Anime: Durarara!
Parejas: Hasta ahora, leve shizaya.
Sinopsis: Y luego de tanta mentira alusiva, la verdad se convierte el cuchillo más filoso, y nuestra cordura, el blanco.
Advertencias: Tortura.
Notas: El shizaya me consume, aunque me gusta, creo que cada vez que escribo algo de ellos acabo por comprender mejor a izaya. Estuve trabajando en un Asanoya tambien... pero el shizaya es como droga, y yo ya soy adicta.
Este fic nació de una frase de shinra (un fragmente del tomo 13 de la novela) donde habla de como "el corazón de izaya es mas frágil de lo que parece, y que unas simples palabras pueden afectarlo" (si desean leer el fragmento me pueden mandar un Mp y yo les paso mi Tumblr, aviso, esta en ingles)
No creo que esto tengo mas de tres capítulos, quizá no llega a los tres, pero Joichiro-san (perdóname querida si escribo mal tu nombre) me dijo en un review "¿ y porque no haces un fic largo de ellos?" y me pregunte ¿y porque no? y bueno, todo llevo a esto xD
Quizá algunas partes del fic se les hagan algo... grotescas? es solo cuestión de costumbre c:
~verdad~
¿capitulo único?
El miedo es aquello que suele generarse durante una situación de inestabilidad. Es algo así como, éxtasis frenético e indeseado.
Una persona promedio cree estar lejos del miedo, tanto como le sea posible. Una persona promedio cree que nunca llegara a ver sangre, ni heridas. Una persona promedio no cree en el horror que se desata en las calles, lo ignora, porque su vida es demasiado normal para creer en la tortura de la mente humana.
Para los humanos en general, el canibalismo se comete solo en las películas y los psicópatas son personajes de ficción. Y luego están los otros, que comprenden la mierda del universo, y lo cargan en sus hombros.
Pero la verdad es, por más personas promedio o no que nos creamos ser, algunas vez va a tocarnos enterrar nuestras cabezas en realidad. Y luego de tanta mentira alusiva, la verdad se convierte el cuchillo más filoso, y nuestra cordura, el blanco.
Y luego de tantos cuchillos lanzados con afán de matar, todos en el mismo instante, no llegaran a creer que izaya saliera ileso. Uno nunca sabe cuándo las cosas van a tomar otro rumbo, y orihara había visto tantas cosas, aun sin un aliento externo, solo hacia fala ponerse a reflexionar.
Y había comprendido que, había más personas malas que buenas en el mundo, y el no formaba parte de nada. Solo entre la mitad de todo, donde los muertos descansan, había querido comprender la extrañeza del funcionamiento de la mente humana, y si divertía al saber que el "complejo" sistema no era tan "complejo" como presumía.
-Dima orihara-san ¿le temes a la muerte?
La morocha lo miro en busca en busca de respuestas, izaya solo pensó que la cosa no podía ser más cliché.
-pues yo le temo, y mucho, digo…. ¿Algún día todos terminaremos siendo 1polvo en el viento verdad?
Rió ante su aclaración y luego guardo silencio. Digamos que izaya se esperaba algún día terminar secuestrado, había mucha gente que quería su cabeza en el asador, pero eso le parecía algo extremista.
Amanda era, sin duda, una maldita psicópata. De esas que tienen arranques frenéticos y fingen ser otra persona durante las noches. No, batman no estaba incluido, aunque mucho no le faltaba. Su pelo morocho estaba recogido en una coleta, todo repleto de rulos, lo demás se deja a imaginación.
Era la tarde de un jueves, cuando de la nada la muchacha y dos matones habían golpeado a su puerta con dos bates de beisbol y una linda y pintoresca sonrisa en sus caras. Y con una entrada muy al estilo vaquero patearon su puerta derribándola, y no hace falta aclarar que machacaron el cuerpo del informante antes que esta pudiera siquiera terminar de levantar su cuerpo de la silla.
Izaya lo admitía, esa fue la golpiza más rápida que había tenido en todo su vida. Shizuo por fin tenía algo de competencia.
Ahora estaba acostado sobre una mesa, con una bolsa de lino en la cabeza, atado de pies y manos esperando a ver qué es lo que a la brillante chica se le ocurría hacerle a su cuerpo.
Y aunque muchos no lo creyeran, izaya se aburría de lo lindo.
-Hey, ¿no tiene ninguna novia o-ri-ha-ra-san?
-…
-¡ohhh vamos! Hábleme.
Amanda sonaba frustrada, quería escuchar hablar a su nuevo juguete quería escucharlo, pero no solo eso, quería ver su cara afligida y temerosa, quería verlo temblar, quería romper las barreras y que le suplicara. La idea la excitaba tanto que tenía que apretar fuertemente las piernas y morderse uno de sus labios para no tirarse encima del hombre.
Acaricio con sus dedos el abdomen de izaya, trazando círculos en la zona del ombligo.
-entonces, orihara-san, es otra persona la que calienta su mundo…. ¿Un bartender será?
Izaya giro el rostro y –aunque su vista permanecía negada por la bolsa y, para rematar, una tela que cubría sus ojos- el claro gesto dio a entender un ¿es enserio? Por parte del hombre. La muchacha rió socarronamente y acostó su pecho en el estómago ajeno, asegurándose de aplastar bien pechos contra la piel contraria.
-solo digo, hacen tan bella pareja…. Pero, dígame, orihara-san ¿alguna vez ha matado a alguien?
-…
Izaya mantuvo su silencio y reflexiono sobre ello. Podría decir que si, tal vez mas indirectamente que otra cosa.
Amanda se levantó lentamente y aspiro la piel del cuello, con cuidado, sintiendo el aroma hacer estragos en su sistema, teniendo que aguantar un gemido placentero.
-yo si lo he hecho, muchas veces, con hombres como usted… pero tranquilo, orihara-san vale más que cualquiera de aquellas piezas inservibles- La morocha se sentía morir, ya no aguantaba sus ánimos. Con cuidado removió la bolsa dejando a izaya solo con la cinta sobre sus ojos. Con cautela tomo una navaja que descansaba baja la mesa y la acerco hasta el rostro del moreno, izaya sintió el frio del metal en uno de sus pómulos- pero eso no quiere decir, que no vaya a hacerle daño.
La navaja se enterró fría y certera en la piel blancuzca de izaya. Este sintió el pinchazo de dolor, mesclado con una ráfaga de éxtasis al querer evadir el momento. Amanda prosiguió con lo suyo, hacia cortes superficiales –pero no menos dolorosos- en el rostro del informante, machando su cara de rojo. Luego abrió la remera, y amagando a cortar chupo uno de sus pezones, contemplando satisfecha como el cuerpo del azabache se retorcía en un escalofrió.
-orihara-san, esto es lo que su amigo bartender le hace en las noches… ¿verdad? Y si siente bien ¿verdad? Dígame… ¿cómo se siente conmigo?
Silencio nuevamente. La mujer comenzaba a impacientarse, con arma blanca en mano trazo una cruz desprolija por donde debía estar el corazón, lamiendo descaradamente la sangre que de ahí fluía. Y nuevamente, un par de cortes en los brazos acompañados por oscuros moretones hechos por el mango de la navaja.
Amanda paseo su mano por el abdomen, ahora lleno de tajadas tanto superficiales como profundas. Con el dedo índice delineo una herida que empezaba a tener un aspecto feo, al principio con suavidad, luego introduciendo su dedo hasta casi arrancar un grito al informante.
Izaya arqueaba suavemente la espalda, apretando los dientes e inhalando aire con cuidado. La mujer lo miro extasiada, bajo una de sus manos por el pecho del informante cubriéndolo todo con sangre, lento, hasta llegar a su pantalón, y acariciar sobre la tela el miembro del hombre.
-vamos orihara-san, voy hacerle una última pregunta, ¿tiene usted miedo?
Izaya no respondió.
-el miedo es algo demasiado superficial para usted ¿verdad?
Orihara quizá no estaba de acuerdo en esas palabras, recordaba haber sentido miedo, pero quizás, no de la forma en la que se lo suele mencionar. Quizá de una forma algo más retorcida, mas suya. Recordaba haber sentido miedo, de esa forma asfixiante y dolorosa, terminando por enterrarlo todo en su memoria. Como si tuviera el poder de revolver sus malos recuerdos y meterlos dentro de una caja fuerte, pero sin llave y con la puerta rota.
-orihara-san, tóqueme usted también.
Amando apretaba con fuerza las piernas, con rapidez desato un brazo de izaya y lo paso con brusquedad por sus pechos, bajando lento hasta su intimidad, apretando con fuerza.
Y mas no podía haber sido su sorpresa al sentir como la mano del informante se movía certeza contra su sexo, haciéndola perderse en un mar de sensaciones. Algo aturdida y acalorada, Amanda acerco su rostro hacia el contrario, volviendo a encontrarse con ese aroma tan adictivo. Ese mismo que shizuo decía odiar.
-Amanda-san- y por primera vez, izaya hablo, sorprendiendo a la mujer que estaba a escasos centímetros de su cara- es usted tan ingenua.
Y con rapidez, izaya alejo su mano de la intimidad de la chica y la elevo rápido hasta el cuello ajeno, donde Amanda tenía ambas manos, una de ellas con la navaja. Y tan rápido fue el momento, que la chica no tuvo tiempo de reaccionar, y el informante ya había clavado el filo infernal en su yugular, tan solo ejerciendo presión en su propia mano.
El cuerpo de la chica cayó al piso emitiendo un ruido seco, como el sonido de un golpe en el medio de la nada, se pierde y se olvida.
Izaya incorporo su cuerpo dolorido y logro sentarse en la mesa, con su mano libre desato el resto de sus extremidades, dejando para lo último la cinta de sus ojos.
-sabes, Amanda, en algo tenías razón- de la voz de izaya brotaba el sarcasmo- todos terminamos siendo, polvo en el viento.
Y con algo de dificultad bajo de la mesa y esquivo el cuerpo sin vida de la chica. Quizá, la chica tenía algo de razón en otra cosa, y ahora le convendría darle una pequeña visita a shizuo para así acabar con el pequeño problema en su acalorado cuerpo.
Quizá, solo quizá, la caja fuerte de izaya hacía tiempo que estaba abierta, y él no podía hacer otra cosa que actuar sin saber.
1- Dust in the wind-kansas (hermosa canción, una de mis favoritas)
¿que va a hacer izaya? ¿sa va a sacar su calentura con Shizuo? ojala *-* ni yo lo se todavía xD
Gracias por todo :3 y no se olviden en dejar un review si les gusto ^^
