Epilogo:
La última vez que la vio había sido 7 años atrás, fue la última vez que la tuvo cerca, fue la última vez que le dijo cuanto la amaba.
La última vez que se vieron, la última noche, ella desapareció sin dejar rastro; pero en su corazón, en su mente y en su alma, siempre estaría presente y siempre la acompañaría.
La última vez que la vio, se prometió que no la dejaría ir esta vez.
Y ahora estaban frente a frente, después de aquella última vez que se vieron, y todo parecía tan irreal, tan ajeno. Jane se sentía como una extraña enfrente de aquella chica que amaba y estaba un noventa por ciento segura de que ella se sentía de una manera similar.
Ella la conocía mejor que nadie, excepto tal vez por su familia, y ese no era la Daria que recordaba.
Había algo en su mirada, algo que no estaba ahí antes pero que sólo una vez ella había visto. Y no auguraba nada bueno.
Inmediatamente supo que él llevaba una gran carga en sus hombros. Algo que lo había marcado y que difícilmente podría dejar ir. Y supo que ese algo era culpa.
Como la culpa que se veía en sus ojos el día del accidente. Esa culpa que sentía al recordar aquel verano de 1997, al preguntarse sí tal vez pudiera haber algo mas. La culpa que tuvo cuando se enteró que su hermana tenía cáncer de seno.
Lentamente se acercó más a ella, ya sentía el calor que su cuerpo desprendía, y ese aroma tan suyo, sentía su respiración y escuchaba el latido tranquilo de su corazón, que se aceleró a la par que ella se acercaba más. Y sin decir una sola palabra, ni hacer un solo gesto, la abrazó con todo el amor del que era capaz.
Al recibir ese simple abrazo, que para Daria significaba mucho más, las lágrimas hicieron su aparición, esas lágrimas que por tanto tiempo estuvo reprimiendo, que sólo necesitaban un detonador para salir por completo, y ese detonador era un simple abrazo de la persona a la que más amaba.
Porque ella tenía el poder de aminorar todas sus penas, de hacerla sonreír con cualquier cosa aunque por dentro estuviera destrozada, porque ella no la juzgaría por sus acciones pasadas, sólo estaría ahí para Daria, como Jane para ella, para amarla como Daria la amaba, para cuidarla como Daria lo hacía, para consolarla cuando lo necesitara.
-Tranquilo, aquí estoy. -le susurró al oído Jane.-
-Lo sé.- respondió entre sollozos Daria. -Me sorprende que sigas aquí para mí.-
-Siempre lo haré, no tendría por qué sorprenderte, te amo y eso no cambiaría aunque tardaras años en regresar, porque sé que al final regresarías a mí.- se separó un poco y depositó un beso en sus labios a la par que limpiaba sus lágrimas con los pulgares.- Vamos a casa, tu familia te está esperando.
La última vez que la vio, de alguna forma supo que terminara como terminara la guerra, ella seguiría esperándola, pero ver que estaba en lo correcto le devolvía las fuerzas y las ganas de vivir. Porque sin ella no sería nada. Y aunque perdió parte de su vida, no perdió a su familia, todo gracias a su sacrificio.
