Notas de la autora: Que les parece. No he terminado mi otro fanfic (Volviéndose la bella durmiente) y ya se me ocurrió este. Sólo que a este le daré otro aire. En el otro me quedé muy apegada al anime, pero este yo modificaré las cosas a mi gusto.

Así como soy fan de SxS soy fan de TomoyoXEriol. ¿Y por qué dejar a Kaho sin pareja? Si hay Shounen–ai, podemos ponerle Shojo–ai. Jeje (risa malévola)

«No, Dios mío, ahí va otra vez mi mente perversa. Yo no era así, no… ¿Quién pervirtió mi santo cerebro?» Ehem… Ehem (recupera la compostura)

Bueno. De todos modos, este es un fanfic de cierta forma… muy triste. T.T (y todo por mis pensamientos maniacodepresi… ehem, ehem) Bueno, no todo en esta vida es color de rosa.

Breve sumario: Tomoyo y Eriol se van a casar. Sakura y Syaoran se casaron hace dos años y acaban de descubrir algo. Eriol está muy misterioso y todo empeora cuando una visita llega de un lugar inesperado. Al final, alguien tiene que morir…


LA FLOR DEL FUTURO

Prólogo: Las vueltas de la vida

Sakura observaba a la gente caminar, pero en realidad estaba absorta en sus pensamientos.

«Tomoyo ahora es una gran cantante. Ha viajado por todo el mundo y se ha presentado en casi todos los grandes teatros. Su hermosa voz le ha llevado a ganar una gran fama a nivel mundial.

Durante uno de sus viajes a Inglaterra se encontró accidentalmente con Eriol, la profesora Mizuki y Akizuki. Podría decirse que fue allí donde todo comenzó…

Eriol también viajaba mucho –por sus negocios familiares– y más de una vez coincidieron en el mismo lugar.

No estoy segura de cómo, pero su amistad se volvió más fuerte y más que una amistad. Lo próximo que supe fue que Eriol la acompañaba en sus giras y que se habían hecho novios.

Hace dos semanas nos llamaron. Tomoyo y Eriol se comprometieron.»

– Sakura, de nuevo estás en la luna –advirtió un muchacho junto a ella.

– ¿Qué? –dijo regresando a la realidad –Oh si. Lo siento.

– ¿En qué piensas esta vez?

– Sé que Eriol y Tomoyo siempre han tenido una relación muy especial, pero… ¿no crees que es demasiado pronto para que se casen?

El muchacho la vio de reojo con cierta molestia.

– ¿Crees que fue muy pronto que nosotros nos casáramos?

– ¡No estoy diciendo eso! –dijo reaccionando de lo que había dicho –Me refiero a que nosotros somos novios desde los 13… lo fuimos durante seis años –corrigió sonrojándose.

– ¿No crees que ellos también hubieran estado enamorados desde entonces?

– No lo sé. Yo siempre creí que Eriol y la profesora Mizuki…

– Pero no era así –dijo con cierta incomodidad –ella y Nakuru…

– ¡Sakura! –se escuchó una aguda voz desde lejos. Una hermosa joven de largo cabello negro y anteojos oscuros la estaba saludando desde la puerta del aeropuerto. Los guardaespaldas alejaban a sus fans pero un apuesto muchacho la acompañaba muy de cerca tomándola de la mano.

La joven de cabello castaño corrió hacia ella sin ser detenida por los guardaespaldas que ya la conocían. Ambas chicas se abrazaron efusivamente mientras sus apuestos acompañantes se saludaban con cortesía.

Después de ser escoltados a la mansión de Tomoyo, los cuatro jóvenes se sentaron a conversar. A decir verdad, Tomoyo y Sakura sostenían la mayor parte de la conversación.

Eriol examinó a Sakura. Hacía mucho que no la veía más que por fotografías que le enviaba a Tomoyo y la última vez que la había visto en persona había sido en su boda dos años antes. El cabello ligeramente más largo que cuando era niña, pero más corto que el día de su boda. Quizá para no tener que dedicarle mucho tiempo.

En su rostro un ligero rubor permanecía en sus mejillas y un brillo especial en sus ojos. También sus labios estaban un poco más rosados que de costumbre.

Vestía un sencillo vestido color amarillo que se ajustaba ligeramente por debajo de la línea del pecho y le llegaba hasta la rodilla.

Syaoran no despegaba su mirada de ella como vigilándola. Aunque en su mirada había alegría, podía detectar un poco de preocupación en ella.

Sakura cortó de golpe su conversación; cerró los ojos y respiró profundamente.

– ¿Estás bien? –preguntó Syaoran.

Ella asintió, pero en el segundo siguiente salió corriendo de la habitación.

Tomoyo la observó salir con sorpresa.

– Syaoran… ¿Sakura está…? –preguntó Tomoyo.

El joven castaño sonrió con una mirada ilusionada.

– Quería decírtelo en persona ahora que ibas a venir. Se había estado sintiendo mal pero no pude convencerla de ir al médico hasta hace dos días. Entonces nos enteramos.

La aludida entró a la habitación en ese momento, y al instante ya estaba siendo abrazada por su amiga más querida.

– ¡Sakura! Es tan hermosa la noticia. ¿Por qué no me lo dijiste en el momento que llegamos?

Sakura miró a Syaoran con aires de reproche.

– Yo no le dije nada. ¿Crees que no iba a sospechar con tu forma de actuar?

La futura madre volvió a ponerse verde y salió corriendo seguida de Tomoyo.

– Felicidades –dijo Eriol al hallarse solos.

Syaoran volteó a verlo sin poder responderle. A pesar que las formalidades no eran necesarias, el hecho que fuera la reencarnación de su antepasado siempre lo ponía nervioso.

– Debes estar muy feliz ahora que tendrás un heredero.

– S–si, lo estoy. Gracias.

La mirada de Eriol se tomó sombría y melancólica.

– ¿Sucede algo?

– Hay algo que necesitamos hablar tú y yo. ¿Puedo ir a tu oficina?

– Si, pero… ¿por qué parece que es grave?

Sakura y Tomoyo regresaron a la habitación.

– ¿Te sientes mejor? –preguntó Syaoran.

– Si. No te preocupes, es normal… recuerda que el doctor lo dijo.

– El doctor dijo que tendrías algunas nauseas, no que siempre tendrías nauseas.

Las chicas retomaron sus lugares, Sakura se inclinó hasta recostar su cabeza en el hombro de su esposo, quien la abrazó por encima del hombro quedando ella recostada sobre su pecho.

– Debes estar muy feliz, Sakura –comentó Eriol.

– Lo estoy.

– ¿Y que dijeron tu padre y tu hermano? –preguntó Tomoyo.

Syaoran alzó los ojos evitando contacto con sus interlocutores.

– Aún no se los decimos. Yo quería que fueras la primera en saberlo.

Pero en realidad, Syaoran le tenía algo de miedo a la reacción de Touya. Él nunca había estado muy feliz con su relación con Sakura, sin embargo lo había aceptado ligeramente como parte de su familia.

Había renunciado a su herencia en Hong Kong para poder estar siempre con Sakura sabiendo que todo lo importante para ella estaba en Japón. Ahora trabajaba en una modesta oficina de bienes raíces, que aunque era lo más aburrido que podía haber encontrado, le daba lo necesario para sostener a su esposa. Ambos aún estudiaban para terminar la universidad. Sakura también trabajaba –como la instructora de deportes en la escuela primaria– pero ahora con el bebé ella tendría que dejar de trabajar, y quizá de estudiar.

En la tarde, Sakura y Syaoran irían a visitar a Fujitaka. Touya y Yukito también irían de visita, así que era el momento propicio.

Sakura aún tenía llave de la puerta, así que entraron sin tocar encontrando a los tres reunidos en la cocina. Fujitaka cocinaba mientras Yukito y Touya ayudaban a colocar la mesa.

– ¡Ya llegamos! –anunció Sakura.

– ¡Bienvenidos! –saludó Fujitaka.

– Que bueno que ya estén aquí –saludó Yukito.

– Ya era hora –replicó Touya.

En ese momento un mareo invadió a Sakura quien se tambaleó siendo rápidamente protegida por Syaoran.

– ¿Estás bien? –le preguntó su angustiado esposo.

– Si –murmuró ella.

Touya la miró preocupado.

– ¡Tú! –dijo dirigiéndose a Syaoran con su acostumbrada mirada amenazante –será mejor que estés cuidando bien de mi hermana ¿oíste?

La mirada fue correspondida y pronto el sarcasmo también sería devuelto, pero un gemido de Sakura lo distrajo.

– Es mejor que te sientes –aconsejó Syaoran guiándola a la silla mas cercana. Sus movimientos eran seguidos a detalle por los ojos de las otras tres personas en la habitación quienes solo comenzaban a imaginar la situación.

– ¿Te sientes mejor? –preguntó el joven arrodillándose junto a su esposa.

– Ya te dije que no te preocupes, esto es normal.

– ¿Normal? –se atrevió a decir Yukito. «¿Acaso marearse es normal?»

Fue entonces que la joven pareja volvió a darse cuenta de la presencia de los tres. Sakura se sonrojó ante la pregunta y la mirada expectante de sus acompañantes.

– Yo… yo voy a… vamos a tener un bebé.

Los tres abrieron los ojos con asombro mientras Syaoran se ponía de pie y sostenía suavemente su mano.

– Eso es maravilloso –dijo Yukito rompiendo el silencio.

Fujitaka los felicitó en una mezcla de emoción, preocupación y conmoción por volverse abuelo. Pero Touya sólo los miraba de reojo con una enigmática expresión en su rostro. Sakura comenzaba a creer que se trataba de enojo, decepción y Syaoran comenzaba a impacientarse ante su indiferencia, ya que su opinión era muy importante para ella.

Después de unos segundos, Touya cerró los ojos y sonrió. Este simple gesto tuvo más significado que cualquier palabra que el muchacho pudiera decir.

– Tal parece que el niño tendrá un tío que lo consentirá mucho –comentó el chico de cabello blanco, lo que recibió como respuesta una mirada severa por parte del aludido.

Sakura rió y Syaoran sonreía con satisfacción.


A la mañana siguiente, Eriol llegó a la oficina de Syaoran.

– ¿Sobre qué querías hablar?

– Prométeme que todo lo que se hable en esta oficina permanecerá en completo secreto. No debes decírselo a Sakura o a Tomoyo.

– Lo prometo, pero… ¿por qué estás tan misterioso¿Ocurre algo malo?

– Aún no.

– ¿Significa eso que ocurrirá algo malo?

– No estoy seguro. Es sólo que tengo este presentimiento…


– Discúlpame por haberte llamado –dijo Sakura subiendo al automóvil –Syaoran debe estar muy ocupado y no quería molestarlo.

– No hay problema –dijo Tomoyo– para eso somos amigas.

– Los niños se pusieron muy asustados cuando me desmayé.

– Puedo imaginarlo. Sakura…

– ¿Eriol no está contigo? –interrumpió ella.

– No, desapareció esta mañana. Mi madre me dijo que lo había escuchado marcharse muy temprano. Me pregunto a dónde habrá ido.

– Quizá fue a visitar a Nakuru en el templo Tsukimine.

– Me habría dicho. Sabe que me agradan mucho Nakuru y Kaho.

– Je, je –rió nerviosamente Sakura– aún me resulta extraño llamarla Kaho. Para mí siempre será la profesora Mizuki.

– Para mí también fue difícil al inicio, pero luego se me hizo normal.

Sakura comenzó a respirar profundamente para tratar de pasar otro mareo.

– ¿Por qué no dejas ya el empleo? Se ve que la estás pasando mal con tu embarazo.

– Lo sé, pero… es difícil explicarlo.


– Sakura… sabes que cuentas conmigo para cualquier cosa.

Syaoran miraba a Eriol con incredulidad

– ¿Por qué yo? Es decir, debes tener muchas otras personas mejor capacitadas que yo para este trabajo.

– Sí, pero en ti puedo poner toda mi confianza. Además de que les tengo un gran aprecio a ti y a Sakura y pienso que este trabajo les puede ayudar mucho. También por lo que te dije antes…

– Entiendo. No te preocupes por nada, y gracias por confiar en mí tanto así.

– Mañana te traeré unos papeles para que los firmes. Es sólo una formalidad, pero es necesario que lo hagas.


Era ya muy noche. Sakura esperaba a Syaoran en la puerta de la universidad. Estudiar por la noche era lo único que podían hacer si querían terminar sus carreras. Ella se sentía mal, realmente mal. Los mareos no se le pasaban y no retenía nada en el estómago. En lugar de ganar peso lo estaba perdiendo y eso no podía ser bueno.

Tenía las manos ligeramente apretadas sobre su vientre que aún no mostraba signos de su estado. No quería decirlo, pero se encontraba tanto o más preocupada que Syaoran, pero no quería preocuparlo más.

– ¿Sakura¿Eres tú? –preguntó una joven que se le acercaba. Sakura estaba en la oscuridad por lo que ella no la había reconocido, pero a ella si la había reconocido.

– ¡Chiharu! –gritó abrazándola con fuerza.

– Sakura, qué alegría verte.

– ¿Qué haces aquí a esta hora?

– Bueno, a Naoko se le ocurrió que quería venir a esta hora para realizar unas tomas de su nuevo proyecto y la estoy esperando.

«Es cierto, Naoko y Chiharu están en la academia de artes. Deben estar realizando una película para alguna de sus clases».

– Hace tiempo que no nos reunimos –dijo Chiharu –Desde tu boda, creo yo.

– Es cierto. Sería estupendo volver a reunirnos un día de estos.

– He escuchado que Tomoyo regresó a Japón ¿es cierto?

– Si… regresó ayer con Eriol.

– Entonces es cierto. Regresó para casarse.

– Si, así es.

Sakura se tambaleó apoyándose en su amiga.

– ¿Estás bien, Sakura?

– Si, disculpa. Es que últimamente los mareos me dan con más frecuencia. Esta mañana me desmayé ante los niños, me parece que soy un desastre –dijo ella con tanta alegría que desconcertó a Chiharu.

– Sakura¿por qué dices eso con tanta tranquilidad?

– Ah, es que es normal. Normal en mi estado, quiero decir.

– Sakura – dijo su amiga con incredulidad.

– Estoy esperando un bebé.

Ella lanzó un grito de alegría abrazando con fuerza a Sakura.

– ¡Eso es maravilloso¡Un bebé!

Chiharu no paraba de hablar y hablar abrumando a Sakura. De pronto se escucharon unos pasos que se acercaban a ellas. Sakura saludó con la mano.

– ¡Syaoran! –gritó Chiharu abrazando al muchacho – ¡Muchas felicidades! Sakura acaba de contarme. ¡Vas a ser papá¿Estás emocionado? Claro que debes estarlo…

– Ch–chiharu –fue lo único que pudo decir el joven mientras Sakura reía silenciosamente observando la escena.


– ¿Seguro no quieres leerlos primero? –preguntó Eriol.

– No, tú confías en mí, yo confiaré en ti.

Syaoran firmaba los papeles que Eriol había llevado.

– Tomoyo me contó que Sakura se desmayó en la escuela ayer.

– ¿Qué¿Se desmayó?

– Creí que ella te lo había dicho.

La mirada de Syaoran se llenó de una profunda preocupación.

– Ella ya no debe ir a trabajar, pero… dijo que no podía dejarlo.

– Será mejor que le cuentes acerca de nuestro reciente trato. Eso quizá le haga sentirse mejor y no dudará tanto en dejar su empleo.

– Lo haré. No sabes cuánto te lo agradezco, Eriol.

Ambos muchachos sonrieron.

– ¿Aún recuerdas a Chiharu? –preguntó Syaoran.

– Sí. Ella era la que siempre jalaba las orejas de aquel otro chico… Yamasaki. ¿No es así?

– Así es. Ayer nos tropezamos con ella y Sakura sugirió que nos reuniéramos todos otra vez.

– Sería estupendo verlos a todos de nuevo –comentó el muchacho.


– Syaoran insistió en que no saliera el día de hoy. Creo que definitivamente ya no podré continuar con mi empleo actual, pero de alguna forma debo…

– Sakura, en lo único que debes pensar en este momento es en tu bebé.

– Tomoyo tiene razón –dijo Kero tomando una cucharada del postre que Tomoyo había llevado y con la boca llena continuó su explicación –deja que el mocoso se preocupe por todo lo demás.

– ¿Aún lo llamas "mocoso", Kero? –rió Tomoyo.

– Aunque se haya casado con Sakura para mí siempre será un mocoso.

Kero se frotó los ojos.

– Parece que la pasaste muy bien ayer con Suppi. ¿No es así?

– Así es. No pudo ganarme al final…

– ¿Es decir que ganaste? –dijo Tomoyo dándole otra porción.

– No… empatamos. Pero eso sólo dice que no es más fuerte que yo.

Suppi apareció del bolso de Tomoyo en ese momento.

– Oí que dijeron mi nombre –dijo algo adormilado.

– ¡Así que allí estabas! –dijo Kero con tono de reto.

– No durmió en toda la noche por seguir jugando. Dijo que tenía que entrenar –dijo Tomoyo –y luego se quedó dormido desde esta mañana.

El pequeño guardián negro voló hacia la mesa sentándose al lado contrario de Kero. Sus miradas lanzaban dagas, pero fueron distraídos por Tomoyo que ofrecía un plato lleno de bolitas de chocolate. Kero sin pensarlo se abalanzó sobre ellas y tomó una metiéndola de inmediato a su boca.

– Kero, espera –trató de advertir Tomoyo, pero era tarde. Kero quedó petrificado al dar el primer mordisco y luego tragó con dificultad comenzando a llorar.

– Esto está amargo –dijo entre sollozos.

Suppi reía.

– Es por que son para mí –dijo con altanería –Tomoyo fue la única que pudo descubrir el postre que no me hacía mal.

Ambos guardianes comenzaron a reñir.

– Parece que Suppi se encariñó mucho contigo –comentó Sakura.

– Eso creo –dijo ella.


Tomoyo y Sakura continuaron conversando hasta entrada la tarde. Luego de que Tomoyo se fuera, Sakura y Syaoran se fueron a la universidad en su pequeño automóvil.

– ¿Por qué no me dijiste que te habías desmayado ayer en la escuela?

– ¿Quién te lo dijo?

– Eriol. Dijo que Tomoyo fue por ti a la escuela y que ella le había contado. ¿Por qué no me lo dijiste?

– Por que no quería preocuparte más.

– ¿Quieres que deje de preocuparme? Entonces, cuida de ti un poco más. ¿Acaso quieres perder al bebé?

El tono en la voz de Syaoran era extremadamente afligido, algo que hacía tiempo que no escuchaba en su voz.

Sakura bajó la cabeza para que no notara las lágrimas que salían de sus ojos.

– Lo siento –dijo ella –pero es que tú trabajas tan duro y yo…

– Por eso ya no tienes que preocuparte. Esta mañana cerré un trato con Eriol. Él me ofreció ser el presidente de su compañía aquí en Japón y yo acepté.

Sakura sonrió.

continuará


N.A.: Creo que con esto aún no se puede descifrar por donde voy a llevar la historia. ¿No es así?

Pobre Sakura, la está pasando muy mal. Por suerte tiene maravillosos amigos, un dedicado esposo, una cariñosa familia…

Por poco me olvido de Kero y Suppi, y de todas las amigas y amigos de ellos en la primaria.

Ahora ya saben a qué me refería con Shojo–ai. Es cierto, no es la salida más ingeniosa, pero de alguna manera me ayudará con lo que tengo planeado al final.

Mmm… Sakura tiene 21 años ahora. ¿Creen que su bisabuelo todavía esté vivo? Tengo ciertos deseos de involucrarlo ligeramente en la historia, pero no estoy segura de que aún esté vivo. O quizá muerto también me sea de ayuda… (piensa rascándose el mentón) «quizá deba matarlo también» Ehem… bueno, hasta la próxima.

Dejen sus reviews y lean también mi otro fanfic: "Volviéndose la bella durmiente"

Trataré de actualizar lo más pronto posible.

Avances del próximo capítulo:

Tomoyo, tienes admiradoras de todas las edades. Debe ser muy emocionante.

Yo también puedo usar la magia. ¿Sabes?

Debemos hacer algo para ayudarla.

Próximo capítulo: Una pequeña violeta.