UN ENCUENTRO INESPERADO.

Me uno a la SEMANA DE PAREJAS MKR con mi pareja favorita. ¿Podría Clef volver a encontrar un amor después de ser rechazado por la mujer que amaba? Unos ojos azules le darán la respuesta. U.A Clef/Marina, Lucy/Lantis, Paris/Anaís.

Esta es una historia ambientada en una ciudad imaginaria, con calles imaginarias en un mundo imaginario, espero les agrade.

CAP 1 DESPEDIDA

Era un día lluvioso de principios de marzo, la luz del atardecer se colaba entre los árboles de aquel parque y proyectaba luces iridiscentes por doquier iluminando la silueta de una mujer que se protegía de la lluvia con ayuda de una sombrilla y caminaba hacia un auto estacionado al otro lado de la calle dejando atrás a un hombre que la miraba con tristeza, con un sabor amargo en la boca. La vio alejarse, encender el auto y marcharse sin siquiera voltear a mirar en su dirección.

Largo rato pasó con las manos en los bolsillos sin intención de nada más que estar allí y mirar el horizonte, recordando cada momento que pasó con ella, sin embargo, el mundo seguía girando y la vida continuaba.

Fue en un impulso, tal vez un nuevo pensamiento o simplemente su propio cuerpo que lo obligaba a moverse, en el que el hombre bañado por el agua que caía sin piedad, se decidió por fin salir de su letargo y caminar en dirección opuesta a la de la mujer que lo abandonó, no porque fuera ese el camino hacia su casa, sino, porque así quizá lograría entender y reconocer su separación. Aceptaría la decisión que ella había tomado, jamás volvería a saber de él. El destino ya no estaba de su parte, y sus caminos ahora se habían desviado para nunca más volverse a cruzar.

"Lo siento Clef, ya no puedo seguir así, me he enamorado de alguien más". Recordaba su voz tan nítidamente como si estuviera ella diciéndoselo frente a frente otra vez. La persona de la que hablaba era el dueño de la empresa donde ella trabajaba, lo había visto en persona una o dos veces, pero había sido poca la interacción entre ambos. Nunca había sospechado nada, nunca pensó que eso pudiera ser posible, sin embargo era real y el dolor lo embargó de nuevo. Bajaba desde su pecho hasta sus pies y de nuevo subía hasta su cabeza para hacerle recordar cuánto la amaba, cuánto la seguía amando. Pero ese amor ya no era correspondido, fue cambiado por otro amor, por otra vida, otro camino y eso dolía más que nada en el mundo.

Lo habían cambiado por dinero. Él sabía que no lo tenía aún, era un detalle insignificante comparado con todo lo que tenían juntos, o creía que tenían. Estaba seguro de que las cosas iban a mejorar, él podía hacer que funcionaran, pero ella no quiso quedarse a ver, no quiso esperar a construir un mundo juntos, lo que había ahora no era suficiente, él no era suficiente. Y dolía, vaya que dolía.

Arrastraba los pies sin rumbo fijo, totalmente empapado, con su cabello lavanda oscurecido por el agua cuando escuchó un triste lamento que venía de un callejón.

Curioso por el sonido se acercó hasta un contenedor de basura y abrió la tapa para descubrir tres pequeños gatitos de no más de una semana inmóviles. Esperó un momento, y con el dedo un poco tembloroso por el frío y el temor a lo que fuera a encontrar, los tocó para verificar que estuvieran con vida, pero al tocar el primero se dio cuenta que no había sobrevivido, lo mismo sucedió con el segundo. Ya no tenía esperanzas con el tercero, porque al tocarlo no se movió, pero un leve chillido salió de su pequeño cuerpecito y lo alertó. Estaba vivo, había cosas mucho peores que un corazón roto. La pequeña bola de pelos estaba viva y él también. Podía empezar de nuevo, podía seguir adelante con su sueño, lo construiría solo, y qué más daba, salvaría aquella pequeña vida, sería su nueva compañera, la que lo vería crecer y construir y ser mejor.

Sin pensarlo del todo, Clef lo abrazó y lo acunó en sus brazos. Era una bola peluda sucia, mojada y fría. Tal vez no se distinguiera ahora el color, pero eso era lo de menos. Clef había encontrado un ancla para su corazón dolido, y la pequeña cosita que reposaba en sus brazos había encontrado un hogar.