Disclaimer: Los personajes no me pertenecen.
Esta historia ha sido corregida por Adhy Rosier Moon. E inspirada por Marishka Draculia y Albus Severus Potter.
Albus dio vueltas por el despacho de su padre. Sabía que Mar estaba en el Ministerio, con el odioso Vlad. Habían ido a reunirse con el ministro para algo y Mar debía ir con Vlad. Su parte racional lo sabía, pero…no soportaba que estuviera cerca de ella. Era así de simple.
Oyó voces en el pasillo y espió por una rendija. Lo que vio le hizo hervir la sangre. Vlad tenía a Mar cogida del codo, como una niña díscola que mereciera un castigo. Vlad no tenía derecho, ningún derecho a tratarla así. De hecho, Vlad no tenía ningún derecho a tocarla, fuera su creador o no, fuera voivoda o no, porque Mar ya no le pertenecía. Mar le pertenecía a él igual que él le pertenecía a ella. Era así de simple.
De repente, Vlad dejó una caricia en el rostro de la princesa y, aunque ella retiró la cara, Albus apretó los puños. Cerró los ojos y cuando los abrió, Mar estaba sola en el pasillo. Con el rostro meditabundo.
Abrió la puerta y tiró de ella hacia dentro del despacho, acorralándola contra la puerta en cuanto la metió dentro. La besó con furia, con saña, y Mar al principio se sorprendió. Pero aun así, supo que era Albus y respondió.
Enzarzados en una lucha, fueron dando tumbos por todo el despacho, derribando estanterías, cayendo libros al suelo, mezclando papeles. Sus manos buscaban cada centímetro desnudo de piel. A ciegas, llegaron al escritorio, y con un solo movimiento del brazo, Albus lo despejó. Todos los informes, las fotos…todo lo que Harry tenía en el escritorio, cayó hecho un amasijo al suelo.
Recostó a Mar en el escritorio, sin dejar de besarla, mientras le levantaba la falda y le desgarraba la ropa interior. Ansiosamente, buscó el cierre de su pantalón y se lo bajó de un tirón, junto a los bóxer, y la penetró de un golpe. Empezó a moverse rápidamente sobre ella, haciéndole el amor con desesperación. Marcándola como suya. Y ella le respondía con la misma ansia, la misma pasión, marcándolo a su vez como suyo.
Alcanzaron el orgasmo demasiado rápido, quizá. Albus apoyó la frente en la de Mar.
- Lo siento- de verdad lo sentía. Había sido demasiado brusco, demasiado…Vlad.
- No digas tonterías- Mar acarició su rostro con ternura.
Se levantaron y miraron el desastre en el que se había convertido el despacho. Todos los papeles revueltos, el escritorio roto, las fotografías por el suelo. Y se echaron a reír.
- Tu padre va a matarte.
- No sabe que estoy aquí.
Aún riéndose, se vistieron rápidamente. Antes de salir, se dieron un breve beso y después cada uno se dirigió hacia un lado del pasillo.
