¡Hola qué tal! Bueno, nada que decir más que: es la primera vez que publico aquí y a ver cómo resulta todo. Será una serie de viñetas o drabbles dedicados a quizás mi pareja favorita de todas.


El-Niño-Que-Se-Iba-A-Casar-Con-Ella

Ginny Weasley tenía varias cosas claras a su corta edad de diez años: número uno, su nombre siempre sería Ginny, no Ginevra, no Gin, no Gina (¿Gina? ¿De dónde lo había sacado? Pues ni modo, tampoco era una opción correcta de apodo), sino Ginny. Aclarado ese punto, lo número dos: se iba a casar con Harry Potter.

Porque no había cosa más segura en el mundo (ni siquiera que los Tornados iban a terminar terceros en el campeonato) que ella era la mujer perfecta para el Niño-Que-Vivió-Y-Que-Nadie-Sabe-Dónde-Diablos-Estaba, incluso más perfecta que esa sucia arpía bruja de mala muerte y de pelo feo que era Amber Rice, su compañera de juegos cuando tenía como seis años que solía declarar que sabía todo acerca de Harry Potter. Pero Rice no era ni por asomo tan experta en Harry como lo era ella. Bueno, experta en… casi nada, porque bien poco se sabía de Harry Potter luego de que haya sobrevivido a la maldición que los mata a todos menos a él. Pero el punto era que Ginny Weasley lo sabía todo acerca de él. Y para agregar, Amber Rice tampoco le agradaba porque una tarde le había dicho que le gustaba su hermano Ron y eso era estúpido porque qué bruja o mujer en su sano juicio preferiría a Ron sabiendo que en el mundo existía Harry Potter.

Ginny Weasley también tenía claro que no sería fácil acercarse a Harry, por diversas razones que valían la pena recordar para bajarse los humos de la cabeza. Lo primero y quizás lo más importante era que cómo demonios iba a conocer a Harry Potter si nadie en el mundo mágico sabía dónde se encontraba (o al menos los que sabían no tenían muchas intenciones de decirlo, malditos egoístas hijos del hermano feo de Merlín). En el hipotético caso de que apareciera mágicamente (quizás esa no era la palabra correcta) seguramente sería para ir a Hogwarts y quién dice que ahí tendría más oportunidades para acercársele porque seguramente pasaría rodeado de admiradores. Tercero, bueno… era Harry Potter, ¿En qué universo paralelo Harry Potter se fijaría en Ginny Weasley? En el que las cosas son bonitas y los arcoíris se comen y todo es bello, en ese mundo, no en el que ella vivía.

Pero Ginny no era de esas que se rendían y era capaz de viajar cielo, mar y tierra (y donde la tía Muriel si fuese necesario) para encontrar a Harry Potter. Porque ella se iba a casar con él. Costase lo que costase.

Por eso, cuando ese principio de año, en el que Ron, su hermanito y el único que le iba quedando en la casa, partía a Hogwarts decía muy emocionado que en el tren estaba nada más y nada menos que Harry Potter vio que todas las piezas encajaban. Ella se iba a casar con Harry Potter.

Chúpate esa, Amber.