Holaaaaa :D Pídeme esta volvió esta Primavera/Otoño con un nuevo fic que tiene por tema algo que todos hemos hecho o sufrido, el bullying xD Y si, no se hagan los locos xDDD Todos alguna vez hemos hecho bullying o lo hemos sufrido :B
Y antes de seguir con el blablá... FELIZ CUMPLEAÑOS ATRASADO FATYYYYYYYYYYYYY *-* Linda, no nos olvidamos de ti :D Esperamos de todo corazón que te guste mucho y te rías con él, tanto como nosotras nos reímos escribiendo :B Felicidades por tus 17 añitos! Estás en la flor de la vida *^* Nos sentimos viejas u_u No, mentira xDDDD Seguimos siendo sensuales 1313
Bueno, ahí está. Ámenlo y disfrútenlo ;D
Disclaimer: Digimon no nos pertenece, por eso somos tan antipáticas.
Bullying a Sora
Capítulo 1: Perra y Traidora, la amistad perfecta.
Tan solo llevaba un día en la primaria y ya se encontraba llorando… Quería a su mamá, seguramente ella podía abrazarla y decirle que todo estaba bien… Quería a su papá, él no dejaría de repetirle que las princesas lindas no lloraban, y le podría comprar otra muñeca, pero ninguna muñeca podía reemplazar a su Barbie favorita.
—¿Por qué estás llorando?
La pregunta de la niña en frente suyo la sacó de sus pensamientos y provocó que su llanto parara por unos instantes. Levantó su cabeza que había permanecido apoyada sobre sus rodillas entre sus brazos, para ver a quien le hablaba. Lo que más le llamó la atención, mucho más que su cabello rojizo, fue la extraña preocupación que mantenía hacia ella. Comenzó a sollozar de nuevo al recordar por qué había estado llorando.
—U-unos… niños se, se, se lle…varon m-mi… BARBIEEEEE.
Y así habían vuelto los llantos, pataleos, gritos y todo lo que comprendía el enojo y tristeza de una niña de 6 años. La niña frente a ella la vio como si el fin del mundo se acercase, y lo era… Una Barbie, para una niña era un tesoro irremplazable.
—¿Quién lo hizo? —preguntó la pelirroja totalmente decidida.
Ella por su parte la miró con curiosidad de sus actos, limpió su carita de las lágrimas que brotaban regularmente de sus ojos con ambas manos y comenzó a buscar con la mirada a los bravucones que le habían provocado semejante tortura. Cuando finalmente los halló, los señaló con su pequeño índice. Vio como la niña volteaba en la dirección a la que ella había apuntado y muy decidida caminaba hacia los secuestradores de su Barbie. La observó por unos segundos alejarse, y ella no se quedaría ahí, también era curiosa, quería saber qué gran castigo tendrían esos malvados seres.
Unos metros más allá, a las orillas de un gran árbol se encontraban los malvados secuestradores de su Barbie, ambos niños eran poseídos por la maldad que se hacía notar en sus rostros. Los dos cavaban muy afanadamente un hoyo en la tierra, cuando habían acabado ya, el moreno tomó a la pequeña muñeca, la puso despiadadamente en el orificio recién construido y la tapó con unas cuantas hojas secas que había recolectado de por ahí cerca, mientras su rubio amigo cubría su boca con ambas manos y reía muy cómplice. Se disponían a tapar a la pobre e indefensa Barbie con la tierra que habían sacado anteriormente cuando su atención fue llamada por la pelirroja.
—Devuélvanme la Barbie. —habló amenazante la chica.
—No te metas Sora. —le espantó el rubio, algo que ella tomó como un insulto.
La pequeña castaña, ya sin lágrimas en sus ojitos, se dedicaba a ver a aquella defensora de la justicia reclamar por los derechos de su Barbie, aunque a los niños parecía poco importarle
—¡Devuélvemela!
—¿Y si no queremos? —se levantó desafiante esta vez el moreno. —¿Qué vas a hacer?, ¿Golpearnos? —preguntó irónico con sus dos manos sobre sus caderas. —No puedes golpear a tu novio, eso no hacen los novios.
Ella había sido testigo de toda la escena. El chico moreno se había parado amenazante frente a la niña, que en menos de un segundo ya le había plantado un fuerte golpe en medio de su pecho, provocando que cayera sentado en el suelo, en tanto el rubio miraba con sorpresa la acción, su mirada azul se alternaba entre su amigo y la niña ruda que tenía en frente y que había botado a su amigo. Luego la pelirroja caminó unos pasos y se agachó para alcanzar su Barbie y sacarla del suelo, la limpió un poco con su manito y se la extendió a ella sonriéndole.
—Gracias… —habló respondiéndole también la sonrisa a su salvadora.
—¿Quieres ir a jugar? —preguntó dulcemente la niña, a lo que ella tímida aún asintió con una amplia sonrisa.
Una suave risa había escapado de sus labios. Así había sido como su preciada amistad con su mejor amiga del alma había comenzado, a su tierna edad de 6 años y con los 12 años que habían transcurrido desde entonces, no había cambiado en lo más mínimo, es más, cada vez se hacía más y más fuerte, más indestructible… O eso era lo que ella creía…
—Ishida, Yamato. —anunció el profesor, a lo que, segundos después, Matt se levantaba de su asiento para subir a la tarima del escenario, estrechar la mano de su profesor y las personas presentes junto a él, tomar su diploma, saludar, y volver a su asiento recibido por todos los aplausos de sus compañeros, sus familiares y también sus amigos, entre los cuales se encontraba ella, aplaudiendo muy efusivamente.
Ésta vez fijó su vista en una chica que se encontraba unos cuantos asientos más atrás que su amigo, sonrió al verla tan nerviosa, jugando con el borde de su falda y de vez en cuando soplando el cordón de su gorro de graduación. Sin pensarlo más, sacó su celular y tecleó rápido un mensaje para ella. Supo que lo había recibido cuando la vio más nerviosa aún revolver sus bolsillos, y supo que la había ayudado a calmarse cuando volteó hacia ella con una gran sonrisa. Mimi levantó ambos pulgares para darle ánimo y hacerle entender que nada podía salir mal.
—Takenouchi, Sora. —habló una vez más el profesor, y junto a esto, como en todas las ocasiones, todos sus compañeros de pie, aplaudiéndole mientras subía a la tarima, saludaba, recibía su diploma, posaba para la foto y bajaba.
Ella nuevamente sonreía. Su amiga ya era toda una adulta, se estaba graduando de la preparatoria, ahora nuevos retos la esperaban en la universidad, sería una universitaria, ¡su mejor amiga era universitaria! En cambio ella, tendría que sufrir una vez más todo un año entero sin su casi hermana del alma, así como lo había vivido en su último año de primaria y también en su último año de secundaria, ahora no sería la excepción…
Su sonrisa se amplió cuando por fin vio a su amiga acercarse hacia la salida de su facultad, pero no venía sola, ni seria, al contrario… Su expresión poco a poco comenzó a cambiar.
—Hola mi amor. —saludó Matt abrazando a su novia por la cintura. La verdad es que no fue por haber sido una mala novia, al contrario, siempre ella estaba preocupada de lo que le pasaba a su novio, si él necesitaba tiempo a solas, ella no tenía ningún problema en dárselo, no como otras novias celosas que conocía que llamaban a su pareja cada cinco segundos por cualquier cosa, pero realmente, ésta vez, no se había percatado de la presencia del rubio hasta que la había abrazado… ¿Se estaba convirtiendo en una novia mala?
—Hola. —saludó sonriente en un intento de ocultar su preocupación.
Había sido el primer día de sus amigos y su novio en la universidad, sabía que Matt y Sora salían a la misma hora, sin embargo Tai saldría un poco más tarde, por lo que tendría que ir solo al lugar donde habían dispuesto ir a comer. Y claro, en efecto, Matt estaba ahí, Sora estaba ahí, pero había otra persona que no le cuadraba en su esquema… ¿Quién era esa?
Achicó sus ojos a medida que ambas chicas se iban acercando. A decir verdad se le hacía bastante extraño ver a Sora sin el uniforme de la preparatoria, es decir, la mayor parte del tiempo la veía en la escuela, tener que coordinar ahora para verla le resultaba sumamente extraño, y mucho más extraño le parecía que su mejor amiga anduviera feliz de la vida comentando cosas y riendo con OTRA chica. Haciendo memoria, ella era la única amiga de la pelirroja, además de la hermana menor de su novio, Hikari, a quien conocía de pequeña y la novia de Ken, Miyako, pero básicamente porque la veía en reiteradas ocasiones. Ella no era de andar buscando amigas, siempre se había llevado mejor con los chicos, bastaba con verla junto con Matt y Tai… Con ella había sido un caso especial.
¿Por qué se reía tanto con esa chica? ¿Cómo era que le caía bien en tan poco tiempo?
Apenas había tenido la oportunidad de verla 10 segundos y ya la detestaba.
—¡Hola amiga! —ahora era ella quien abrazaba a su amiga, prácticamente había tenido que corretear a Matt para poder hacerlo. La saludó con un beso en la mejilla y luego se separó sonriente y feliz de verla. El sentimiento era mutuo.
—¿Ella es tu mejor amiga? ¡Es una bebé! —habló la otra chica, juraba que con ese tipo de comentarios iba a caerle bien… Qué estúpida.
—No es ni siquiera un año menor que yo. —defendió Sora manteniendo su sonrisa. —Mimi, ella es Mariko…
—¡NA! Jijiji —pensó ella, y si quería que sus pensamientos permanecieran ahí, en su cabeza, donde debían estar, tenía que mantenerse seria, o al menos tratar, por lo que oprimió sus labios inmediatamente cuando estos formaron una sonrisa.
Luego de intercambiar unas cuantas palabras más, Sora y la yegua de despidieron, ésta última se fue quizás adonde, la verdad no le importaba ni en lo más mínimo, solo quería pasar un rato agradable con sus mejores amigos y su novio.
Había pasado el tiempo, Tai ya había llegado al lugar acordado, sin embargo, lo único que había escuchado decir a los tres, eran solo elogios para esa recién aparecida de Mariko… ¡NA! ¿Qué tenía esa tonta que no tuviera ella? Era linda, carismática, amable, sensible, buena amiga, honesta, comprensiva, tímida y reservada… ¿Qué más querían de ella?
Así como ella lo veía, lo único que quería esa maldita aparecida era quitarle su puesto como amiga de Tai, mejor amiga de Sora, y quizás también como la novia de Matt, porque sí, él también había contribuido con unos cuantos halagos para "ESA" ¿Acaso no tenían nada mejor que hacer? Ni que la tipa esa sea tan linda, graciosa o inteligente… Al parecer esa arpía estaba en plan de quitarle a sus amigos, aquellos que conocía desde hace los seis años, aquellos con los que había pasado su infancia y su adolescencia. No estaba dispuesta a perderlos por una roba-amigo, roba-mejores-amigas y además roba-novios. Maldita… ¡MALDITA!
—¿De qué hablas? Es muy simpática.
"Muy simpática" Estaba más que visto que la muy maldita ya le había lavado el cerebro a su novio. Ella entrecerró sus ojos dejando al descubierto que para nada le había parecido una buena idea de parte de Matt.
—Dale una oportunidad… ¿Por mi?
Lo odiaba… Mentira, no podía odiarlo, pero odiaba que usara esa cara para obligarla a hacer lo correcto cuando era más que obvio que ella no quería hacerlo. No quería conocerla, no quería saber lo simpática, amable, cómica, divertida e interesante que era ella, mucho menos quería darle una oportunidad… Pero Matt había dicho las palabras mágicas "¿Por mi?" Mimi apretó la mandíbula y puso en blanco los ojos. Apenas su novio vio aquel gesto la abrazó en un intento de apaciguar en cierta medida el hecho de que con su expresión prácticamente la haya obligado a intentar llevarse bien con aquella mujerzuela que intentaba quitarle a su mejor amiga.
—¿Lo harás?
—Claro que si, amor… Solo si tú haces algo por mi también.
—Por ti, lo que sea. —habló él casi en un romántico susurro mientras entrelazaba sus manos.
—No le hables. —pidió la castaña con la misma expresión que había utilizado él antes. Matt levantó ambas cejas.
—¿En serio? —preguntó irónico y Mimi suspiró rendida y volvió a rodar sus ojos.
—OK…
Recibió una cálida sonrisa de parte de su novio, además de un tierno beso en los labios antes de despedirse de ella. Por su parte mantuvo la misma sonrisa de niña enamorada hasta que el rubio salió del departamento y cuando ya estuvo lo bastante lejos para escucharla, cerró la puerta de golpe, empleando toda la fuerza interior que puso sacar en ese momento de gran enojo.
—¡PERRA!
Le estaba quitando a su mejor amiga y ahora más encima tenía a SU novio de su lado. Sin duda esa "Mariko"¡Na! Era el perfecto ejemplo para la definición de la palabra Perra, en todo su esplendor.
Ya llevaba casi una hora de retraso, la verdad no tenía moral para criticarla ni nada parecido, ella era la reina y soberana de la impuntualidad, no Sora. Suspiró. Aún no entendía en qué momento Matt la había convencido para organizar algo con Sora y su nueva amiga, se maldijo ella misma por ser débil. Ella no quería tratar a esa entrometida, le daba mala espina desde que la vio.
Pero se dio cuenta de que estaba juzgando mal, muy mal. Ella no era de esa clase de personas que hablaba mal de la gente, ni mucho menos llegaba a odiarlas, por más que se lo merezcan, y si apenas la había visto y cruzado palabra con esa chica, habría que darle una segunda oportunidad para ver qué tal. Por Matt y por el bien de su amistad con Sora… ya se estaban tardando mucho, estaba sola como hongo en la heladería la favorita de ella y su mejor amiga.
¿Qué le costaba enviarle un mensaje diciendo voy a llegar tarde luego te explico por qué? Pero ya había pasado poco más de una hora y la pelirroja no daba señales de vida, tan clara que fue diciendo la hora y el lugar. Y según Sora, la susodicha, había aceptado gustosa salir con ellas dos. ¿Existía la remota posibilidad de que su mejor amiga la haya dejado plantada?
Tomó dos bocanadas de aire, tratando de evitar ponerse verde de coraje. Si al final la Marikona influyó en Sora e hizo que cambiara de opinión para dejarla plantada. Si ella es la causante de desatar una guerra civil, de formar el enorme abismo entre ella y su mejor amiga. De seguro se hacia la linda frente a todos, pero aprovechaba de estar a solas con la pelirroja para cambiar e interceptar en todas las decisiones de ella. Peor, y si la convencía de dejar hacerla a un lado, de ponerla en su contra…
—Amiga —escuchó tras de sí. Era Sora. La castaña sintió como su respiración volvía hacer normal, su mejor amiga llegó tarde pero llegó.
—Amiga —sonrió —¿Por qué se tardaron tanto? ¡Tengo rato esperándolas! —comentó una vez que tuvo a las dos frente a ella.
Sora y su nueva amiga se voltearon a ver. Era esa mirada que reflejaba la complicidad de las dos mejores amigas del mundo. Mimi hizo una mueca de desagrado ¡Ni una semana tenían tratándose y ya eran cómplices! Mariko no perdía el tiempo, escalaba rápido la maldita sanguijuela.
El mundo de la tímida y reservada castaña se puso de cabeza cuando las dos muchachas que estaban frente a ellas soltaron unas risas pícaras. Sentía celos y muchos celos, Sora solamente hacia eso con ELLA.
—Fuimos de compras —aparte de acaparadora es una metiche. Le mostró las bolsas que cargaban.
Atónita abrió completamente sus ojos. ¡La peor de las traiciones! Quiso gritar, golpear, llorar, matar, correr, romperles las compras, destruir todo. Las bolsas eran de su tienda favorita. El mundo se le vino encima, sintió como caía en un agujero negro sin fin. La tierra simplemente dejó de girar.
Enderezó su postura. —¿Perdón? —¿escuchó bien? ¿su mejor amiga se fue de compras sin ella? Miró a Sora, quien sonreía descaradamente, la castaña supo que ignoraba el daño que le había causado con esa relevación.
—Fuimos de compras —dijo con una enorme alegría.
No se daba cuenta que la estaba matando con pequeños golpes. Le clavó algo en el corazón y ella misma era quien estaba remoliendo todo. No sabía que dolía más, si la deslealtad de su mejor amiga o que ella simplemente no se diera cuenta de su dolor. ¿Por qué no la invitó? Si la hubiese llamado antes, ella las acompaña con mucho gusto. Por favor, Sora la conocía bastante bien, sabía a la perfección que no se negaría a encontrarlas en la tienda. Además tenerla ahí esperando, casi le salen raíces, demostró una cosa: Sora ya no prefería estar con ella. Ahora prefería a la desgraciada de Mariko.
De seguro esa gata, que camina en dos patas, intervino para que su mejor amiga la excluyera de sus planes… primero era una ida al centro comercial. Luego sería cruelmente excluida de la vida de su mejor amiga, de su amigo y quizá de su novio.
Sonrió fingidamente. No quería ni que le mostraran lo que compraron, lo único que quería hacer era salir corriendo, que la tierra se la tragara y no la regresara. Todo eso era indigno de ella. Sacaría sus dotes histriónicos a flote para ocultar sus sentimientos. Por nada del mundo le demostraría a esa mujer que está acabando con ella.
Mimi se admiró por poder guardar la calma ante esa situación. —Me alegró que hayan comprado muchas cosas —si Sora no se tomó la molestia de darle explicaciones por las cual no le mandó un mensaje diciendo que se demoraba, ella no se las pediría. Si a ella no le importa dárselas, a ella le importa menos pedírselas —vamos a pedir un helado.
—Pase. —permitió cuando sintió que golpeaban su puerta.
Y así lo hizo Satoe, quien cuando vio a su pequeña sentada con ambas piernas cruzadas sobre su cama, jugar tristemente con su osito de felpa, sintió que se le partía el alma. —Cariñito, ¿estás bien? —la respuesta era un obvio "no" y lo confirmó cuando la castaña alzó la mirada hacia su madre, tenía los ojos rojos y llorosos. Inmediatamente se sentó junto a su hijita querida y la envolvió en un abrazo de oso maternal. A penas lo hizo, Mimi comenzó a llorar de nuevo y ella sintió que le destrozaban cruelmente el corazón. ¿Había alguien tan cruel en el mundo que disfrutaba haciendo sufrir a su retoño? —¿Qué pasa querida? Sabes que puedes decirme lo que sea, ¿cierto? ¿Problemas con Matt…? —ella negó.
—Peor… —fue lo único que puso formular antes de que su voz volviera a flaquear y ser interrumpida por sollozos.
¡¿Peor?
—Sora… —los sollozos amenazaban cada vez más con no dejarla hablar. —ella… ¡Ella tiene una nueva mejor amiga!
Llanto, era lo único que se podía percibir en la rosada habitación. Satoe abrió sus ojos con mucha impresión.
—Todo porque ahora está en la universidad y necesita cambiar de aire y de amistades… Yo soy muy inmadura para su nuevo mundo… —hablaba sin esperazas ella, lo cual cada vez desgarraba más y más el pobre corazón de su madre, a tal punto que ya en pocos segundos estaba segura que se pondría a llorar con ella. —Además, su nueva amiga está en la misma carrera que ella, les gustan las mismas cosas, y… ¡Y van de compras sin mi! —exclamó volviendo a estallar en llanto.
—Ya, tranquila hijita… No pasa nada. Me tienes a mi. —habló contenta, cambiando completamente su expresión. —Soy tu mejor amiga, y eso nunca va a cambiar. —Fue recién ahí, luego de aquellas simples palabras cuando Mimi rompió el abrazo que le otorgaba su madre y la miró extrañada. Ella le devolvió la mirada ¿qué tenían de raras aquellas palabras? ¡Es más, le habían salido de lo más profundo y honesto de su linda y pura alma!
—¿De qué estás hablando, mamá? Tú no eres mi mejor amiga, ¡eres mi mamá!
—Pero… Yo creí que…
—No mamá, nosotras nunca hemos sido ni podremos ser mejores amigas.
Dicho esto la castaña se levantó de su cama y salió de la habitación, dejando a su madre completamente desconcertada y ésta vez, siendo ella, la que estaba apunto de romper en llanto en cualquier momento.
—¿Está Matt? —el moreno vio como es que los ojos de la castaña estaban llenos de lágrimas, notó también como reprimía las ganas de llorar.
—No —dijo con suavidad, menos mal que tenía experiencia en el campo de ver a chicas llorar, tener una hermana menor era bueno en ese tipo de ocasiones —¿Pasa algo? —obvio pasaba algo, por eso estaba así… pero a él le tocaba empezar para averiguar ese algo, aunque después se arrepintiera de preguntar e indagar.
—¡Taaaaai! —chilló fuertemente mientras lo abrazaba y empezaba a llorar a corazón abierto en su pecho.
El moreno se quedó quieto, recriminándose que fue mala idea cuestionarla si ya sabía lo que iba a pasar. Hubiese sido más fácil decirle que el rubio no tardaría en llegar y hacerse el tonto. Hasta que él imbécil llegara. Pero no, él no pudo evitar preguntarlo. Su maldita conciencia no lo dejó en paz. Mimi lloraba descontroladamente, lo seguía abrazando y las lágrimas no se le iban a terminar en un buen rato. ¿Qué le puede estar pasando a una niña tan tierna como su amiga? ¿El idiota de su novio le hizo algo? No, porque lo andaba buscando…
—¿Qué tienes? —preguntó firme. Si ya estaba sufriendo el episodio del llanto desmesurado ahora tendría que aguantar todo, eso había aprendido en su experiencia con las mujeres; soportar hasta el final. Ojalá la castaña no se ponga difícil y no lo obligue a adivinar qué le pasa.
Maldito Matt que no está cuando se le necesita, o Sora… ¿Qué no son las mejores amigas del mundísimo? ¡Él suficiente tiene con su hermana y su novia en estas ocasiones! Para ahora tener a Mimi a nada de inundar su departamento con lágrimas.
Ya. Es su amiga, es una niña sensible y tiene que apoyarla. Además, nadie hace llorar a una mujer y menos si es su amiga. Frunció el ceño molesto, estaba dispuesto a citar en el parking a al bravucón abusivo que la hizo llorar para hacerlo pagar con creces haber lastimado a la linda y tierna Mimi.
—¡Me están robando a mi mejor amiga! —chilló más fuerte.
El moreno se inmutó. ¿Quién carajo se puede estar robando a su mejor amiga? ¿Acaso la están secuestrando y Mimi en vez de pedir ayuda inmediata lloró? —¡¿Qué? —parpadeó unos segundos, para tratar de borrar pensamientos absurdos de su mente en donde Sora era secuestrada por unos coyotes.
—Es Mariko —dejó de abrazar a Tai para verlo fijamente a los ojos. Su ceño estaba fruncido y sus ojos rojizos por el llanto.
—¿Qué tiene que ver ella aquí? —replicó no cayendo en cuenta aún.
—¡Mucho! ¡Me está quitando a mi mejor amiga! —exclamó furiosa —siempre busca la forma para que Sora y yo no estemos juntas. Desde que se conocieron Mariko no la deja, estoy segura de que quiere borrarme de la vida de Sora para quedarse ella. Me quiere eliminar de nuestro grupito, anda con bandera de que es una chica linda, que ayuda a todos, que es simpática ¡Pero esa desgraciada me quiere destruir! Y ya empezó robándome a mi mejor amiga —pataleó fuertemente.
—No creo Mimi, Sora te quiere mucho y jamás te cambiaría por nada ni nadie.
—¡Se fue de compras con ella! —y de nuevo la castaña se volvió un mar de lágrimas.
—¡¿QUÉ? —preguntó escandalizado, esa era la peor ofensa que le podía hacer a Mimi, era peor que darle una puñalada por la espalda, literalmente. ¿En qué demonios pensaba Sora cuando hizo eso? ¡Pobre Mimi! Con razón estaba devastada, su mejor amiga cometió la peor de las traiciones, eso no se le hacía ni al peor enemigo. Ya hablaría seriamente con Sora en el parking…
La castaña trató de contener sus lágrimas. —No quiero perder a mi mejor amiga —su mirada estaba cristalina, su corazón se hacía pequeño con el solo hecho de imaginarse en un mundo sin su amiga, confidente, compañera de penas —no quiero que esa acaparadora me robe a mis amigos.
—No Mimi, eso jamás pasará —consoló —Sora te quiere mucho y nadie podrá ocupar tu lugar en el corazón de ella y con nosotros es igual, somos amigos. Si Sora salió de compras con Mariko, quizá fue porque…
—¡Ya no soy su mejor amiga! ¡Ya no me quiere! —rompió en llanto —se aprovechó de que yo aún no voy en la universidad para absorber el tiempo de MI amiga.
De nuevo el moreno sintió como la castaña lo abrazaba para llorar. El correspondió a ese abrazo para darle apoyo y poder consolarla.
—Llegué —el rubio abrió la puerta, observó la escena: su mejor amigo estrujando a su novia, de inmediato el moreno que estaba frente a la puerta le hizo una seña para que se acercara. Dejó caer la bolsa que traía y se arrimó a ellos.
—Ahí está Matt —le susurró a la castaña con una tierna sonrisa.
La chica, aún entre lágrimas, se dio la vuelta para encontrarse con la mirada de su novio. Él le sonrió tiernamente y extendió sus brazos para envolverla en ellos, la chica se acercó a él y sumergió su rostro en el pecho de él, desahogándose, ahora sí, en los brazos de su amado. Miró desconcertado a su amigo, interrogándole con la mirada. Aclamaba respuestas para entender a Mimi.
El moreno señaló a la chica. Ella era quien le tenía que decir todo.
Frotó su espalda tratando de tranquilizarla el llanto de la castaña no cesaba. A momentos la chica no podía respirar por la fuerza de su llanto. Los ojos ya le ardían de tantas lágrimas, su nariz estaba rojiza. Matt pegó más la cabeza de la chica a su pecho, para poder besarla y de alguna forma calmarla y demostrarle que él estaba con ella.
—¿Mejor? —habló con suavidad ante una eminente serenidad. La chica apenas y avaló moviendo ligeramente cabeza —¿y bien? —interrogó con dulzura, tratando de no presionarla o hacerla romper en llanto nuevamente. Como buen novio comprensivo que era.
—Todo es tu culpa —se apartó de él.
—¿Perdón?
No comprendía. La consoló, fue tierno y ahora era el culpable de quién sabe qué cosa.
—¿No era Mariko? —se metió Tai dudando.
El rubio sintió como un gran peso que cargaba encima desapareció. Ahora ya se sintonizaban mejor.
—Sí —resopló —pero Matt me insistió tanto en darle una oportunidad a esa usurpadora que terminé aceptando. ¿Sabes lo que Sora me hizo por culpa de esa… de esa PERRA? —los chicos abrieron completamente sus ojos, la castaña no era de ese tipo de chicas a las cuales le salían serpientes de la boca cuando hablaba —las cité para comer un helado y luego ir al cine, así tratarla y darle una oportunidad. Pero llegaron tarde porque las DOS se fueron de compras a mi tienda favorita.
—Qué atrocidad —comentó decepcionado de su novia. Sora siendo una mujer tan madura como pudo ser capaz de cometer tan terrible acto ante una pobre y desolada Mimi.
De nuevo la castaña comenzó a sollozar. —Amor, no te pongas así. A lo mejor Sora no te pudo avisar que se demoraría.
—¿Qué le costaba mandarme un mensaje diciendo que la viera en la tienda? ¡Ya me está excluyendo de su vida!
—No crees que exageras —sonrió con timidez, aunque solo recibió la mirada fulminante de su novia y de su mejor amigo, ¿él también estaba enojado con Sora?
—¡NO ESTOY EXAGERANDO! Sora más que nadie sabe que amor ir de compras y que estaría esperándolas en el lugar que las cité, no tiene excusas, porque sabe que hubiera mandado al diablo todos mis planes por ir al centro comercial.
—¿Por qué no hablas con Sora y arreglas el asunto? —sugirió el rubio y de nuevo solo recibió las miradas aniquiladoras de sus acompañantes. Al parecer solo abría la boca para meter la pata.
—Tengo un mejor plan —momento. Él conocía esa sonrisa y esa mirada, la gemela malvada de Mimi se apoderó nuevamente de su cuerpo y estaba completamente que nada bueno saldría de esa posesión —¿Por qué ustedes no dejan de hablarles?
Genial, ahora estaba paranoico… se esperaba un plan más "macabro" por parte de su novia y en cambio recibió otro completamente inmaduro e infantil. Aplicarle la ley del hielo a su amiga de toda la vida era cosa del kínder y ahora, tanto él como Tai, son unos universitarios maduros. La idea era descabellada, el asunto se podía aclarar hablando, pero Mimi estaba empeñada en complicar las cosas. Ya había dejado de hablarle a Mariko, por petición de la castaña, la verdad poco le había pesado hacerlo esa chica no era tan importante en su vida como para abogar por ella y si con ello su querida novia estaba feliz y tranquila con gusto lo haría. Pero todo cambió cuando pidió que le dejara de hablar a la pelirroja. ¿Cómo así? Ella es importante. como todos sus amigos, como para dejarle de hablar por una cosa tan sin chiste y que fácilmente se puede aclarar.
Esperaba que Tai pensara lo mismo que él, así los dos juntos podían poner más autoridad y hacer cambiar de opinión a Mimi, juntos harían que la castaña abriera los ojos y no se dejara llevar por los celos.
—Estoy de acuerdo. —habló con seriedad el moreno.
Matt estaba estupefacto observando la pose de su amigo: cruzado de brazos, entrecejo fruncido y mirada decisiva.
—¡Tai tú también! —demonios. ¿Nadie pensaba igual que él?
—¿Acaso tú no me vas a apoyar? —le reprochó con la mirada.
—No me parece lo correcto.
—¿Acaso te parece correcto que su se vaya de compras con otra y la haga esperar? ¡Eso es alto grado de traición! —la defendió Tai —Sora no es así y la única forma de averiguar qué demonios le está pasando es hacer lo que Mimi dice. Por más que sea mi novia y la ame, no me gusta lo que está haciendo…
—Mimi, ya dejé de hablarle a Mariko por ti. Piensa bien las cosas. —suplicó tratando de remover los más profundos sentimientos de su novia.
—¿Y no serías capaz de hacer esta pequeña cosita por mi? ¿No me quieres acaso? —y la castaña de nuevo puso esa carita que lograba poner su mundo de cabeza —Hasta Tai me apoya y es el novio de Sora. Y tú que eres mi pareja no quieres ayudarme.
—No —cerró sus ojos para no caer.
—Ay hombre, qué te cuesta. Te aseguro que Mimi te puede pagar muy bien el favor… tú bien sabes cómo. —comentó con picardía moviendo sus cejas de manera sugerente.
Oh. ¿Qué clase de brujería era esta? ¿el moreno pretendía que cediera a la petición de su novia a cambio de… él ya sabe qué? ¿qué clase de máquina fogosa hambrienta de sexo cree que es? ¡seguramente el aceptará con tal de tener relaciones con su novia. Qué equivocado estaba si creía que con eso iba a convencerlo.
—Si tú dejas de hablarle a Sora, tampoco te darán lo que ya tú sabes. —lo miró hastiado por los chantajes.
Tai lo pensó por unos segundos poniendo su dedo índice en la barbilla. —No, no lo creo —sonrió coqueto y le guiñó el ojo de forma insinuante.
¡LE GUIÑÓ EL OJO! ¡LE COQUETEÓ! Eso era demasiado.
—Por favor —puso cara de niña regañada, aprovechando el trance de perturbación de su novio.
Lo miraba insistente.
—No te hagas el difícil. —movió, nuevamente, sus cejas. Su amigo era un idiota si no aceptaba tan buen trato; hacer poco y a cambio le pagarían muy bien.
—Está bien. —puso sus ojos en blanco, dos contra uno. Y uno de esos PESABA y mucho, era bastante difícil ganarle.
—¿Beso? —sonrió la chica contenta.
El rubio asintió. Mimi se paró de puntillas abrazar a su novio por el cuello y poder chocar sus labios contra los de él. El rubio correspondió al beso, mientras sujetaba por la cintura.
—Adiviven qué… —habló expectante por la respuesta que le podrían dar sus amigos. Al ver como ambos se miraban y volvían a mirarla con la duda en sus miradas ella decidió proseguir. —¡Tengo una nueva mejor amiga!
Matt cerró sus ojos y respiró profundo. —Paciancia, Señor… ¡Paciencia! —imploró mentalmente el rubio.
—Es amable, cariñosa, divertida, simpática… Y lo mejor de todo, es que le gusta el fútbol.
¿Lo mejor de todo? ¿Desde cuándo eso era "lo mejor de todo"? Mimi DETESTABA el fútbol, lo toleraba única y exclusivamente porque a Sora, su ex mejor amiga, le apasionaba en extremo, nada más… No había que ser un genio para darse cuenta que la castaña estaba celosa… Además… siendo muy honesto, ¿a qué otra mujer conocía que le gustara el fútbol y que no se tratara de Sora? ¡A NADIE! Porque sensillamente, aquella mujer NO EXISTÍA. Tai podía apostar cualquier cosa, ¡lo que sea! A que la "nueva mejor amiga" de Mimi, era lesbiana.
—Y… ¿Dónde se conocieron?
—Yolei nos presentó. Es amiga de ella. —le sonrió al moreno.
¡Lesbiana! ¡¿Qué acaso Yolei no podía tener amiga normales? En su lugar solo asintió feliz por la "buena noticia" de su amiga y ella le correspondió con una sonrisa aún más grande y feliz. Matt en tanto seguía respirando profundamente y probablemente contando ya en el número 1000.
—¿Y sabes qué? —preguntó entusiasta nuevamente hacia el moreno, él levantó una ceja en señal de que continuara. —¡Me invitó al estadio este fin de semana! ¿Sabías que juega Tokyo?
¡Ja! ¿Qué si sabía? ¡CLARO QUE ÉL SABÍA! ¿Qué clase de persona creía que era que no sabía de las fechas en las cuales jugaba su equipo favorito? Y lo más importante… ¿Desde cuándo a ella le interesaba tanto todo eso? —Si, lo sabía… —prefirió decirle calmadamente, quizás contar como Matt sería una buena opción.
En aquel momento no le pareció tan importante toda aquella parafernalia de Mimi con su nueva amiga, hasta que la vio parada en la puerta del departamento, platicando con Mimi antes de irse al estadio. Fue ahí cuando sus sospechas se hicieron más que certeras. Volteó a ver a su rubio amigo, y supo que pensaba exactamente igual que él.
—¿Sabes? Después del partido podríamos ir a mi casa a beber algo, ¿quieres? —preguntó la chica con una sonrisa sujerente que solo Matt y Tai pudieron notar. Mimi estaba muy ocupada en su mundo de princesas, arcoiris y ponys.
—Ay, gracias. —le sonrió ampliamente. —Que amable. Sí, me encantaría.
—¡NOOOOOOOOOOOOO!
Mimi volteó dubitativa acerca de la actitud de su novio y su amigo, pero luego sonrió inocentemente.
—Yo… —tragó saliva sin saber qué decir o como justificar su apurada negativa. Carraspeó. —Yo también voy a ir al estadio. Y tú también Matt, ¿no?
—¿Si? ¡Ah, sí! Cierto. —corrigió al notar la fuerte mirada que le había lanzado su amigo. —Ya… tenemos las entradas… Y eso.
—¿En serio? —preguntó Mimi más feliz aún. —¿Por qué no me lo dijeron antes?
—Mi amor, no tenía idea que te gustaba venir a los partidos de fútbol… —comentó Mimi sonriente. Matt solo se dedicó a mirarla de reojo y con una ceja levantada. ¿Con qué moral venía y le preguntaba ESO?
Ya se encontraban en sus asientos esperando que el partido de inicio. La verdad poco le importaba permanecer concentrada en el juego, ella había ido con otro propósito, y su fiel amiga, la cámara, la ayudaría a cumplir su tan importante misión. No perdió la oportunidad de tomarse fotos a sí misma, a sus amigos, a su novio, a su nueva y mejor amiga, junto a ellos, al estadio, a la gente, a todo lo que viera y que supiera que a Sora, cuando viese las fotos, le dieran ganas de nunca, jamás en la vida, haber conocido a esa perra maldita roba-mejores-amigas. Cuando escuchó los aplausos que se hicieron presentes en el lugar, producto de que ya iban saliendo los jugadores de ambos equipos, su labor de tomar fotos pareció no ser tan importante…
—No, Mimi, pon atención y mira detenidamente y muy concentrada la televisión… ¡Ahí! Con los números 7 y 8… ¡Los de blanco! Cristiano Ronaldo y Kaká… Son tan lindos, pero soy tan indecisa que no me puedo decidir por uno. —comentaba la pelirroja al punto de la histeria. —Aunque no me molestaría ser la novia de cualquiera de los dos…
Recordó como Tai, luego de ese comentario se había hecho el indignado, aunque no le haya durado mucho… Luego de los jugadores vio salir a los árbitros, ¿eran cuatro? Ella siempre notaba a uno… Al que Sora siempre le mandaba saludos a su madre…
—¡¿Qué? ¡¿Cómo mierda no vio ese penal? ¡ARBITRO Y LA CONCHA DE TU…
Sip… Sora siempre se acordaba de la pobre madre del árbitro… ¿En qué estaba pensando? ¿Por qué tenía que andar malgastando su tiempo pensando en Sora, su ex amiga, cuando podía preocuparse de pasar tiempo con su nueva mejor amiga?
(…)
Bueno, tenía que decirlo, a ella no le gustaba el fútbol, pero debía aceptar que luego de todo lo que había gritado en el estadio, ahora estaba como ceda, nada podía enojarla, o esa pensaba ella… Aún no olvidaba la bajeza que le había hecho su ex mejor amiga, y ahora tampoco podía pensar en pasar un rato agradable con su nueva amiga porque, no sabía por qué razón, Matt y Tai habían insistido en que tenían planes con ella y que eran imposibles de posponer. Tampoco había aprovechado aquel tiempo de calidad en el estadio donde su nueva amiga la había invitado porque su amigo y su novio siempre se mantuvieron celosamente a cada lado de ella… ¿Qué rayos les pasaba? Estaba pensando seriamente en que sus amigos eran unos amargados y no querían verla pasando un buen rato con sus nuevas amistades, seguramente estaban siendo doble estándar, a ella le decían una cosa, que la iban a apoyar y todo, pero seguramente en su interior, ambos buscaban que se quedara sin amigas para ir llorando donde Sora y pedirle perdón, pero ella no lo haría, ¡claro que no! Era una dama y tenía orgullo. Sin darse cuenta, quitó toda su atención de su notebook y se cruzó de brazos y piernas.
—¿Qué pasa?
—Yo quería ir a beber con Eiko. —habló ella apunto de hacer un berrinche.
—Eres menor de edad, no puedes.
—Pero he bebido antes… Tú mismo me has dado a probar, ron, vodka, cerveza… Que déjame decirte que es bastante asquerosa, no sé cómo te puede gustar esa cosa.
—Si, bueno, pero bebes conmigo… AQUÍ, donde mis ojos puedan verte y donde yo pueda cuidarte. —vio como ella torcía sus labios y entrecerraba sus ojos para luego voltearse indignada hacia el notebook sobre la mesa.
Aún tenía una importante misión que completar, ya había tomado las fotos del estadio, ahora faltaba la segunda parte; publicarlas en facebook. Sonrió con malicia, pensando en que cuando la desconsiderada pelirroja viera las fotos publicadas se sentiría tan mal que volvería suplicándole perdón, tendría que rogarle de rodillas y besar sus pies para que ella recién pudiera pensar en perdonarla.
—¿Ya subiste las fotos? —preguntó el moreno llegando recién donde su amiga, observaba atento la pantalla del notebook mientras se apoyaba en el respaldo de la silla que ocupaba la castaña. Matt suspiró harto, casi había olvidado que toda esa estupidez había sido planeada por la estúpida mentecilla de su amigo.
—En eso estoy. —respondió sonriente ella, pero no sonriente tierna, sino sonriente maquiavélica. Él no quería ser parte de eso, ya suficiente tenía con haber complacido a su loca novia al no hablarle a Mariko, además quería que no le hablaba a Sora tampoco y ahora subiría las fotos del estadio a facebook sin ningún motivo aparente. Pareciera que Tai había encontrado el momento perfecto para pegarle su estupidez y paranoia a su novia.
Mimi volteó hacia el moreno cuando escuchó un sonido proveniente de él, y vio a Tai buscando rápidamente entre sus bolsillos algo, probablemente su celular, una vez lo tuvo en sus manos y frente a sus ojos se mantuvo inmóvil por unos instantes, finalmente apretó el botón rojo y dejó el aparato sobre la mesa a un lado del notebook, ella vio en la pantalla. Tenía una llamada perdida de Sora. Una parte de ella quería llorar y dejar todo hasta ahí, ¿en qué momento se habían vuelto tan malos? Sora era su amiga, su mejor amiga… Aunque el sentimiento contrario fue mayor, y no pudo evitar que una sonrisa se dejara ver en su rostro. Después de todo, fue Sora la que decidió cambiar de amigos.
Ya! :D Y así termina el primer capítulo de nuestro nuevo proyecto :D Esperamos de todo corazón que les guste y nos lo hagan saber :D Y antes que todo, les decimos que no esperen para muy luego la actualización xDDDDDD Se tomará su tiempo, todo lo bueno se hace esperar, ya tú sabes! xD Recuerden eso porque saldrá mucho en el fic :B Y eso :D Cuídense y pasenla bien ;D así como nosotras ayer que irradiábamos felicidad! :D Sobre todo yo (Len) xD
Row&Len
