Notas de la Autora: He vuelto señoras y señores!! Este fic lo hice en clases... y lo seguiré haciendo... Así que tal vez me demore un poquito... pero no lo dejaré, así que no se preocupen!! ;).
(- - - 0o0 - - -): Extracto de alguna canción que se me vino a la mente... xD
Disclaimer: Prince of tennis no me pertenece, y hago esto porque soy ociosa, no pienso sacarle dinero.
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Eiji PoV
Acabo de salir de los camarines, luego de las prácticas, y ¡Es que nuestro buchou nos quiere matar! Nos hizo correr 50 vueltas a la pista en 30 minutos, si no lo hacías te tomabas una BOTELLA del último jugo de Sadaharu…
- ¡Puaj! – Se me salió… y es que es repugnante, a menos que seas como mí no… Fujiko.
- ¿Qué pasa Eiji? – me preguntó Syusuke. Justo en ese momento me tomó la mano… Nyaa! ¡Lo admito! Somos novios desde hace casi dos meses…
*Flashback*
Me encontraba camino a casa, luego de salir de castigo. (Si… me tuve que quedar retenido… no es mi culpa dormir en Historia… y es que cualquiera se aburre con ese viejo como profesor ¬¬). Era tarde, el alumbrado de la calle se había encendido, y es que los rayos del sol ya se habían alargado hasta alcanzar su límite. Iba caminando sumido en mis pensamientos, según Oishi, gatunos; Cuando de repente, siento una mano fría deslizandose desde mi cuello hasta el hombro suave y lentamente, como una caricia del inframundo.
- NYAA! – Grité antes de saltar a la China... Aunque la expresión quedaría mejor si dijera algo como a Europa o América…
- Eiji… ¿Qué te pasa?- Cuando me volteé y vi a Fuji, y no a un ente demoníaco, no pude evitar tranquilizarme, sin embargo, duró lo mismo que un suspiro, ya que el enojo me invadió de a poco.
Comencé a caminar más rápido para dejar a Syusuke hablando solo, casi me mata y viene sonriendo, como si nada. Suspiré, y es que Syusuke era así...
Al cabo de una cuantas cuadras y desviaciones del camino inicial, comencé a correr, ya que sus pasos tras de mí me ponían nervioso… más que eso, era que mi enojo había sido reemplazado por un sentimiento de diversión, unas ganas de jugar…
Paré exhausto en una plaza cercana al colegio… Parece que giré en círculo unas 7 veces… En ese momento percate que Fuji aún seguía tras mío. Avanzó un paso, lo sentí pegado a mí… Aunque me horrorizara pensarlo en ese momento… Me encantaba sentirlo, tocarlo, tenerlo tan cerca…
- Eiji… Discúlpame ¿quieres? – Me gire en 180º y vi la cara de gato atropellado que tenía. No pude aguantarlo y esbocé una sonrisa, una de las más amplias que había hecho en mi vida, sólo para el chico que comenzó como amigo y que terminó siendo mi razón de vivir...
- Sí… ¡Fujiko! – Dije cambiando rápidamente el tono… No fuera a ser que descubriera mis cavilaciones anteriores gracias a mi tono de voz. - ¡Hoi! ¡Si que me has dado un buen susto! ¿Eeeh?- recién ahí me detuve a ver el ambiente en el que me encontraba… Era Hermoso.
El sol había escondido sus últimos brazos, la luz de su hermana luna bañaba delicadamente el césped, que ya contaba con unas cuantas gotas de rocío, haciendo que este tuviera un brillo sobrenatural, que le daba al lugar un toque mágico… El mismo toque que había recibido mi corazón al ver a Fuji por primera vez…
Una ráfaga de viento corrió y llevo con ella los pétalos recién desprendidos de su dulce cuna de madera, con una suavidad nunca antes vista. Los fragmentos de una lluvia rosada rodearon mi cuerpo y el de Syusuke con delicadeza y gracia, parecían tener vida.
Cuando la ráfaga se marchó, llevándose con ella a los bailarines que danzaron junto con nuestros corazones, capté el brillo que los ojos de Fuji despedían. Sus zafiros estaban fijos en mi cara, y es algo que no es muy fácil de soportar.
Corrí la mirada hacia la luna, que yacía con su luminosidad, luchando contra el negro manto de la noche. Necesitaba calmarme. Cuando mis sentimientos fueron guardados en una gran coraza de hierro, cerrado con siete llaves distintas, logré voltearme y ver su angelical rostro.
- Nee Fuji… ¿Te pasa algo? – Ya me tenía preocupado. Verlo así, con ese brillo en los ojos… De pronto creí entenderlo todo… estaba enamorado. A trompicones retrocedí unos cuantos pasos, me encontraba horrorizado… Mi corazón comenzó a agrietarse… Si Syusuke hubiera puesto atención, hubiera oído el crujido de una porcelana apunto de partirse en miles de pedazos. Caí, traté de alejarme, sin embargo, mi cuerpo no respondía a las señales desesperadas que le enviaba.
Sentí como se acercaba a mí y me tomaba entre sus brazos, arrimándome así contra su pecho. Un murmullo por parte de esos labios que hace tanto tiempo deseaba probar me distrajo unos segundos de mi calvario.
- Eiji… ¿Qué te pasa? Hace días que estas extraño, me evades, me miras con miedo… y es que todavía no descubro la problemática… Si supieras cuando daño me haces, si, justo aquí – Con la mano que tenía libre, apuntó su pecho, el lugar en donde descansaba mi cabeza – Me gustaría encontrar la manera de decirte que eres especial para mí, mas, miedo me da tu reacción, no soportaría alejarme de tu lado… - En ese momento una sonrisa luminosa se apoderó de su rostro, sin embargo, lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, quemando la suave piel por la que pasaban. No podía entender lo que estaba pasando; Aún me encontraba confundido, y el ver a Syu de esta manera, solo ahondaba más mis inerrogantes. De pronto lo entendí todo. Él… ¡Estaba prendado de Mí! Me libre suavemente de su flojo agarre, esta vez sería yo quién le abrazara.
Con sumo cuidado lo rodeé por la cintura y lo atraje hacia mí, obligándole a levantarse. A medio camino de mi pecho, Fujiko levantó la cabeza y me miró, las lágrimas habían dejado de correr por su rostro, su sonrisa era lo único que se vislumbraba de entre todo el paisaje.
Me tomó de las manos y me miró a los ojos. Parecía como si guardara un secreto que lo matara por dentro y quisiera liberarlo lo antes posible para deshacerse de todo ese dolor.
- Yo…Eiji… - Tomó aire y me hizo esperar lo que dura un latido de corazón - ¿Quisieras ser mi novio? – Mi corazón se curó automáticamente de los rasguños que anteriormente había sufrido. Mi mundo comenzó a construirse de nuevo, con edificios más gloriosos que antes. Estaba en el clímax de su crecimiento, potenciado por aquel que sería mi novio en los próximos momentos.
- Si… - Mi cara había adoptado un tono carmín, que le hacía competencia al color de las rosas más rojas de mi jardín. Dada mi respuesta, Fuji se acercó y posó una de sus manos sobre mi mejilla.
- Gracias Eiji –
- ¿Por qué Syu? – Y es que mi mente estaba en tal estado de éxtasis y felicidad que no lograba descifrar ningún mensaje, por muy coherente que fuera.
- Por hacerme el chico más feliz del mundo – a estas alturas, ya parecía un tomate. Se acercó y tomó mi cara entre sus manos. Iba a protestar, sin embargo mis réplicas fueron calladas por un dulce beso, que hizo que tocara el cielo y volviera a la tierra en menos de un segundo. Cuando nos separamos, gracias a la maldita falta de aire que se apoderó de nuestros pulmones, nos miramos sonrientes. Nuestras manos buscaron a tientas las del otro, ya que ninguno deseaba cortar la conexión que nuestros ojos habían creado. Sus manos tomaron prisioneras las mías, sellando así nuestro pacto de amor eterno.
Estábamos juntos… Por siempre y Para siempre…
*Fin Flashback*
Y eso fue lo que ocurrió. Por eso ahora permito que enlace sus dedos con los míos, que me bese hasta quitarme el aliento, que se intrometa en mi ser y que me haga suyo…
- Eiji… Amor… ¿Qué pasa? – Ups. Se me olvidó responderle.
- Nada, nada… No te preocupes. A propósito… No me llames amor… - Le dije lo último con un poquito de risa.
- Está bien… amor – Sonreímos ampliamente y nos besamos fugazmente. Le sonreí picaronamente y lo jalé despacio para seguir caminando… Fundiendo sus dedos con lo míos, para no dejarle marchar nunca…
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Oishi PoV
- ¡Oishi Sempai! ¡Oishi Sempai! – Oigo una voz lejana… No puedo identificar bien lo que dice... ¿"Ichi" Tal vez?... No, no era eso… Pero ¿Qué importa? Mi mente sólo tiene punto fijo y concentración para la imagen que transcurre frente a mis ojos…
- ¡Oishi Sempai! ¡Oishi Sempai! – Mmm… Esa vocecita esta resultando cargante. ¿Qué dice? Parece que llama a alguien… ¿Por qué esa persona no responde? Que conteste, por favor, para dejarme sólo con mi dolor en alguna laguna mental de soledad absoluta…
- ¡Oishi Sempai! ¡Oishi Sempai! – Y de repente caigo en la cuenta de que yo conozco a alguien que posee ese nombre… Sin embargo no le recuerdo con claridad, hace tiempo que no lo veo… El dolor y el sufrimiento lo convirtieron en una persona nueva… para peor.
Unos leves movimientos en mi hombro derecho me sacan de la oscura ensoñación en la que me hallaba sumido. De todos modos, tardé algunos segundos en volver a la realidad. Moví la cabeza con ademán negativo de un lado a otro, para después concentrarme en las personas que me rodeaban, todas con los ojos puestos sobre mí con la interrogación impregnada en los ojos.
- ¿Sí? – Respondí pesadamente, el dolor aún no pensaba menguar… Y no lo haría nunca… ya llevaba 2 meses compartiendo mi desquiciada vida con él. Desde que llegó… Mi mundo comenzó a caerse a pedazos…
- ¿Te encuentras bien? – Era Kawamura… ¿Por qué preguntaban cosas tan estúpidas? ¿No es obvio que deseaba desaparecer de una vez por todas de este maldito mundo? Torturado por estos pensamientos, tuve un reaccionar extraño, mirando con ojos de furia a cualquiera que se acercase demasiado, a cualquiera que creyera que existía un mundo afuera para mí… Pero no. Sin Eiji... No hay razón de existir…
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And maybe when you get back… ---------- Y Tal vez cuando regreses…
I'll be off to find another way… -------------Ya estaré cansado de buscar otro camino…
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Apreté el tirante del bolso con la mano, fuertemente… Para que el dolor recorriera mi extremidad, para sentir algo más real que el sufrimiento que me carcomía por dentro.
Comencé a caminar, sin responder la pregunta anterior, como si hubiera sido formulada al aire. Cuando llegué al marco de la puerta, todavía sin girarme logré articular las palabras que deseaba decir en cuanto tuve noción de la cruda realidad… únicamente para fingir.
- No se preocupen, estoy bien – Iba a continuar mi huida cuando una frase no esperada fue expulsada de mi boca. – Lo siento – Dicho esto, atravesé el umbral y los pocos centímetros que me separaban de la "libertad"…
Comencé con una caminata lenta, pausada, con la máscara de felicidad que tenía preparada para estas situaciones. Para olvidar, aunque sea unos segundos, el fuerte dolor alojado en mi pecho, comencé a rememorar las acciones del día…
- Obtuve un diez en Física
- Una chica se me declaró… (Pobre de ella… No me gustó nada hacerla sufrir… Sé lo que se siente… Mejor que nadie en este mundo)
- Tezuka volvió a las prácticas (Hace unos pocos días que volvió de Alemania)
- Perdí un partido contra Fuji…
Llegado a este punto de la lista, no pude continuar. Al recordar el nombre del infeliz que convirtió mi sueño en una dolorosa utopía inalcanzable, mis puños se cerraron con aún más fuerza, de la que ya tenía impresa en la acción, adoptando así, mis nudillos un color blanquecino. Levanté la mirada y la fijé en el sol que ya se ponía. Suspiré… y es que si el corazón de Eiji, se sentía complacido y feliz, yo compartiría ese sentimiento… en parte…
Caminé unos pocos minutos más, ya que en el camino a mi casa, me topé con una plaza llena de cerezos en flor… Que trajo a mi mente, la última actuación de "felicidad" en la gran obra de mi vida…
*Flashback*
Estaba terminando de comprar unos encargos de mi madre (Me encontraba en la caja, pagando), cuando oí un gritó que atravesó mi alma y heló hasta la última fibra de mi ser…
- NYAA! – Sólo había una persona que profiriera semejante sonido en todo el mundo, sería capaz de reconocer esa angelical voz donde fuese…
Salí disparado por la amplia puerta del negocio, con la compra agitándose en una bolsa de nylon en mi mano, y con el corazón a punto de salir, como un animal desbocado, por mi garganta. Oí como el encargado gritaba algo como "¡Su vuelto señor, espere!", pero no podía detenerme… tampoco lo haría. No había nada más importante en este mundo que defender a mis seres queridos en este mundo… Y en este momento, justo, la persona que más amo acaba de proferir un grito sepulcral…
Al cabo de unas cuantas cuadras, recorridas como alma que se lleva el diablo, distinguí la tentadora figura de mi pelirrojo… Sentí la necesidad de acercarme. Sin embargo, mi cuerpo no respondía.
Había alguien, acariciándole la cara con sumo cuidado y dedicación, con una delicadez extrema, como temiendo dañar una obra de arte de incalculable valor.
La caricia paró de un momento a otro, siendo reemplazada por una frase. Observé inmóvil el movimiento de los labios, mas no logre distinguir ningún sonido proveniente de ellos. Dirigí mi mirada hacia Eiji, estaba asintiendo. Su cabeza se movía suavemente, como efectuando un "Sí" silencioso. Después de eso, pude distinguir a la persona que estaba con Eiji… Fuji. En ese momento lo comprendí todo. Hace tiempo me di cuenta de que mi pelirrojo estaba perdidamente prendado de su compañero de puesto, sin embargo este no se percataba de nada. Ahora, Fuji decidió posar su atención en el… Ahora, justo cuando creía que Eiji lo había olvidado… Ahora, justo cuando creí que tenía una posibilidad… Ahora, justo cuando me di cuenta que Eiji es la razón de mi existencia…
Dejé los pensamientos que tanto me toturaban de lado un momento, para fijar mi vista en la bella figura del cuerpo de mi chico, sin embargo tuve que volver a correr la mirada a los pocos segundos, ya que Syusuke había tomado la cara de mi amor entre sus manos, para luego comenzar a acercarse lentamente, con lo ojos cerrados, juntando sus labios con los del gatito. Como un poseso besó su boca, cada vez con más ahínco. Transcurridos unos segundos (Malditas y Desgarradoras horas para mí) se separaron y se observaron dulcemente… En ese instante, cayó el telón. Toqué fondo en el agujero de oscuridad, en el que momentos antes había comenzado a caer con vertiginosa velocidad.
Sentí las lágrimas rodar por mi mejilla, causando un casi imperceptible goteo en el suelo. El dolor que oprimía mi pecho no era soportable, no para un siemple humano como yo…
Me volteé y me marché sin hacer ningún ruido… No quería, ni debía, estorbar en su burbuja. A medida que me fui alejando, de la que llamaría después, "La Place de la cerise malédiction", mis pies aumentaron su velocidad, terminando yo, corriendo a todo dar.
Llegué a mi casa, por suerte no había nadie. Deposité la compra sobre la mesa de la cocina y subí con paso cansino a mi habitación. Cerré la puerta con pestillo y me apoyé en ella pesadamente. Me deslizé lentamente, hasta quedar sentado en el suelo. Fijé la vista en la pecera y di rienda suelta a mi dolor… Entre mis sollozos, y el mar de lágrimas que los acompañaban, logré murmurar dos frases, casi inteligibles.
- ¿Por qué? ¿Por qué… Eiji? – Mi voz se quebró. En ese momento mis párpados se cerraron súbitamente, hundiéndome así, en el mar de bravas y tormentosas olas que daban vida a mis sentimientos…
* Fin Flashback*
Y así, murió el personaje principal, de lo que hasta ahora había sido mi vida, siendo recordado en el lecho de su descanso eterno… por el infeliz al que alguna vez perteneció…
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Y aquí quedó el capítulo… me da pena el pobre Oishi… T.T
El extracto de canción que puse, corresponde a las tres últimas líneas de la primera estrofa de "I Don't Love You" de My Chemical Romance.
En un lugar, cuando Oishi hace referencia a la plaza como "La Place de la cerise malédiction", eso, textualmente, significa "La Plaza de los cerezos malditos".
Espero que les haya gustado.. ;)
Si no apretan el Go!... Les voy a mandar un Akutsu por internet.. xDD
