Estaba
oscuro, llovía torrencialmente. El sonido de la lluvia y el
acelerado palpitar de mi corazón eran únicos sonidos que se oían
en todo el bosque. La razón por la que mi corazón latía cada día
ya no estaba con migo y ya nada tenia sentido, ya nada era ni sería
lo mismo. Cuando puede salir de mi estado de shock o algo parecido,
me adentrè en el bosque para ver si quedaban rastros de la unica
persona que pude amar, y sin duda la que amaría en toda mi vida.
Por
un largo e indefinido tiempo fui adentrándome al bosque sin un rumbo
aparente, estaba muy confundida y no conseguìa calmar las lagrimas
que caìan alrededor de mis mejillas sin cesar. Yo sabia que no lo
encontrarìa, pero aun asi en el fondo de mi corazon existia una
tonta ezperanza de que se arrepintiera y volviera hacia mi, como si
siempre me hubiera amado. Esa era una de mis tontas ilusiones, pero
me lo habìa dejado bien claro, será como si nunca hubiera existido.
Esas palabras fueron como un gran puñetazo en mi débil corazón, me
estaban atormentando sin dejarme respirar. Era algo parecido a un
agujero negro que se alimentaba de mis mas felices emociones
haciéndome olvidar de ellas y mostrándome solo las malas. Està vez
mi alma y mi cuerpo se abatían en un duelo, mi mente pensaba, Bella,
no seas estupida no lo vas a encontrar, y mi cuerpo que estaba
necesitado de sus brazos y sus labios, trataba de luchar contra el
cansancio y seguir alerta.
Al
parecer mi cuerpo se desmoronò en el piso abatido ya que no me
recordaba haber continuado la busqueda. Solo se me venian a mi mente
horribles recuerdos que no me hacìan para nada bien recordar,
preferìa ahogarlos en lo mas profundo de mi corazòn y que no
salieran a flote.
A
pesar de sentir mi cuerpo agarrotado y pesado habìa una parte que
parecía pesar el doble de mi cuerpo, mi bolsillo trasero. Urge en el
y encontre un movil plateado, rapidamente reaccionè, era el movil de
Edward. Una duda inundaba mi cabeza asì como el dolor inundaba mi
corazòn, porque tenìa yo el celular de …. Preferìa mejor no
pensar en ese nombre. Quiza me lo dejo con un numero al cual poder
ubicarlo, o quiza el me llamarìa, solo era cuestión de esperar.
Aunque rapidamente mis pensamientos dieron un vuelco y me di cuenta
que no llamarìa, simplemente se lo habrìa olvidado. Aunque yo le di
una utilidad, rapidamente disque un numero y esperè ansiosamente que
alguien respondiera:
