Luffy aparta la mirada al ver a Sanji cocinar, cuando las pequeñas llamas de los fogones se reflejan en sus ojos.
Zoro murmura a sus espadas como si fueran personas.
Nami inhala el dulce aroma de sus mandarinas antes de llevárselas a la boca.
Usopp mira con nostalgia hacia el Este en los días más tranquilos.
Chopper estudia y se esfuerza todos los días para no cometer ningún error.
Robin atesora sus libros como si fueran lo único capaz de atarle al mundo.
Franky golpea con cariño las maderas de su robusto barco para poder escuchar los hermosos sonidos que producen.

Secretos, cosas que cuidadosamente se tienen reservadas y ocultas. Todo el mundo tiene secretos, y los Mugiwara no son una excepción.
Los atesoran en su corazón como al sombrero, las mandarinas, las espadas o el afro.

No los ocultan con mala intención, probablemente si alguien hubiera preguntado por ellos habría obtenido una respuesta emocionada y animosa, pero no lo hacían; todos comprendían que esos maravillosos secretos debían mantenerse a salvo en la intimidad de sus risueñas y nostálgicas almas.

También hay otro tipo de secretos. Algunos pueden ser totalmente inofensivos como "¿quién ha saqueado de nuevo la nevera?" (Luffy) o "¿quién ha pintado bigotes en los dibujos de Usopp? (Luffy otra vez).
Pero otros pueden ser peligrosos, como aquel incidente en Thriller Bark.

Y sin duda, el más grande de todos ellos, sin que sea muy claro si se trata de uno inofensivo o peligroso, es el de Brook.
Y es que Brook, los conoce todos.