- Todos los personajes pertenecen a Rumiko Takahashi, para su creación "Ranma ½". Esta humilde servidora los ha tomado prestados para llevar a cabo un relato de ficción, sin ningún afán de lucro.


"Año nuevo"

* * *

Treinta y uno de diciembre. Para todo el mundo parece ser la fecha más esperada en el calendario… menos para mí.

Antaño era un día de alegría, a pesar de que es inevitable no pensar en los seres queridos que ya no pueden compartir con uno. Yo celebraba la llegada del nuevo año como todo el mundo, esperanzada en que cada nuevo año traería alegría y felicidad para mí y mi familia. Eso, hasta hace seis años atrás.

Hoy me encuentro aquí, en mi habitación, vestida con este lindo y elegante kimono que mis hermanas insisten en que me ponga para "la ocasión".

Ellas saben que no bajaré hasta pasada la media noche y que sólo será porque mandarán a alguien a buscarme y a convencerme de que no es sano que permanezca sola en una noche tan especial. Luego tendré que fingir que me siento de maravilla, abrazar con alegría a cada uno de los presentes en la celebración y darles mis mejores parabienes. Es una rutina que tengo muy aprendida y que se viene repitiendo desde que él se fue.

Ahora que han pasado los años y me remonto a mi adolescencia puedo decir cuán equivocada estaba toda la gente a mi alrededor; por ejemplo, todos pensaban que sería la primera de las tres hermanas que se casaría dado que era la única que tenía un prometido, error, mis dos hermanas ya se encuentran felizmente casadas y ambas con descendencia, en cambio yo, sigo sola y perseguida por mis fantasmas y recuerdos de un tiempo mejor y aunque en mis planes nunca tuve como prioridad el casarme, debo reconocer que a medida que pasa el tiempo he aceptado la idea de que mi destino es permanecer sola y eso me da un poco de temor, aunque hago lo imposible por no demostrarlo. Jamás dejaría que descubrieran mis sentimientos. No lo hice cuando debía hacerlo, ahora no es tiempo para retractarse.

Las 11:45 de la noche, me levanto de la cama en donde he permanecido sentada peinando mi cabello, ahora bastante crecido, y dejo el cepillo en mi escritorio, espero unos segundos y la escucho. Sonrió al pensar cómo la escena se repite año tras año, sin cambiar un ápice. Tres golpes en mi puerta y una voz conocida me pregunta si me encuentro bien.

-Sí Kasumi, estoy bien.

-¿Vas a bajar?, los niños preguntan por ti –escucho que pregunta con su dulce voz.

-Sabes que bajaré, pero no todavía.

-De acuerdo –es su respuesta.

Se retira lentamente, sus pasos apenas se escuchan descender por la escalera. Mi hermana mayor, siempre preocupada de todo y de todos.

Doy un suspiro y me acerco al espejo, me siento frente a él y me observo tratando de descifrar qué fue lo que me pasó, ya no reconozco a la aguerrida jovencita autosuficiente. No, me he vuelto débil, vulnerable y aunque los años han pasado y me han dado madurez, eso no ha servido para apaciguar mis temores y mis dudas.

Observo la hora, faltan cinco minutos para la llegada de un nuevo año. Hace seis años atrás, a esta misma hora me enteré que él se había ido con su prometida, supuestamente la no oficial, la misma hora en que me di cuenta que sin haber querido competir nunca por él, lo había perdido de todas formas. Fue como un balde de agua fría. Aún puedo recordarlo con exactitud.

Kasumi me pidió que fuera a buscarlo a su habitación, pero él ya no estaba y desde entonces, cada año la angustia se repite, mi corazón se acongoja, mis ojos se llenan de lágrimas que ya no soy capaz de dejar salir, porque hasta eso parece haberse agotado en mi interior. Entonces, apago la pequeña lámpara que me ha acompañado desde mi infancia y me quedo en la oscuridad, abro la ventana sólo para escuchar los sonidos de alegría provenientes del exterior, el gélido viento invernal se cuela por la ventana abierta, pero eso no me importa, me siento en la silla del escritorio, la giro para contemplar la noche y espero el inicio de un nuevo año, un año que traerá esperanzas para todos, menos para mí, que seguramente todos quieren que sea el mejor de sus vidas y que borre todos los problemas y preocupaciones que puedan tener, y aunque pueda ser un buen año para mi también, sé que no logrará borrar la tristeza que me ha acompañado durante los últimos seis años.

Observo una vez más el reloj, un minuto para las doce, preparo mi copa, la he traído conmigo como todos los años y espero para hacer el solitario y melancólico brindis. Escucho los sonidos que provienen del exterior, la gente se emociona esperando la llegada de la media noche, pequeños gritos de alegría, llamados de última hora, cierro los ojos, ya sé lo que viene, comienzo a escuchar y en mi mente empiezo a repetir lo que ellos gritan en alta voz.

-Diez…nueve…ocho…siete…seis...cinco…cuatro…tres…dos…uno…Feliz año nuevo Akane Tendo.

Tomo un sorbo del espumante líquido mientras una única y traicionera lágrima escapa de mis ojos, seco furiosamente esa pequeña gota salada y abro mis ojos, completando así el estúpido ritual, pero…un momento, hay algo fuera de lo común, algo no está de acuerdo a otros años…hay una…

-Hola Akane.

La copa resbala de mis manos y se hace mil pedazos en el suelo. No puedo salir de mi asombro al escuchar esa voz, mi cuerpo empieza a temblar como una hoja en otoño, con movimientos torpes y lentos consigo encender la lámpara y observo una silueta familiar. Me observa, sus azules ojos no esquivan mi mirada, tomo una bocanada de aire y le increpo.

-¿Qué haces aquí? –mi voz suena más dura de lo que hubiese querido.

-Vine a verte –contesta él, de una forma tan apacible que me exaspera.

-Ya lo hiciste, ahora vete por favor.

Los sonidos de los fuegos de artificio se escuchan por todo el lugar, debe ser un espectáculo maravilloso, pero a mi no me puede importar menos en este momento.

-No, necesito hablarte –demanda él, pero quién se cree que es.

-Pues yo no quiero escucharte.

Me levanto de la silla con la intención de dirigirme a la puerta, él me intercepta tomando uno de mis brazos e impidiendo mi avance, sigue siendo tan rápido como lo recordaba, incluso podría jurar que es mucho más rápido ahora, me desespera el comprobarlo. Bruscamente trato de soltarme, no lo consigo, es obvio.

-¡Suéltame! –le digo mirándolo furiosa.

-No, hasta que me escuches –es su respuesta, aunque más que eso parece una orden.

-¿No tienes nada mejor que hacer que venir a molestar a una vieja conocida? –eso parece desconcertarlo un poco, lo noto por la expresión que adquiere su rostro, totalmente sorprendido por mis palabras.

-Que yo sepa, no eres una simple conocida, eres mi prometida.

Comienzo a reír sarcásticamente, no puedo evitarlo, ¿su prometida?, ¿después de desaparecer por seis años?

-Eso fue hace seis años Ranma, tú le pusiste fin cuando desapareciste una noche como esta con Shampoo.

-Tú me dijiste que me fuera –me dice con rencor y tiene razón, recuerdo perfectamente aquella discusión-. Me dijiste que no te importaba que me fuera con cualquiera de ellas.

-Sí, lo hice y creo haberte hecho un bien –digo con seguridad, tratando de recordar las palabras exactas que nos habíamos dedicado ambos ese día-. Si no lo hacia, hubieras tenido que seguir compartiendo tu vida con, déjame recordar, "una chica que te tenía harto, que nunca podría competir con ninguna de ellas, que no representaba más que un estorbo para un gran artista marcial como tú y que hiciese lo que hiciese, nunca llegaría a estar a tú altura y nunca conseguiría ser la esposa que merecías".

Vi como su rostro se demudaba pasando de la sorpresa a la vergüenza y después a la tristeza, para luego mirarme con una expresión indescifrable.

-Perdóname, en esa época yo no pensaba lo que decía.

-Aunque uno no piense las cosas que dice en el momento de decirlas, no significa que en su interior no las sienta.

El ambiente festivo que se vivía abajo y en las calles de Nerima contrastaba totalmente con la tensión que se estaba generando en mi habitación en esos momentos.

-Sé que estás dolida, que piensas que yo te abandoné…

-¡Te equivocas! –le interrumpí con la voz en grito-. No puedo estar dolida por algo que yo misma provoqué y mucho menos podría pensar que me abandonaste siendo que nunca estuviste conmigo.

-Eso no es verdad, siempre estuve a tu lado.

-Puede que tengas razón, pero sólo porque mi padre y el tuyo te obligaban a "protegerme" por ser nada más que tu prometida, como si fuese una mercancía que pudieran dañar otras manos, es una lástima que esta mercancía estuviese envuelta en un envase tan poco apropiado para alguien como tú –dije abriendo mis brazos de manera que pudiera observarme. Lo hizo y su rostro volvió a cambiar, era como si me estuviera viendo por vez primera, como descubriéndome, me sentí incómoda ante sus ojos y crucé mis brazos al frente-. No mires tan detenidamente, sigo siendo la torpe, brusca y violenta marimacho poco atractiva.

-Sigues siendo condenadamente hermosa.

Sus palabras me descolocaron. ¿Cómo podía decir una mentira tan absurda? No supe cómo ni cuándo había acortado la distancia que existía entre él y yo, y había posado sus grandes y fuertes manos en mis mejillas, enmarcando mi rostro.

-Akane, volví por ti, volví para recuperarte…

-Suéltame Ranma

Mi voz sonó quebrada, mi cuerpo temblaba, pero mis ojos no podían dejar de mirar los suyos. Habían sido seis años de soñar con ellos y ahora los tenía enfrente, tan expresivos como los recordaba.

Afuera, los gritos de alegría y saludos seguían, al igual que las detonaciones de los fuegos artificiales. Yo puse ambas manos en su pecho, por un momento creí que me faltaría el valor, él sonrió, pero luego abrió inmensamente los ojos al sentir que lo empujaba fuertemente alejándolo de mi. Él trastabilló, para luego volver a grandes zancadas hasta donde yo me encontraba.

-¡Te pedí que me soltaras!

-¡Y yo te dije que no hasta que me escucharas!

-¡Vete ya!, ¡tu familia te debe estar esperando!

-No tengo a nadie que espere por mi Akane.

-¿Qué?, ¿ya te cansaste de Shampoo?

-¡Nunca estuve con ella ni con ninguna otra mujer! ¡Solamente viajé con ella a China para que me ayudara a buscar una cura para la maldición!

-Eres un mentiroso, ¡ella me escribió durante años contándome lo feliz que era contigo!

Lágrimas, esas que ya creía extintas en mi interior comenzaron a caer copiosamente en el peor momento, delatándome cruelmente ante la persona menos indicada, demostrándole cuánto me había afectado toda esa situación, cuánto me afectaba aún.

-Es mentira Akane, me separé de ella apenas pisamos suelo chino, jamás me habría ido con ella, mucho menos habría formado una familia con ella ni con ninguna otra –escuché sus palabras y esa confesión sonaba tan sincera-. Eres tú, siempre has sido tú y siempre lo serás, la única mujer que ha ocupado todo el espacio que pueda existir en mi corazón.

A esas alturas, yo lloraba desconsoladamente, recriminándome el mostrar esa debilidad delante de él, quería creerle pero ¿cómo hacerlo después de todos esos años? Sentí como se acercaba nuevamente, levanté mi rostro y él lo acarició con ambas manos, limpiando mis lágrimas con una delicadeza que no esperaba y luego, quedé inmóvil cuando sentí sus labios sobre los míos. Fueron segundos, quizá un minuto, lo cierto es que al reaccionar me embargó una furia que no sentía hacía años, me separé bruscamente y lo abofeteé.

-¡Cómo te atreves!

Él me observó, el entrecejo fruncido y sin demostrar el menor dolor o preocupación por el golpe recibido, sus ojos del color del mar tormentoso brillando con una intensidad que no recordaba haber observado antes.

-¡Porque te amo! ¿No puedes entenderlo? Te amo desde hace tanto tiempo que no puedo recordarlo y si decidí volver hoy aquí, fue porque hasta hace una semana no había conseguido liberarme de mi mayor problema. Ahora lo logré y estoy en condiciones de ofrecerte una vida normal y no descansaré hasta recuperarte, porque desde hace seis años estoy incompleto, me haces falta para vivir, te necesito para seguir adelante y haré lo que sea para que lo entiendas; yo te amo y no descansaré hasta que tú estés conmigo, porque digan lo que digan, tú y yo siempre debimos estar juntos.

-Quieres decir que…estuviste alejado todo este tiempo…buscando una cura para tu maldición.

Fue una pregunta, pero las palabras escaparon de mis labios como si estuviera tratando de convencerme de que aquello era verdad.

-Sí, y hubiese desertado hace mucho tiempo si no hubiera estado convencido de que librándome de ella podría volver aquí y tratar de ser feliz al lado de la mujer que amo.

-¿Por qué nunca escribiste? ¿Por qué nunca llamaste? ¡Por qué dejaste que sufriera todos estos años pensando las peores cosas de ti!

-Porque sabía que si lo hacia, tú te las apañarías para encontrarme y pondría tu vida en riesgo. No habría soportado todo lo que tuve que soportar sabiendo que tu corrías peligro.

-¡Y creíste que no correría ningún riesgo dejándome atrás, pensando que nunca había sido importante para ti, imaginando que te burlabas constantemente de mi con Shampoo! –negué con la cabeza y levanté las mangas de mi kimono mostrándole mis brazos-. Te equivocaste en eso también Ranma.

Él me observó atónito, las marcas en ambos brazos no dejaban lugar para dudas, no eran pocas y tampoco superficiales.

-Tú…trataste de…

-Varias veces, ninguna con éxito como podrás darte cuenta.

-¿Por qué?

-¿Acaso no lo sabes? ¡Yo también te amaba baka y no fuiste capaz de darte cuenta de que a pesar de todos tus problemas, a pesar de tu famosa maldición, a pesar de todos tus enemigos, yo te amaba tanto que nada de aquello me importó nunca!, sólo me importaba estar a tu lado…pero ese sentimiento tan grande tu mismo te encargaste de destruirlo.

-Lo siento tanto Akane.

-Es hora de que te vayas.

-No pienso irme, no ahora que conozco tu verdad y sabes la mía.

-¿Qué quieres de mi?

-Que me des una oportunidad, la oportunidad de reivindicarme, de dejar atrás el pasado y comenzar una nueva vida juntos, de demostrarte que este amor que siento se ha hecho cada vez más fuerte.

-¿No crees que es demasiado tarde?

-No, no lo es.

Volvió a acercarse y me robo nuevamente un beso, pero esta vez tomó la precaución de abrazarme con fuerza. Quedé literalmente atrapada entre sus brazos. Las lágrimas volvieron a aparecer y entonces lo supe, me di cuenta que si quería que todos mis fantasmas se fueran, que todos mis miedos desaparecieran, debía hacer algo allí, en ese preciso momento, porque ¿a quién quería engañar?, después de todo, yo amaba a ese hombre con toda mi alma, de eso estaba completamente segura, así es que subí mis brazos y le rodeé el cuello correspondiendo a ese beso desesperadamente. Era como si ambos dependiéramos exclusivamente del otro para salvarnos de una muerte segura y de cierta forma, así era.

Él comenzó a acariciarme y se sentía tan maravillosamente bien, tan correcto, que abandoné mi ser a sus deseos y requerimientos.

Afuera, la algarabía seguía su curso, pero yo no era completamente conciente de ella, hasta que unos suaves golpecitos en la puerta me devolvieron a la realidad. Ranma se separó de mi algo asustado. Para ese entonces, ya habíamos abandonado la estabilidad del piso y nos encontrábamos fundidos en un abrazo sobre la cama, él me miró levantando su torso y sosteniendo su peso en uno de sus brazos, yo me encontraba agitada e inquieta, sabía que habían mandado a alguien a convencerme para que bajara a celebrar. Miré a Ranma a los ojos, tratando de transmitirle seguridad y aclaré mi voz para contestar.

-¿Sí?

-Mamá, tía Kasumi pregunta si vas a bajar.

Reconocí la voz de Kana del otro lado de la puerta. Ranma parecía haber visto un fantasma, estaba tan pálido que parecía haber perdido toda su sangre en un segundo. Se quedó muy quieto para luego retirarse y darme espacio para ponerme en pie, yo lo hice y contesté.

-Voy enseguida amor, dile a tía Kasumi que no demoraré.

-Bueno.

Sentí los pasos de la niña alejarse y me di media vuelta para ver a mi prometido, él se había sentado en el borde de la cama y miraba fijamente al suelo con las manos apoyadas en ambas piernas, levantó la mirada y en su rostro noté una tristeza tan grande que me partió el alma, sus profundos ojos azules comenzaron a brillar conteniendo silenciosas lágrimas.

-¿Mamá?

La pregunta la formuló con tanta aflicción en la voz, que me apresuré a darle una explicación.

-No es lo que crees.

Por sus siguientes palabras comprendí que no me había escuchado.

-Ese es el verdadero motivo –susurró- ¿Desde cuándo eres madre Akane? ¿Te casaste? ¿Con quién?

-¡Ranma! –le interrumpí-. Escúchame tú ahora, no es lo que piensas. No estoy casada y tampoco soy madre. Bueno, al menos no verdaderamente.

-¿Cómo?

La cara de confusión que tenía era tan graciosa que dejé escapar una risita, fue un error, ya que él pensó que lo mejor sería escapar de allí por donde mismo había entrado. Me apresuré a flanquearle el paso, abrí mis brazos frente a él y le solté un rápido y contundente discurso.

-No soy madre de esa niña, no biológicamente. Hace un par de años convencí a papá de abrir un albergue para niños sin hogar. Los cuido, los protejo, les doy educación y ellos me dicen mamá, pero no son míos. Están aquí hasta que alguien les adopta y forman una familia. Ahora tengo cuatro "hijos" a mi cargo, dos niñas y dos niños, están abajo en la celebración con toda mi familia y algunos colaboradores del proyecto.

Él me observaba sorprendido, claramente no sabía que decir, sonreí ampliamente.

-Si quieres compartir mi vida, tendrás que acostumbrarte a ellos y también a que…te digan papá.

-Eres maravillosa.

Esa fue toda su respuesta... esa y el beso que le siguió, claro que lo separé rápidamente y le miré fijamente.

-Tengo que bajar ahora o se preocuparán. ¿Bajarás tú también?

-¿Qué tal si te espero acá? Mañana podré dar todas las explicaciones que me soliciten, porque de seguro lo harán.

-Seguro que sí. No tardaré.

-Bien.

Me acerqué a la puerta y cuando estaba a punto de girar el pomo, él llamo mi atención.

-¡Akane!

-¿Si?

-Feliz año nuevo.

-Feliz año para ti también –contesté, luego salí de mi habitación.

Cerré la puerta tras de mí y por primera vez en seis años sonreí sinceramente, convencida de que este año nuevo por fin traería esperanza y felicidad a mi vida, pero sobre todo me traería amor, mucho amor que estaba dispuesta a disfrutar y devolver, porque así como un año nuevo me había quitado el único motivo que yo tenía para ser feliz, otro me lo había devuelto y esta vez no lo dejaría escapar nunca.

Sí, ahora podía desearles a todas las personas que me esperaban abajo lo mejor del mundo, porque en mí había renacido la esperanza y mi corazón comenzaba a latir nuevamente, pero ya no estaría solo, compartiría su camino con el amor de mi vida, con aquel chico que un día se adueño de él para siempre, compartiría su camino con Ranma Saotome, como siempre debió ser.

Fin


Notas finales:

1.-¡Hola!

Bueno, esto es algo que permaneció guardado por mucho tiempo en mis borradores entre muchas otras historias o proyectos de historia que he escrito no llegando nunca a terminar o publicar, es uno de mis primeros escritos (no recuerdo si fue éste el primero o "Tal vez me quieres", pero da igual), así es que decidí modificarle algunas cosas (horrores de ortografía y cosas similares) y publicarlo. Sé que estamos muy lejos de celebrar el año nuevo, pero me pareció que debía darle la oportunidad de ver la luz.

¿Qué les pareció?, de verdad me gustaría saber su opinión, así es que si se animan, no me molestaría para nada recibir un review.

2.-Tal vez más adelante siga desempolvando una que otra historia cortita para compartir con ustedes, veremos que sucede en el camino.

Cuídense mucho y buena suerte, nos encontramos pronto.

Madame De La Fère – Du Vallon.