Te amaré por siempre.

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Marshall recuerda, recuerda sus ojos brillantes, mirándolo con fijeza. Su cabello rubio danzando al son de la suave brisa y sus suaves labios presionándose contra los suyos propios, besándolo con suavidad. Añora la blanca y suave piel rozar contra la suya y el solo recordar qué era sentirse entre sus brazos, en un agarre cálido y cariñoso, lo atormenta en silencio.

Marshall sonríe, en una rota sonrisa. De sus ojos se esparce una fina lágrima que cae por su mejilla y perece en su mentón, la única que ha dejado escapar desde que ella ya no está. Él no debe llorar, lo había prometido. De sus labios escapa un bufido y, sin desaparecer la sonrisa, utiliza las palmas de sus manos para quitar la hierba y el musgo de aquella lápida fría e inestable. Bajo el verdín las letras brillan nuevamente y él se reincorpora, apartando la mirada.

No puede observar fijamente aquél nombre. Tan solo leerlo le causa un dolor profundo en su pecho y no soporta estar en esa situación. Ni siquiera recuerda hace cuanto ha sucedido aquello, pero el momento está grabado en su mente, como estacas que se clavan en su corazón y se niegan a abandonar.

Y eso duele, hasta para un vampiro.

—Lo siento, Fi —susurra, agachando su cabeza, apenado. (No lo sientas, Marsh).

—He hecho todo mal —su voz se corta y traga en seco. Siente el nudo en su garganta producirle una incomodidad al hablar, y eso le molesta. ¡El no debería llorar! (No, lo has hecho bien, mejor que bien).

—Te extraño —se quiebra. Ninguna lágrima escapa de sus ojos, pero siente su corazón palpita rápidamente, aún sin bombear sangre. (Yo aún más, Marshie).

Marshall vuelve a arrodillarse, y toca con las yemas de sus dedos las letras sobresalientes. 'Fionna la Humana. Aventurera, heroína. Excelente hermana y esposa'. Él mismo cree en plenitud en el significado de esas palabras exactas.

Él recuerda con dolor su sonrisa. Sus labios rosados ensancharse en una curvatura divertida, alegre o sensual. Sus besos suaves, sus abrazos cálidos, sus caricias electrizantes. Su primera vez, su segunda vez y nunca hubo una tercera, pues el destino no lo quiso así, y Marshall se arrepiente, en todo momento, de no haberse atravesado en aquél ataque que le cobró la vida a Fionna, el día después de su boda.

Aquellos recuerdos lo lastiman, pero no los quiere olvidar, puesto que su última sonrisa fue la mejor, a pesar del hilillo de sangre que se deslizaba por uno de los costados de sus labios y la leve curvatura que la conformaba, negándose a irse con una expresión de tristeza en su rostro. Terca, valiente, tonta.

Las últimas palabras, un te amo y un adiós, para siempre.


Editado: 22/7/2013.

Gracias por sus reviews :D