fuerte sacudida.

La pantalla del teléfono se quedo prendida y mostraba la ventana de conversación de Bokuto.

"Hermano llámame ahora, no sé si me estoy volviendo loco, pero creo que acabo de ver a Kenma." 5:40 pm.

"Es enserio Kuroo, estaba en un taxi llevaba el cabello oscuro y más corto que antes, pero estoy seguro que era él, Keiji y yo íbamos en el auto y cuando nos detuvimos en el semáforo del centro lo vimos." 5:41 pm.

"La verdad no sabía si decirte, pero Akaashi me dijo que el también lo vio así que creí que lo mejor era escribirte... Por favor envíame a penas leas, necesito saber que no te has tirado de una azotea." 5:50 pm.


Hola para toda la gente sensualona que se pasa por aquí, es un gusto enorme volver a subir una nueva historia a FF y esta es muy especial porque es lo primero que escribo en este fandom que amo y adoro con todo mi corazón y llevo bastante tiempo invertido en este proyecto. Espero de todo corazón que les guste.

Este fanfic está dedicado especialmente a Nolee Ramvel y a CamRegeasse por inspirarme con sus hermosas historias y si no las han leído pues no se que esperan para hacerlo, en mi mas sincera y humilde opinión son las mejores, besos para ustedes bellezas.

Como ya dije en la síntesis de la historia este fic se trata del amor, desamor, de la superación personal, la sanación del espíritu y por lo tanto es una historia larga que va estar centrada en nuestro hermosos y adorados gatitos. Por cierto les tengo una sorpresa, una dinámica para ustedes.

Como toda historia larga necesita más de una pareja protagonista y como yo me niego a tener más redes sociales que esta les propongo que entre todos escojamos las otras dos parejitas que completaran el fic; y no se preocupen que ya tengo la historia de cada una. Lo que tendría que hacer únicamente es descartar secundariamente a unas y cuadrar la que escojamos con la historia principal.

Ahora yo les daré la opciones y ustedes en sus sensuales comentarios me van a decir la pareja por la cual votan y si me dicen por que escogen a la pareja X mucho mejor porque así chismoseamos más XD. Tengan en cuenta que pueden votar solo por una pareja para que todo sea más sencillo.

Las primeras dos parejas que tengan tres votos serán las otras protagonistas; así que si su OTP está entre las seleccionadas apúrense en dejar su comentario, claro si es que quieren participar (si no quieren no participen en la dinámica y todo bien) bueno sin más les dejo a OTP's a escoger:

1.-IwaOi.

2.-KageHina.

3.-BokuAka.

4.-TsukiYama.

Bueno ahora si me despido y espero con ansias a ver si el experimento resulta, y les recuerdo que todo es amor y paz nada de guerras de ships XD besos para ustedes.