Hola!
Fuckthehopes y Shion han regresado :3 Lamentamos demasiado la tardanza, pero al final el tiempo parece buscar enemistad con nosotras. Desgraciadamente tuvimos que empezar desde cero la idea, pues la organización tampoco estaba de nuestro lado...aún así, lo logramos y henos aquí con el primer capítulo.
En verdad esperamos que les guste :'D
Recuerdo muy bien el comienzo del fin...Recuerdo que nuestras casas y pueblos se convirtieron en cementerios, cuando comportarse como salvajes era nuestra única esperanza para poder sobrevivir. Recuerdo cuando los aviones cayeron del cielo, los trenes dejaron de moverse, las máquinas se apagaron y el mundo se volvió oscuro...Recuerdo cuando pusieron las enormes rejas alrededor del campamento, como si eso pudiera detener lo que venía. Esos campamentos, que estaban hasta el cuello de personas muertas en bolsas, donde varios de nosotros perdimos la cabeza...algunos perdimos más que eso. Mucho más.
Así es, todos lo recordamos como si hubiera sido ayer...
EL PRIMER DÍA
Nebraska, 10:15 a.m
Viktor abrió la puerta de su oficina y rápidamente fue a sentarse en su silla giratoria. Todos en el pasillo lo habían saludado con respeto, como si fuera una figura mayor. Es cierto que él era hijo del presidente de la gran empresa VKT, y por ende, Viktor estaba al mando ahora que su padre se encontraba fuera del país.
No le agradaba. La idea de tener una responsabilidad tan grande, ser él quien debe dar lo mejor de sí para que todas las personas que trabajaban en aquel edificio de casi cincuenta pisos pudiera subsistir. Era estresante, con apenas veinte años no podía sentirse como un buen jefe.
Sacando esos pensamientos de su cabeza, decidió encender su computadora y abrir su correo.
El primero que vió fue uno que decía en letras mayúsculas: "Importante", enviado a las dos de la mañana por su padre.
Viktor lo abrió sin muchos ánimos al creer que era un problema de la empresa, pero terminó sorprendiéndose al ver que no era así, sino de un accidente nuclear del cual mutó con unos hongos llamados Cordyceps Unilateralis.
—¿Y eso qué?—se preguntó extrañado para después seguir leyendo lo que decía el mensaje.
El Cordyceps unilateralis es una especie de hongo ascomiceto de la familia Clavicipitaceae. Comparte con el resto de sus congéneres el ser parasitoide. Cordyceps unilateralis es capaz de modificar la conducta de las personas que infecta, provocando que el afectado pierda el uso de razón y ataque a todos los que se encuentren a su alrededor de manera agresiva, hasta el punto de llegar a asesinar.
Por su seguridad, no se acerque a nadie que actúe de manera extraña, pues se cree que el contagio es por base de la mordida.
El mensaje por último tenía varias imágenes de las personas infectadas. Como decía el artículo, sus rostros estaban llenos de hongos, se encontraban pálidos, sangraban de la nariz y ojos, con venas marcadas, pupilas blancas y algunas heridas superficiales.
Viktor todavía no entendía con claridad todo esto. Podía ser información falsa para hacer las siempre molestas cadenas. Su padre pudo haber caído en la trampa, ya que el artículo y las imágenes eran muy convincentes…
Al momento que cerró el correo, su secretaria, una mujer de mediana edad, entró a la oficina.
—Señor, tiene visitas.—dijo educadamente.
—¿Quién es?—preguntó el azabache molesto. No quería recibir a nadie en estos momentos.
—Se trata de Kentin.
Una sorpresa más en el día. Por suerte no era ningún empresario importante listo para hacer negocios con él. Era demasiado frustrante escucharlos hablar con falsas sonrisas por horas y fingir que le importaba. Sabía que estaba mal pensar así, pero esa no era la vida que quería para sí mismo.
—Déjalo pasar.—dijo Viktor y minutos después apareció el castaño.—¿No deberías estar en la universidad?—preguntó, a lo que Kentin asintió seriamente.
Estudiaba la carrera de veterinaria, algo que a su padre no le parecía mucho. Quería que siguiera sus pasos y algún día se uniera a las fuerzas especiales de los Estados Unidos...en ese sentido Viktor y Kentin no eran tan diferentes, salvo el hecho de que el castaño está siguiendo su sueños sin importar lo que piense su papá.
—Mi padre me llamó.—dijo Kentin con seriedad.—dijo que algo extraño estaba pasando y fueron enviados a investigar cerca de unas plantas nucleares. Dijo que sería mejor no ir al colegio o lugares con mucha gente, pues podría llegar a haber evacuaciones. Solamente vine a avisarte.
Viktor se quedó en silencio por unos momentos.
—¿Te dijo algo más?
—No, nada.
—Acércate, quiero mostrarte algo.—y le mostró el correo de los Cordyceps.
Kentin frunció el ceño, por un momento no supo qué decir.
—¿En verdad crees que pueda ser esto?—preguntó el castaño.—Parece sacado de una película de horror.
—Lo sé, pero es lo único que se me ocurre.
De pronto el celular de Kentin comenzó a vibrar. Se trataba de su padre. Dos llamadas en un día no podían significar buenas noticias.
El chico pulsó el botón verde y puso la llamada en altavoz.
—Hijo, ¿dónde estás?
—Estoy en VKT con Viktor… ¿Todo bien por allá?—preguntó, pero no hubo una respuesta. Volteó a ver de reojo al azabache y después comenzó a hablar lentamente.—Papá, ¿esto tiene que ver con alguna infección?
Un silencio largo y después:
—¿Cómo lo sabes?
—A Viktor le enviaron un correo. Viene toda la información de unos hongos llamados Cordyceps y explica lo que le sucede a la gente.
—Escúchame Kentin...—su voz se tornaba más seria de lo normal, incluso Ken podría jurar que estaba preocupado.—Éste podría ser el comienzo de una epidemia, una que nunca antes se ha visto, así que será mejor que empiecen a ir al borde entre Nebraska y Colorado. Habrá campamentos protegidos por doctores y soldados. No sé cuánto espacio haya dentro de unas horas, pero por el momento muy pocos están enterados...Lleven lo más esencial.
—¿Hablas en serio?—ésta vez el preocupado era Kentin. Campamentos, doctores, soldados, espacio…¿Qué era lo que estaba ocurriendo?
—Ya te dije lo que tienes que hacer, ahora hazlo.
—S-sí, señor… —después de esto, su padre colgó.
La respiración de los chicos comenzó a volverse más pesada. Se miraron por unos segundos, sin saber qué decir.
—Te veo en tu casa en veinte minutos, iré por mis cosas y después nos largamos.—dijo Viktor y ambos chicos salieron de la oficina con rostros nerviosos.
Todos en el edificio parecían tan tranquilos, no tenían ni idea de lo que podría suceder dentro de unas horas, y sería mejor que ellos no fueran los que anunciaran todo el asunto, pues habría caos.
Al salir de VKT cada quien se fue por su lado. Viktor se fue en su moto mientras Kentin se fue corriendo. Agradecía tener buena condición desde la escuela militar. En cualquier situación, sabría cómo defenderse.
Llegó a su casa y lo primero que hizo fue tomar una pequeña mochila de estampado militar. Metió bolsas y latas de comida, botellas de agua, un encendedor, un cuchillo de combate y por último, una calibre 38 que le habían regalado hace un par de años.
No sabía lo que podría suceder, así que necesitaba estar preparado.
Tal y como dijo Viktor, a los veinte minutos ya se encontraba en la acera esperando a Kentin. El castaño salió y lo primero que notó fue que Viktor también llevaba una mochila pequeña de cuero atada en su motocicleta.
—Vamos.—dijo Viktor y ambos se subieron a la moto.
El azabache aceleró y fueron lo más rápido posible hacia el campamento del que les habló el padre de Kentin.
A mitad de camino el celular de Viktor comenzó a vibrar.
—Ni se te ocurra contestar, dame eso.—lo último que querían era sufrir un accidente en carretera, así que Kentin respondió por él.—Se trata de Pamela, ¿qué le digo?
Viktor se quedó en silencio por unos momentos.
—Dile que la vemos en el campamento. No podemos dejarla a su suerte.
Kentin respondió y habló antes que ella.
—Pam, no te alteres, ¿de acuerdo? Tengo que decirte algo…
Kansas, 14:27 p.m.
La campana sobre la puerta en el restaurant tintineó en cuanto Castiel la empujó. La gente volteó a verlo, pues era imposible ignorar el enorme bulto en su espalda. Hizo un ruido con la lengua y siguió su camino hasta la parte trasera del pequeño escenario. Ni si quiera las miradas chismosas le echarían a perder el ánimo.
—Hey—alzó la mano en señal de saludo hacia Lysandro, quien estaba intentando deshacer el nudo de cables. El peliplata sólo hizo un movimiento de la cabeza sin quitar la vista de sus manos—¿listo para destrozar el lugar?
—Vamos a tocar baladas, Castiel.
—Qué aguafiestas.
El lugar estaba bañado en los colores naranjas y amarillos de la tarde. Mientras acomodaba taburetes y cables, recordó su camino hacia el restaurante, y sólo pudo describirlo de una manera: raro.
Las calles estaban demasiado tranquilas para su gusto, y hasta creyó que podía escuchar el viento silbar de lo solitario que estaba todo. Podía ser un desinteresado, pero él notaba los detalles, no era idiota. Y todo ese silencio y calma le daba un mal presentimiento.
Bufó y decidió dejar de ser un paranoico. Debía agradecer que el día estuviese así.
—¿Listo?
Su amigo lo esperaba ya en su lugar, y Castiel caminó hasta ponerse a su lado.
—Listo—susurró al lado del peliplata, hombro con hombro.
La gente comenzaba a prestarles atención, y Lysandro se sintió un poco cohibido cuando tuvo que llamar la atención de los demás.
Se presentaron y aclararon sus gargantas, todos estaban en silencio para poder escuchar lo que el par de jóvenes les ofrecía. Sólo la risa de un pequeño niño de unos cinco años se escuchaba, y hacía un poco más ameno el asunto.
El peliplata sentía el estómago lleno de mariposas, los nervios de alguna manera lo estaban comiendo vivo.
No era como si quisiera dudar de sí mismo; pero era su primer público, y bien podría ser el último.
Castiel y Lysandro hicieron amago de comenzar; el de ojos heterocromos acercando el micrófono, y el pelirrojo alzando las manos hacia el diapasón...
¡CRASH!
El sonido que se escuchó no fue el de las cuerdas de la guitarra, ni tampoco la melodiosa voz de Lysandro. Más bien fue el estruendo de un cristal rompiéndose sobre una mesa, y un gritito agudo.
Castiel nunca había sentido un silencio tan incómodo, ni tampoco las palmas tan frías. Todo parecía congelado, y la gente estaba tan estática como ambos chicos sobre el escenario. El vacío en su estómago se volvió realmente doloroso, y las náuseas escalaban hasta su garganta. No daba crédito a lo que veía, y sinceramente esperaba que se tratase de una broma de malísimo gusto.
Un tipo, con apariencia andrajosa y sangrienta estaba sobre un niño, rasguñando su rostro y rugiéndole. Era un gruñido gutural, casi como una bestia. Nadie hizo nada durante varios segundos que parecieron horas, hasta que la madre del niño comenzó a gritar y alejarse de la mesa en la que estaba con su hijo.
Ese grito fue lo que accionó a los demás, haciendo que corrieran en diferentes direcciones, empujándose unos a otros.
Un charco de sangre se formaba debajo del niño que seguía pataleando e intentando defenderse; eso hasta que un estruendo aún más fuerte hizo eco. La respiración de Lysandro estaba agitada, y detrás de él Castiel tuvo una vista panorámica de su amigo acabando a "guitarrazos" al ente pálido.
Sin duda, debía escuchar más a sus presentimientos.
Colorado, 3:00 a.m
El timbrar del teléfono despertó a Armin y con un quejido levantó el auricular.
La universidad lo estaba matando. Recuerda haber llegado a casa en la tarde y después se quedó perdidamente dormido en su cama.
—¿Hola?—respondió con tono adormilado.
—¿Armin? ¿¡Dónde mierdas estás?! ¿Te encuentras bien?—la voz alterada de Nathaniel hizo que el azabache recobrara sus cinco sentidos en su totalidad.
—Estoy en mi casa…¿Tú estás bien?—preguntó con tono dudoso. Observó la hora en el reloj y se asustó aún más. No era normal que Nathaniel llamara a esas horas.
—Avisa a Alex que estaré ahí en cinco minutos.
—¿Por qué? ¿Qué está pasando?
—Escucha Armin, al parecer hay un…
La llamada se cortó. La línea se había colapsado, así que intentó llamarlo por el celular, pero también estaba fuera de servicio.
—Alex...—llamó a su gemelo, pero no obtuvo respuesta.—Alex, despierta.—se levantó de su cama y a tientas llegó a la de su hermano. Encendió la luz y se dio cuenta que no se encontraba ahí.—¿Alex?—lo llamó con más fuerza, pero no parecía encontrarse por los alrededores.
Nathaniel llama a las tres de la mañana a punto de tener una crisis nerviosa, el teléfono se corta, no hay señal, Alex no está… En un videojuego todo esto significa el apocalipsis.
—...¡Alex!—lo volvió a llamar esperando que respondiera.—¿Dónde carajos estás?
Encendió la televisión frente a su cama y cambió al canal de noticias. Si estaba pasando algo, seguramente se enteraría rápidamente de esa manera.
Muy dentro de él esperaba que no hubiera nada, que todo fuera una tontería de Nathaniel, y que Alexy estuviera en la cocina teniendo un antojo de medianoche.
Para su desgracia, no fue así.
Una reportera de cabellos cobrizos y ojos azules hablaba desesperada. Parecía tener miedo de estar en medio de la calle, la cual no estaba muy lejos de la casa de Armin.
Daba las noticias frente un edificio en llamas. Los bomberos intentaban apagar el fuego, mientras que eran acompañados por soldados armados, apuntando hacia las puertas y ventanas del lugar.
—Parece ser que lo que los reportes describieron como huelgas, tiene que ver en realidad con la pandemia nacional. Hemos recibido reportes sobre las víctimas infectadas, quienes al parecer muestran señales de agresión incrementada y-
—¡Tenemos que evacuar el lugar!—gritó uno de los bomberos alejándose del edificio y alertando a todos alrededor.
La reportera dejó de hablar y comenzó a alejarse lentamente con un rostro aterrorizado. El hombre de la cámara temblaba, por lo que era difícil ver qué estaba pasando. Armin parecía hipnotizado, sin poder quitar la vista de la pantalla.
Y de pronto hubo una explosión en la televisión, justo al mismo tiempo que Armin la escuchó a unas cuantas cuadras de su casa. Se asomó por la ventana y efectivamente a lo lejos podía verse el humo de dicho estallido.
Ahora el canal estaba tan muerto como el teléfono, solamente había estática.
Pandemia, explosiones, miedo, correr, ¡ya!
—¡Alex!—lo llamó por millonésima vez, corriendo fuera de la habitación en busca de él.
Bajó rápidamente las escaleras y lo buscó en la sala. Por la ventana vio cinco patrullas pasar a toda velocidad. Con cada segundo que pasaba Armin se alteraba más.
De la sala fue al comedor, del comedor a la cocina, y finalmente lo encontró ahí. Estaba mirando por la ventana con un rostro perdido.
—¿Alex?
—Shh.—lo calló sin siquiera verlo y Armin se acercó.
Por un momento no pudo ver nada más que la oscuridad de su jardín trasero. No entendía qué pasaba, hasta que vio la silueta de una persona caminando torpemente.
—Es el vecino...—susurró Armin.—¿Qué es lo que hace?
—No lo sé, pero ha estado dando vueltas en el jardín por casi media hora.
Estaban tan atentos al hombre en su patio trasero, que cuando Nathaniel llegó tocando la puerta como loco, sintieron que sus corazones llegaron hasta sus gargantas.
El azabache fue a la puerta para abrirle al rubio, y cuando lo hizo, éste lo empezó a bombardear con preguntas.
—¿Están bien? ¿Están heridos? ¿Alguien ha entrado?
—No…¿quién entraría?—preguntó Armin extrañado, pero con tantos acontecimientos que habían pasado en tan poco tiempo, no le sorprendería que también hubiera robos.
—Hey, dejó de dar vueltas. Ahora está viendo hacia acá.—Alexy llamó la atención de los dos chicos.
—¿Quién?—el rubio se acercó a la ventana y cuando vio al hombre, inmediatamente tomó a Alexy de su chamarra y lo jaló hacia atrás.
—¿Qué sucede?
—No sabemos si está infectado.
—¿A qué se refieren con eso? Vi las noticias y hablaron de una pandemia.
—¿En verdad no saben nada?
—No, hemos estado durmiendo toda la tarde.—respondió Armin.
Nathaniel estuvo a punto de responder de una manera severa, como solía hacerlo cuando alguien hacía algo mal o no ponía atención, pero un gran ¡BOOM! en la ventana los dejó helados a todos.
El vecino había chocado con todas sus fuerzas con el cristal. Una vez que se acercó, pudieron ver con claridad que tenía sangre por toda la cara además de hongos.
—¿Q-qué es eso?—Alexy no podía creer lo que veía. Tenía que ser una broma.
El hombre retrocedió y una vez más se lanzó contra la ventana, ésta vez logrando romperla en mil pedazos. Se lanzó de cabeza, por lo que cayó de cara al suelo de mosaicos. No se quejó de dolor, sino que gruñía de una manera extraña, como un animal.
El trío se puso alerta cuando el infectado comenzó a reincorporarse. Retrocedieron lentamente hacia el comedor sin perderlo de vista, y cuando aquel hombre decidió atacar, Nathaniel lo hizo primero con una silla. Lo golpeó tan fuerte que el objeto de madera se partió, al igual que la cabeza del hombre.
—¿Qué hiciste?—preguntó en estado de shock el peliazul.
¿Qué estaba sucediendo? En la mañana había visto a su vecino antes de ir a la universidad y se saludaron cordialmente...ahora estaba muerto, con el cráneo partido en su comedor.
—Tenemos que irnos de aquí.—dijo Nathaniel respirando pesadamente. Nunca creyó que sería capaz de hacer algo así.
Sacudió su cabeza, saliendo del shock y se encaminó a la salida, seguido por los gemelos.
—¿Adónde vamos?—preguntó Armin.
—Al país de las Maravillas, idiota.—Nathaniel parecía tener un humor de perros, y los gemelos no pudieron culparlo.
—¿Y si vamos a tu casa? Digo, es casi un fuer...—la mirada que le dedicó el rubio a Armin lo hizo callarse. Su ceño fruncido parecía ya ser parte de su cara, y prefirieron dejarlo liderar.
Caminaron entre las oscuras calles, donde sólo podían escuchar gritos, sollozos y gruñidos. Patrullas y gente marchando iban aquí y allá. Se sorprendieron al ver a un número considerable de gente actuando como su vecino, y de vez en cuando debían detenerse para esconderse.
Siguieron sin rumbo, con Nathaniel a la cabeza, guiándolos.
—Ahí hay un hospital —advirtió Alexy
—Sí, ¿y?
—¿No quieres tener al menos jodido paracetamol? —dijo un poco brusco, dirigiéndose a la entrada del enorme edificio blanco.
—No sabemos qué puede haber ahí, Alex —el azabache intentó convencerlo. Los hospitales de por sí eran lúgubres, y con todo ese caos esperaba encontrarse algo al estilo Sillent Hill ahí dentro. Sólo quería alargar lo que en estos casos era un final inminente.
—No seas marica —después de decir eso, Alexy cruzó la entrada, y Nathaniel lo siguió, riendo por lo bajo. El chico de ojos azules bufó, y anotó mentalmente el reírse en la cara de Alex si alguna de esas cosas se comía su cabello... Negó ante el escalofrío que le dio la idea.
—¿Qué buscamos exactamente? —dijo Armin, uniéndose a sus amigos.
—Lo necesario. Vendas, curitas, quizá algún antibiótico —respondió Nathaniel, tomando el mando de nuevo.
La luz del generador los cubría. Imaginaban que se había cortado la fuente de electricidad hacía horas. Olía pesadamente a antiséptico, y aunque todo pareciese calmo y vacío, no debían confiarse. Era un hospital después de todo.
Sus pasos resonaban en la loza blanca. Intentaban encontrar la bodega en el primer piso, porque de no ser así se marcharían. No eran tan estúpidos como para subir todos esos pisos.
Habían camillas vacías, al igual que sillas de ruedas en medio de los pasillos. Quizá ni siquiera significaban algo malo, pero seguían dándoles escalofríos.
—Esto me recuerda a Outlast, Jesús —soltó Armin abrazándose al codo de su hermano.
Un ruido en uno de los armarios llamó su atención, parecía una respiración errada, y no paraba de haber movimiento dentro. Sobre la puerta de este había una placa que marcaba "Almacén".
Nathaniel y los gemelos se vieron a los ojos, y asintieron al mismo tiempo. El rubio tomando una muleta apoyada en alguna puerta, y Armin agarrando tembloroso la otra. Alexy puso su mano en el picaporte, y Nathaniel alzó tres de sus dedos para marcar a qué número el peliazul debía abrir la puerta.
Una vez el de ojos dorados bajó los dedos, Alexy abrió la puerta, y los chicos alzaron sus armas improvisadas, soltando gritos de "guerra".
—¡Esperen, esperen! —la dulce voz de una chica mediana sonó dentro del almacén.
Tenía puesta una bata, y se cubría con los brazos.—¡Estoy sana, lo juro! —la chica alzó los brazos, y ellos pudieron ver sus ojos azules asustados —¡No me golpeen!
Por si tienen curiosidad, los Cordyceps existen en realidad, pero solamente afecta insectos...sería terrible el pensar que pudiera afectar humanos :)
Eso es todo por ahora, en verdad esperamos poder continuar pronto y gracias por leer :3
SALUDOS! Nos leemos uwu
