NO ELEGIMOS DE QUIÉN NOS ENAMORAMOS
NIEVE
¿Te gusta la nieve? No.
¿Te gusta pasar frío? No en gran medida.
Entonces, ¿qué haces en medio de ninguna parte, helado hasta los huesos, y viendo caer copos sobre tu nariz? Fácil; hacer feliz a John.
El doctor corría de aquí para allá como un niño pequeño, comenzando con un puñado de nieve y acabando en una gran bola. Y ya llevaba dos, de diferente tamaño.
Cuando intentó colocar la pequeña encima de la más grande y casi se le desmorona sobre la cabeza, corriste a su lado, fijándola bien desde tu altura ventajosa.
Y cuando John te pidió tu bufanda para engalardonar al muñeco, pensaste que era demasiado pero, aun así, se la diste de buena gana.
Todo sea por la felicidad de John.
