Mi primer intento de un fic sobre uno de mis animes favoritos, Slam Dunk. Espero que les guste.
Casualidades
Kaede Rukawa abrió los ojos con dificultad, sintiendo de lleno la luz del sol en el rostro. En realidad había despertado desde hacía varios minutos, pero fiel a su costumbre, se había resistido al amanecer lo más que pudo; aunque al final, como siempre, el amanecer le había ganado la partida.
Se encontraba en Kanagawa, en lo que ahora era su antigua habitación. Había llegado ahí apenas la noche anterior procedente de Estados Unidos en donde había vivido por los últimos dos años.
Decidió mudarse allá tan pronto terminó la preparatoria con la firme intención de mejorar sus habilidades en el básquetbol; esto claro, no sin antes convertiste en el mejor jugador de básquetbol a nivel preparatoria, tal y como se lo había pedido el profesor Anzai.
Su habitación se encontraba sumida en el más absoluto de los silencios, pues además de él no había nadie más en esa casa; él se había asegurado de hacer el viaje cuando su padre no se encontrara en la ciudad.
Rukawa se quedó mirando al techo por un largo rato, pensando. Se sentía ajeno a ese lugar, pero al mismo tiempo sentía como si el tiempo no hubiera pasado.
Dejó escapar un pesado suspiro; si era por cansancio u otra cosa, él no lo sabía.
Se levantó de la cama con renuencia. Se dio una ducha rápida, tomó un ligero desayuno y se encaminó hacia la estación de tren. Sólo había una cosa que hacer mientras estuviera en Kanagawa.
Para Rukawa, siempre había representado un fastidio tomar el tren y eso no había cambiado en lo absoluto, pero desde su partida a Estados Unidos, las bicicletas habían dejado de existir en aquella casa, por lo que ése era su único medio de transporte.
Mientras caminaba, Rukawa se puso los audífonos y alzó la vista. Sus ojos se encontraron con un cielo despejado de un azul muy claro. Era un día precioso como muchos otros, pero la verdad era que él nunca se había tomado el tiempo para disfrutar uno. Por un instante, se permitió perderse en su mundo, al igual que lo hacía antes de irse siempre que iba camino a la escuela.
Sin embargo, no había logrado sacudirse la sensación que lo había invadido desde el momento en que puso un pie en Japón; era una extraña necesidad de encontrarse con un rostro familiar; algo que le indicara que alguna vez estuvo allí; que alguna vez fue parte de algo.
Cuando menos se dio cuenta, ya había llegado a la estación. Mientras esperaba el tren que lo llevaría a su destino, algo atrapó su atención; una chica para ser exactos. La chica en cuestión se encontraba de pie a varios metros de él, en el lado opuesto de donde él aguardaba. Ella estaba volteando hacia otro lado, probablemente comprobando si su tren se aproximaba.
Por alguna razón para él en ese momento desconocida, su rostro le resultaba ligeramente familiar, pero no podía recordar por qué. No era como que hubiera conocido muchas chicas en su vida; mejor dicho, no había muchas a las que les hubiera puesto el mínimo de atención, por eso le parecía extraño el reconocer a esa chica en particular.
Estaba seguro de haberla visto antes. Hizo un rápido recuento de todas las chicas a las que había conocido a lo largo de su vida, pero ninguna encajaba con el perfil de aquella; ninguna tenía los ojos oscuros y el cabello tan largo. ¿La habría conocido en la secundaria?; no, no era posible. Si en Shohoku no le prestaba mucha atención a las chicas, mucho menos lo había hecho en su época como jugador en Tomigaoka. ¿Sería una de las locas que solían perseguirlo?... poco probable.
Definitivamente no se trataba de Ayako y tampoco era la chica Akagi, pero… ¿entonces?
De repente, le vinieron a la mente las dos chicas que siempre acompañaban a Haruko; ¿cómo era que se llamaban?; hizo un esfuerzo monumental por recordar sus nombres, pues él era terrible en eso. Ninguna se parecía realmente a esta chica y sin embargo…
—Fuji —musitó y en el preciso momento en el que ese nombre dejó sus labios, la chica volteó en su dirección como si le hubiera escuchado llamarla. Para fortuna de Rukawa, en ese mismo instante, el tren que esperaba llegó a toda velocidad y se interpuso entre ellos, impidiendo que ella lo reconociera debidamente.
Rukawa abordó el tren. Antes de que comenzara a andar, le echó una última mirada a la distraída chica a través de la ventanilla. Aparentemente se trataba de esa chica Fuji. Con razón no la había reconocido; se veía muy distinta a su versión de preparatoria, pues si recordaba bien, ella había llevado el pelo muy corto durante esos tres años, todo lo contrario a ahora y tal vez era impresión suya, pero se le veía más segura de sí misma.
Él sólo la había visto un par de veces y en esas ocasiones siempre acompañaba a la chica Akagi. Ni siquiera estaba seguro de alguna vez haberle dirigido la palabra.
Cuando el tren empezó a moverse, Rukawa apartó la vista de la pequeña ventana y apoyo su cabeza en el respaldo del asiento. Cerró los ojos. Tomaría una siesta mientras llegaba a su destino.
Unas horas más tarde, Rukawa se encontraba volviendo a casa después de haber practicado básquetbol por horas, prácticamente hasta que el sol se puso. No había nada más en ese mundo que lograra hacerlo olvidarse de todo y de todos.
Se sentía agotado, pero era mejor así, pues de esa manera, se quedaría dormido de inmediato al llegar a casa.
Estaba a punto de volver a colocarse los audífonos cuando escuchó una voz que lo llamaba.
—¿Rukawa? ¿Kaede Rukawa?
Rukawa se detuvo. Él no se dio la vuelta, simplemente giró la cabeza para identificar a quien lo había llamado.
—Así que no me equivocaba. Sí eras tú a quien vi en la estación esta mañana.
Entonces aquella chica sí lo había visto.
—Haruko se pondrá muy contenta cuando sepa que estás aquí, pero no sólo ella, los demás también... Mitsui, Miyagi, Hanamichi...- comenzó a enumerar la chica.
A Rukawa le llamó la atención que Fuji se refiriera a Sakuragi por su nombre, pero decidió no darle importancia.
—¿Fuji, verdad? —le preguntó y ella asintió—.No quiero que se lo digas a nadie —le dijo, cortante—.Que nadie sepa que me has visto —finalizó y sin más, reanudó su camino, dejando atrás a una confundida Fuji.
Ella lo miró perpleja mientras se alejaba. Aquél chico de mirada fría y actitud distante seguía siendo el mismo de siempre.
¿Y qué les pareció? Apreciaría mucho los comentarios.
