Disclaimer: Los personajes, la saga, todo Harry Potter le pertenece a JK Rowling.
A Lau, a Sandra, a Ninfa y a Ele por inspirarmelo. Y a mi Geme y a mi Alie. Antes del último libro.
COMIENZOS.
Hacía más de tres años que no pisaba aquel lugar. Hogwarts. Su colegio y su casa durante siete años de su vida.
Lupin atravesó la verja y se sintió viajar en el tiempo. Todo seguía igual. Dejó atrás la cabaña del guardabosques observando el huerto, el cual tenía las mismas calabazas gigantes que cuando él se marchó. Sonrió para sí y siguió andando hasta llegar al patio principal. Estaba lleno de alumnos que iban de un lado para otro con montañas de libros y pergaminos.
Era la época de exámenes finales y Remus pudo captar en el ambiente, con una precisión superior a la de los demás, el nerviosismo y la tensión de muchos de los estudiantes que pasaban por su lado.
Invadido de recuerdos y de nostalgia se sentó en un banco de piedra, observándolo todo. De todas formas aún era temprano para su cita con Dumbledore.
Aquella lechuza le tomó desprevenido. El director del colegio había mostrado un interés especial hacia sus extraordinarios progresos en sus estudios de Auror y quería ofrecerle un puesto de trabajo. Aún no sabía qué tarea quería que desempeñara puesto que no había concluido la carrera y era reacio a creer que le estaba esperando el trabajo de su vida. Pero confiaba en Dumblerore ya que éste le había ayudado mucho cuando le confió su secreto e incluso le proporcionaba una poción que le permitía llevar una vida prácticamente normal.
En estos pensamientos estaba cuando unas risas infantiles llamaron su atención. Varios niños de primero estaban mirando a una chica más mayor que estaba cambiando la forma de su nariz según las peticiones de los pequeños.
Lupin se quedó un rato mirando a la metamorfomaga (o eso era lo que suponía que era ella), que había pasado a cambiar el color de sus ojos. Tanto la risa de los niños como la de ella eran un soplo de aire fresco entre tanta tensión, por un momento pudo olvidar lo nervioso que estaba por la entrevista.
De repente la chica se tapó la cara con las manos y cuando las quitó de golpe los chiquillos se sobresaltaron al ver unos ojos rojos y una nariz verde y puntiaguda, echándose enseguida a reír. Lupin también soltó una carcajada lo suficientemente fuerte para que ella levantara la vista y se fijara en él. Sus ojos volvieron a su color natural durante aquel instante y Remus sintió una punzada en el estómago. Ella le sonrió y en seguida volvió a prestarle atención a los niños.
-¡Eh, Tonks! –le gritó un chico rubio que se acercaba con dos amigos más. - ¿Les estás contando como te has cargado el telescopio en el examen de astronomía?, solo eso les haría reírse tanto.
Lupin se irguió de repente, molesto.
-Enanos, alejaos de ella si no queréis que os lo pegue. –terminó diciendo con una sonrisa, y se marchó seguido de sus dos compañeros que no paraban de reírse.
Los niños se habían quedado de repente callados, mirando a la chica algo desconfiados.
Lupin siguió con la vista a los tres chicos con algo de remordimiento. Él era muy parecido a ellos en su época en Hogwarts y aunque generalmente no participaba en las bromas que solían hacer Sirius y James, no las impedía e incluso le parecían divertidas muchas veces.
Cuando los chicos desaparecieron volvió a centrar su atención en Tonks (que así parecía llamarse) y aunque vio reflejado en su cara el dolor por el comentario, en seguida bajó la vista hacia el grupo y cambió el color de su pelo a un rosa chicle chillón que consiguió que los niños se olvidaran de lo que acababa de pasar para continuar con el juego.
La actitud de ella le sorprendió bastante. Sabía que le habían hecho daño pero aún así prefirió ignorar el tema para no desilusionar a su atento público. Demostraba una gran madurez por su parte, adquirida quizás, a la fuerza de comentarios como ese.
Remus sabía lo que era sentirse difierente en la escuela. Los chicos aprovechan cualquier debilidad o característica que te diferencie para tomarla contigo. Se levantó, viendo que ya era la hora y vio cómo los pequeños se despedían de Tonks para seguir con sus juegos. Ella se encaminó hacia donde él se encontraba, probablemente para continuar con el estudio en su sala común.
-¡Hola! –le dijo cuando se puso a su altura. –He visto que tienes unas cuántas habilidades.
Ella le sonrió antes de contestarle.
-Si, me he dado cuenta de que seguías mi espectáculo con atención.
Le divirtió la pizca de picardía que había en la frase, tendría cuatro años menos que él, tal vez.
-¿Acabas Hogwarts este año? –le preguntó.
-Si, si no me quedo un año extra para reparar todo el material que estropeo claro. –le dijo ella en tono alegre. –Supongo que lo habrás escuchado.
-Yo también rompí varias cosas de este colegio¿Tonks, verdad? –ella asintió con la cabeza, -y mucho más graves que un telescopio, créeme. A veces.. liberaba a la bestia que había en mí.
El comentario hizo que ella soltara una carcajada y él también acabó riéndose. De todas formas ese era el sentido que quería que ella le diera.
-Yo te conozco. -la seguridad de la chica le dejó sin palabras. –Sí, hemos coincidido en el colegio, si haces cálculos verás que llevo razón, -aclaró guiñándole un ojo –al menos.. dos años, tenías fama de muy sabelotodo¿lo sabías?.
-¿No me digas? –Remus se sorprendió al ver que se sonrojaba.
-Si. Tenías admiradoras por todos los cursos y en todas las casas, puedo asegurártelo, jajaja, supongo que ya no pasa nada si te lo cuento, Lupin.
-Así que sabes mi nombre. Entonces tendré que creerme lo de las admiradoras –volvió a reírse cuando ella se señaló mientras afirmaba con la cabeza. –Muy bien, Tonks, supongo que nos volveremos a encontrar por aquí, el Director va a ofrecerme un puesto de trabajo.
-¿De qué? –preguntó curiosa.
-Aún no lo sé, pero voy a terminar mis estudios como Auror así que.., que por cierto, siempre vienen bien las metarmorfomagas por ese ámbito. –sonó demasiado a proposición.
-Lo tendré muy en cuenta.
Dicho esto giró por el pasillo de la izquierda y continuó andando unos segundos antes de girarse para despedirse de él con la mano.
Sonriendo Lupin hizo el mismo gesto de despedida y continuó de frente hasta la entrada del despacho de Dumbledore.
Al terminar el día, tuvo la sensación de que estaba comenzando una nueva etapa en su vida. Una de las mejores.
