Poder de deducción
Vueltas. Vueltas y más vueltas. Y cuantas más vueltas daba menos sueño tenía. Patadas, tirones de sábanas y vueltas de nuevo. ¿Por qué no podía conciliar el sueño? Eran las 3 de la mañana y no había conseguido pegar ojo. Otra patada… ¡uy! Mala puntería. Le dio a algo blando que suponía que pertenecía a Remus.
- ¡Auch!- se quejó adormecido-, ¿qué pasa? ¿Pretendes no tener hijos nunca o qué?
- Perdona… ¿Te lastimé mucho?
- Bueno… supongo que sobreviviré, pero no se si mis queridas partes dirán lo mismo…
Tonks rió y lo abrazó pidiendo perdón entre besos. Aprovechó y recostó su cabeza sobre el pecho de Remus, pensando que así podría conciliar el sueño.
- ¿Qué te pasa?- preguntó Remus con la voz ronca, acariciando el brazo y el hombro de la chica.
- No lo sé, no puedo dormir.
- ¿Hay algo que te preocupa?
- Nnnnnno… No, creo que no. Es más bien como si me molestara algo en mí, ¿sabes? Un malestar que no me deja estar quieta o conciliar el sueño.
- Vaya, pues es lo que te hacía falta…-comentó sarcásticamente- Ya no paras quieta por el día…
Tonks sonrió y giró sobre sí misma, poniéndose bocabajo mirando hacia Remus, que notó el aliento de la chica muy cerca del en la oscuridad. Beso en el cuello, un poco más arriba, beso bajo la barbilla, beso en la punta de la barbilla, beso bajo los labios... Remus cogió aire profundamente y respondió a los besos que Nymphadora concentraba ahora en sus labios. Ésta, al ver reacción por parte del hombre, se incorporó un poco más y se tumbó sobre el.
- Eh, eh, Nymph… Nymphad…- Remus intentaba llamar la atención de ella, pero no le dejaba terminar-, To… ¡Tonks!
- ¿Qué?- preguntó la chica separándose momentáneamente.
- ¿Sabes qué? Son las 3 de la mañana y…- Tonks lo interrumpió de nuevo con mas besos, y él la separó con suavidad-, mañana tenemos que madrugar. Y encima con el golpe que me has dado no se yo si estaré capacitado para…
- Pero Remussss… Solo un poquito…
- ¿Un poquito? Me temo que en esta situación no hay un término medio… O todo o nada, ¿no?
- ¡Pues yo voto por un todo como una casa!
Remus refunfuñó y puso pegas que se esfumaron cuando Tonks volvió a recorrerlo con besos.
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Un pitido constante le perforaba la cabeza. Con un movimiento reflejo alargó la mano izquierda y le dio un golpe al aparato de la mesilla, pero giró sobre sí mismo hacia el lado contrario y se acurrucó junto a Tonks, que se frotaba los ojos con somnolencia.
- Rems… Remus… Vamos, hay que levanta-a-a-a-arse- comentó bostezando.
- No quiero… 5 horitas más…
Tonks rió y tiró de las sábanas para abajo, incorporándose de golpe. Nada más ponerse en posición vertical, noto un saborcillo ácido en su boca y un movimiento extraño en su estómago. En una fracción de segundo reaccionó y salió corriendo hacia el baño.
Remus apareció por el marco de la puerta del baño.
- Cielo, ¿estás bien?
- Obviamente…-escupió-, nada bien.
Remus se arrodilló al lado de su esposa y le acarició la cabeza.
- Voy haciendo el desayuno, ¿vale? ¿Unas tostaditas, zumo y café con leche? Vuelvo en un momento…
Salió del baño y bajó a la cocina. Con una agilidad impresionante a esas horas de la mañana, puso la cafetera mientras que con un golpe de varita exprimió unas naranjas. Colocó cuatro rebanadas de pan de molde en la tostadora y sacó mermelada de la despensa. Cinco minutos después, tenía todo en una bandeja y de dispuso a subir hacia la habitación. Cuando llegó allí se encontró con Tonks sentada en la cama sujetándose la cabeza con las manos.
- Toma, cariño, bebe el zumo, seguro que te sienta bien- dijo con suavidad.
Tonks cogió el vaso que le tendía Remus y bebió un sorbo.
- ¿Cómo te encuentras?- preguntó untando mermelada en una tostada.
- No estoy segura… Tengo el estómago como si subiera en una montaña rusa…
Remus dejó que Tonks mordiera la tostada y le dio un sorbo al zumo de ella. El chico la observaba con preocupación mientras le daba otro mordisco a la tostada.
- ¿Quieres algo? No se… una pastilla, una poción, o algo…
- No, no hace falta- contestó sonriendo-. Que rica está esa mermelada, dame otro bocado…
Remus le tendió la tostada para que mordiera otro trozo y le pasó la taza de café.
- ¿Y tú qué? ¿No desayunas?
- Sí, pero ahora tienes que comer algo. Yo ya desayuno luego, antes de salir…
Tonks sonrió y le dio a Remus un sorbo de su café.
- Ve a la ducha, yo me quedo acabando este desayuno de dioses, ¿vale?- dijo Tonks.
Remus besó la frente de la chica y fue al baño a ducharse. Después de unos 5 minutos salió con una toalla atada a la cintura a la habitación para elegir la ropa que ponerse. Allí le llegó un olorcillo a huevos fritos y sonrió al comprobar que por ahora no olía a quemado. Eligió unos pantalones marrones, una camisa beige y un jersey marrón también. Bajó a la cocina y vio a Tonks ganando la batalla al beicon. Apoyado en el marco de la puerta la observó con una sonrisa. Cuando sacó el beicon de la sartén y lo dejó en un plato, alzó la mano izquierda y la derecha con una espumadera en señal de victoria y se dio la vuelta eufórica, cantando una canción parecida a "Ki kirirí kikí, ko kororó kokó, y después la gallinita se durmioooó…". Ahí se encontró con la mirada divertida de Remus, que la miraba intentando no estallar en carcajadas.
- Anda, ¡no te quedes ahí pasmado! Para una vez que me salen unos huevos con beicon decentes y comestibles…
- Tienes razón, y estoy orgulloso de que la cocinera que llevas dentro se desmelene.
- Pues tienes suerte, porque la pobre estaba un poco deprimida desde el último chocolate con churros.
- No, mi paladar estaba deprimido y preguntaba en un mar de lágrimas que le había hecho al mundo para que lo trataran así de mal…
Tonks rió y le dio un golpe en el brazo. Remus probó el beicon y con un significativo "hhummmhjhmummm…" dio a entender que estaba bueno. Tonks, muy contenta, arrancó el tenedor de las manos de Remus y se lo llevó a la boca con una generosa cantidad de beicon.
- Mmmm… delicioso… ¿Seguro que lo hice yo?
- Tonks, cielo… ¿Todavía tienes hambre?- cuestionó alzando una ceja.
- Nnnno… solo quería probarlo… ¿y los huevos que tal?
Remus alzó las cejas con una sonrisa y mojó un poco de pan en la yema de un huevo y se lo dio a Tonks, que lo recibió como si llevara días sin comer (cuando en realidad eran segundos).
Remus acabó su desayuno pensando en lo extraño que se comportaba el apetito de su mujer. Quince minutos después, los dos se estaban poniendo las chaquetas, preparándose para ir a Grimmauld Place a buscar a los chicos y devolverlos a Hogwarts. Por el camino, pasaron por delante de un local muggle de comida rápida y Tonks se quedó en la puerta mirando para adentro ensimismada.
- ¿Qué pasa?- preguntó Remus mirando en la misma dirección que ella.
- McFlurry…
- ¿Cómo?-preguntó de nuevo creyendo no haber escuchado bien.
- McFlurry…-repitió- Tengo ganas de tomar un McFlurry.
- Ah… y eso… ¿y eso que es, exactamente?
- ¡Un helado!- contestó abriendo mucho los ojos y con una sonrisa.
Remus miró a Tonks como si le estuviera tomando el pelo. Eran las 9 de la mañana, del 2 de enero. ¿Quién toma helados en pleno invierno?
- Tonks, no lo dirás en serio, ¿verd…? Oh, no… oh, oh, oh…
Ella lo miró extrañada, ya que de repente la miraba con los ojos escalofriantemente abiertos y con las manos en la cabeza.
- ¿Qué? ¿Qué, que pasa?
- Es que… ¡¿Es que no lo ves?!- Tonks negó con la cabeza temiendo por el estado mental del hombre-. Estás… estás… estamos… Malestar general, vómitos, mucho apetito y… ¡por Dios, helados en enero! ¡Antojos! ¡¡¡¡Estás embarazada!!!!
Tonks ahogó un grito y inconscientemente se llevó una mano al vientre. Ambos se miraron a los ojos durante unos segundos para más tarde abrazarse riendo como locos. Remus la besó una y otra vez, hasta que se dieron cuenta de que iban con retraso. Antes de seguir, aún así, Remus entró en el McDonald's y compró un McFlurry de M&M's ante la estupefacción del dependiente.
Por el camino, Tonks fue comiendo el helado con el brazo de Lupin sobre su hombro.
- Y… ¿Cómo le llamaremos?- preguntó Remus observando como comía.
- Mmm… no lo sé… si es niña…
- ¡Nymphadora!- saltó Remus riendo.
- Por encima de mi cadáver- advirtió amenazadoramente.
Remus rió asintiendo con la cabeza.
- ¿Qué tal… Katie?- propuso él.
- No se…- dijo no muy convencida- Sería Catherine… ¿Catherine Lupin? Bah, ¡no tiene gancho!
Remus alzó las cejas pensando que la expresión "No tiene gancho" puede ser utilizada en amplios conceptos, y ese era uno de ellos, según Tonks.
- Y… ¿Susan?
Él movió la cabeza pensando que "Susan Lupin" tenía mucho menos gancho. Tonks captó el gesto y negó automáticamente.
- ¿Lucie? Lucie Lupin… Me gusta- dijo Remus-. ¿Qué te parece?
- Si… ¡Sí! Está bien, Lucie suena muy bien- sentenció Tonks
Caminaron sonriendo en silencio unos segundos.
- ¿Y si es niño?- cuestionó Remus.
- Ufff, dilema, dilema, dilema… Mike, Jack, David, Andrew, Edward… ¡John!
- Vaya- exclamó-, espero que no hayas salido con todos…
Tonks lo miró por el rabillo del ojo con malicia y le dijo "Claro que no…"
- No se cual me gusta más…- explicó Tonks-, John Lupin, es bonito, ¿cierto?
- ¡Pues claro!- asintió Remus- Pero elige el que quieras… al fin y al cabo, yo elegí el de la niña, y es sabido que los niños tiran hacia sus madres. El que quieras…- Dijo dándole un beso en la cabeza-.
Tonks sonrió y abrazó a Remus. En un susurro, éste le dijo un "te quiero" suave, a lo que ella correspondió con un apretón en el abrazo. "John, John Lupin sería perfecto".
8º8º8º8º8º8º8º8º8ºNUEVE MESES MÁS TARDE…8º8º8º8º8º8º8º8º8º8º8º
- Vamos, Nymphadora, 10 centímetros, ¡¡¡¡empuje!!!!
Tonks gritó hasta que sus amígdalas parecieron salirle por la boca. Ella, tumbada en una camilla con las piernas en alto; a su derecha, una enfermera indicándole como respirar correctamente; enfrente, el doctor Phillips llevando el parto; y a su izquierda, Remus Lupin, pálido, sudoroso, y con una cantidad insuficiente de sangre en el brazo derecho, que sostenía Tonks.
- ¡¡¡Ahhh!!!- gritaba- ¡¡¡¿Qué demonios hice a Dios para que me castigue de esta manera?!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¿Por qué cojones Eva comió la puñetera manzana que le daba la condenada serpiente habladora?!!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¿EN QUE MOMENTO DIOS DICE "PARIRÁS CON DOLOR"?!!!!!!!!!!! ¿¡Acaso había algún notario que lo pueda confirmar!?
- Nymphadora, concéntrese en expulsar a su hijo y no en poner en duda las creencias cristianas, por favor…
- Si, cariño, respira… ya falta poco…
- ¡¡¡Eso lo dices tú, muy tranquilo, pero ya me gustaría verte a ti en esta situación!!!
El doctor tranquilizó Remus con una mirada, como diciéndole que era normal en ese estado decir ese tipo de cosas tan cariñosas y agradables.
Después de 15 minutos…
- Y aquí está… el pequeñín está aquí…
Un llanto les informó de que realmente estaba sano y salvo, y vaticinando como serían las noches de los siguientes 4 años, aproximadamente.
La enfermera pasó al pequeño, con una mata minúscula de pelo rubio, a los brazos de Tonks, que estaba muy emocionada.
- Que guapísimo… que lindo… que… que… John… precioso… ¿Lo quieres coger, Rems?
No obtuvo respuesta alguna, salvo una respiración entrecortada. Tonks levantó la vista hacia el chico después de unos segundos esperando una contestación, y vio que los ojos miel de Remus estaban sepultados bajo una cantidad industrial de lágrimas. Tonks alargó su brazo izquierdo y lo atrajo hacia así, abrazándolo.
La enfermera vino con un informe y les dijo que estaba perfectamente, y lo único que tenía era una marca de nacimiento junto el corazón. Remus y Tonks se miraron y apartaron la toalla que cubría el cuerpo del crío, y lo vieron. Tonks pasó la mano por encima de la marca y Remus puso la suya encima de la de Tonks. Sonrieron.
Una zarpa. Una marca con forma de zarpa era lo único que había heredado del carácter licántropo de su padre. Y, un par de horas después, descubrieron que unos ojazos marrón claro (Miel, para que dar más rodeos) formaban parte del John Lupin recién nacido, al igual que también lo habían sido de Remus Lupin, y del John Lupin anterior, su abuelo.
