¡Hola!
Os presento una mini historia, nacida del mejunje entre mis feelings ahora mismo rotos, los feelings que tengo puestos en mi otro fic (de hecho, ciertos retazos de "Dejame ayudarte a olvidarme" se pueden notar aquí) y la inspiración que me dio al ver los episodios de la segunda temporada en ingles porque después de Reina por un Día no podía soportar más la espera.
Por eso quedais advertidos de los spoilers.
Atentamente, otra fan que como muchos otros ahora se la pasa gritando "¡¿Por qué, Varian, por qué?!" con el corazón sangrando.
— ¿SIGUES AHÍ? —
1
Cassandra corría junto con todos hacía su amiga. Rapunzel, así como todo el reino, estaba en peligro y era culpa de ellos. Porque se habían dejado engañar por un lobo con piel de cordero. Y su corazón quemaba, porque Pete, el herido y muy asustado Pete se lo había dicho, pero no podía creerlo.
— ¡Ese chico! ¡Ha sido él, es un brujo de verdad, me ha herido y quiere matar la princesa! —había gritado el guardia.
— ¡No es cierto, di que no es cierto! —le había respondido ella con igual intensidad, tomándole por los hombros. Por primera vez en mucho tiempo sus ojos verdes estaban llorosos y su corazón sangraba, porque tenía las pruebas ante ella, pero seguía sin desear creerlas.
Habían sido traicionados. Por Varian.
Fue Eugene quien la tomó por los hombros después, en sus ojos marrones una fiereza que nunca creyó que vería en los ojos de ese idiota.
— ¡Vamos, no podemos dejar que Varian le eche el guante a la flor! ¿Quién sabe lo que puede hacer con ella?
Y no tuvo más remedió que darle la razón.
Y ahora era el mismo Eugene quien abria la puerta de una patada, y toda su alma se caía al piso, porque lo que su mente era capaz de procesar, confirmaba la horrible verdad.
— ¡Varian, detente! —chilló el ex ladrón, el único de los presentes que fue capaz de encontrar su voz.
Pero ya era demasiado tarde. La pequeña traición de Rapunzel había sido la gota que derramó el vaso de años de vejación y burlas. Nadie quería notar a Varían por si mismo. Entonces no le dejaban otra opción, por salvar a su padre, él se haría notar por la fuerza.
La flor, la maldita flor con la que comenzó el calvario de Rapunzel, ya no estaba en su lugar, el brujo la tenía. El mismo que le lanzó una mirada asesina a los presentes, sus ojos ya no eran más azules, si no de un violeta envenado que se clavó en el corazón y la mente de Cassandra, antes de comenzar a reír. Con toda la tranquilad Varian lanzó al suelo uno de sus químicos y la estancia explotó en un polvo del mismo violeta de sus ojos, imposibilitando a todos para hacer nada en contra del traidor en el que se había convertido. Realmente creyeron ser víctimas de un hechizo cuando el polvo se disipó y ante ellos solo quedó una casi desmayada Rapunzel en el suelo.
Demasiado tarde, catorce años tarde.
— ¡Rubita! —Eugene chilló preocupado llendo hacía ella.
Todos fueron testigos de como la princesa tosió en los brazos de su novio con mucho esfuerzo, antes de abrir sus ojos, los cuales estaban tan shokeados como tristes. Cassandra al lado de ella, sujetándole la cabeza, incapaz de decir nada. Incapaz de procesar nada.
— Yo confiaba en él —la de sangre real susurró con esfuerzo y voz dolida—, pensé que estaba de mi parte, nunca creí que... ¿por qué?
Y entonces se echó a llorar en el hombro de Eugene.
— Me las va a pagar —él susurró con tendencias homicidas—, voy a hacer que se arrepienta...
— ¡NO! —gritó la princesa tan fuertemente como si la estuvieran matando, mirando hacía todos los Guardias Reales presentes— ¡No, por favor! ¡No es su culpa, no es su culpa! Es mía, yo le falle, yo le deje solo. Le están utilizando. Le están utilizando. ¡Es mi culpa, es mi culpa!
Cassandra se estremeció ligeramente en su shock, esta vez Rapunzel la miraba directamente a ella y solo a ella. Le gritaba en la cara "es mi culpa" como si le estuviera dando un mensaje cifrado solo para ella.
Y entonces se la llevaron de su lado. A la única que le podía dar respuestas.
Incapaz de hacer nada. Le habían ordenado expresamente no interferir. Cassandra daba vueltas de un lado para otro. No entendía, no era capaz de entender, por primera vez algo se salía de su control. Completamente.
La última vez que había visto a Varian actuar normal fue en la nevada y aunque lo había intentado, no podía quitarse sus gritos hacía Rapunzel de la cabeza mientras lo sacaban a rastras del castillo.
¡Prometiste que me ayudarías! ¡Lo prometiste, lo prometiste!
Le había mentido a Rapunzel, le dijo que no había escuchado cuando si lo hizo. Porque se trataba de Varian y no era capaz de mantenerse apartada. Era superior a ella.
¡No es su culpa, no es su culpa!
Cassandra se llevó una mano a su pecho hasta tocar el regalo que el chico le hizo, el elemento que llevaba su nombre.
Esto está hecho para ti.
Lo apretó contra su pecho. Todo apuntaba a que Varian era un traidor. Lo era, de hecho, pero no era capaz de verle diferente, no era capaz de odiarle. Había otra pieza en el puzzle que ella desconocía.
Yo le falle, yo le deje solo.
Bien, Cassandra no pensaba hacerlo. Sin permitirse pensar en lo que hacía saltó uno de los balcones y escaló por un árbol cercano hasta llegar al patio. La suerte estaba con ella, justo el caballo que deseaba ver le devolvió la mirada nada más tocar el suelo.
— ¡Maximus, necesito que me lleves hasta Vieja Corona, lo más rápido posible! —quien sabía con cuanto tiempo contaba. Puede que con ninguno.
Con un rebuzno, el jamelgo comenzó el galope lejos de los muros del castillo en cuanto la hija de su dueño estuvo montada en su grupa.
Puede que en ese momento ella estuviera cometiendo el mayor error de su vida, era perfectamente consciente de ello, por eso no se permitía pensar, no debía pensar.
"Sea lo que sea que haya pasado —pensaba—. Varian, ya no vas a estar solo. No te voy a dejar solo"
