Lo prometido es deuda.

Sí, aquí traigo el especial de San Valentín. Lo estaré actualizando a lo largo de este el mes del amorrshh ^^

Bueno, debo decir que la razón porque comencé a escribir ésto fue por que me tocó ver un video que ha estado rondando mucho por internet y la verdad me llegó TwT Es el video de un hombre que despierta con amnesia después de haber pasado por una cirugía, el video se centra en su reacción al ver a su esposa por primera vez después de la operación. No creo que sea muy difícil de encontrar.

Fuera de esto, espero lo disfrutes ^^

Avatar: El último maestro aire no me pertenece.

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Amnesia.

Capítulo I

-Aún no se desinflama...- Se dijo a si misma. La mano de Katara reposó sobre la frente de él -justo en el gran moretón sobre su ceja- solo unos segundos antes de tomar el pañuelo que nadaba dentro del balde con agua, exprimirlo y pasarlo sobre el golpe. La morena suspiró.- Aang, ¿en qué estabas pensando?

Fue en ese momento en que la cabeza del maestro-aire se giró lentamente hacia ella. Una pequeña sonrisa de alivio cruzó por los labios de Katara en cuanto Aang abrió los ojos, un leve gruñido escapando de entre sus dientes.

-Gracias a los espíritus.- Exclamó llevándose una mano al pecho y posando la otra sobre la cama, reduciendo la distancia entre ellos.- Me tenías preocupada.- Agregó devolviendo el trapo a la cubeta.

El Avatar apoyó ambas manos sobre la cama y se incorporó mientras su esposa colocaba una almohada contra la cabecera de la cama. Él se llevó una mano a la cabeza y arrugó la nariz en cuanto halló el moretón; cerró los ojos con fuerza y cuando los abrió fue como si el tiempo se hubiese congelado.

-Debes tener más cuidado.- Comentó antes de encontrar la fija mirada del joven maestro.- ¿Qué pasa?

-Tú...- Balbuceó entrecerrando los ojos- ¿Te mandaron a hacerte cargo de mí?- Preguntó con una mirada de total confusión.- ¿Tú vas a cuidarme?

Katara soltó una risita antes de volver a exprimir el trozo de tela y acercarse para pasarlo nuevamente sobre el golpe.

-Te he cuidado desde hace mucho tiempo.- Comentó con una sonrisa.

Aang parpadeó un par de veces y su mirada cambió por completo.

-Wow...- Susurró sintiendo las manos de Katara acariciando su mejilla.- Eres la mujer más hermosa que haya visto en mi vida.

Las mejillas de Katara se ruborizaron y sonrió con una ceja en alto.

-¿Aang?

-¿Te llamas "Aang"?

-No.- Respondió con una sonrisa confusa.- Tú te llamas Aang.

-Oh...- Dijo mirando a su alrededor, sus mejillas se tornaron rojizas.- ¿Y tú como te llamas?

-Mi nombre es Katara.

-Katara...-Repitió con aire soñador.- Es perfecto.

-¿Qué?

-Sí...- Dijo acostándose sobre la cama nuevamente, su mano encontrando el sitio en su mejilla donde la mano de ella había reposado antes.- Es el nombre perfecto para la mujer más hermosa del mundo.- Hundió su rostro en la almohada, intentando ocultar el rubor en su rostro.-...¿Estás casada?

Katara sonrió.

-Sí.

-Que lástima...- Balbuceó asomándose por encima de la almohada.- Es afortunado.

-Sí, eso creo.

-¿Es broma?- Se levantó con movimientos un tanto torpes y sus pies encontrando el suelo. Katara reaccionó y se puso de pie casi al mismo tiempo.- Él es el hombre más afortunado del mundo.- Afirmó antes de que ella sujetara uno de sus brazos para ayudarle a sentarse de nuevo.

-Gracias, pero no te muevas demasiado, ¿está bien?- Dijo antes de sentarse sobre la silla al lado de la cama.- Aún necesitas descansar.

-Oye...eres la mujer más hermosa que haya visto...- Dijo encontrando su mirada, una risita escapando de sus labios.- ...y tus manos son muy suaves.- Comentó con una sonrisa.- ¿De donde eres?

-De la Tribu Agua del Sur.

-Oh, claro.- Respondió asintiendo torpemente.- Me encanta tu piel...y tus ojos.- Alzó la mirada.- ¿Nos conocemos de algún lado?

Katara esbozó una sonrisa.

-Sí.- Afirmó mientras Aang tomaba sus manos entre las suyas, maravillado por la morena piel.- Mi nombre es Katara, soy de la Tribu Agua del Sur...- Agregó pausadamente mientras Aang asentía un tanto adormitado.- ...y soy tu esposa.

Los ojos y boca del maestro-aire se abrieron al mismo tiempo.

-¿Es-Esposa?...- Repitió sonriente.- ¿Estamos casados?

Katara asintió, una sonrisa propia en sus labios. Aang se cubrió el rostro con ambas manos.

-Me saqué la lotería...- Dijo antes de liberar su rostro. La sábana atrapada entre sus dedos. Mirada perdida en el techo.- Casados...- Volvió la mirada hacia ella.- ¿Y ya nos hemos besado?

Ésto saco una dulce risa por parte de ella. La morena asintió.

-Wow...- Se recostó contra la cabecera.- ¿Y soy bueno?

Ella asintió y el semblante de Aang se tornó pensativo.

-¿Ocurre algo?

Aang negó con la cabeza y sus mejillas se enrojecieron de nueva cuenta.

-Se me ocurrió una idea loca.- Confesó volviéndose hacia ella.- ¿Te gustaría subir aquí conmigo?

La joven asintió y se acercó a la cama, sus manos apoyándose sobre el colchón antes de llegar hasta su esposo. Los brazos de Katara encontraron las mejillas de Aang quien no paraba de mirarle con genuina felicidad.

-Oye...- Murmuró rodeando su cintura tímidamente.- ¿Te puedo dar un beso?

Su sonrisa se combinó con un suspiro soñador que salió de los labios de Katara, quien finalmente asintió.

Dejó que ella se acercase lentamente hasta desvanecer el espacio que separaba sus labios, Katara pudo sentir la sonrisa del joven en el beso y como los brazos que le rodeaban la cintura rápidamente hacían lo posible por acortar la distancia entre sus cuerpos.

Fue un beso lento, tímido en un principio por parte de él, más fue la profundidad del encuentro la que desató todo ese torbellino de emociones que le llenaron los ojos de lágrimas. Sus dedos se enredaban en su cabello lentamente.

Se separaron dejando un quedo sonido rebotando entre las paredes de la habitación y Katara acercó uno de sus pulgares a la comisura del ojo de Aang, limpiando la solitaria lágrima con facilidad. La tibia respiración de Aang revoloteaba en los labios de su recién presentada esposa cual grata y cálida brisa que juguetea con las olas del mar que se niegan a ser estrelladas contra las rocas en las apacibles noches de verano.

-Vaya...eso fue increíble.- Dijo sintiendo el veloz revoloteo en su estómago. Entonces los labios de Katara encontraron la punta de su flecha, y fue como si hubiese hallado el punto exacto para conseguir adormitarle. Aang soltó un bostezo.

-Vamos.- Dijo a la vez que acariciaba la creciente barba con dulzura.- Necesitas descansar.

Aang sonrió ante el corto beso que Katara plantó sobre su nariz y fue la dulce manera en que ella se mantuvo acariciando sus mejillas lo que le llevó a caer lentamente en el sueño.

-Buenas, noches, amoricito.- Murmuró ella en cuanto ya estaba segura que se había quedado dormido.

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Gracias por leer.