¡Hola a todas las fans de Hiddlesworth! Antes de que empeceis a leer esta pequeña historia que se me pasó por la mente hace unos meses debo avisaros de algo;

1: Debo pediros que os imagineis a Tom, no como a él mismo, si no como a Loki, ya que la personalidad que le he puesto en esta historia, pegaba más con la de nuestro villano favorito jejejeje (Mediante avanceis entendereis porqué lo hice así)

2: Aviso de antemano (por si la idea no gusta, que no os pille de sorpresa) de que Tom es un vampiro.

3: Si estás esperando leer una caramelada... este no es tu fic jejejeje

Una vez avisadas... ¡Que disfruteis del fic!


Spellbound

Daba la sensación de que el invierno había decidido presentarse con antelación ese año. Apenas habían pasado las ocho de la tarde y ya era prácticamente de noche.

Chris acababa de salir del hotel en Stuttgart en el que había reservado habitación durante una semana, y se dirigía a una entrega de premios que se celebraba unas cuantas calles más abajo. Se había dado a conocer bastante en los últimos años en el mundo cinematográfico, por lo que quisiera o no, debía acudir a estas fiestas a las que tan poca gracia les encontraba.

Se estaba arrepintiendo por haber decidido ir caminando. La noche era extremadamente fría, y parecía que el aire le atravesaba el Smoking para apuñalarle el pecho, los dedos de los pies ya ni los sentía, y no encontraba lugar donde esconder las manos para que no se le congelaran estas también. No veía el momento en el que llegaría a la fiesta, y eso que solo habían pasado diez minutos desde que había salido del hotel. ¿Cómo era posible tanto frio? Y a su parecer, era el único en toda Alemania que parecía estar pasándolo. Veía a los niños corretear, volviendo hacia sus respectivas casas sin problema alguno, las ancianas sentadas en la parada del autobús hablando unas con otras, y más personas que pasaban por su lado sin el más mínimo resquicio que le indicara que pasaban frio. Realmente parecía ser el único, y pronto se convertiría en un Olaf* mazado. (*NA: Olaf el muñeco de nieve de la película de Disney "Frozen")

Aceleró el paso, ya veía los coches que se paraban frente a la entrada, y cuanto antes llegara, antes entraría en calor con la calefacción que seguramente estaría puesta.

Después de atravesar un muro de gente parloteando que bloqueaba el paso, por fin logró entrar. Suspiró aliviado al sentir que la calefacción estaba puesta, y se adentró más, en búsqueda de alguien conocido para así hacer más "ligera" el resto de la velada.

Como mucho, había encontrado a un par de actores conocidos, pero no tenía la suficiente familiaridad con ninguno como para pasar el resto de la noche en su compañía. Así que decidió pedir una copa e ir caminando por toda la sala mientras bebía para ir matando el tiempo. Se acercó a la barra y pidió un Vodka con SevenUp, una bebida que le recomendó una amiga a la que conoció en el rodaje de una de sus anteriores películas. A la espera de que le sirvieran, su mirada se desvió a unas escaleras que había situadas tras la barra, para quedarse prácticamente hipnotizado ante el hombre que bajaba por ellas: Su piel era pálida, tanto que, si no fuera por las luces, podrían apreciarse sus venas bajo ella, y el color oscuro de su media melena acentuaba aún más si era posible su blanquecino tono de piel. Tenía un caminar extremadamente elegante, mostrando superioridad ante todo el que se encontraba en la sala. Sus ojos eran de una tonalidad azul que jamás había visto, pero a pesar de ello, su color no fue lo que le llamó la atención de ellos, si no aquella intensa y profunda mirada que en cuanto le localizó, no se le apartó de encima. Chris se estremeció al ver que aquel hombre no le apartaba la vista, e intentó distraerse volviendo su atención a la barra, pero de vez en cuando no podía evitar girarse para echarle un ojo y acabar viendo que definitivamente no le apartaba ojo. Cogió el Vodka que hacía ya rato que esperaba en la barra y echó a caminar por todo el salón, buscando así una distracción y a la vez, perder de vista a aquel hombre.

Los premios terminaron de entregarse, y Chris ya no veía motivos para permanecer allí. Le pegó el último trago a su octava copa de Vodka, y tal como la dejó en la primera mesa que pilló, salió disparado por la puerta para ser golpeado brutalmente por el frio. Este casi le hizo retroceder de vuelta a la fiesta, pero no era tanto como el que había sentido en el camino hacia allí, esas ocho copas le habían creado un escudo bastante considerante respecto al frio. Beber no es que fuera santo de su devoción, y las copas podrían haberse considerado chupitos prácticamente, pero en esos momentos agradecía el alcohol que recorría sus veas por mantenerle templado.

Comenzó a caminar calle arriba, y cuándo se alejó ya unos metros, las calles comenzaron a estar desiertas. Ningún coche circulaba, ni siquiera los que habían salido de la misma fiesta. No le dio importancia alguna, lo único que deseaba en ese momento era llegar al hotel y meterse bajo las sabanas de la cama. Aceleró levemente el paso, cuanto más rápido fuera antes llegaría, y además entraría más en calor, ya que a pesar de que el Vodka redujera notablemente el frio, ya empezaba a notarse de nuevo.

Seguía centrado en llegar al hotel, hasta que un ruido proveniente de un callejón le llamó la atención. No veía nada, solo se apreciaba levemente una extraña figura al final de este. Chris no tenía intención de seguir por ese callejón y averiguar que era, pero parecía que sus piernas se movían con voluntad propia, adentrándose de cada vez más y haciéndole ver con más claridad lo que aquella silueta era realmente. Paró en seco instantáneamente al ver tres cuerpos esparcidos por el suelo, completamente sin vida y con sus ropas bañadas en sangre. Quería retroceder pero el miedo no le permitía moverse, estaba completamente paralizado, intentando luchar consigo mismo para que su cuerpo reaccionara y echara a correr, pero era imposible. Alzó la vista de los cadáveres que había en el suelo para ver otro cuerpo más desangrándose en los brazos del hombre que tanto le había llamado la atención en la fiesta. Este, al igual que el resto, estaba cubierto de sangre, pero al contrario que los demás, esta no era suya. Miraba fijamente al actor paralizado frente a él, sin dejar de morder el cuello del joven al que tenía agarrado, deseando acabar con su vida y lanzar el cadáver al suelo como había hecho con el resto, ahora para centrarse en el rubio. El cuerpo de Chris finalmente reaccionó, y echó a correr tan rápido como pudo para salir del callejón, tropezando un par de veces, aunque sin llegar a caerse.

Chris desapareció por completo del callejón y el vampiro no hizo amago de empezar una persecución. Soltó bruscamente el cadáver y relamió la sangre restante en sus labios y dedos mientras sonreía pícaramente, deseoso de probar la sangre del rubio que hacía unos instantes estaba frente a él.

Llegó exhausto al hotel. Hasta que no entró en su habitación y se encargó de cerrarlo todo no pudo tranquilizarse. No sabía qué demonios era lo que había visto en el callejón pero prefería no saberlo nunca, y mucho menos, volverse a ver en esa situación. Por suerte, había conseguido salir completamente ileso y aunque de camino al hotel no se hubiera girado ni un instante a comprobar si estaba detrás, no le daba la impresión de que le hubiera seguido. Suspiró profundamente mientras se quitaba la cazadora y se desabrochaba la camisa y se dejó caer a plomo sobre la cama, decidido a echarse a dormir y olvidar lo sucedido. No pasaron apenas unos segundos después de que Chris cerrara los ojos para que el móvil en el comodín empezara a vibrar. Era un mensaje de su esposa, Elsa, avisándole de que no podría estar en Australia en la fecha que acordaron, y a parte de un beso y una disculpa, no incluía nada más. El mensaje no le sorprendió ni lo más minino, es más, se lo esperaba, no era la primera vez que Elsa retrasaba un encuentro, y seguramente no sería la última. Dejó el móvil de nuevo en el comodín, apagó las luces y se propuso dormir, pero los nervios y el miedo no tenían intención de desaparecer, y las imágenes del callejón quedaron grabadas a fuego en su mente, lo que le hizo prácticamente imposible pasar la noche en tranquilidad.

El resto de la semana en Alemania lo pasó prácticamente encerrado en el hotel, como mucho salió un par de veces a despejarse, pero siempre en horarios en los que las calles estuvieran plagadas de gente y evitando todos los callejones que veía. Lo que pasó aquella noche le afectó mucho más de lo que hubiera deseado, lo que hizo de la semana un completo infierno.

El día del viaje hacia Australia lo pasó casi por completo en el aeropuerto, tenía ganas de volver a casa… aún más de salir de Alemania y olvidar todo lo referente a aquella noche. Tan pronto como se despertó, recogió sus maletas y se fue directo al aeropuerto, emocionado por volver; el solo recuerdo de su tabla de surf golpeando las olas era otro de sus motivos por los que tenía que llegar cuanto antes. Una vez allí, se detuvo a desayunar en el primer sitio que pilló, ya que con las prisas no había comido nada. Tras el desayuno aún tuvo que esperar varias horas para, al menos, embarcar las maletas. Que eternas se le hicieron. Para entretenerse, como mucho tenía el juego de Thor en su móvil, el cual, ya se había pasado más de tres veces.

Tras cuatro horas de eterna espera embarcó sus maletas y se fue directo a la puerta de embarque. Mientras pasaba por las cintas que le llevarían hasta esta, Chris notó una extraña sensación recorriéndole todo el cuerpo, la misma sensación que tuvo en el callejón. Inmediatamente miró a sus alrededores, alarmado por si aquel hombre se encontraba en el aeropuerto. No vio nada. Intentó calmar su respiración, se había acelerado notablemente en un instante, y aceleró el paso hasta la puerta de embarque.

-Por fin…- Dijo para sí mismo nada más abrir la puerta de su casa. Hacía mucho tiempo que no se pasaba por allí, y se había dado cuenta de lo mucho que la echaba de menos.

Dejó caer a plomo sus maletas y se abalanzó contra el sofá, dispuesto a quedarse tumbado durante horas, como solía hacer antes de que la fama hiciera de su tiempo libre algo prácticamente escaso. Entonces empezó a sonar el móvil. Suspiró profundamente, ese jodido cacharro… siempre tan oportuno. Lo sacó con pereza del bolsillo trasero de su pantalón y descolgó, esperando que fuera la persona al otro lado de la línea la que comenzara la conversación.

-¿Cariño?- Sonó una voz femenina. Era Elsa.

-Hola- Respondió Hemsworth fríamente.

-¿Estás enfadado?- Preguntó la mujer tras escuchar ese "Hola" en un tono tan serio. No hubo respuesta por parte de Chris, lo que provocó unos instantes de silencio –Es porque no hemos ido… ¿Verdad?

-Siempre es lo mismo Elsa. Hace meses que no sé nada de ti ni de India. Da igual en que temporada nos pille, tú siempre tienes cosas que hacer- El tono enfadado de Chris aumentaba por momentos, preocupando a la Española al otro lado.

-Lo siento mucho Chris… de verdad…

-Déjalo. No importa- y sin importarle como iba a actuar su mujer al otro lado de la línea, colgó.

Llevó las manos a la cabeza y empezó a apretar con fuerza, con la esperanza de que así no pensaría más en ello. Evidentemente, sin éxito. Decidió salir a tomar el aire en el balcón, se levantó de un salto del sofá y se dirigió hacia él. Al estar allí se puso a contemplar el mar, recordando las horas que había pasado surfeando en él, jugando con las olas y disfrutando a cada instante de ello. No se lo pensó dos veces; fue corriendo a su habitación para ponerse el traje de neopreno y coger su amada tabla de surf. No había manera mejor de despejar la mente que distraerse bailando con las olas.

Disfrutó como un niño pequeño disfruta del primer día en el parque de atracciones. Había pasado tantas horas surfeando que la hora que fuera no le importaba lo más mínimo y ya se había hecho prácticamente de noche. Cargando con su tabla y con el traje de neopreno volvió andando hasta su casa, con unas ganas inmensas de pegarse una ducha de agua caliente y abalanzarse contra él sofá para ver una peli. El hecho de que Elsa no viajara a Australia se le había borrado prácticamente de la cabeza gracias al Surf, no quería preocuparse por ello el primer día de su vuelta a casa, y dejó de darle importancia nada más sus pies tocaron el agua del mar.

Decidió acelerar el ritmo, y de paso, atajar hasta su casa por algún callejón o cualquier ruta que le sirviera. Pero pronto se arrepintió de su decisión, ya que nada más girar una esquina pudo ver al hombre de Alemania al final del callejón. Paró en seco por acto reflejo, no continuaría por ahí, eso estaba claro y empezó a caminar hacia atrás, sin dejar de apartar la vista. Al girarse para echar a correr, notó como su corazón se le atascaba en la garganta cuando vio que aquel hombre estaba plantado a apenas unos centímetros de él.

-¿Tenías pensado dejarme solo al otro lado?- Comenzó a hablar el moreno. Chris hizo un intento de salir corriendo en dirección opuesta, pero nada más empezó a correr, el vampiro le cortó el paso de nuevo.

-Déjame en paz- gruñó el rubio intentando mostrarse impasible ante él, a pesar de tener un ritmo cardíaco que no se tiene ni después de pasarse horas sin descanso ejercitandose. El moreno rió con sorna y se acercó unos pasos más a Chris, haciéndole retroceder.

-No nos hemos ni presentado y me tratas así. Eres un maleducado.

-¡No te cachondees de mí!- el orgullo del rubio respondía por sí mismo, y no iba a permitir que nadie se mofara de él, a pesar de saber que la persona que tenía en frente era la menos recomendable para hacérsele el orgulloso.

El vampiro se acercó aún más a Chris, lentamente, pero decidido a detenerle si el rubio echaba otra vez a correr.

-En la fiesta me di cuenta, que me observabas…- Hemsworth no respondió, esperando a que continuara -¿Te gustó lo que viste?- Chris seguía sin responder.

Entonces, el moreno posó su mano derecha sobre el pecho del rubio, y empezó a rodearle hasta llegar a su espalda. Antes de que Hemsworth se diera cuenta, la mano del vampiro le sostenía la mandíbula de forma que dejara aún más al descubierto su cuello. Empezó a forcejear al notar el frio aliento del otro tras su nuca, pero todos sus esfuerzos por zafarse de él fueron en vano.

-Tranquilízate. Verás cómo te acabará gustando.

-Eso lo dudo- Tras escuchar eso, el moreno no pudo evitar esbozar una pequeña y pícara sonrisa, y seguido de esta empezó a morder el cuello de Chris. Este se estremeció y un escalofrío le recorrió la espalda. Intentó de nuevo librarse de él, pero notaba como sus fuerzas se iban rindiendo lentamente, hasta acabar por dejarse morder. Sin darse cuenta, Chris había sucumbido ante él, y a pesar de no entender por qué, tener al vampiro tras su espalda, agarrándole tan posesivamente y haciéndose propietario de su cuello, le excitaba. Pero era distinto, no era la misma excitación que había experimentado tantas veces anteriormente.

-Ya te dije que te acabaría gustando- empezó a hablar de nuevo el vampiro una vez se apartó uno centímetros del cuello de Chris, y antes de que pudiera responder nada, los gritos de un grupo de borrachos que se acercaban al final del callejón hicieron que el vampiro decidiera desaparecer, dejando al rubio solo. Chris empezó a buscarle, mirando por su alrededor, hasta dar con él caminando hacia los borrachos. Hemsworth se limitó a quedarse mirando, se hacía una idea de lo que podría pasar, y esta le desagradaba sobre manera, pero no podía evitar ese impulso que tenía de observar la escena en vez de aprovechar el momento para salir corriendo.

Los borrachos reían escandalosamente y costaba creer que no cayeran al suelo a causa de los tumbos que daban. El vampiro se paró frente a ellos y sin apenas esfuerzo levantó a uno por el cuello y lo partió. El resto de ellos echaron a correr como pudieron nada más ver como el cuerpo de su amigo se desplomaba en el suelo.

-Apestáis a alcohol. No merecería la pena morderos para obtener semejante mierda en el paladar- y dicho esto empezó a acabar con ellos uno a uno, si bien arrancándoles la cabeza o el corazón.

Chris observaba aterrado, pero increíblemente fascinado ante la escena, queriendo aprovechar la oportunidad para hacer uso de sus piernas y salir de allí pero haciendo caso omiso a esa voluntad.

Una vez acabado con la vida del último borracho, el vampiro se acercó de nuevo hasta Chris en un parpadeo y quedándose prácticamente estático frente a él.

-¿Qué harás ahora? ¿Matarme a mí también?- El vampiro extendió la mano hasta la marca de sus dientes en el cuello de Hemsworth, y con el dedo índice cogió un poco de la sangre que aún goteaba de esta, llevándosela acto seguido hasta sus labios.

-Tienes una sangre deliciosa, sería un desperdicio bebérsela del tirón, ¿no crees?- lamió la sangre en su dedo mientras miraba a Chris con deseo y lascivia.

-¿Esa es tu intención? ¿Usarme de aperitivo cuando te venga en gana?

-¿Acaso te molesta? Porque cualquiera diría lo contrario al ver cómo has reaccionado la primera vez- Chris se tragó sus palabras de respuesta y contuvo las ganas de apartar la mirada con tal de ocultar la vergüenza que esas palabras le hacían sentir. A ojos de una persona normal, esta podría haber pasado desapercibida como Chris quería, pero por muy bien oculta que tuviera esa vergüenza, a ojos del vampiro resultaba extremadamente evidente. Chris lo reflejaba cual espejo. Un espejo que solo el moreno era capaz de ver.

Tras unos segundos de inquietante silencio, Hemsworth decidió preguntar algo que pronto le resultó sumamente absurdo.

-¿Quién eres?- a lo que el vampiro esbozó una pequeña sonrisa.

-¿Te interesa saberlo?- no hubo respuesta, solo una mirada fría y penetrante fijada en los ojos del vampiro. Este empezó a voltear a Chris hasta estar tras su espalda y acercó los labios lentamente al oído del rubio, susurrando su nombre; "Tom Hiddleston", y tan pronto lo dijo, desapareció, dejando a Chris con su nombre en los labios.

Miró a su alrededor, esperando encontrarle, pero no tuvo éxito. Buscándole, sus ojos de detuvieron en los cadáveres de los borrachos, y se aproximó con cuidado a ellos. Los observó, pensando en la horrenda monstruosidad que significaba esa escena y lo peligroso que podía resultar quien hacía unos instantes, estaba deseoso por encontrar. Pero a pesar de ser consciente de ello, sentía una extraña sensación que le hacía querer volver a verle.

Después del encuentro en el callejón, Chris regresó a casa, mentalizado en que lo único que quería en esos momentos era quedarse bajo el chorro de agua caliente durante horas, por muy arrugado que saliera después.

Dejó su tabla junto al sofá y fue directo al baño mientras se quitaba la ropa por el camino. Al llegar, se desvistió por completo frente al espejo. Paró al ver reflejada en este la mordedura de Tom en su cuello, había dejado de sangrar, pero aún quedaban restos de la sangre. Cabizbajo, se metió en la ducha, y tal como se lo había propuesto, se quedó bajo el chorro de agua. Se acariciaba la mordedura con la mano, notando los huecos que habían formado los dientes del vampiro, preguntándose porqué le había resultado algo tan excitante. Sacudió la cabeza.

-No debo pensar más en ello. Debo estar dormido en el sofá, y todo esto no es nada más que una pesadilla- se decía para sí mismo, esperanzado estar en lo cierto. Que nada de lo que había pasado en Alemania, los borrachos muertos en el callejón, su mordedura y Tom, jamás han existido.

Despertó a la mañana siguiente en el sofá, se quedó dormido tras la ducha mientras veía una película, con la intención de despejarse. Nada más levantarse se dirigió corriendo al cuarto de baño a comprobar que la mordedura había desaparecido y que era cierto que nada de aquello pasó, pero toda esperanza de que eso fuera así se desvaneció en el momento en el que la vio en su cuello.

-Esto no puede ser… es imposible…- no acababa de creerse que todo aquello hubiera ocurrido de verdad y una leve sensación de miedo le recorrió todo el cuerpo. Si Tom realmente existía, nada le aseguraba que no aparecería de nuevo por la noche para saciarse con su sangre de nuevo. Chris sacudió la cabeza al recordar el momento en el que el vampiro le mordió, sintiendo una vez más aquella extraña excitación que le provocó la primera vez. Por unos instantes, la idea de que Tom volviera a aparecer en la noche no le desagradaba en absoluto, es más, quería que viniera -¿Pero qué cojones estoy pensando?- abrió el grifo y se bañó la cara con agua abundante para a continuación salir del baño dispuesto a distraerse durante el resto del día, sin siquiera tener la intención de pensar en el moreno.

Cayó la noche, y Chris esperaba tumbado en el sofá, jugueteando con una cuerda entre sus dedos y moviendo un pie con impaciencia. A cada minuto que pasaba miraba el reloj de su muñeca y bufaba cada vez al ver que se iba haciendo más tarde por momentos y nada ocurría. Sin darse cuenta, volvió a caer en los pensamientos sobre Tom, preguntándose una y otra vez si volvería, o porqué quería que llegara. Volvió a mirar el reloj; las doce. Las doce y aún no había aparecido. Esa inquietante espera se le hacía eterna y su nerviosismo se hacía notar de cada vez más en la velocidad que había alcanzado su pie y en que ya no sabía ni como colocarse en el sofá. A lo mejor debía ir al callejón, que dado lo visto, parecía que le gustaba encontrarse con él en ellos, o tal vez no había llegado a la casa por el simple hecho de que no le había invitado, como había visto en las películas.

Se llevó las manos a la cabeza.

-De cada vez pienso con menos coherencia. Esto empieza a resultar patético- estiró el brazo para alcanzar el mando en la mesita y empezó a hacer zapping. Se detuvo en un canal de películas y precisamente emitían Entrevista con el Vampiro. Que irónico.

Se quedó en el sofá hasta que terminó la película. Era pasada la una y Tom todavía no había dado señales, tal vez ya ni vendría. Pero, en cierto modo, era incluso mejor. Apagó la tele y fue a acostarse. Le daba pereza ponerse el pijama, así que se durmió tal y como estaba con la ropa de calle.

En sus sueños, Chris aparecía de nuevo en el callejón, incluso en ellos esperaba a que el vampiro apareciera, pero a diferencia que cuando estaba despierto, Tom si se presentaba repitiendo de nuevo la experiencia.

Despertó de repente, alarmado por un ruido. Miró de nuevo el reloj; las cinco y media. Decidió ignorarlo y continuar durmiendo, tal vez no sería nada, pero otro más le alarmó de nuevo haciéndole levantarse esta vez de la cama.

Empezó a buscar por toda la casa sin dar con lo que causó el ruido, pero seguiría buscando, ya que tenía la extraña sensación de que le observaban. Buscó durante diez minutos sin éxito alguno pero igualmente convencido de que en su casa había alguien. Y se imaginaba quien podría ser.

-¿Tom?- preguntó, esperando obtener respuesta. Durante unos segundos el silencio volvió a apoderarse de toda la casa, hasta que Hiddleston finalmente decidió aparecer tras la espalda de Chris.

-Por fin, empezaba a cansarme de jugar al escondite.

-No eres el único- contestó el rubio mientras se volteaba para ver al vampiro.

-¿Me esperabas?- Hemsworth desvió la mirada sin responder. Ya le había resultado suficientemente patética la forma en la que había actuado durante todo el día como para encima tener que afirmarlo. Por ahí no pasaría –No me guardes rencor, quería reservarte para el final. Ya sabes, para tener buen gusto en el paladar antes de irme a dormir.

-Si eso es lo único para lo que has venido, ¿por qué no me muerdes ya?- Tom rió pícaramente y sin que prácticamente Chris se diera cuenta, empezó a llevarle hasta la habitación.

-Porque sería muy aburrido. He venido pronto precisamente para hacer de esto algo más entretenido- de un empujón llevó a Chris hasta la cama, colocándose encima de él e impidiéndole que se levantara.

-¡¿Qué estás haciendo?!- preguntó Hemsworth, quien estaba empezando a alarmarse. Tom no respondió y siguió a lo suyo abriendo la camisa de Chris y mirando con lascivia el torso que poco a poco se iba dejando ver. Los nervios se apoderaron del rubio y con ellos aumentaba la velocidad de su respiración y la de su sangre, haciendo así que las ganas del vampiro por saborear de nuevo aquel preciado líquido rojo aumentaran conforme lo hacían sus nervios.

Con la uña índice de su mano derecha, Tom empezó a apretar con fuerza el pecho de Chris haciendo que un poco de sangre empezara a salir de la herida. El rubio intentó deshacerse del moreno nada más empezó a prevenir las intenciones de Tom con todo aquello, pero para su sorpresa, el vampiro, a pesar de tener una constitución más pequeña que la de Chris, era mucho más fuerte que él y sin apenas esfuerzo conseguía mantenerle inmóvil.

Una vez la gota de sangre empezó a recorrer lentamente el torso de Chris, Tom bajó levemente la cabeza y empezó a limpiar con la lengua el recorrido que había dejado marcado la gota hasta llegar al punto de origen de esta, donde pasó de usar la lengua a morderle, saciando así parte de la sed que tenía de volver a saborear la sangre de Hemsworth.

Chris seguía intentando apartar a Tom, pero por mucho que se esforzara no conseguía nada.

-Relájate- El vampiro se había separado de su pecho y fue descendiendo lentamente hasta llegar a la bragueta de Chris. La cual bajaba con lentitud y provocaba una sensación de impaciencia en Hemsworth, nervioso por lo que ocurría, pero en el fondo, deseoso de seguir con ello. Después de jugar con la impaciencia del rubio, Tom finalmente le quitó los pantalones y los bóxer a Chris, dejando a la vista su miembro. Hiddleston acercó la boca al latente sexo de Hemsworth, pero las palabras que le dijo Chris antes de hacer nada le detuvieron.

-Que ni se te pase por la cabeza morder- Tom rió para sí mismo y contestó.

-Tranquilo, que no he venido hasta aquí solo para morderte la polla- Tras aquella contestación que silenció a Chris, Tom prosiguió con su intención inicial y acercó la cabeza hasta el interior del muslo y empezó a morder. Que el vampiro mordiera por esa zona provocaba en Chris una excitación mucho mayor que la que ya experimentó en el callejón, haciendo que un leve gemido se escapara irremediablemente de su boca, y callando el grito ahogado que había estado a punto de salir. El vampiro iba mordiendo por distintas zonas del muslo, provocando en Hemsworth algo que llevaba rato esperando.

-Vaya, mira quien se ha empalmado. ¿Has intentado resistirte eh?

-¡Cierra la boca!- gruñó Chris avergonzado. Tom rió y siguió mordiendo y bebiendo de su sangre acercando la mano al miembro del rubio. Insinuó con tocarla un par de veces, que hicieron perder los nervios a Chris, ya que estaba harto de su juego. Eso era todo lo que hacía Tom, jugar.

Pillando desprevenido a Hiddleston, Chris se lo apartó de encima y se colocó él en la posición en que le tenía el vampiro antes. Tom no hizo nada por resistirse, tenía curiosidad por ver cuáles eran las intenciones de Chris con todo esto, aunque ya se hacía una pequeña idea.

Hemsworth le arrancó los pantalones y los lanzó al suelo, como el inconveniente que ellos resultaban ser para él y abrió ambas piernas de Tom, pero la carcajada del moreno le detuvo.

-¿En serio piensas darme por culo?- preguntó Tom entre carcajadas. Chris ya no sabía ni que responder -¿Piensas que si me la metes me pondrás en la situación en la que te he puesto yo? ¿Gimiendo como una colegiala?

Hemsworth estaba ansioso por responder, por cerrarle la boca y hacerle tragar este estúpido ego que salía disparado de su boca cada vez que decía algo, pero no pudo. Chris se quedó parado unos segundos, disminuyendo la fuerza que había puesto para mantener a Tom sujeto. El moreno aprovechó la situación, y volvió a colocar a Chris en la posición con la que había empezado todo.

-No hace falta ni que lo intentes. Tener tu polla en el culo no es algo que hará que se me levante- Tom se levantó de la cama, cogió sus pantalones y se los puso –Ha sido divertido, pero tengo que irme- miró al hombre tumbado en la cama. Veía en él una sensación de derrota y de vergüenza… algo realmente delicioso y satisfactorio.

Y tras dedicarle una última sonrisa que Chris no pudo apreciar, desapareció sin más de la habitación.

Chris se sentía débil, incapaz de moverse, Tom había bebido tanta sangre de él que le había dejado sin fuerzas siquiera para levantarse de la cama, le sorprendía que hubiera podido darle la vuelta cuándo tuvo la oportunidad, pero suponía que era porque en ese momento, la conciencia le había abandonado por completo, y no se había dado cuenta de lo acabado que estaba. Ahora sí lo notaba, y lo único que deseaba en ese momento era que el calentón que le había provocado el moreno menguara de algún modo y poder así echarse a dormir.

No podía sacarse lo que había pasado en ese momento, y aquel calentón parecía no tener intención de largarse. Suspiró profundamente, cerró los ojos con fuerza y bajó la mano hasta su erección.

-Tom…

Has llegado hasta aquí... ¡Es increíble!

Espero que te haya gustado y que no haya provocado en tí un trauma de por vida (Si he provocado hemorragias nasales... en parte me alegro de que sea así, porqué habré conseguido mi objetivo (?) jejejejejeje)

Comentadme a ver que os ha parecido, así me motivaré más a la hora de escribir. Si veo que no gusta... en fin no se si subiré más si no gusta jejejeje Así que porfis si quereis que siga subiendo ¡avisadme!

¡Gracias por llegar hasta aquí! ¡Te espero en el siguiente capítulo de Night Lies!