Primero que nada quiero agradecer a todos los que leyeron mi otro Fic "Los accidentes pasan " y todos aquellos que se tomaron el tiempo en dejar un review o añadir mi historia a sus favoritas ( snoopyter, mimatoxlove, BeLyxan,Princesa De Rosa, Yahciru-chan,Silvia5sisi, Mimichibi-Deithel, Sakura Tachikawa, XANHEX,Makaomi cullen ishida,Shadowiver,blablabla9612,makurutenoh,Mara Ai) les juro que lloré de la emoción y también me reí con sus reviews.
EL FIC: Respecto a este Fic, pues diré que ya lo había publicado con anterioridad en otra página pero debido a que cerraron la página ya no la pude terminar de publicar, así que puede que algunas personas ya la hayan leido aunque esta un poco diferente ya que la tuve reeditar debido a que se me hacía que le faltaba más redacción así que espero que haya quedado mejor y si alguien ya habían leido esta historia pues porfin sabrán el final porque tengo pensado publicarla toda por respeto a todos aquellos que la leyeron alguna vez por aquellos que la leeran ya que se siente muy feo que te dejen sin saber el final de un Fic. (Creanme ya me ha pasado muchas veces)
A diferencia de mi otro fic este es un Drama / Romance pero no se preocupen ya estoy trabajando en un nuevo proyecto de Humor para alegrarles el día así que esperenlo pronto, además de que este fic también cuenta con sus partes divertidas y espero lo disfruten y espero sus rviews con ansias.
DISCLAIMER: Se me paso ponerlo en mi otro fic (n_n! espero no me demanden por eso) Pero los personajes de Digimon no me pertenecen, son obra de Akiyoshi Hongo, pero la historia es 100% mía, Todo esto es sin fines de lucro, solo es para entretenimiento de todos los fans de esta pareja tan lina n_n
SUMARY: (COMPLETO POR QUE NO ME DEJÓ LA PAGINA PONERLO TODO EN EL INICIO T_T)
En el año 1600 en la época feudal de Japón el príncipe Yamato Ishida y su mejor amiga Mimi Tachikawa hija de una de las sirvientas del palacio, vivieron un romance hermoso que se vio oscurecido por el rencor de un hombre y terminado por la sombra de la muerte. Ahora a más de 400 años de lo sucedido sus almas han vuelto a reencarnar en vidas muy distintas a las anteriores y unas visiones y un sueño serán los encargados de reunir sus caminos de nuevo ¿Podrán ser felices esta vez? o ¿La historia se repetirá y serán nuevamente separados por el destino?
Un destino que nos une
Mayo 2007
1
Visiones
Japón, Odaiba año 2006
El agua hirviendo estaba por llenar la bañera. Mimi Tachikawa una chica de 16 años, tomó del tocador del baño una pequeña bolsa de sales para la ducha y las roció en el agua para después guardar la bolsa en su lugar, soltó el broche que agarraba su largo cabello castaño dejando en libertad una cascada de rizos color miel, desabrochó el cinto de la bata rosa que cubría su cuerpo y la dejó caer al suelo para mostrar un esbelto y blanco cuerpo. Tocó con una de sus manos el agua de la bañera y se sumergió en ella hasta que el agua y las burbujas cubrieron la mayor parte de su cuerpo dejando al descubierto solo sus hombros, cabeza y parte de sus brazos. Mimi se recostó y puso una pequeña toalla en su frente dejando escapar un suspiro de conformidad ya que el agua se encontraba en su punto exacto.
Mimi: Pero que día tan agotador.
Dijo en voz alta la castaña para sí misma, aquella había sido una semana estresante llena de exámenes que lo único que ansiaba la chica era la llegada de las vacaciones de invierno que se encontraban próximas a llegar, aunque sabía que con las vacaciones dejaría de ver a Michael el chico rubio de su clase que le gustaba desde hace años atrás. Aquella idea la hizo hacer una mueca de desagrado y se hundió un poco más en la tina con una expresión de puchero en su rostro. Después de pensar en aquella idea por varios minutos Mimi optó por no pensar en nada y dedicarse solamente a relajarse, cerró los ojos y se puso a escuchar el sonido del agua cayendo en la bañera que cada vez se hacía más lejano.
Japón año 1606
En los pasillos de un enorme y majestuoso palacio se encontraba una Mimi de un pasado lejano, vestida con un elegante kimono rojo adornado con una combinación de telas negras y blancas y encajes de color dorado. A pesar de llevar puesta tan costosa indumentaria ella se encontraba arrodillada en el suelo espiando por un pequeño agujero de las puertas corredizas a dos mujeres y un hombre que hablaban.
Dentro de la habitación una mujer de cabellos cortos azulados que combinaban con su kimono de color morado, alzó entre sus manos un pequeño frasco que contenía un líquido de color verde en su interior. La chica sonrió a la par en que le extendía la pócima al joven que tenía frente ella, él tomó el frasco entre sus manos dibujando un sonrisa maliciosa en sus rosados y perfectamente bien formados labios. "Perfecto" fue lo único que dijo aquel joven al mismo tiempo en que sus ojos cafés se clavaban en aquel pequeño frasco.
Mujer: Esta noche, cuando el príncipe Yamato la tome en el brindis morirá.
Sentenció al fin una mujer muy parecida a la otra joven que se encontraba en la habitación, pero a diferencia de esta, ella tenía un largo cabello color rosado y un kimono del mismo color que su cabello. Los tres rieron fuertemente al imaginar realizado su infame plan.
Aquellas palabras resonaron fuertemente en la mente Mimi quien aun se encontraba escondida tras la puerta escuchando todo lo que aquellas tres malvadas personas planeaban hacer en contra del mayor de los príncipes de aquel palacio. Tardó unos segundos en asimilar aquella información y quitó de sus labios sus dos delgadas manos que había llevado a su boca de la impresión de oír lo que planeaban hacerle al príncipe. Ella no lo podía permitir, no dejaría que asesinaran al que había sido su mejor amigo de la infancia y que había llegado a convertirse en el amor de su vida.
Haciendo el menor ruido posible, se levantó del suelo cuidadosamente y maldiciendo mentalmente aquel bromoso kimono que llevaba puesto y que no le permitía moverse con libertad. Una vez que logró ponerse de pie se alejó lo más rápido que pudo de aquel lugar con una sola cosa en mente, avisarle a Yamato que se encontraba en peligro, pero sin darse cuenta había dejado una huella de su presencia en aquel lugar; una pequeña pulsera de oro se había desprendido de su muñeca quedando al pie de la puerta.
Las risas pararon en la habitación y aquel joven de cabellos oscuros, quedó con sus dos bellas cómplices de encontrarse en la cena donde llevarían acabo su plan. Las dos jóvenes asintieron levemente con la cabeza y después desaparecieron frente a los ojos de su joven amo. El chico esbozó una sonrisa de satisfacción al ver desaparecer a las dos chicas y dio media vuelta para salir de la habitación pero en cuento abrió la puerta se encontró con la pequeña pulsera de oro en el suelo, lo recogió y lo observó detenidamente, sabía a la perfección a quien le pertenecía y no podía de permitir que aquella chica echara a perder sus planes con el príncipe.
Japón año 2006
Mimi: ¡Yamato!
Gritó Mimi en voz de alta a la par en que se levantaba precipitada de la tina; observó todo a su alrededor tratando de identificar donde se encontraba, para percatase que aun seguía en el baño de su casa. Cerró la llave de la tina que estaba casi al borde de la bañera y se volvió a recostar, de seguro todo había sido un extraño sueño producido por el cansancio de sus deberes escolares, auque aquel sueño había sido muy real, tanto que aun podía sentir su corazón acelerado y una fuerte preocupación en el pecho, pero aquello no tenía sentido ni siquiera sabía quien era ese tal Yamato.
Al otro lado de la ciudad acababa de terminar un exitoso concierto y en uno de los camerinos se encontraba descansando el vocalista de la banda del momento, hasta que de repente la puerta del camerino se abrió dejando entrar a un moreno de cabello alborotado color chocolate al igual que sus ojos y que era el mejor amigo del rubio que hasta hace unos instantes se encontraba recostado en el sillón.
Tai: Fue un éxito el concierto Matt.
Matt: Me alegra oír eso Tai.
Contestó el ojiazul al mismo tiempo en que se ponía de pie para llegar hasta su guitarra la cual guardó con mucho cuidado bajo la mirada atenta de su amigo que esbozaba una divertida sonrisa.
Tai: Bueno ahora sigue la parte más difícil… Enfrentar a tus locas admiradoras, haber con que loca historia te salen esta vez.
Matt: Bueno Como sea al mal paso darle prisa.
Matt dejó el forro de su guitarra al lado del sillón y abrió la puerta dejando entrar a un montón de chicas que le cayeron encima gritando y jalándolo. Lo cual no incomodo para nada al chico, ya se había acostumbrado a que las chicas se volvieran locas cada vez que lo miraban y sabía que solo era cuestión de minutos para que aquello terminara.
Unos minutos más tarde Tai se encontraba despidiendo a la última chica que salía por la puerta mientras que Matt sacudía su ropa, y acomodaba su camisa.
Matt: Por fin se fueron.
Tai: No sé si tener tanta chica loca por ti es una bendición o una maldición.
Comentó Tai mientras observaba como su amigo se arreglaba la ropa , pero antes de que pudiera contestar el rubio, el toque tímido de la puerta los distrajo y ambos voltearon a ver la puerta olvidando de lo que se encontraban hablando. Matt le pidió a la persona que pasara y entró una joven de su edad, de cabellos cortos rojizos y ojos marrón quien escondía apenada un paquete tras de ella.
Sora: Hola Matt.
Saludó tímidamente la chica sin prestar atención a la presencia de Tai quien al verla supo que era el momento de marcharse del lugar, él conocía a la perfección los sentimientos de la chica hacia el rubio y sabía que aquella era una oportunidad de oro para que la chica se le confesara a su amigo, así que se despidió con una escusa tonta y salió del lugar no sin antes susurrar "suerte" al oído de su amiga , lo cual provocó que los colores en la chica se subieran y se sonrojara notoriamente.
Ignorando por completo la situación Matt se acercó a su amiga y la estudió detenidamente con la mirada, había algo raro en ella pero no lograba encontrar que era. Sora al notar los penetrantes ojos azules de Matt fijos en ella, sintió como su nerviosismo aumentaba, tragó saliva silenciosamente y se reprendió mentalmente para no perder la cordura.
Matt: ¿Qué te pasa Sora? Te noto extraña, ¿Estas enferma?
Dijo al fin Matt rompiendo la tensión entre los dos. Sora se relajó un poco y sonrió ante la ingenuidad del rubio quien no sospechaba para nada los sentimientos de su amiga hacia él.
Sora hizo uno de sus mechones para atrás de su oreja y aun algo cohibida extendió una caja verde frente a él.
Sora: Yo quería darte esto.
Matt se sorprendió por el detalle de la chica de ojos color marrón, tomó el presente y clavó nuevamente sus ojos azules en su amiga tratando de comprender el porque de aquel obsequio.
Sora: Prueba una las hice yo.
Matt obedeció y tomó una de las galletas, lo cual provocó una sonrisa en el rubio al sentir el sabor de chocolate en sus papilas gustativas, definitivamente Sora era muy buena cocinando.
Matt: Están deliciosas, cocinas muy bien Sora pero… ¿A que se deben?
La pregunta tomó de sorpresa a Sora quien se sonrojó de nuevo notoriamente, sabía que era el momento para decirle a Matt lo que sentía por él, pero no estaba segura de poder lograrlo.
Sora: Bueno es para felicitarte por el éxito de tu concierto y…
Balbuceo totalmente roja la chica, bajó la mirada al suelo y se comenzó a dar ánimos así misma en silencio tratando de convencerse de que no perdía nada con decirle a Matt que estaba enamorada de él, pero aun así le resultaba totalmente difícil confesarse a su amigo.
Sora: … y porque yo te…
Sora no pudo terminar lo que iba a decir ya que se vio interrumpida por Jun, la declarada Fan número uno de Matt y hermana mayor de Davis uno de los amigos de Matt y Sora. La chica de cabellos alborotados de color café y piel blanca abrazó energéticamente al rubio quien intentaba liberarse del fuerte abrazó de su fanática.
Jun: ¡Yamato! ¡Estuviste estupendo hoy!
Matt: Jun, quítate por favor, pesas.
Jun: ¡Ups! Lo siento, mira lo que te traje.
La chica extendió a Matt un caja transparente llena de chocolates, Matt la tomó y agradeció el gesto a la joven aun un poco apenado, a pesar de que en cada concierto Jun le regalaba algo, el aún no se sentía cómodo recibiendo los obsequios de la chica.
Matt: Gracias Jun, No debiste.
Jun: Te los mereces después de tan exitoso concierto. Además dicen que los chocolates son afrodisíacos.
Sonrío Jun con una sonrisa pícara y frotando su cuerpo al de Matt, quien inmediatamente y totalmente nervioso se alejó de la chica, pero esta siguió pegándose al rubio que intentaba alejarse de ella lo más posible sin tener éxito. Sora solo observaba la escena no muy contenta de las insinuaciones de Jun, pero sin tener el valor para entrometerse en aquella situación por más que le molestara.
Matt se encontraba totalmente arrinconado en una de las esquinas del camerino tratando de alejar a Jun de él cuando de repente se abrió la puerta dejando entrar aun joven unos dos o tres años más chico que los que se encontraban en el camerino, de piel morena y cabellos alborotados, muy parecido a los de su hermana que en esos momentos se encontraba acosando a Matt, como ya era costumbre después de cada concierto del rubio.
Davis: Jun! Ya vámonos mamá nos esta esperando.
Davis posó sus oscuros ojos color café en su hermana que tenía acorralado a Matt en un rincón y suspiró resignado, por más que hablaba con ella no lograba hacerla entender que Matt no quería nada con ella, pero al parecer a su hermana le entraba por un oído y le salía por el otro ya que a pesar de que le había prometido no molestar a Matt ahí se encontraba ella de nuevo con el chico arrinconado en la pared buscando la manera más efectiva de escapar de las garras de la chica sin lastimarla. Davis sabía que Matt le tenía consideraciones a Jun por ser su hermana mayor, pero si no lograba controlarla temía que Matt explotara y entonces sí las cosas se pondrían feas tanto para él como para su hermana.
Davis: Ah! Hola chicos, Jun me prometiste que ya no molestarías a Matt.
Jun se alejó de Matt y fijó su atención a su hermano menor, posó sus manos en la cadera en señal de molestia y clavó su molesta mirada en Davis quien pudo sentirla, pero acostumbrado a lo explosiva que era su hermana no se intimidó para nada si no al contrario contestó aquella fría mirada con un altanero ¿Qué?
Jun: Siempre llegas en el peor de los momentos hermanito.
Davis: Alguien tiene que salvar al pobre de Matt de tus garras.
Jun: No digas tonterías, Matt estaba encantado con mi visita.
Davis: Si claro.
Contestó Davis con desgano y sarcasmo, conocía lo terca que era Jun y por más que intentara hacerla ver que Matt lejos de encontrarse encantado se encontraba más bien aterrado con su visita, ella seguiría alegando que el nerviosismo del rubio era de nervios de tenerla cerca y no de terror como aseguraba Davis.
Davis: Anda, date prisa, mamá ya esta afuera esperándonos o te quieres ir en taxi.
Jun: Claro que no.
Davis: Entonces date prisa y despídete, nos vemos chicos y Matt lamento que mi hermana te este molestando de nuevo.
Matt: No preocupes Davis, sigo vivo.
Davis: Bueno, nos vemos, y Jun date prisa.
Jun: Ya voy, ya voy.
Davis salió cerrando la puerta y Jun volteo su mirada hacia Matt quien se tensó de solo verla, lo más seguro es que se le volvería a lanzar encima, pero no fue así la chica solo sonrió y guiñó uno de sus ojos diciendo un "Nos vemos pronto Matt" y salió del camerino muy contenta dando pequeños brinquitos y tarareando una de las canciones de Matt.
Matt observó incrédulo como se cerraba la puerta y giró su mirada hacia Sora quien aun seguía ahí, mirando al igual que él como es que Jun se había ido sin otro intento de besarlo.
Matt: Parece que vamos progresando, ahora no intentó darme un beso de despedida.
Sora: Tal vez pronto te deje en paz.
Matt: Eso espero.
Sora se percató que de nuevo Matt y ella se encontraba solos y mientras el chico se dirigía a guardar la caja de chocolates en el forro de su guitarra, ella decidió que ese era el momento indicado para declarársele al rubio.
Sora: Matt, lo que yo te quería decir antes de que llegara Jun es que yo te…
Nuevamente Sora se vio interrumpida por la puerta abriéndose, esta vez por T.K el hermano menor de Matt y sus demás amigos que entraban para felicitar al rubio por su concierto. Sora se dio cuenta de que su oportunidad para decirle a Matt lo que sentía por él se le había ido de las manos otra vez, aquella era la tercera vez que fallaba en hacerlo, así que decepcionada se apartó de los demás, se sentó en un pequeño sillón ubicado en un rincón, y miró como Matt platicaba con sus demás amigos olvidándose de que ella estaba presente y de lo que ella intentaba decirle. Sora suspiró cabizbaja y optó por hacer un nuevo intento en otra ocasión.
T.K: Felicidades hermano cantaste muy bien, oí que la próxima semana cantarás al otro lado de la ciudad.
Matt: Sí, así parece, y espero verlos ahí también.
Yolei: Claro, ¿Cómo crees que nos lo perderíamos? Además en los conciertos puedes conocer a muchos chicos guapos.
Contestó emocionada Yolei una chica delgada de cabellos largos violetas y ojos color café claro que se escondían tras unos lentes de aumento, y que era amiga de los chicos desde que T.K había entrado a la secundaría.
Codey: No tienes remedio Yolei. Te la pasas pensando en chicos.
Respondió esta vez un niño de doce años que se encontraba al lado de Yolei y que era amigo de ella desde hace varios años atrás y que conocía muy bien la afición de la chica por los muchachos.
Yolei: No tiene nada de Malo Codey.
Kari: Yo estoy de acuerdo con Yolei.
La apoyó esta vez Kari la hermana menor de Tai, y que a diferencia de su hermano ella era de una piel más clara, y sus cabellos al igual que sus ojos eran de un café menos intenso que el de su hermano mayor. Yolei se emocionó al sentir el apoyó de su amiga y volteo a verla totalmente feliz y la tomó de las manos.
Yolei: Verdad que sí Kari.
Kari miró asombrada a su amiga y sonrío al ver la cara de Yolei que desbordaba felicidad al sentirse apoyada por Kari.
Kari: Por supuesto.
T.K: ¿Tú también Kari?
Kari volteo a ver al rubio que era su mejor amigo desde hace años, miró como él la miraba con asombro e incredulidad, ella nunca se había distinguido por emocionarse de conocer chicos, es más, ella resaltaba por ser muy tranquila y no perder la compostura ni siquiera frente al mismo Adonis, así que no era de extrañar que el menor de los rubios se encontrara un poco confundido por la actitud de su amiga. Kari le sonrió a T.K un tanto apenada y después volteo a ver Yolei que la miraba con gran emoción esperando su respuesta. No podía desilusionar a Yolei de aquella manera así que terminó por aceptar que ella también iba al concierto para conocer a chicos.
Kari: Sí T.K, no tiene nada de malo.
Yolei pegó un grito de emoción y abrazó fuertemente a la castaña.
Yolei: ¡Sí! Lo sabía Kari eres una de las mías.
Kari sonrió al ver la felicidad de su amiga y T.K al igual que los demás río al ver la emoción de Yolei al sentir a Kari como una de las suyas como ella decía y comprendió que Kari solo había aceptado para no desilusionar a Yolei.
A la mañana siguiente en casa de los Tachikawa, Mimi se encontraba placidamente dormida, hasta que su despertador sonó anunciando que había llegado la hora de levantarse pero eso le importó poco a la chica, lo apagó con la intención de levantarse en cinco minutos más, se tapó con la cobija hasta la cara y los cinco minutos se transformaron en 30 minutos.
A lo lejos Mimi escuchó como su mamá la llamaba para desayunar, abrió los ojos lentamente y vio que estaba retrasada con treinta minutos, se levantó rápidamente y se comenzó a cambiar a la velocidad de la luz. Debido a la prisa cuando se ponía las medias mediante brincos para no perder el tiempo sentándose calló al suelo estrellando su cara contra el piso, sin embargó se paró casi inmediatamente y continuó poniéndose los zapatos sin importarle lo rojo de su cara, se puso el último zapato y salió corriendo a la cocina, agarró una rebanada de pan tostado la metió a su boca y salió corriendo de la casa.
Sra. Tachikawa: Hija ¿No vas a desayunar?
La señora Tachikawa no obtuvo respuesta, ya que de su hija no había quedado ni el polvo, la mujer de grandes ojos negros suspiro resignada, aquella mala costumbre de Mimi de levantarse tarde era algo que aun no lograba quitarle por más que lo intentara.
Mimi corría a toda prisa con dirección a su escuela con una sola cosa en mente y esa era que llegaría tarde de nuevo. Sin darse cuenta y por ir pensando en el castigo que le pondrían esta vez Mimi sintió como chocó contra algo que provocó que cayera al suelo y lo único que pudo ver fueron una gran cantidad de papeles cayendo sobre ella y al parecer otra persona también había caído con ella al suelo.
Mimi se levantó rápidamente e hizo varias reverencias en forma de disculpa sin fijarse realmente quien era la persona con que había chocado.
Mimi: Lo siento, lo siento, no me fije.
Matt sin mirarla comenzó recoger los papeles que se habían salido de su mochila y disculpó a Mimi sin darle mucha importancia al suceso.
Matt: No hay problema.
Mimi: Déjame ayudarte.
Mimi se agachó y ayudo a Matt a recoger las hojas que habían salido volando, Matt agradeció el gesto, y levantó la vista para ver por primera vez quien era la chica con la cual había chocado y se sorprendió al encontrarse con unos enormes y hermosos ojos color caramelo que le eran profundamente familiares aunque no lograba recordar donde los había visto antes. Se quedó viendo a Mimi que recogía las hojas por un largo tiempo y sonrió con cierta ternura al verla apurada recogiendo todas las hojas que habían caído.
Mimi: Listo aquí tienes.
Entregó Mimi una gran cantidad de hojas a Matt quien despertó de su ensimismamiento al sentir como la chica le daba las hojas. Ambos se pusieron de pie y Matt agradeció a Mimi por la ayuda aún impresionado por la familiaridad que le causaba esa chica al contrarió de ella que actuaba con mucha naturalidad.
Matt: Gracias.
Mimi: No fue nada, además fue mi culpa iba distraída.
Mimi sonrió a su interlocutor provocando un sonrojo involuntario en Matt quien se sorprendió así mismo por su reacción. Matt estaba apunto de preguntarle a Mimi su nombre cuando la alarma de un reloj lo interrumpió, Mimi miró el reloj en su muñeca y se alarmó al ver que ya eran las siete en punto, se despidió rápidamente y salió corriendo balbuceando algo que el rubio no logró comprender del todo.
Matt: adiós…
Fue lo único que alcanzó a decir Matt antes de que la castaña saliera corriendo y su silueta desapareciera a lo lejos .
Matt: Esa chica…
En el salón de Mimi la clase ya había comenzado, Mimi abrió la puerta con extremo cuidado y se deslizó en el salón sigilosamente para que nadie la viera mientras la maestra escribía las instrucciones en el pizarrón. Parecía que Mimi lo había conseguido cuando la curiosidad de su amigo la delató ante todos.
Izzy: Mimi ¿Qué haces?
Mimi: shhh Izzy me va a ver.
La profesora volteo al oír los murmullos y se encontró con una Mimi en el suelo tratando de silenciar a Izzy. Tomó la regla que se encontraba en su escritorio y cautelosamente se dirigió al mesabanco de la castaña que se encontraba al lado del pelirrojo que sin querer la había delatado, golpeó con fuerza la paleta del mesabanco lo que llamó la atención de todos los alumnos en especial de Mimi y de su amigo.
Profesora: Tachikawa, llegando tarde otra vez.
Mimi se congeló por unos segundos al sentirse descubierta, y rápidamente se levantó con un lápiz en la mano y poniéndolo como excusa.
Mimi: No ¿cómo cree? solo recogía mi lápiz.
Profesora: Y ¿Por eso trae su mochila?
Mimi: Bueno yo…
Profesora: Al pasillo.
Mimi: Pero…
Profesora: Al pasillo ahora.
Mimi no protestó más y solo agachó la cabeza desanimada y salió del salón.
Unos minutos más tarde Mimi se encontraba en el pasillo molesta cargando una cubeta llena de agua y hablando consigo misma en voz alta.
Mimi: Hay ¿Por qué me tiene que pasar esto a mi? Una niña tan simpática como yo no debería estar cargando esta cubeta tan pesada.
Cansada de cargar la pesada cubeta Mimi la dejó en el suelo después de todo ya llevaba quince minutos cargándola y lo más seguro era que la profesora no se asomaría a ver si seguía cumpliendo con su castigo. Se dio un masaje en los hombros y después fijó su mirada en la ventana donde se encontraba un pequeño pajarito, Mimi se acercó un poco para verlo más de cerca pero antes de que llegara al pequeño animal salió volando dejando a Mimi nuevamente sola en el pasillo.
Mimi observó el paisaje de la ventana y quedó maravillada de la hermosa vista, ciertamente nunca había prestado atención a la vista que le mostraba la escuela pero esta vez que tenía tiempo no desaprovecharía la oportunidad de hacerlo, recargó su codo en el marco de la ventana y posó su cara sobre su mano, y sin darse cuenta su mirada se fue perdiendo poco a poco hasta que Mimi quedó totalmente desconectada de este mundo.
Japón año 1606
Mimi corría por los pasillos del palacio lo más rápido que le permitía ese molesto kimono, nunca en su vida había odiado tanto llevar puesto ese brumoso atuendo. Abrió la puerta de la habitación de Yamato para encontrarse con un cuarto vacío, se preguntó en donde se podría encontrar su amigo, pero no se le ocurría ningún lugar, se dio media vuelta y se sorprendió al toparse con un chico alto, delgado de ojos cafés que la observaban atentamente.
Mimi: Andrew…
Andrew: ¿Buscabas a Yamato?
Mimi: Sí, pero no está, iré a buscarlo en la sala principal.
Contestó Mimi nerviosa e intentó continuar con su camino pero la voz gruesa y masculina de Andrew la detuvo.
Andrew: Tal vez lo deberías buscar en la habitación de la princesa Sora.
Los ojos de Mimi se humedecieron un poco al oír las palabras de Andrew, aun le dolía el compromiso de Yamato con la princesa, y más después de lo que le había tocado oír la mañana anterior donde ella misma había presenciado la declaración de amor de su amado hacia otra mujer que no era ella. Volteó a donde se encontraba Andrew y le preguntó con un hilo de voz .
Mimi: ¿Está con ella?
Andrew sonrió satisfecho al ver la reacción de la castaña.
Andrew: Hace unos minutos lo acabó de ver entrar a la habitación de Sora con ella, se miraban muy felices, y como no iban a estarlo sí hoy celebran su compromiso.
Mimi: Ya veo, pero aun así tengo que hablar con él.
Mimi comenzó a caminar aún dolida por la noticia pero Andrew la tomó del brazo y la detuvo nuevamente.
Andrew: Espera.
Mimi: ¿Qué pasa?
Andrew: Se me olvidaba darte esto.
Andrew colocó la pulsera de oro en la mano de Mimi, ella lo miró sorprendida y él solamente volvió a sonreír.
Mimi: ¿Dónde lo encontraste?
Andrew: En el piso al pie de la puerta de mi habitación. ¿Fuiste a buscarme?
El nerviosismo aumentó en la castaña, sabía que Andrew la había descubierto y tenía que escapar de ahí lo antes posible.
Mimi: Sí pero estabas ocupado, no era nada importante, solo quería saber sí habías visto a Yamato, pero ya me has contestado, ahora iré a buscarlo, necesito hablar con él, gracias por devolverme mi brazalete.
Mimi intentó continuar con su camino pero Andrew no la liberó de su agarre y no le permitió seguir.
Andrew: ¿Qué es eso tan importante que tienes que hablar con Yamato como para interrumpirlo cuando esta con su prometida? Lo más seguro es que ambos se encuentren adelantando su noche de bodas, serías algo inoportuna ¿No crees?
Esta vez Mimi no volteo a verlo, solo dejó caer las lágrimas que tanto había tratado evitar. Andrew se dio cuenta y la acercó a él para después alzarle la cara para que lo viera.
Andrew: Tal vez deberías esperar a que pase el brindis.
Mimi: No puedo, debo irme.
Intentó soltarse Mimi pero Andrew no se lo permitió y en cambio acortó toda la distancia que existía entre ambos.
Andrew: ¿Qué es lo que te pasa Mimi? ¿Por qué la prisa?
Mimi: Andrew suéltame, necesito hablar con Yamato…
El llanto de Mimi se hizo totalmente evidente y luchó por soltarse del agarre de Andrew pero al contrario de lo que quería la castaña, el chico de ojos cafés la presionó más contra su cuerpo.
Japón año 2006
Los ojos de Mimi aun continuaban perdidos en el paisaje, ella parecía estar ausente de ahí, sin embrago sus labios susurraban el nombre de Yamato. Antes de que pudiera terminar aquel nombre una mano masculina se posó en el hombro de Mimi y la despertó de aquel aparente trance.
- Mimi ¿Te encuentras bien?
Mimi despertó de aquel extraño sueño y volteo a ver a la persona que se encontraba tras de ella, para encontrarse con unos tiernos ojos azules. En cuanto vio al chico que estaba con ella el sonrojo en sus mejillas no tardó en aparecer; aquel chico delgado, alto y de cabello ondulado rubio había sido su amor platónico desde hace años y ahora se encontraba con ella a solas en el pasillo de la escuela, aquel momento era como un sueño hecho realidad para ella.
Mimi: Ah! Michael me asustaste.
Michael: Te veías algo extraña. ¿Te sientes bien?
Mimi: ah? Sí estoy bien. Gracias por preocuparte.
Se sonrojó aun más Mimi.
Michael: Y ¿Qué haces aquí? No me digas que llegaste tarde de nuevo.
Mimi: Pues sí. Y tú ¿Qué haces aquí?
Mimi se apenó por el comentario de su amigo y llevó una de sus manos atrás de su cabeza mientras contestaba con vergüenza.
Michael: Me quedé dormido porque mi reloj se descompuso, al parecer lo tire mientras dormía y…
Mimi no puedo terminar de oír el relato de Michael ya que su mente comenzó a divagar pensando en la suerte que tenía en que Michael no se diera cuenta del ridículo que hace media hora acababa de hacer frente a todos sus compañeros de clase. Pareció mucho el tiempo el que Mimi se distrajo ya que lo siguiente que escuchó era la voz de Michael que le preguntaba si lo estaba escuchando.
Mimi: Ah, sí perdona, ¿qué me decías?
En el tercer piso de la misma secundaria se encontraba el grupo 2do."E" libre, al parecer el profesor había tenido un contratiempo y no había podido llegar a la clase de las 7 por lo cual sus alumnos se encontraban esparcidos por los pasillos de la escuela mientras que otros se encontraban en el salón descansando o simplemente platicando.
Matt llegó a su salón con toda tranquilidad, tres chicas de su misma clase ya se habían encargado de avisarle que no habían tenido clase, pretexto que habían utilizado para acercarse a hablar con el rubio y que no les fue de mucha utilidad ya que lo único que hizo Matt fue agradecerles por la información y continuar su camino hasta el salón. Dejó su mochila sobre su escritorio y antes de que pensara en algo más que hacer se apareció frente a él Tai con una alegre sonrisa.
Tai: Hey Matt, ¿por qué llegaste tarde? Tuviste suerte de que el profesor no llegara.
Matt: Sí lo sé, lo que pasa es que esta mañana choque con una chica muy extraña.
Tai: Extraña ¿Por qué?
Matt pensó en hablarle a su amigo de la gran familiaridad que le causaba la cara de aquella muchacha con la que había chocado, pero conociendo a Tai lo comenzaría a molestar con sus tontas ideas de conseguirle una novia, así que decidió evitarse todo aquello y cambiar de tema lo antes posible.
Matt: No es nada, mejor olvídalo.
Tai: Bueno esta bien, pero vamos cuéntame ¿Qué pasó ayer con Sora?
Matt dirigió una mirada de extrañeza al moreno que lo miraba con una mirada picara como si realmente algo debía de haber sucedido entre el rubio y Sora, pero él no recordaba nada emocionante que contar con respecto a la chica solo que le había regalado una caja de galletas y eso bueno lo hacia cualquier buena amiga y Sora se caracterizaba por ser muy buena amiga y detallista así que no le miraba nada de extraño y por lo tanto no sabía a que se refería Tai.
Matt: ¿Con Sora? ¿De qué me hablas?
La cara de decepción en Tai no se hizo tardar en aparecer al oír que no había sucedido nada entre sus dos amigos lo cual aumentó la curiosidad del rubio.
Matt: ¿Por qué lo preguntas?
Tai: Vamos Matt, No me digas que no te has dado cuenta.
Matt: ¿De qué?
Tai: De que le gustas.
La mandíbula de Matt casi cayó hasta el suelo de la sorpresa de oír aquella confesión, aquello de seguro tenía que ser una broma de mal gusto de su amigo, era imposible que su mejor amiga estuviera como las demás enamorada de él, aquello era imposible, ella era su amiga y siempre había sido así, las cosas no podían cambiar, no con ella.
Matt: ¿Es una broma verdad?
Tai: Claro que no, todo el mundo lo sabe.
Matt: Creo que estas imaginando cosas. Ella y yo solo somos buenos amigos, siempre ha sido así.
Tai: No estoy imaginando nada, es verdad lo que te digo, le gustas a Sora, no me digas que tú nunca has pensado en que su relación pueda ir más allá de una amistad.
Matt: Claro que no, a Sora la quiero pero como una buena amiga y nada más, además que no era ella tu amor platónico.
Tai suspiró resignado y se dejó caer en su mesabanco que se encontraba al lado del de Matt.
Tai:Ya lo dijiste "ERA". Hace mucho tiempo que deje de verla de esa manera, ahora es solo mi mejor amiga. Pero entre ustedes talvez pueda haber algo más.
Matt miró a Tai como si estuviera diciendo una locura imposible de realizar.
Matt: ¿Cómo crees? Eso es imposible.
Tai: ¿Por qué? Tú le gustas, ya solo falta que a ti también.
Matt: Pero.
Tai: No me digas que Sora no se te hace linda.
Matt: Claro que sí, Sora es una chica muy linda pero… No sé, nunca la había visto de esa manera, además.
Matt no pudo terminar de hablar ya que la puerta del salón se abrió y dejó entrar a una desanimada Sora, lo cual llamó la atención de ambos chicos. Era raro verla así, Sora siempre llegaba con ánimos y ahora se miraba totalmente diferente, desanimada y sin ganas de sonreír. La chica llegó hasta su asiento y se sentó sin siquiera saludar a sus amigos que la habían seguido con la mirada desde la puerta hasta su escritorio que se encontraba justamente enfrente del de Tai.
Tai: Hey Sora ¿Qué te pasa?
Sora saludo desanimada, sin darle importancia a la pregunta de su amigó y recostó su cabeza sobre su mochila posada en la paleta del pupitre. Tai aprovechó que la chica no los miraba y le dio un codazo a Matt y le dijo en una voz casi inaudible que aquella era su oportunidad , el rubio lo miró con reproche de que no siguiera con sus locas ideas pero Tai lo ignoró y salió del salón dejando solo a Matt con Sora. El ojiazul intentó detenerlo pero el moreno no le hizo caso en cambio solo le guiño un ojo y desapareció del lugar. Matt fijó su mirada nervioso en Sora y después de unos segundos suspiró resignado a la situación.
Matt: Sora… ¿Te sientes bien? Te noto deprimida.
Sora: Me volví a pelear con mi mamá.
Contestó la chica sin siquiera mirarlo, Matt miró un poco más relajado a Sora, al parecer no era nada grave como él imaginaba, las peleas de Sora con su mamá eran muy constantes así que con unas palabras de aliento ella se sentiría mejor.
Matt: Ya veo. ¿Quieres salir al patio, para que hablemos?
Sora no dijo nada solo asintió con la cabeza y se levantó de su mesabanco para dirigirse a la salida del salón seguida por su amigo.
En los pasillos del segundo piso Mimi seguía hablando con Michael.
Michael: Cuando llegue murmurabas algo, como el nombre de una persona.
Mimi pareció sorprendida por la pregunta del chico, recordó el aparente sueño que había tenido antes de que llegara Michael, pero no le dio importancia, estaba convencida de que aquello era solo su imaginación.
Mimi: eh? ¿Enserio? No lo recuerdo.
Michael: Pensé que talvez era el nombre de tu novio.
Preguntó temeroso de la respuesta el chico, pero disimuló a la perfección. Mimi se sonrojó totalmente por la pregunta de Michael, hasta podía jurar que salía humo de sus orejas de lo roja que estaba, pero se tranquilizó mentalmente y con una hermosa sonrisa negó tener algún novio lo que provocó una sonrisa de satisfacción en el rubio pelo chino que hizo que Mimi quedara embobada viéndolo.
Michael: Que extraño.
Comentó Michael más para si mismo que para Mimi, pero hizo que esta se despertara de su ensoñación.
Mimi: ¿Por qué lo dices?
Michael se asombró de que Mimi hubiera alcanzado a oír su comentario y se sonrojo levemente pero se logró controlar y esbozó una gran y tierna sonrisa a su interlocutora.
Michael: Porque pienso que eres una chica muy linda.
Mimi se sonrojó a más no poder y en una acción de vergüenza tomó su cara con ambas manos y se volteo hacia otro lado totalmente roja y emocionada del coqueto comentario de su amigo, no podía creer que Michael pensara que ella era linda, aquello era como un sueño hecho realidad.
En aquel mismo instante Matt bajó las escaleras junto con Sora, volteo a ver a la parejita que estaba en el pasillo pero no logró reconocer a Mimi puesto que estaba volteada y continuo su camino junto con Sora mientras que Mimi de la emoción por las palabras de Michael ni siquiera se había percatado de la presencia de los dos chicos que pasaron por detrás de ellos.
Mimi seguía soñando con la sonrisa de Michael, cuando de pronto sintió como este la tomó de la mano, ella lo miró fijamente centrando sus ojos color caramelo en los de él de un azul cielo hermoso, se sonrojó suavemente y le preguntó a Michael que pasaba, el sonrió de una manera coqueta y se le declaró.
Michael: Mimi… No me importa si amas a otro, yo quiero que sepas que te amo, te he amado siempre, y quiero pedirte que seas mi novia, di que aceptas ¿sí?
Mimi: Si, claro que si.
Mimi cerró los ojos y se acercó a Michael para sellar aquellas palabras en un dulce y suave beso que los uniría a los dos para siempre. Faltaban tan solo unos escasos milímetros para que besara los labios de Michael cuando fue la voz de este mismo el que la despertó de su fantasía.
Michael: ¡Mimi! ¡Mimi!
Mimi abrió los ojos y se dio cuenta de que todo aquello había sido un sueño, ella se encontraba besando el aire mientras que Michael la miraba extrañado.
Michael: ¿Te encuentras bien?
Mimi asintió apenada y se disculpó lamentándose mentalmente de que aquel mágico momento hubiera sido un sueño provocado por su amplia imaginación, debía de aprender a no soñar despierta frente a las demás persona, más si esa persona era Michael.
En el patio de la escuela Matt se encontraba junto con Sora caminando por los jardines de la escuela. Esperó unos minutos para que ella empezara a hablar por iniciativa propia pero al no ver respuesta por parte de la chica, decidió preguntarle que era lo que había pasado con su mamá que la tenía tan triste. La chica miró a los ojos de su amigo y después desvió la mirada al suelo un poco apenada. Empezó a relatarle que su mamá no la quería dejar ir al siguiente concierto del rubio lo cual extrañó mucho a su amigo, le peguntó la razón y ella comenzó a explicarle que su mamá pensaba que casi no pasaba tiempo en la casa y que con la practica de tenis a veces solo llegaba a dormir, y aquello molestaba mucho a su mamá. Él trato de animarla diciendo que aquello era normal, que era una chica joven y que tenía que disfrutar su juventud todo lo que pudiera. Finalmente ambos llegaron a una banca bajo un árbol y se sentaron, ella suspiró, sabía que Matt tenía razón, debía disfrutar su juventud al máximo pero aquello era algo que su mamá no comprendía.
Sora: Lo sé, pero mi mamá no piensa igual.
Matt: Entonces, si el concierto te va a causar tantos problemas no vayas, yo entiendo.
Finalizó comprensivo Matt, sabía que lo que necesitaba su amiga en esos momentos era apoyo y no otro reproche, pero Sora no lo tomó de la misma manera, ella volteo a verlo rápidamente con una cara de asombro y a la vez de susto. Matt se dio cuenta de aquella expresión y rápidamente trató de arreglar las cosas antes de que hubiera un mal entendido.
Matt: No quiero decir que no me importa si vas o no, es solo que yo entiendo que no puedas ir, claro que me encantaría que estuvieras ahí, pero cuando no se puede, pues no se puede, no quiero que te sientas obligada a ir. ¿Entiendes lo que quiero decir verdad?
El semblante de Sora se suavizó y dibujó en sus labios una tierna sonrisa que calmó al rubio.
Sora: Sí te entiendo Matt, y muchas gracias, pero mi mamá debe comprender que no puedo estar todo el día encerrada en mi casa, que tengo una vida y que debo vivirla.
Matt: Pero no me gustaría que tuvieras problemas con tu mamá por mi culpa.
Sora: Pero no es tu culpa Matt, Así que no tienes por que sentirte mal, y no te preocupes; por nada del mundo me perdería tu concierto.
Finalizó Sora con un amplia sonrisa que dibujó en el rostro de Matt otra sonrisa igual de amplia.
Matt: Bueno entonces espero verte ahí.
Sora: Tenlo por seguro.
Matt: ¿Es una promesa?
Sora: Sí una promesa.
Ambos juntaron sus meñiques en señal de que aquello era una promesa y siguieron hablando de otros temas banales, hasta que sonó la campana y ambos tuvieron que ir a su clase.
Era el final del día para el salón de Mimi y ella junto con Yumi su amiga de toda la vida, Izzy a quien también conocía desde que eran niños y Michael que era su amor platónico, iban caminando por el patio de la escuela con dirección a la salida.
Yumi: Miren lo que tengo .
Comentó emocionada una chica pelirroja de cabello ondulado, corto por encima de los hombros, y de ojos color verde, al mismo tiempo que levantaba entre sus manos un CD para mostrárselo a sus amigos.
Michael: ¿Qué es Yumi?
Yumi: El nuevo CD de Matt Ishida.
Contestó emocionada la chica, dando pequeños brinquitos y abrazando el objeto entre sus brazos.
Mimi: y ¿Él quien es?
Preguntó con total ingenuidad la castaña provocando que el festejo de su amiga terminara en ese momento y esta le dirigiera una mirada asesina a la castaña.
Yumi: ¿No lo sabes? Es un famoso cantante de rock que además es muy guapo.
La atención de Yumi se desvió por completo al mencionar el nombre del famoso cantante y entró en un estado de ensoñación que Izzy aprovechó para explicarle a su amiga quien era ese famoso Matt Ishida.
Izzy: ¿No habías oído sobre él Mimi? Va en nuestra escuela.
Mimi: ¿Enserio?
Izzy: En el tercer piso, creo que es del segundo E.
Aquella información llamó por completo la atención de Mimi y arrebató de las manos de su soñadora amiga el CD para sacar el pequeño libro de canciones que incluía el CD y dedicarse a ver las fotos del rubio mientras seguía con su camino, pero nuevamente sin darse cuenta cayó en ese estado hipnótico y perdió la noción de donde se encontraba y del tiempo.
Japón año 1606
Mimi: Necesito hablar con Yamato, suéltame por favor Andrew.
Le pidió por tercera vez Mimi a Andrew, pero este al contrario de lo que pedía la apretaba más contra su cuerpo.
Andrew: ¿Por qué tanta urgencia en verlo Mimi? Ya lo sabes ¿Verdad?
Mimi: No sé de que me hablas.
Mintió Mimi intentado zafarse del agarre de Andrew, pero este la sujetó más fuerte e hizo que volteara a verlo por la fuerza, después posó dos de sus dedos en la frente de Mimi y un talismán que colgaba de su pecho comenzó a brillar con fuerza permitiéndole adentrarse en los recuerdos de Mimi. Después de unos segundos retiró sus dedos de la frente de Mimi y sonrió satisfecho al ver que aquel talismán que le habían obsequiado aquellas dos jóvenes brujas funcionaba y ahora era capaz de ver los pensamientos y recuerdos de las demás personas. Sintió como Mimi se debilitó en sus brazos y la sostuvo con cuidado para que no cayera, de seguro aquello también era obra de aquel poderoso talismán.
Andrew: Por lo que veo tú oíste mi conversación con aquellas brujas. Supongo que ya sabes lo que le pasara al príncipe Yamato en el brindis.
Mimi: ¿Por qué lo haces?
Preguntó Mimi débilmente sosteniéndose de Andrew para no caerse. Andrew tomó con delicadeza la barbilla de ella y la miro fijamente.
Andrew: Sabes de sobra porque lo hago.
Mimi no contestó, solo bajo su mirada al suelo, pero Andrew la obligó a verlo nuevamente.
Andrew: ¿Por qué tuviste que enamorarte de él?
Mimi: No lo mates por favor.
Mimi no pudo más y rompió en llanto suplicando por la vida de Yamato. La cara de molestia en Andrew no se hizo tardar, ¿por qué Mimi no podía quererlo a él como quería al príncipe?
Andrew: ¿Por qué no lo haría?
Mimi: Me casare contigo sí no lo haces.
Andrew: ¿Tanto así lo amas?
Preguntó con amargura Andrew, al ver lo que Mimi estaba dispuesta hacer cualquier cosa por la vida de Yamato.
Mimi: Por favor… Además no tiene caso que lo mates de todas formas … Él está enamorado de la princesa Sora…
Andrew sonrío por la ingenuidad de la chica y clavó sus ojos en ella para después acariciarle una de sus mejillas sin quitarle la vista de sus ojos.
Andrew: Pero que ingenua eres mi querida Mimi. Además aunque te casaras conmigo, sigue habiendo un problema.
Ella lo miró sin comprender bien de que hablaba y dejó que continuara con lo que iba a decir.
Andrew: Tú lo amas. Y yo no quiero solamente tu cuerpo, si no que también quiero tu corazón.
Andrew soltó a Mimi y tomó el rostro de la castaña con ambas manos, ella solo lo miró atenta y con una mirada llena de tristeza, por más que ella lo quisiera le resultaba imposible corresponder a los sentimientos de Andrew.
Andrew: Quiero que me ames como yo a ti. Y mientas Yamato este aquí tú no dejaras de amarlo aunque se case con la princesa Sora. Es por eso que tengo que deshacerme de él.
Mimi: Pero… Aunque lo mates, Yo no dejaría de amarlo.
Contestó con tristeza Mimi y bajó su mirada al suelo. Andrew bajó sus manos hasta los hombros de la chica y sonrió con malicia.
Andrew: Eso no importa, yo haré que olvides todo lo relacionado con él y será como si Yamato Ishida nunca hubiera existido.
Mimi: ¡No! ¡No puedo permitir que lo mates!
Gritó Mimi intentando zafarse, pero lo único que logro fue que él la sujetara por las muñecas y no por los hombros.
Andrew: Y yo no puedo permitir que eches a perder mis planes.
Las dos mujeres que antes se encontraban en la habitación con Andrew aparecieron atrás de Mimi. La de cabello largo y rosado tomó a Mimi por la cintura y la apartó un poco de Andrew que aun la sujetaba de las muñecas.
Andrew: Llévensela a mi cuarto y tranquilícenla por nada del mundo quiero que vea a Yamato. ¿Entendido?
Ordenó el chico de cabellos negros.
Kaira: Sí señor.
Contestó la que sostenía a Mimi y solo fue cuestión de minutos para que las dos brujas desaparecieran con Mimi ante los ojos de Andrew.
Japón año 2006
Mimi caminaba enajenada de lo que sucedía a su alrededor, ignorando por completo lo que decían sus amigos, parecía encontrarse en otro mundo muy lejano. La castaña continuó su camino, iba cruzar la calle sin darse cuenta de que un enorme troque venía a toda velocidad en dirección a donde la chica se encontraba, el troque pitó para que la chica se quitara pero ella no pareció escucharlo, volvió a pitar al encontrarse a una distancia ya muy corta de ella y lo único que se pudo escuchar después fue el grito de Michael llamándola.
Michael: ¡Mimi! ¡Cuidado!
CONTINUARA...
Mimato196
Mayo 2007
