Nota: No salió como esperaba (Iba ser un 115) pero aquí les dejo mi primer drabble de este anime.


Monstruo

Las esposas se han roto.

La prisión ya no lo podía retener.

Ni esos amigos que creyó que se hizo y siempre estarían ahí.

Solo oscuridad y más oscuridad a su alrededor. La silueta de una espalda que se alejaba en ella mostrando únicamente un tatuaje por el nivel de su cuello.

En esa oscuridad unas manos alargadas le tomó por detrás cubriendo su cuello y parte de su antebrazo.

Aquella criatura reía con su voz de forma siniestra mientras le repetía: "Acaba con todos los que no son él, se interponen para encontrarlo".

Ese monstruo le decía que para escapar parta todo con la espada que tenía.

Sin embargo había unas voces que zumbaban como mosquitos molestos para aquella criatura. Acompañadas de unas pequeñas luces como luciérnagas que alumbraban en la oscuridad. Esas voces parecían ecos lejanos en su cabeza, el sonido le era familiar y cálido.

Ellas le decían que se detuviera, que despertará porque él no era un monstruo como le querían hacer creer. Aquel monstruo decía que acabe con ellas.

Su propio grito en el que se agarró la cabeza hizo que despertará dentro de otra jaula de acero con cadenas y grilletes rodeando su cuerpo en una perpetua oscuridad.

Jyugo no podía creer que estuviera en la realidad… tal vez aún estaba en su pesadilla.

Eso creía hasta que vio a Hajime entrar e interrogarle sobre lo que paso.

Se mantuvo callado ante el exhausto interrogatorio.

No sé quién eres o lo que eres –comentó acomodando su gorra de guardia para retirarse mirando por última vez a Jyugo-. Solo sé que eres un niño al que están esperando sus amigos para jugar.

-¿Amigos? -preguntó por fin rompiendo su silencio.

-Los mismos que arriesgaron su vida para detenerte son los mismos tontos que te esperan para que escapen de la celda 13 –se dirigió al pasillo por el cual entró caminando- Son ellos que dicen que los monstruos son los que te encerramos.

Jyugo se quedó sin palabras mientras veía a Hajime desaparecer en la oscuridad por la cual unas pequeñas luciérnagas entraban hasta su celda.
Solo sonrió derramando un par de lágrimas.

En ese momento supo que aquellas luciérnagas nunca lo dejarían en la oscuridad.