Sendas de Venganza y el Fuego.
Naruto no me pertenece.
Prologo.
Konoha una ciudad deslumbrante, cuya historia es una de las más grandes, y tras ganar la tercera guerra Ninja, la ubicó como la aldea shinobi más fuerte. En esa guerra la destrucción y la desolación embarcaron a todo ser, sobre un mundo de mareas oscuras, que traían consigo dolor, miedo y por sobre todo odio, muchas sombras combatían con valor, sin temor a la muerte, de estas muy pocas con el deber de proteger y muchas con la ambición al reconocimiento, pero en todos los bandos regia la incertidumbre y el deseo de poder vivir un día mas, aunque en algunos casos la moral se perdía, por las devastaciones y caídas de compañeros, antes amigos y hermanos, perdiendo la cordura, confundiendo la vida y la muerta, ahogándose en las infectadas aguas de la locura, cometiendo atrocidades por placer y poder. A pesar de toda esta oscuridad que tapa al mundo, miles de luces brillan, queriendo competir con las sombras, estos guerreros que no vendieron su corazón, a pesar de las penurias vividas, siguieron adelante y con la voluntad de salvar a su gente, y a sus ideales, esos guerreros que mas tarde serian héroes, por sus valientes acciones, lucharon por sus naciones con el espíritu en alto, trayendo de regreso la moral perdida en las tinieblas.
Dentro de todos estos Héroes, uno fue el más destacado, y según muchos el que inclino la balanza para el lado de la Hoja, su nombre Minato Namikaze, el cual combatió y enfrento a muchos enemigos, trayendo consigo muchas victorias. Ninguno de sus rivales pudo detener las habilidades de este, y estas le valieron el nombre del Relámpago Amarillo.
Después de la Guerra, el tercer Hokage nombro como su sucesor a Minato, y con este llego la época dorado de Konoha, pero como todo lo bueno, tiene un fin.
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El centro de Konoha era un cráter ardiente, dentro de este había cientos de cuerpos humanos, que se encontraban entre calcinados, despedazados y aplastados, alrededor de la zona, se escuchaba el griterío general, y se veía a los shinobis desplazarse en distintas direcciones.
La causa de todo esto estaba rugiendo en el medio del cráter, y no era más que un zorro gigante hecho de pura energía, una criatura legendaria que responde al nombre de Kyubi no Yoko, que es el mas fuerte de las nueve bestias con cola, conocidas como biju. Este se encontraba sellado en una mujer, la cual es conocida como Kushina Uzumaki, esposa secreta de Minato. Este ser fue liberado por un sujeto enmascarado, que tras secuestrar a una Kushina débil por el embarazo, se dedico a extraer al bijo, asesinando al mismo tiempo al pequeño ser que llevaba adentro. Al terminar la extracción, utilizo una de sus habilidades para controlarla, fue ahí que apareció el Namikaze, para ver como este se transportaba, y a su querida esposa a puertas de la muerte, con manchas en la parte inferior de la bata, indicándole la partida de su hijo, por lo que fue a acompañar a su esposa en el dolor, pero no tuvo mucho tiempo.
— Lo siento querida… No pude llegar a tiempo — dijo él, abrazando a su esposa, ambos llorando tras la perdida, y su pronta separación.
— No tienes la culpa, mi cielo…
El sonido de estruendo atrajo la atención de ambos, que se levantaron y miraron hacia la aldea, viendo la destrucción que se generaba.
— Maldición — murmuro con enfado, apretando el puño derecho con rabia.
— Hay que detenerlo…
— No puedo permitir que vallas… estas muy débil debes descansar.
— No puedo sentarme sin hacer nada, sabiendo que amigos y que vos, están enfrentando a esa cosa… — dijo con decisión, para después bajar la cabeza y murmurar con voz quebradiza — además no me queda mucho tiempo...
Un leve silencio se armo, el cual era roto por lo estruendos lejanos, cada uno divagando en sus propias mentes, recordando cada momento feliz, para enfrentar con todo este mal que aqueja su aldea.
— De acuerdo… ¿tienes algún plan? — pregunto el rubio Minato.
— Tengo uno… pero no creo poder completarlo — respondió su pelirroja esposa, atrayendo la atención de este — se tratar de sellarlo, pero para eso requiero algo de tiempo, y todavía no se si con la energía que me queda podré realizarlo — la expresión del Namikaze, se torno sombría y triste — Igual nos falta un contenedor, y sabes que debe ser un bebe recién nacido, para que su cuerpo pueda adaptarse.
— Pero no tenemos donde lo conseguimos, así no hacemos algo pronto la aldea…
— ¡Tranquilízate Minato! — Ordeno, deteniendo el tren de pensamientos de este — tengo a alguien en mente, hace poco nació una beba, todavía no cumple el día de vida, y tiene un extraño patrón de chacra, para haber nacido del clan Uchiha…
— Kushina, no creo que sea buena idea… no sabemos que pueda pasar si sellamos al bijo, en alguien con un doujutsu…
— Pero no tenemos más opciones, y estoy segura que ella podrá soportar el sello.
— Si no hay otra forma…
Después de eso ambos se transportaron al centro de la aldea, y se separaron. Ella fue a prepararse para el sellado, buscando a la bebita, se encontraba muy cansada, pero debía hacerlo, no tardo mucho en llegar al hospital encontrándose con una enfermera, no perdiendo tiempo, le pidió que le trajeran a la pequeña del clan Uchiha, llevándosela consigo. Por otro lado el Yondaime, se había encontrado con el sujeto de la mascara, y ambos se transportaron a una colina cercana donde combatieron, fue una pelea pareja hasta que el rubio consiguió herirlo, y utilizar un sello con el cual libero a la bestia de su control, después de ello el enmascarado escapo, y el se dirigió de vuelta a la aldea.
Una vez en esta, invoco a Gamabunta, un sapo de gran tamaño, que lleva una espada y fuma, este detuvo por un momento al Kyubi, suficiente para que Minato se acercara, para usar su jutsu de transportación, llevándolo consigo al lugar donde lo sellarían. En la colina donde lo habían liberado, se encontraba Kushina, al frente de un altar invocado para el sellado, arriba de este se encontraba acostada durmiendo, una pequeña bebita de pelo negro, envuelta en unas mantas, la pelirroja mujer miraba a la pequeña con pena y amor.
Un resplandor amarillento, ilumino la colina por un breve momento, de ella aparecieron, el joven Hokage y el enorme bijo, la Uzumaki los contemplo un leve instante, tras el cual empezó con el ritual, mientras su esposo y Gamabunta, distraían y inmovilizaban al poderoso ser. No paso mucho antes de que Kushina cayera, lo cual significaba que era el turno de Minato, que uso el Sello del Demonio Muerto, para sellar la mitad del poder del Kyubi en el interior de la recién nacida, para luego sellar la otra mitad en su interior acosta de su propia vida. Pero el bijo se dio cuenta de lo que buscaban, por lo ataco a la bebita, la pareja al ver esto, se interpusieron en el camino, recibiendo las garras del poderoso ser.
Luego de ello, un enorme pilar de luz surgió de la pequeña, cegando a todos, y atrayendo la atención de los habitantes de Konoha. Una vez pasada esta, se ve a Minato todavía parado tapándose los ojos, mientras que su esposa esta recostada en el suelo respirando agitadamente, y unos cuantos metros más adelante, se encuentra la bebita descansando sobre el altar.
— ¿Lo hemos… logrado, querido? — pregunto la mujer, mirando al cielo.
El Yondiame Hokage, se descubre para observar el lugar, con algo de sorpresa y temor por lo imagen que ve, lo cual era sumamente extraño, que después de enfrentar a tal criatura, tuviera miedo a algo.
— ¿Q-querido? — pregunto con algo de temor su esposa, al no escuchar la respuesta de este, y sacándolo del shock.
— Si, lo hemos logrado… es solo que — contesto rápidamente, para no levantar sospechas de su anterior estado.
— ¿Que?
— No es nada malo creo… pero el sello, parece que modifico su apariencia, su pelo es… — fue ahí, cuando todo lo sucedido le afecto, haciéndolo caer de rodillas y escupir sangre, todo su cuerpo le dolía.
— ¡Minato!, ¿estas… bi-bien? — tartamudeaba, por el esfuerzo que le causaba el solo hecho de hablar, sabia que su tiempo se había disminuido considerablemente, pero también que algo no estaba bien, de hecho, el simple motivo de que todavía permanecía viva, le hacia pensar que el sello debió haber fallado. No podía levantarse, y su visión era opaca por lo que no sabia lo que sucedía, y eso la atemorizaba.
— Me encuentro bien, no te preocupes — respondió seriamente y con la misma duda de su esposa — ¿esto no debería ser así cierto? — Sorprendiendo a su mujer que no esperaba tal pregunta — Algo salio mal, tendríamos que estar muertos… — Pero fue interrumpido al sentir un aura, como ninguna otra, dejando congelados a ambos.
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Un relámpago dorado apareció en una habitación, la cual se ilumino con su resplandor, Minato se fue a sentar en su sillón de Hokage, no sin antes depositar a la pequeña bebita en una mesa, esta se encontraba envuelta con una manta negra. Revolviendo entre sus cajones saco un pergamino y una pluma, para luego empezó a escribir. Pasados unos instantes el sonido de pasos atrajo su atención, sabia de quienes se trataban, y que todavía le quedaba algo de tiempo, por lo que espero a sus visitantes, sentado y con la bebita en brazos, la puerta se abrió de golpe, encontrándose con el rostro de cuatro personas, que se mostraban sorprendidas, de verlo en ese estado.
— ¡Minato! — exclamo el primero en ingresar, el cual era un buen amigo del mencionado, este tiene los ojos blancos como cual perla, y el cabello negro.
— No hay necesidad de preocuparse — adelanto el rubio — el Kyubi a sido derrotado.
— No te lo tomes tan a la ligera, un cuarto de la aldea fue destruido — hablo, otro de sus amigos, este es mas serio, tiene unos profundos ojos negros y cabello castaño oscuro, en su espalda hay un símbolo de un abanico.
— Tienes razón en eso Fugaku-san, pero el peligro ya ah pasado, y lo más importante es recuperarse ahora… — dijo un viejo de pelo blanco, vestido con una armadura negra, este es el anterior Hokage.
— Que bueno que te encuentres bien, pero era obvio con lo terco que eres, no te dejarías matar aunque tuvieras que luchar contra la mismisima muerte — dijo otro peliblanco, pero este con una especie de armadura roja, y en su frente un kanji de la palabra aceite, este sujeto es su maestro.
— ¡Minato-sama!, Minato-sama — llamo un joven de pelo platinado, que acababa de llegar — que bueno que te encuentres bien, sensei — expreso con admiración, el joven que en uno de sus ojos poseía el sharingan.
— Como no va a estarlo Kakashi, el mi aprendiz y el famoso relámpago amarillo — dijo con orgullo, el peliblanco mientras sonreía.
— Y ahora podemos decir, que es más fuerte que un bijo — comento en son de broma, el Uchiha.
— Eso no es del todo cierto… — menciono el Namikaze con una seriedad absoluta, silenciando a todos, que lo miraron con sorpresa eh intriga.
— ¿Como es eso? — pregunto el Hyuga.
— ¿Acaso lo has sellado en esa bebita? — pregunto su maestro.
— ¿Qué paso con Kushina, sensei? — cuestiono Kakashi.
— Vamos Minato, responde — exclamo el tercer Hokage.
— Es verdad que lo hemos derrotado, pero no eh peleado solo, sino que esta victoria fue gracias a todos los que pelearon, y al sacrificio de mi amada… — informo sombríamente, trayendo la pena de todos — pero ella no es la única que se sacrifico, también todos los que murieron por el bijo, y yo mismo — la ultima parte los dejo en shock, nadie podía entender a que se refería, si el estaba al frente suyo, y no parecía lastimado, si sabían que su chacra se encontraba muy bajo, pero no a tal punto, viendo la duda en sus amigos, agrego — para ganarle a un bijo, se tienen dos formas, la mas segura es sellarla, pero para esta se requiere un contenedor recién nacido, que tenga un chacra especial, y lo hubiéramos aplicado en nuestro hijo, pero… no fue posible — tomando un pequeño silencio — y la segunda, es disipando todo su chacra, es decir usando un poder sumamente fuerte, que sea capaz de desvanecer la esencia misma, nosotros utilizamos la segunda opción, juntando todo nuestro ser para realizar tal ataque, yo simplemente estoy aquí por un pequeño lapso de tiempo, que obtuve gracias a que mi cuerpo, llego a tomar algo de la esencia de Kyubi — El Yondaime estaba mintiendo en muchas cosas, pero no podía responder con la verdad, y no podía dejar dudas, sino podrían suceder muchas cosas terribles, y por todas las vidas perdidas, no debía permitir que investigaran — esta pequeña, no es mas que otra victima mas, su padre murió peleando y su madre en el parto, quedando sola, y además al encontrarse cerca los residuos de esencia del Kyubi le llegaron, cambiando su color de cabello, tez y ojos, por lo que yo había visto y sentido por su chacra, es perteneciente al clan Uchiha, y por lo residuos tomo parte de mi esencia física, cambiando su forma — explico brevemente, tratando de resumir lo que había entendido — entonces como ultimo favor, que te pido Fugaku, que tu clan cuide de la pequeña — al terminar se levanto, y le entrego un pergamino a su maestro de pelo blanco — Toma esto Jiraiya-sensei, es mi legado, como no tengo descendiente lo dejo todo ahí, fue un placer haber luchado, y vivido al lado suyo, pero por desgracia mi tiempo esta por expirase, y quiero estar cerca de mi esposa.
— ¡Minato! — dijeron todos, al haz de luz dorada, que tan rápido como a pareció se desvaneció, dejando a todos muy tristes.
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En unas montañas cercanas a la aldea, aparece el Namikaze con una expresión totalmente seria, camina unos cuantos pasos hasta llegar a una cueva. Esta es iluminada por antorchas clavadas en las paredes, del extenso pasillo natural, avanzando por este Minato piensa en como resultaron las cosas, no habían ejecutado ningún error en los sellados, pero a pesar de ello debió surgir algún imprevisto, pero lo que mas le molestaba ahora, era el hecho de ser alejado de su hija, ya que la pequeña bebita había absorbido parte de la esencia de su hijo, y en el poco tiempo en el que la sostuvo, fue suficiente para que desarrollara un fuerte lazo hacia ella, tal vez no sea el padre biológico, pero la amaba como si lo fuera.
— Naruto, tu vives en ella… — Murmuro antes de llegar al final de la cueva, el cual era una pieza circular de medianas proporciones, llegando a los tres metros de alto y cinco de ancho, las paredes totalmente naturales, salvo por todos los sellos y diagramas incrustados en estas.
— Querido, te has tardado mas de lo indicado — reprendió Kushina, que ahora vestía un sobretodo negro con capucha, que solo revelan unos ojos celestes sin pupilas, y unos cuantos mechones rojos.
— Pero eh llegado justo, antes de que se nos acabara el tiempo… — respondió con tranquilidad, para luego pararse al lado de la mujer, y mirar a un tercero, que al igual que su esposa lleva un sobretodo negro, pero con la diferencia que esta bordeado con plata, este además lleva en su mano derecha, una guadaña negra de hoja roja resplandeciente, creando una ilusión terrorífica, en donde su filo se ve envuelto con espesa sangre — Creo que ya estamos listos para partir — dijo con seguridad, ocultando su temor, y agarrando la mano cariñosamente de su esposa — siempre te amare Kushina…
— Yo igual Minato — dándose un último beso, antes que el aura abismal del otro ser, los sumergiera.
Fin del Prologo.
Notas:
Estoy con ustedes en que fue algo corto, y espero que sea entendible.
Seguramente tendrán varias cosas que criticar sobre el fic, y les quiero informar que a mi no me gusta el yaio, todavía no se si are que sean pareja, y espero que mi idea les resulte interesante… Si quieren saber mas, dejen comentarios xD, nah… lo seguiré igual, pero me gustaría saber que opinan.
Acepto ideas, o alternativas con respecto a parejas… No creo que puedan dar muchos cambios, ya que no hay tanto para eso...
Una cosa, para los lectores que se prendan, creo estar seguro que en los próximos capítulos los sorprenderé.
Y con este nuevo fic, no voy a dejar el resto, solo que el capitulo de "Un guerrero Natural" es bastante largo y lo estoy corrigiendo algunos detalle ,
