La historia es de mi total imaginación y soy la autora, los personajes pertenecen a Kyoko Mizuki, cualquier parecido con otra es tal vez "casualidad, coincidencia" no lo sé, simplemente sucedió.
Gracias por su tiempo, apoyo y compañía en esta lectura, sin más preámbulos, comencemos.
Cuando me miras así.
Por Cielo Azul A.
==Capítulo Uno==
La noche es fría y el aire gélido, el clima no ayudaba mucho a sentirse mejor pero aun así él tenía que asistir a un compromiso inaplazable, unos pasos se distinguen levemente por el pasillo alfombrado y un toc, toc se eleva sobre el silencioso corredor.
-William, ya casi es hora de partir, dijo George.
-Si George, en cinco minutos te veo, él se encontraba terminando de vestir para asistir a una gala de beneficencia.
Salió de su habitación enfundado en su impoluto traje frac, tomo su abrigo y se dirigió a la estancia donde lo esperaban.
-George estoy listo, vayámonos.
Tomaron el carro que los conduciría al lugar de la recepción, llegaron más pronto de lo que esperaba, el coche se estaciono frente a la imponente puerta del salón, bajo del coche y se quedo contemplando la entrada mientras sus pensamientos volaban a otro lugar, a otra persona, sin más demora se encamino para ingresar al lugar, el lugar estaba impresionantemente decorado con arreglos florales de alcatraces blancos que contrastaban con lilium oriental rosas, bellas lámparas de araña que emitían una luz tenue lo cual hacia un ambiente agradable a los presentes y la orquesta tocaba para el deleite de los asistentes.
De pronto sintió unos ojos color gris, esos ojos hermosos de la bella mujer que ya conocía muy bien, con un hermoso vestido color dorado y una cinta satinada color rojo que rodeaba su estilizada figura, haciendo juego con unos discretos pendientes y collar de rubíes, lucia realmente esplendida, dirigió su mirada al lugar donde se encontraba ella y le regalo una radiante sonrisa en forma de saludo mientras se aproximaba a su encuentro.
-Isabella, luces hermosa, saludo besando con toda caballerosidad la delicada mano de la joven.
-William, buenas noches, me alegra verte, por favor no seas tan formal, entre nosotros no es necesario. -rieron los dos.
Ella le sonrió y él le ofreció su fuerte brazo en dirección al centro del salón donde ya había varias parejas bailando.
-William es una verdadera lástima que tengas que partir, te extrañaremos mucho -le dijo Isabella con un deje de tristeza.
-Yo también las extrañare mucho Isabella, pero tu mejor que nadie sabes cuánto he esperado este viaje. –era el momento de darle una nueva oportunidad a su vida.
-Lo sé, eso es lo único que me consuela, pero promete que regresaras a visitarnos.
-Por supuesto, ustedes son personas muy importantes en mi vida, y dime ¿Dónde está Elizabeth y tus padres?
-Elizabeth esta con un joven bailando y mi padre ya sabes hablando de negocios, mi madre se sintió indispuesta y no pudo asistir, hoy es el aniversario de mi hermana y en esta fecha la tristeza parece estar más presente, y a pesar de haber pasado tantos años no se resigna a no tenerla.
-Siento mucho lo que me dices, no imagino el dolor que puede sentir un padre o madre al perder a un hijo, aunque se lo que es perder a los seres más queridos, mis padres, mi hermana, mi sobrino. -con esas palabras no pudo evitar que los recuerdos dolosos acudieran a su memoria.
-William, disculpa mis palabras, no quería ponerte triste, dijo ella con voz dulce.
-Está bien, estoy bien, a pesar de esas pérdidas también conozco seres maravillosos como ustedes y eso me ha ayudado a reconfortar la soledad.
-¿Cómo esta ella?
-Deseo creer que ya lo ha superado, que puede estar dispuesta a tener nuevas oportunidades y conocer nuevas experiencias.
Isabella le ofreció una sonrisa comprensiva mientras el medito un poco en lo que había dicho "conocer nuevas experiencias"
Termino la música y se retiraron al encuentro de Elizabeth y su padre.
-Buenas noches Josep, tomando la mano de la otra joven saludo, -Buenas noches Elizabeth.
-William, un placer verte.
-El placer es mío, -le respondió.
-Sé que mañana regresas a América, es una pena no despedirte como nos gustaría y desearte buen viaje.
-Josep, agradezco sus atenciones y espero tener el placer de recibirlos en América muy pronto.
-Gracias William, sabes que siempre serás bienvenido en nuestra casa, recordamos a tu familia con gran afecto, tus padres y nosotros fuimos grandes amigos y aunque ya no se encuentren entre nosotros sabemos que en donde quiera que estén ellos y Rosemary te cuidan.
-Gracias por tus palabras y apoyo, me siento afortunado de contar con ustedes.
-Aún no lo había platicado con las niñas, su madre y yo hemos decidido hacer un último intento en la búsqueda, aunque no hemos dejado de investigar, pensamos que sería de gran ayuda regresar al lugar donde sucedió todo y así estar más cerca de la investigación.
-¡Papá! Las dos dijeron al unísono, ya no somos unas niñas, aunque en ese momento las hermanas asombradas por la noticia, esbozaron una gran sonrisa.
-¿De verdad papá?, iremos a América, preguntaron al unísono.
-Así es hijas, así que no consideraremos esto como una despedida sino como un hasta luego.
-Josep, será gratificante poder recibirlos en casa.
-Nosotros correspondemos tu invitación y anticipadamente tu hospitalidad.
La velada transcurrió entre bailes, plática amena y anécdotas de tiempos pasados, donde él era solo un niño y jugaba y corría tras las hermanas Swan.
-William, deseamos que tengas buen viaje, cuídate mucho y esperamos pronto poder visitarte en América; manifestó Elizabeth en nombre de su padre y hermana.
El joven rubio les sonrío a ambas chicas, y con fuerte apretón de manos sellaron él y el señor Swan el compromiso de volver a verse pronto mientras respondía. -Estaré esperando por ustedes.
El camino de regreso a casa lo paso en absoluto silencio, sus pensamientos y recuerdos volando de un lugar a otro añorando lo vivido y nervioso por el futuro, cavilando sobre las posibilidades que podía tener o construirse a su regreso.
Llego a la mansión y nervioso por el viaje, él había esperado con tanta impaciencia ese día que aún no podía creer que a la mañana siguiente iniciaría su regreso, con esos pensamientos fue vencido por el cansancio en la espera del nuevo día.
OoOoOoOoOoOoOoO
La hora del almuerzo era sin duda el momento de distensión para Candy en el hospital donde trabajaba y como era costumbre ella y el Dr. Laurent tomaban sus alimentos juntos cada vez que la ocasión lo permitía.
-Cariño, ¿Cómo está mi enfermera favorita?
-¡Ohh Sebastián!, no digas eso por favor, que van a decir de mí, mostrando su pícara sonrisa.
-Que pueden decir que sus mentes malpensadas no meditaran, sonrío con tremenda carcajada. Sabes estoy intrigado, el día de hoy noto algo diferente en tus ojos, irradian felicidad y creo imaginarme a que se debe.
-¡Ahh sí!, pues entonces como ya sabes no necesito platicarte, ¿cierto?
-¡Noooo!, por favor, prefiero oírlo de tus labios.
-Recibí carta de Albert, en unos días regresara a América, después de casi tres años de no vernos, sus ojos brillaban de felicidad al decirlo y su sonrisa parecía tener magia.
-Me lo imaginaba, me alegra mucho por ti Candy y ahora entiendo por qué tanta alegría.
-Si Sebastian, después de tanto tiempo, me pregunto cuanto habrá cambiado desde la última vez que nos vimos, todo fue tan rápido que no tuvimos oportunidad de despedirnos, creo que a pesar del tiempo no he logrado asimilar que él representa tres de los hombres más importantes en mi vida en una sola persona, Albert mi amigo, Mi príncipe de la colina y el abuelo William mi padre adoptivo.
-De verdad que la historia entre ustedes es como sacada de un cuento, me parece increíble cariño, creo que para todos fue una gran sorpresa que el heredero de tan importante familia fuera un hombre tan joven y claro que tuviese una hija aún más joven y bella; aseguro el joven médico con una sonrisa.
-Sabes, él se fue tan rápido que no me dio tiempo en ese momento de asimilar mis sentimientos por él, ahora después de tres años me imagino que probablemente pudo haber encontrado a alguien, se fue y me dejo sola nuevamente, al final solo siendo la amiga e hija adoptiva.
-Candy, no digas eso, yo tengo la certeza que muy pronto tu corazón podrá sentirse liberado de esa prisión en la que vive, eres hermosa e inteligente, con una gran fuerza de voluntad, es por eso que estoy seguro que pronto llegaran a ti las respuestas que tanto necesitas, espero que con la llegada de Sir William no te olvides de mí.
-Tú eres más que un amigo, eres mi confidente, mi calma en un día de tormenta, creo que Dios te envío a mi vida para ayudarme a superar la tristeza de su partida, reconfortar mi alma; en el fondo me duele que Albert se haya ido una vez mas de mi lado sin despedirse, pero tu consuelo ayudo a mi alma en aliviar ese dolor.
-Tú eres mi amuleto de la suerte, también Dios te puso en mi camino para no sentirme solo al llegar a un lugar nuevo, tenerte junto a mí me ayudo a encontrar la paz que tanto necesitaba, a calmar el dolor de haber dejado a mi madre en circunstancias tan difíciles y no poder verla en todo este tiempo, a ser más optimista, me alegra tanto saber que nuestros caminos seguirán juntos, gracias por aceptar acompañarme en una nueva aventura.
-Sebastian, somos dos almas unidas por una amistad y eso es algo maravilloso, aunque déjame decirte que no quiero ser la causante de alejarte de las chicas, sabes, en el hospital he notado que ciertas compañeras te miran con ojos de amor, eres todo un conquistador.
Sebastian era un joven de estatura media, delgado, cuerpo bien formado pues le encantaba hacer deporte, pelo un poco rizado de color castaño claro y unos expresivos ojos color azul claro, divertido, simpático, alegre, un tanto bromista, extremadamente sociable, inteligente y culto, cuando llegaba a un lugar lo llenaba con su presencia, de esas personas que cae bien a la mayoría de la gente y eso hace que gusten de estar a su lado pues creaba una gran empatía.
-Candy por favor no digas eso, sabes que por el momento mis prioridades son otras y no me siento en condiciones de ofrecer amor a una mujer, ellas merecen todo mi respeto y admiración y por eso quiero que cuando llegue esa persona a mi vida pueda entregarme sin reservas en todos los aspectos.
-No dudo que así sea, dijo abrazándolo, -Bueno creo que ya es hora de irnos.
-Sí, junto a ti el tiempo vuela, nos vemos más tarde y te llevo al Hogar de Pony, ¿te parece?
-Está bien, cuídate.
+++++++++Continuara++++++++++
Gracias por su tiempo, apoyo, lectura.
