Esta historia participa en I Fest del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black"

UNIVERSO

Canon. Séptimo año, con pleno apogeo mortífago y la rebelión estudiantil (Mira, podría ser el título: "La Rebelión Estudiantil")

PROMPT

Quiero ver a una Pansy arrogante y orgullosa, muy fría y Slytherin y todo eso. Pero que por dentro (y sólo lo muestra en su interior) odia tener que dañar a otras personas... salvo a Neville, que él la cabrea (aún así, no le gusta ni un pelo torturarle). Y quiero a un Neville bonachón, maduro, fuerte, con una paciencia infinita y que es valiente de una manera como muy calmada.

Digamos que me lo imagino como una Pansy de hielo, que no muestra nunca sus emociones a nadie, y que sólo se las mostraría al chico que fuera a ser su marido (pero que lo mereciera, que ella es tan guay que puede elegir al marido). Y la pobre Pansy se encuentra con que Blaise ha desaparecido a quién sabe dónde con su madre, Theo está que va y que viene de lo borracho que intenta estar todo el tiempo para no pensar en lo que le obligan a hacer los mortífagos, y Draco que desaparece prácticamente días y luego vuelve con signos bastante claritos de tortura. Así que a Pansy no le gustan los mortis (si es defensora de la sangre o no, elegirlo vosotros).

Neville, que ha recibido una carta el verano pasado de Dumbledore diciéndole que podría haber sido el "Harry Potter que derrotara a Voldemort" decide que no va a quedarse de brazos cruzados y va llevando a todos hacia la rebelión. Porque le ven una figura serena, como una montaña que no se mueve. A parte, los Carrow torturan tanto a los adolescentes de 16-17 como a los chiquitines de 11 años, y eso a Neville no le mola, así que acaba recibiendo bastantes maldiciones.

En cuanto al ámbito "amoroso". Simplemente me imagino como que una noche en las que Pansy deja escapar todo en una clase desalojada (porque cuando lo deja escapar todo es como un vendaval, aunque lo haga estando sola), y pues Neville la oye y ve ya el final del ataque en el que Pansy está llorando. Y Neville sólo se queda ahí a su lado, se echa en el suelo y la deja llorar todo lo que quiere. Coinciden algunas noches más. Y después, Pansy hace que media casa de Slytherin ayude al ED (no nada valiente y heroico, qué va!). Es más sutil y viperino, como ofrecerse a torturar a los alumnos castigados, pero sin infligir toda la potencia de las maldiciones; o buscar a los alumnos malos por las noches pero si los encuentran "Pues mira tú por dónde, es que me estaba atando los zapatos...", o meter pociones sanadoras en las mochilas o túnicas de los que se sublevan cuando les están golpeando, cosillas así. Me gustaría que Millicent (un poco hosca y que cuando habla va al punto) terminará siendo una muy buena aliada de Pansy.

Y mientras todas estas cosillas van pasando me gustaría ver como un acercamiento de Pansy y Neville... No sé, me gustaría ver lemmon (of course), pero más que nada es "esos momentos en lo que Pansy está "débil" o llora y Neville la ve y se queda a su lado", o "esos momentos en los que simplemente saben que están en el mismo barco pero no lo demuestran", nu sé... algo lento, podría decirse. Pero sí que me encantaría leer lemon también *se retuerce las manos*

MENOS

Nadie puede descubrir a los Slytherin "buenos"


Sólo tenemos curitas


I

Pansy:

«─Carajo, carajo, carajo ─piensa al ver la mirada del niño de once años vaciarse de toda emoción. Goyle por fin baja la varita y el niño de Hufflepuff se dobla para vomitar─. Carajo»

Se aparta del camino de la bilis con una mueca de asco, no puede evitarlo, el olor de los fluidos corporales es muy difícil de sacar de la ropa y no tiene ganas de oler a nada más que perfume durante el resto de la mañana, porque así puede caminar por los pasillos y fingir que todo va de maravilla, que las cosas son como habían sido siempre, pero si huele a vómito de un crío las imágenes en su cabeza no la dejarán en paz.

─Limpia eso antes de que llegue el siguiente ─dice Pansy disgustada levantando al pequeño con su varita y sacándole del aula vacía, él a penas se mueve, y cuando cae al suelo simplemente se hace bolita e intenta controlar sus espasmos. Los demás niños en la fila lloran en silencio pero tampoco intentan ayudarle, saben que el castigo aumentará si lo hacen. Pansy cierra los ojos con fuerza y vuelve a entrar, pero antes de que pueda cerrar la puerta entran cinco personas a trompicones.

─Hannah, Parvati, sáquenlos de aquí ─la voz de Neville Longbottom es suave pero firme. Goyle y Runcorn parecen querer impedirlo pero la varita de Neville se mueve demasiado rápido, algo que toma a Pansy por sorpresa. Ambos caen petrificados en el vómito que no se han molestado en limpiar. Los otros dos chicos, Seamus y un robusto de Hufflepuff que ella no reconoce se voltean a mirarla.

─Voy a dejar mi varita en el suelo, no hay necesidad de violencia innecesaria ─Pansy habla muy despacio con las manos en el aire, agachándose para hacer lo que dice y nadie le quita la vista de encima, puede sentir las olas de odio que vienen de los tres sujetos─. Pero saben que ésta pequeña excursión de salvamento no va a pasar desapercibida ¿verdad?

─Recibiremos lo que venga, pero a ellos no volverás a tocarles ni un pelo ─Neville no parece bromear y Pansy tiene ganas de sonreír ante su estupidez.

─Te castigarán tanto que te volverás loco Longbottom ─comenta dejando su varita en el suelo y volviéndose a levantar─. No nos subestimes.

─He visto de lo que son capaces ─dice señalando el cuarto con un gesto de su brazo─, nadie duda ya que sean monstruos. Todos ustedes ─Pansy supone que eso debería doler, pero ha oído cosas peores.

─Veo que cuando Potter huyó te dejó el papel de héroe mártir ─contesta sin pestañear.

─¡El no huyó! ─saltó Seamus, temblando de pies a cabeza. Pansy sí que rió esta vez.

─Peor para él ─se encogió de hombros─. Esta es la realidad ahora muchachos.

Parecía que Neville iba a replicar, pero las chicas entraron a decir que habían evacuado a los niños. Los otros tres caminaron de espaldas a la puerta, sin quitarle el ojo de encima, el rubio robusto salió primero, después Finnigan y al último Neville, en cuanto se volteó Pansy se agachó con rapidez y lanzó un hechizo a la puerta que voló en pedazos noqueando a dos.

Suspiró aliviada al ver los cuerpos en el suelo, al menos ahora tenía a quien echarle la culpa. No estaba de humor para que los Carrow la torturaran porque Longbottom y su pandilla se querían hacer de salvadores del mundo mágico. Que sufrieran las consecuencias de sus actos, porque ella no lo haría.

Neville:

El regalo de navidad de la profesora McGonagall fue algo que no se esperaba y que por un minuto al día se dedicaba a maldecir a viva voz en su almohada, mientras los demás dormían. Pero pasado ese minuto, volvía a leer la carta de Dumbledore y recuperaba el aplomo. Él no era Harry Potter, alabado sea Merlín, pero pudo haberlo sido. Pudo haber llevado la cicatriz en la frente y la responsabilidad de acabar con Volemort en sus hombros, pero él había señalado a Harry como su igual.

Sin embargo el destino le había preparado otro sendero con sus propios obstáculos y tenía que tomarlo con el mismo coraje con el que Harry había tomado el suyo y con la misma valentía con la que sus padres habían tomado el de ellos.

Aquél año había llegado al punto en que le temía más a vivir sin libertad que a luchar por ella, que dolían más las lágrimas de sus amigos que las heridas en su cuerpo. Por alguna razón que todavía no podía entender, el ED confiaba en él y muchos otros chicos también, no podía fallarles. No podía dejar que los mortífagos ocupara Hogwarts sin pelea. Era su hogar, su escuela, donde estaba parte de su familia, el ícono de miles de magos de su nación y no dejaría caer el castillo mientras viviera.

Pero coño, cómo dolía.

Si tan sólo la maldición cruciatus no hiciera que le hirvieran los huesos y le punzaran hasta las uñas, si no sintiera que miles de pequeñas navajas lo desollaran vivo, todo sería más fácil. La sangre se le acumulaba en la boca de tanto apretarla para no gritar y cada tanto tenía que tragarla, porque si intentaba escupirla seguro saldrían de su boca más que gritos. Probablemente alaridos y no quería eso, porque sabía que Ernie estaba a su lado, soportando la misma tortura estoicamente, no sería el que rompiera su concentración llorando como bebé.

Después de lo que parecieron horas, y probablemente lo fueron, Neville cayó al piso con un sonido seco. Sólo entonces escupió la sangre que tenía en la boca lo más lejos que pudo, esperando empapar a alguien. Un gritito enojado le hizo saber que lo habría logrado y esta pequeña victoria lo hizo sonreír con satisfacción.

─Mañana a la misma hora ─dice Alecto saliendo del aula, su voz positivamente feliz. Neville se preguntó si no era prima de Umbridge, aunque eso no era justo para su ex-profesora de Defensa, al menos a ella le gustaban los gatos. Alecto sin duda los despellejaba para hacer rituales satánicos.

Ernie se levantó muy despacio y se desplomó en la silla más cercana, tres Slytherins más salieron detrás de Alecto pero una de ellas se quedó por unos segundos, la túnica salpicada de sangre, mirando a Neville con una intensidad que lo incomodó.

Pansy:

Estuvo tentada por medio minuto a hacerle limpiar su túnica, pero sería un desperdicio de energía. A los Carrow poco les importaba la higiene personal y seguro que si Neville se negaba -que lo haría sin duda- le darían otra ronda de crucios y se olvidarían de sus manchas.

Además ya le había causado dos horas de tortura para salvar su pellejo, no era tan mezquina como para aumentar su castigo sólo porque se sentía sucia. Lo miró lo más fríamente que pudo un poco más antes de salir del aula directo al baño de prefectos.

Una vez ahí se encerró y se quitó la túnica y la blusa. Mientras movía su varita una y otra vez intentando sacar la mancha dejó salir un poco de la tristeza y frustración de los últimos meses. Aún no terminaba por adaptarse a su nueva realidad porque todo había pasado tan rápido. Desde Septiembre había habido una espiral surrealista de cambios en Hogwarts, tanto que ahora parecía haber invertido lugares con Azkaban.

La muestra más pequeña de inconformidad era castigada con una severidad altísima y el aprendizaje se había convertido en un chiste. A Pansy le revolvía el estómago la clase de estudios muggles y eso que había sido criada bajo la doctrina de pureza de sangre, pero ante los Carrow las pláticas de su padre parecían cuentos de hadas.

El Señor Parkinson creía en una escuela de iniciación para hijos de muggles, donde les enseñaran las cosas básicas que un niño mago aprendía en la infancia, creía que todos ellos tenían descendientes mágicos que se habían vuelto squibs y por eso su magia era mucho menor que la de un sangre pura. Sin embargo, a pesar de considerarles magos mediocres y de lento aprendizaje no se la pasaba pensando en formas creativas de arrancarles las uñas con la máxima cantidad de dolor posible.

Pansy hundió la cara en las manos apretándose los ojos para no dejar salir las lágrimas, había prometido que sería fuerte, que aguantaría el régimen así como su padre y su madre, que no se metería en problemas y que obedecería las nuevas normas.

Fue la Navidad más asquerosa de su vida, pero al menos habían estado juntos sin ningún Señor Oscuro ocupando su mansión.

Pensó en sus amigos y en lo mucho que desearía poder hablar con ellos como antes, pero Blaise no había vuelto de las vacaciones, seguramente estaba en una playa de Italia con su madre y algún nuevo padrastro, mirando siempre por encima del hombro. Theo sólo estaba consciente un cuatro horas al día, las demás se las pasaba tirado frente a las cocinas bebiendo todo lo que los elfos domésticos le llevaban. Daphne y Astoria se habían esfumado mucho antes de que empezara la guerra y Tracy seguramente estaba en alguna celda mugrienta gracias a la mala suerte de ser Slytherin e hija de muggles.

Pensó por último en Draco y por fin las lágrimas salieron. Draco era su mejor amigo, tanto que había llegado a pensar que podía ser algo más, pero todo era tan complicado siempre entre ellos y ahora a penas si se aparecía por Hogwarts y cuando lo hacía dormía la mayor parte del tiempo, pero las ojeras nunca se le quitaban, ni los moretones, las cicatrices o el vacío en los ojos.

No. No podía acudir a ellos, todos tenían su propio mar en el que intentaban mantenerse a flote. Todos pataleando contra corriente esperando que la luz de un faro les indicara dónde estaba la orilla. Todos perdidos.


Nota de la autora:

Gracias a ti, si, a ti hermosa personita por crear este prompt y espero cumplir con tus expectativas.