Hola, ¿cómo están? Este es mi primer fanfiction, y está dedicado a mi serie favorita, Phineas y Ferb. Está escrito como si fuera un capítulo de doble duración y como antesala de "Phineas y Ferb: La Película", otra historia escrita por mí, mucho más larga.
En este fic la historia da un cierto giro, por lo cual predominará el romance por sobre todo (en los que vendrán, hay bastante humor). Además voy a intentar que Ferb hable un poco más, y mostrar lo que piensa cuando está callado.
Sólo por esta vez, voy a considerar mi historia como K+. Las que vendrán serán con situaciones más adultas y muchas referencias culturales.
Ningún personaje de la serie me pertenece, son propiedad de Dan Povenmire y Jeff "Swampy" Marsh.
Bueno, no escribo más. Aquí está, Phineas y Ferb en "El Partido de Fútbol":
El Partido de Fútbol
Capítulo I
Mañana de dudas
Era una mañana como cualquiera en el área suburbana de Danville. O, mejor dicho, parecía una mañana cualquiera. El clima era increíblemente frío. Curioso, puesto que era verano, aunque no tanto porque faltaba tan sólo una semana para que éste terminase.
Sentados bajo un árbol en el patio de una casa en la calle Maple, dos niños, acompañados de su mascota, discutían acerca de qué podrían hacer ese día. Sin embargo, las ideas no les llegaban a la cabeza.
Uno de los niños, llamado Phineas Flynn, tenía pelo rojo y una cabeza como la de un triángulo. El otro, llamado Ferb Fletcher, tenía pelo verde y cabeza rectangular. Por último, la mascota era nada más ni nada menos que un ornitorrinco llamado Perry.
El primero de los chicos se levantó y sacudió la cabeza, intentando pensar. Pero todo era en vano. Ninguna idea circulaba por su cabeza.
-Vaya, Ferb... qué difícil que es pensar en hacer algo nuevo... piensa: hemos hecho lo que hemos querido durante todo el verano...
El chico peliverde se quedó pensativo. Habitualmente le molestaban esos comentarios, justo antes de decir su frase "ya sé que vamos a hacer hoy". Parecía que su hermano le tomaba el pelo, a pesar de que con el tiempo, él ya se había acostumbrado.
-Aunque, en definitiva-siguió el pelirrojo-hoy tendremos que jugar la final del torneo, así que tal vez no debamos hacer nada hoy...
Phineas se refería a que, esa noche, su equipo, el "Danville FC", tendría que disputar la ansiada final del campeonato estatal de fútbol, ante "Danville City", es decir, los niños de la ciudad.
-Y espero que el club haya encontrado otro director técnico... ¿recuerdas lo que pasó con el último, Ferb?
El anterior entrenador del equipo había sido un chico pecoso, pelirrojo y con anteojos, torpe y sin capacidad para manejar a los jugadores.
-Ese no podía dirigir ni el tránsito… ni hablar de un equipo. ¿Lo recuerdas, verdad?-le volvió a preguntar a su hermano.
Ferb ni se acordaba de ese adolescente. De hecho, ni siquiera estaba prestando atención a las palabras del chico. Nada parecía importarle.
-¿Qué pasa, Ferb?-le preguntó Phineas-Te ves diferente.
El peliverde negó con la cabeza.
-Insisto. No te ves como siempre.
Volvió a negar. Resignado, el chico de cabeza triangular volvió a sentarse.
"El problema es que tú estás siempre igual" pensó Ferb. "Siempre haciendo cosas y sin descansar… quieres divertirte como un niño pequeño…"
Y acarició a Perry, que al sentir el contacto soltó su típico gruñido.
De repente, pudo ver algo que se acercaba por detrás de la cerca. Parecía un moño rosado, lindo y bien arreglado, sobre una cabellera oscura y bien peinada.
"Bueno, la trama se repite" pensó el chico. "Isabella viene, qué estás haciendo y se viene la idea loca. Cómo daría porque fuera algo diferente..."
Pero Ferb no sabía que ese día sería diferente. Isabella García-Shapiro, la vecina de enfrente, no entró directamente al patio de los chicos como siempre, sino que se quedó en la puerta de la cerca, murmurando cosas.
-Vamos, Isabella-se dijo la chica, de pelo negro-Tú puedes. Has esperado todo el verano por este momento, y ya es tiempo de que suceda...
Miró por arriba de la cerca, y vio a los dos hermanos sentados bajo el árbol.
-¿Por qué siempre tiene que estar con Ferb? Esto será más difícil de lo que pensaba... ¿cómo puedo decírselo con él al lado? Ojalá se fuera...
Ferb miró a la morocha y se quedó pensativo. ¿Por qué la chica no entraba como siempre al jardín? ¿Qué le pasaba? ¿Le molestaría algo?
Se dio un manotazo en la cabeza. Él sabía lo que la chica sentía por su hermanastro… "Déjalos solos" se dijo.
El hecho de ser una persona silenciosa y pensante le daba a Ferb una visión diferente de la realidad, con lo cual podía ver cosas que otros, como su hermano, no podían. En este caso, que la niña estaba secretamente enamorada del pelirrojo.
Se levantó, la miró y le guiñó el ojo, para luego irse dentro de la casa.
-¿Adónde vas, Ferb?-le preguntó Phineas.
"Respóndele algo inteligente para que se calle la boca" pensó él.
Revisó en lo más profundo de su ser, buscando la frase más ingeniosa posible, y dijo:
-Voy a ver si ya puso la puerca.
Y se fue, dejando a su hermanastro completamente desconcertado.
-Bueno... no creo que tarde mucho...
Isabella se sorprendió por la acción de Ferb... ¿sería una señal?
-¡Tengo que aprovechar la oportunidad!-exclamó, y entró al patio.
Phineas la vio, y se dispuso a saludarla.
-Hola, Isabella.
-Hola, Phineas... ¿qué estás haciendo...?
-¿Yo? Um, lamento decirte que por ahora nada... aún no se me ha ocurrido nada...
-Bueno, es difícil pensar algo nuevo.
-Lo sé. Espero que si no llego a hacer nada hoy, pueda... es decir podamos-se corrigió-disfrutar el partido.
-Cierto. No importa si ganamos o perdemos, hay que divertirse... por cierto...
-¿Qué?
No podía hablar. Le costaba. ¿Cómo dirigirse así nomás hacia el amor de su vida? ¿Y si rechazaba su propuesta? ¿Podría olvidarlo?
-Yo... quería hacerte una pregunta...
-¿En serio? ¿Qué sucede?
Isabella estaba cada vez más nerviosa. Finalmente, no aguantó más y dijo:
-Phineas... Phineas... ¿quieres... salir... conmigo?
-¿Eh? Perdona, no te escuché...
-¡¿Quieres salir conmigo?-repitió, casi gritando.
El pelirrojo quedó perplejo, pero no tardó en contestar:
-Suena divertido... pero tendré que ver si Ferb puede venir...
La chica se enfadó de inmediato, lo tomó de los hombros y le dijo, cara a cara:
-Nada de Ferb. Sólo tú y yo. Solos.
"Solos"... esa palabra retumbó unos segundos en la cabeza de Phineas. ¿Salir sólo él y ella? ¿Algo así como una cita? No podía creerlo.
-Eh... no lo sé, Isabella...
-¡Vamos! ¿Por qué no?
-Siento eso como algo extraño... ¿no somos muy jóvenes para salir solos?
-No, no lo creo.
El chico se levantó, pensó un poco y luego dijo:
-Sí, ¿por qué no? Saldré contigo, Isabella.
La niña era incapaz de creerlo: ¡El niño que le gustaba la había aceptado!
-Oh, ¡qué bueno!-dijo, tratando de disimular su gigantesca felicidad-¿Quieres que salgamos... a las cuatro?
-¡Claro! Después de todo, si conseguimos un nuevo entrenador, recién entrenaríamos a las seis, una hora antes del partido...
-¡Bien! ¡Te veo luego, Phineas!
Pero antes de irse, sus impulsos le jugaron en contra, ya que hizo algo que nunca jamás había hecho: inclinando un poco la cabeza, besó al pelirrojo en la mejilla, para luego alejarse al trote soltando una risita de enamorada.
El beso le produjo al chico de cabeza triangular una sensación única. Por alguna razón, se sentía bien, feliz, embobado... ¿qué le pasaba?
En ese momento, Ferb volvió, con una sonrisa de oreja a oreja. Obviamente había visto toda la escena espiando desde adentro de la casa, por lo que decidió hacerse el tonto con su hermano.
-Ferb...-le dijo él-Ferb... Isabella me dio un beso... y saldré con ella en la tarde...
Su hermanastro arqueó la ceja izquierda, como diciendo "¿Y?".
-Bueno, es que me siento un tanto raro... pude ver a Isabella como nunca lo hice, de otra forma... no sé si me entiendes, hermano.
Se quedó sorprendido. ¿Cómo que la veía diferente? En todo el verano ni le había prestado atención a esa chica… ¿Hizo falta que lo besara para que él la descubriera?
-¿Crees que deba hablar con alguien, hermano?-le preguntó.
El peliverde estaba demasiado concentrado en sus pensamientos para responderle. Así que se limitó a asentir con la cabeza.
-Bien… hablaré con la persona que aclara todas mis dudas y me ayuda con mis problemas…
Y miró a su hermano.
-Ferb… ¿podrías acompañarme a…?
-¡¿Qué yo qué?
El grito de Jeremy Johnson demostraba lo sorprendido que estaba. Phineas y Ferb habían ido en bicicleta hasta su casa, para que le diera ciertos consejos al pelirrojo.
-¿Consejos?-les preguntó-¿Ustedes quieren consejos?
-Bueno… yo soy el que los necesito-le respondió Phineas.
-No sé por qué, pero bueno… pasen si quieren.
-Gracias, Jeremy.
-Oigan… ¿y Perry?-preguntó el rubio.
-No vino con nosotros… ¿qué estará haciendo?
Al mismo tiempo, en el jardín, Perry el Ornitorrinco aprovechaba que sus dueños no estaban para poder abrir un túnel secreto en el árbol y bajar por él, hasta llegar a su escondite secreto de agente. Se puso su sombrero Fedora y se sentó en una silla frente a una pantalla bastante grande, en donde un hombre canoso y con uniforme militar lo estaba esperando.
-Bueno días, Agente P-lo saludó el sujeto, el Mayor Monograma-Sabemos que tu enemigo, el doctor Heinz Doofenshmirtz, ha estado comprando artículos muy extraños de Internet, y no ha salido de su edificio en días. No estoy en condiciones de divulgar su actividad, pero sin embargo lo haré. Carl, ¿dónde está la lista?-le preguntó a su interno.
-En su ropa interior, señor-le respondió el adolescente, ante la mirada extrañada de Perry.
-Oh, sí-dijo, y se arrancó los shorts, para buscar los papeles-Aquí está… parece que nuestro amigo Doof ha comprado un rayo destructor, una tonelada de azúcar y… ¡diez mil ramos de flores! ¿Qué demente haría eso…? Bueno, no importa… debes averiguar que trama, y después detenerlo, Agente P. ¡Contamos contigo!
El animal le hizo un gesto afirmativo y se dirigió a su deslizador, para así salir de su guarida y viajar hacia el escondite no tan secreto de su rival.
-Ya, en serio, Carl, ¿qué demente haría eso?
-No lo sé, señor. Yo soy sólo un becario.
-Oye, la Agencia está gastando una fortuna en tu capacitación. Sé más útil, Carl.
-Bueno… lo intentaré, señor.
-Así me gusta, interno. Siga trabajando.
-A la orden, señor.
De vuelta al hogar, una adolescente pelirroja murmuraba cosas y miraba por la ventana, un poco triste. Suspiró y siguió:
-…mis hermanos no están, no hacen nada, y yo me siento sola… ah…
Candace Flynn se quedó callada un buen rato, divagando. ¿Qué podría hacer para no sentir esa tristeza?
-¿Vas a seguir con el poema o no?
La voz de su mejor amiga, Stacy Hirano, la sacó de sus pensamientos. Sacó la cara de la ventana, justo cuando pasaba Perry, y le preguntó:
-¿Poema? ¿De qué estás hablando?
-Bueno, decías cosas tan extrañas que decidí escribirlas… tal vez podría rescatar algo…
-No debiste. No estoy de humor.
-Vamos, Candy… ¿qué te sucede?
Candace la miró, aún más triste, suspiró, y siguió hablando:
-Siento que este verano está arruinando mi vida, Stace. Mira, en primer lugar, no he podido acusar a mis hermanos en todo este tiempo, en segundo, mamá piensa que estoy loca, y en tercero…
Le dio la espalda, y miró el altar que le había hecho a su amor imposible, Jeremy.
-…juré que este verano me declararía a Jeremy… pero no puedo… sé que me rechazaría…
-¿Rechazaría?-Stacy se puso furiosa-¡Candace, no tienes idea de lo mucho que Jeremy te aprecia!
-Sólo lo dices para hacerme sentir mejor. Y agradezco tu intención, pero no servirá… no lo sé, a veces siento que es demasiado bueno para mí. Sé que él también siente que soy una desquiciada.
-Por favor, amiga. No tienes idea de lo que dices. ¿Sabes qué? Hoy es la oportunidad perfecta para demostrar que tengo razón.
-¿De qué hablas?
La morocha sonrió, y le comentó:
-Hoy a la noche, tus hermanos jugarán la final del torneo de fútbol. Ayer llamé a Coltrane y le pregunté de ir con él… ¡y me dijo que sí! Si ahora le digo que lleve a su mejor amigo, Jeremy caerá de inmediato… y ahí estarás tú conmigo, en la tribuna.
-¿Quieres decir… los cuatro juntos?
-Así es.
Poco a poco, la sonrisa de la pelirroja pareció agrandarse.
-¿Lo dices en serio?
-¡Claro! Y, por cierto, hoy pienso declararme a Coltrane…
Y se sonrojó un poco. Candace, finalmente, soltó una risita.
-Bien, si tú lo haces… ¡yo también! Bueno, eso creo…
-Tú puedes, Candy. Mira, no te obligo a que lo hagas, pero si quieres a Jeremy como novio, tendrás que dar tú el paso inicial. Te lo aseguro.
-Es cierto… la decisión tiene que salir de mí…
Y volvió a entristecerse.
-¿Qué sucede?
-Bueno… es que tendré que tener valor… no puedes declararte a la persona que amas así como así… podrías perderlo para siempre…
-Yo sé que lo quieres mucho, Candace, pero te diré algo. Si no te acepta, cosa que no creo, significa que no es para ti. Y que puedes conseguir a alguien mejor, que te quiera como eres.
Luego de pensar un poco, la miró a los ojos y le dijo, simplemente:
-Stacy, eres genial…
-Llama a mi mamá y díselo-respondió ella.
-Y bien, ¿qué necesitas, amigo?-le preguntó Jeremy a Phineas, ya dentro de la casa del primero.
El pelirrojo se sentó en el sillón de la sala, y se quedó mirando hacia abajo.
-No… no sé como preguntártelo, amigo-le respondió.
El adolescente lo miró un momento.
-Vamos, amigo-le dijo-Sea lo que sea, puedes decírmelo. Nunca he revelado los secretos de nadie.
Pero su amigo no respondió. Entonces, el dueño de casa decidió empezar a tirar ideas.
-¿Es una chica, verdad?
El chico se sonrojó inmediatamente.
-¡Claro que no!-gritó, nervioso.
Jeremy se quedó perplejo. Entonces, miró a Ferb, el cual le guiñó el ojo. Sí, había acertado.
-Ajá…-el rubio pareció entenderlo-con que es una chica…
-¡Te dije que no!
-Sí… sí lo es…-le dijo, tratando de ponerlo nervioso.
-¡No…! ¡Bien! ¡Sí, así es! ¡Es una chica! ¿Y?
Aún más extrañado, el muchacho prosiguió:
-No, no sucede nada…
-¿Y por qué intentabas persuadirme así?
-Para que lo dijeras.
-Bien, bien… ya está, ya lo dije. ¿Quieres ayudarme, por favor?
Sentándose a su lado, el adolescente asintió con la cabeza.
-Tal vez pueda, pero debes saber que no soy el mejor para los consejos. Pudiste preguntarle a tu… tu… tu pa…
-Mi padre-concluyó Phineas.
-Sí, sí, tu padre… en serio, ¿por qué no lo hiciste?
-Bueno… mi padre está trabajando ahora… y simplemente se me ocurrió venir a preguntarte.
-Cielos… bueno, hasta aquí llegaste y aquí me tienes, Phineas. ¿Qué quieres saber?
Lo miró un momento a la cara, y comenzó:
-Hoy, Isabella me invitó a una cita… y yo acepté…
-Vaya, eso es genial…
-Sí, sí, pero… antes de irse, ella… ella me besó.
El rubio trató de contener la risa, y preguntó:
-¿Y entonces?
-Ella es la chica en cuestión, Jeremy. No puedo quitármela de la cabeza.
-¿De veras?
-Sí… es extraño, he estado junto a ella durante todo el verano, pero jamás me había pasado esto…
-Bueno, tal vez hayas visto algo en ella que nunca habías visto…
-Sí, puede ser… pero tengo que lidiar con este problema.
-¿Problema? ¿Cuál problema?
-Yo…
Miró para ambos lados, fijándose que no hubiera nadie más que él, Ferb y Jeremy, y siguió:
-Jeremy, debo confesarte algo.
-¿Qué sucede?
-¿Prometes no decírselo a nadie?
-Tienes mi palabra.
-¿Tú también, Ferb?
El peliverde se besó la mano dos veces, en señal de promesa.
-Bien… yo…
Titubeó antes de poder revelar finalmente su secreto.
-Creo… creo que me gusta Isabella… ¡no, no lo creo, la amo de verdad!-exclamó, ante la mirada de ambos.
Ferb abrió tanto los ojos que ambos quedaron de la misma medida, mientras que a Jeremy le quedó la mandíbula por el piso.
-¡No puedo creerlo!-gritó el adolescente.
Y, repentinamente, sonrió, y comenzó a hacerle cosquillas.
-¡No, no, Jeremy! ¡Basta!-gritó el pelirrojo, muerto de risa.
-¡Estás enamorado! ¡Estás enamorado!-le cantó en tono burlón, mientras seguía jugando con él.
-¡Dije basta! ¡No más!
Finalmente, se detuvo, para luego darle un abrazo.
-Cuánto te admiro, Phineas…-le dijo Jeremy, emocionado-Enamorado, y a tu edad… creo que los hombres estamos madurando más temprano que nunca…
-¿Cómo que me admiras? ¿De qué hablas?
-Phineas, Phineas… ¿sabes lo que es estar enamorado, y a tu edad, como ya te he dicho? Es una muestra de madurez increíble… no tienes por qué ocultarlo, es sensacional…
-¿En serio?
-¡Claro! Y apuesto a que tú y ella serán novios muy pronto, porque tú se lo dirás hoy en la cita…
-¿Qué?-el chico se puso nervioso-¡No! ¡Me va a rechazar! ¿Cómo quieres que se lo diga?
-Mira, si ella te invitó es por alguna razón. Es muy probable que ella te quiera también, Phineas. Uno no invita a alguien a salir sólo porque sí. Piensa, ¿por qué crees que invito tan seguido a Candace a salir?
-Sí, tienes… ¡¿Qué?-preguntó sobresaltado.
-¿Eh? Nada… no dije nada-Jeremy se puso nervioso también.
-Jeremy, me estás asustando… ¿estás enamorado también?
-Por supuesto…
-¿Te sientes como yo, verdad?
-Así es, por eso estoy tan contento, Phineas. ¡Vas a tener novia a los diez! Vas por el buen camino, no como yo, que ya manejo un auto y aún no he tenido el valor de decirle lo que siento a la mujer que amo…
-¿Y quién es ella?
-¿Me guardarías un secreto?
-Claro, si guardas el mío…
-Ya te lo prometí…
-Entonces, puedes, Jeremy.
Se le acercó, y le susurró al oído su secreto. Sorprendido por la confesión, el niño se quedó perplejo.
-¿En serio te gusta ella? Qué increíble…
-Bueno… es la chica que amo… ¿está bien, verdad? Nunca falta un roto para un descosido…
-Amén, amigo.
-¿Quieres ir a la cocina a seguir hablando?
Y se dieron un apretón de manos, para luego irse al lugar indicado para continuar la charla. Todo ante la vista de Ferb, el cual había sido ignorado.
-A veces me pregunto si soy cartón pintado-comentó, serio.
(Jingle Musical) ¡Doofenshmirtz, Malvados y Asociaaaadoooos!
Luego de unos minutos de vuelo, Perry logró llegar al edificio que estaba en la parte central del sector urbano, que era el escondite de su némesis. Disparando dos veces con el rayo láser del deslizador, abrió un agujero en la pared que le permitió entrar. Dentro, el malvado doctor Heinz Doofenshmirtz se sorprendió de verlo.
-¡Perry el Ornitorrinco!-gritó-¿Qué haces aquí? ¿Cómo puedes entrar así a mi residencia? ¡No estoy tramando nada malo!
Entonces, el Agente P le señaló el rayo destructor.
-¿Esto? Esto no es malvado. Es un Correctinador, Perry el Ornitorrinco…
El animal lo miró extrañado. No tenía idea de lo que hablaba.
-Bien, te explicaré… en todos estos años hemos luchado incansablemente, y siempre soy yo el que pierde. ¿Pues sabes qué? He decidido tomar una decisión drástica.
Tomó la punta del invento y se lo apuntó a la cabeza. Horrorizado, el Agente P intentó detenerlo.
-¡No! ¡No es lo que tú crees!-exclamó, eliminando la hipótesis de suicidio-El Correctinador es capaz de volver bueno a cualquiera con su contenido de flores y azúcar…
Aún más confundido, el ornitorrinco siguió mirándolo, como buscando una respuesta a sus dudas.
-Sí, sé que suena estúpido, pero lo haré… Haré lo que nunca había siquiera pensado hacer… ¡Me haré bueno, Perry el Ornitorrinco! ¡Adiós a la maldad!
Y, ante un Perry atónito, el científico apretó un botón en el rayo, que provocó que éste le diera un disparo en el pecho, lanzándolo unos cuantos metros y haciendo que se estrellara contra la pared. A pesar de eso, logró erguirse sin problemas.
-Vaya… ¿qué me pasó? Me siento adolorido… ¡Perry el Ornitorrinco!-gritó al verlo-¡Qué gusto que estés aquí!
Y le dio la mano. Creyendo que era un truco, el Agente P lo rechazó.
-¿Qué? ¿No ves que ya soy bueno…? ¿Eh?-se preguntó, y al ver los resultados de su experimento, se puso contento-¡Lo logré! ¡Soy bueno!
Perry no podía creerlo: su enemigo se había pasado de bando.
-No puedo creerlo… al fin puedo dejar mi pasado atrás y comenzar una nueva vida… ¡esa fue la razón por la que hice esto, Perry el Ornitorrinco! Ya no quiero sufrir más por algo que no tiene sentido luchar… ¿sabes qué? Iré a…
Y, en eso, sonó el timbre. Desde la ventana de su departamento, pudo ver que eran dos niñas exploradoras. Gretchen y Katie, para ser más precisos.
-…abrir-concluyó la frase Doof, y se dirigió a la puerta.
Abrió, y las niñas lo saludaron.
-Buenos días, señor-le dijo la primera-¿Quiere comprar nuestras tortugas de chocolate? Tenemos cajas de diez, veinte y treinta.
-¡Claro!-exclamó-Quiero una de veinte.
Les pagó a las chicas, y se metió adentro con la caja.
-Bien, creo que ahora sí puedo ir a buscar empleo…
Pero, en ese momento, vio que su rival se iba.
-¡Espera, Perry el Ornitorrinco! ¿Qué sucede?
El agente se dio vuelta y lo miró de forma irónica.
-¿Qué? Sólo porque ahora soy bueno no significa que no podamos seguir hablando… ¡oye, te estoy hablando!
Perry ya no lo oía. Dándose cuenta que su presencia en el lugar era innecesaria, se fue de allí usando su jet-pack.
-Bien, como quieras… ¿en qué estaba? Ah, sí… ¡iré a buscar empleo!-exclamó, y tomó el diario del corriente día.
Una hora más tarde, y luego de una larga charla, Phineas, Ferb y Jeremy salieron de la casa de éste último.
-Entonces, ¿crees que Isabella me acepte?-preguntó el chico enamorado.
-No tengo duda. Vaya, aún no termino de creerlo… eres genial, Phineas-le dijo el rubio.
-Oye, no es para tanto… Bien, nos vemos, Jeremy. Oh, por cierto…
Y recordó el tema de la final del campeonato.
-¿No quieres ser nuestro entrenador?
-¿Yo? Pues... me temo que no podré, Phineas. No sé mucho sobre fútbol... ¿no era que ya tenían director técnico?
-No, lo echaron hace un tiempo. Bueno, habrá que seguir buscando...
De repente, el chico recibió una llamada en su celular.
-¿Sí? ¡Oh, hola, Baljeet! ¿Qué sucede?
Baljeet era el amigo hindú de Phineas y Ferb.
-¡Phineas, estoy en la sede de nuestro equipo!-le informó-¡Tengo buenas noticias!
-¿Qué sucedió?
-¡Tenemos entrenador para esta noche!-gritó, alegre-¡Hoy a la tarde tendremos un entrenamiento con él para preparar el partido!
-¡Genial! ¿Y a qué hora es el entrenamiento?
-Es a la dos. Sólo será una hora y media…
-¿A las dos? ¿No debía ser a las seis?
-El nuevo entrenador pidió cambiar la hora. Dice que es mejor… no sé, cuestiones suyas, supongo.
-Bien, te veremos allí, amigo. ¡Nos vemos!
Y cortó.
-Chicos, Baljeet dice que hemos conseguido un entrenador para esta noche-anunció.
-Excelente-dijo Jeremy-¿Sabes quién es?
-No, no me lo dijo… ¡oh, cielos!
-¿Qué sucede?
-Mi cita con Isabella es a las cuatro… y el entrenamiento dura hasta las tres y media… ¡tendré que estar listo en media hora!
-Es tiempo suficiente-lo calmó Jeremy-Vamos, tú puedes, amigo.
-Lo intentaré...-murmuró, aún con dudas-Bien, Jeremy, te agradezco todo esto…
-No es nada, Phineas. Sólo recuerda guardar mi secreto…
-Por supuesto…
Repentinamente, Perry se hizo presente en el lugar.
-Oh, ¡ahí estás, Perry!-gritó Phineas-Que raro, generalmente no tarda tan poco en volver…
-Tal vez se aburrió, quién sabe…
-Es posible… bien amigo, gracias por todo. ¡Nos vemos!
-¡Adiós!-le devolvió el saludo el adolescente.
Los chicos y su mascota se fueron de allí en bicicleta. En ese momento, miles de cosas pasaban por la cabeza del pelirrojo… ¿qué sucedería esa tarde? ¿Saldrían bien las cosas entre él e Isabella? Y, por otro lado… ¿cómo sería el nuevo entrenador? ¿Lograrían ganar el campeonato?
-Vaya…-murmuró el rubio, al verlo alejarse-mi futuro cuñado, enamorado…
Y se dispuso a entrar a la casa, justo cuando alguien llegaba.
-¡Oye, Jeremy! ¿Cómo estás, viejo?
El recién llegado era Coltrane, su mejor amigo.
-De fábula-respondió Jeremy-¿Y tú?
-También… oye, a que no sabes qué sucedió…
-No… ¿qué?
-Stacy volvió a llamarme, y me pidió invitar a un amigo para el partido de esta noche. Y bueno, creo que es conveniente que vengas tú…
-Vaya, que bien… ¿Por qué?
-Eres mi mejor amigo, ¿no?
-Sí…
-Pero hay otra razón… ¡Candace irá también!
-¿De veras?-preguntó el rubio, feliz.
-Oh, sí… será una cita para cuatro.
-Que bien... oye, ¿les decimos esta noche?
Coltrane se puso pensativo. Se rascó la porra y respondió:
-No sé… dudo poder hacerlo para esta noche… siento que necesito un tiempo más con ella para poder decírselo… En cambio, Candace y tú han salido mucho este verano…
-Sí… yo se lo diré esta noche…
-Vaya, te admiro, viejo…
-De cualquier forma, debí decírselo antes. Es increíble que falte tan poco para el fin del verano y todavía no se lo he dicho…
-Tranquilo, viejo… esta noche será tuya.
-Espero que tú también consigas lo que quieres, Coltrane.
-Aún tengo mis dudas…-dijo, y volvió a quedarse pensativo-bueno, nos vemos esta noche, Jeremy.
-Nos vemos, camarada.
Y se despidieron. Pensativo, el rubio entró a su casa y reflexionó sobre lo ocurrido en esa mañana de dudas.
¿Quién será el nuevo entrenador? ¿Cómo saldrá la cita? Descúbranlo en el próximo capítulo... "Tarde de romance".
