ASSASSIN'S CREED 2

Capitulo 1: Volver a nacer.

Por: Yuki Hino


— ¡Despierta, Desmond!—Lucy lo llamaba.

— ¿Qué pasa?

— Rápido, tenemos que irnos. No hay tiempo de explicar— Lucy salió de la pequeña habitación y rápidamente se dirigió al animus— Acuéstate.

—… OK…

Tan rápido se acostó, Desmond viajó atreves de su memoria genética. Pero en varios minutos no paso de un escenario negro. Poco a poco una luz apareció en el horizonte. Al hacerse más grande, aquella luz tomaba la forma de un túnel y Desmond pensó que aquello le producía una sensación ya conocida, y que al mismo tiempo le daba miedo. Aquel túnel se hacía más grande y al final salió de él y empezó a llorar. Se sentía pequeño y desnudo, no podía ver bien. Y cuando por fin pudo abrir los ojos, vio frente a él a un gran hombre que le hablaba en italiano. No supo que sucedía hasta que el hombre le dijo: "Tú puedes pequeño, tú puedes" Entonces supo y recordó lo que era aquel túnel. Justo en ese momento, Lucy lo sacó del animus.

— Ugh… ne-necesito recostarme— dijo Desmond, quien se encontraba en shock por el evento pasado.

— No hay tiempo. ¡Vámonos!

— Ah… ten compasión. Ahora tendré que borrar aquello de mi mente.

— Lo harás después. ¡Vámonos!

—Ok, ok.

Rápidamente los dos emprendieron su huida, tenían que salir de ahí lo más pronto posible. Durante su camino Desmond vio más maquinas como el animus. Y como alejando su mente, bromeó sobre como las llamaría en conjunto: ¿animuses o animuss?

Se encontraron con algunos guardias pero juntos pudieron con ellos, en realidad fue Lucy quien hizo todo el trabajo. Desmond era un poco tonto es esas cosas, nunca pudo dañar algo más allá de una cucaracha, y eso le costó trabajo. Cuando terminaron con los guardias, Lucy le ordenó que se escondiera en la cajuela del auto, pues era para su seguridad. Él no tuvo más opción que aceptar. Pronto se encontró en la obscuridad, y ahí, mientras viajaba, tuvo otro recuerdo, o un sueño tal vez, en el que estaba Jake junto a su hermana y a Leonardo. Sólo los miraba, que se suponía que haría, ahora que ya estaban muertos…

Despertó justo a tiempo para que Lucy abriera la cajuela.

— ¿Ya llegamos?

— Ya. Ahora ya podemos estar más tranquilos.

— ¡Qué bien! No sabes cómo me encanto ir en la parte trasera del auto— bromeó Desmond.

— Vamos, es hora.

Mientras caminaban Lucy le hablaba sobre todo lo que Abstergo hacía y quería, y lo que los asesinos trataban de impedir.

— ¡Puedes contar conmigo!

— Gracias Desmond.

Siguieron caminando hasta llegar a una puerta abierta. Entraron, y rápidamente fueron recibidos por dos miembros.

— ¡Lucy!

— ¡Rebecca!

— Así que lo conseguiste, ¿eh?

— Por poco.

— Te traje un regalo.

— ¡Wow! ¡Gracias!

— Mira, él es Desmond.

—Mucho gusto Desmond, me llamo Rebecca Crane.

—Mucho…

— Y yo soy Shaun Hastings.

—…

Quien lo interrumpió fue un hombre alto, de pelo castaño, y lentes. Tenía una mirada arrogante. Y desde ese instante no el agrado, ninguno se agrado. Sus miradas se cruzaron sólo para mostrar el odio nacido de los dos.

Rebecca se dio cuenta.

— Bueno, es hora de empezar. No hay tiempo. Y gracias al regalo de Lucy, las cosas irán más rápido.

—…— Desmond no pudo apartar su mirada hasta después de unos segundos— Cuando quieras.

—Bueno, sólo déjame ajustar algo en el animus.

Mientras esperaba, Desmond decidió echarle un vistazo al su entorno, primero iría a hablar con Shaun.

— Hola. ¿Qué son todas estas cosas?

— Esto, Desmond, es lo que mantiene funcionando el animus, es lo que previene que todo explote.

— Mmm… ¿Y qué se supone que haces tú?

— Yo investigo cosas. También doy apoyo a los asesinos. Tú, sabes, los que están allá afuera, haciendo el verdadero trabajo, exponiendo sus vidas.

—…

—…

—Listo Desmond— avisó Rebecca.

—… Ya voy.

Camino lento para contener su ira. Llego al animus y rápidamente se introdujo en él. En un abrir y cerrar de ojos dejó de estar en el cuartel y apareció, sus memorias, en una calle, rodeado de adolecentes, que al igual que él, no debían tener más de 18 años. Él tenía 16 años. Pronto se encontró hablando.

Republica de Florencia, 1476

— ¡Juntos hacia la victoria! ¡Amigos míos! Vieri de Pazzi se ha atrevido a calumniar a mi familia. Es hora de ponerle un alto…

— ¡Deja de decir tonterías, idiota!— del otro lado del la calle, el nombrado grito.

— ¡Ah! Vieri. Estábamos hablando de ti. Pero qué raro que estés aquí, pensé que los Pazzi encargaban el trabajo sucio a otros— dijo burlonamente.

— Es tu familia la que llama a los guardas cuando hay problemas. ¿Temes resolver tus propios asuntos?

— Pues tu hermana parecía muy contenta con el "asunto" que tuvimos hace un rato— rio al igual que sus seguidores.

_ ¡Mátenlo!— Viere sostenía, a escondidas, una piedra que lanzo al mismo tiempo que gritaba. Aquella piedra fue a dar a la cara del Auditore, provocándole una herida en los labios. Justo en ese momento, los adolecentes de ambos bandos se encararon.

La herida provocó que el joven Auditore golpeara sin medir consecuencias. Sólo le tomo cinco minutos derrotar a todos los aliados de Pazzi.

— ¡Hey, atrás de ti!

—Mmmm ¡Federico! ¿Qué haces aquí?

— Quería ver si mi hermanito había aprendido a pelear— Federico, su hermano mayor.

— ¿Y?— los hermanos se unieron para acabar con los enemigos restantes. Sólo fueron dos minutos. Y al verse derrotado, Pazzi ordenó la retirada. Federico paró a su hermano, quien ya corría en busca de Vieri.

— ¿Por qué me detienes? ¡Casi habíamos ganado!

—Estas herido, vamos al doctor.

— No hace falta. Además no tengo dinero para pagarlo— dijo contento.

— De nuevo lo malgastaste en mujeres y vino.

— Bueno, yo no lo llamaría malgastar.

— ¡Jajajajaj!— los dos hermanos rieron.

Por orden de su hermano, el joven Auditore robó dinero de los caídos, para así pagar el médico, cuando hubo robado lo suficiente, ambos huyeron antes de que la guardia llegara. Corrieron esquivando hábilmente a las personas, cuando se aburrieron de eso subieron al los tejados para llegar más rápido a su destino, y cuando lo hicieron, saltaron desde lo más alto. Parecían aves asechando a su presa, asustaron incluso al pobre medico que ya estaba acostumbrado a las locuras de los hermanos Auditore.

— Hay que volver a casa— dijo Federico después de que el médico los curo.

— Sí. Prefiero evitar los sermones.

—Oye. ¿Qué tal si hacemos una carrera?

— ¿A dónde?

— Mmmm… a lo alto de esa torre— Federico señaló lo alto de la iglesia de Florencia.

— Claro.

— A la de tres… Uno… dos… ¡tres!

Tal vez fueron los golpes, tal fue la noche o la medicina del doctor pero Federico tomo el camino más largo a la iglesia. Mientras que su hermano directamente escaló la torre. Y así: ganó.

— Jajaja, casi me siento culpable de ganarte, hermano. Pero mira, perder conmigo no es ninguna vergüenza, sino un orgullo— celebró el menor cuando llegó primero a la iglesia.

— Jajaja, claro…. Ven conmigo—ordeno a su hermano— Tú sólo sígueme— agregó cuando vio a su hermano dudar.

Escalaron más alto en la torre. Esta vez no hubo perdedores. Federico ayudo a su hermano a subir; y así, tomados de las manos, ambos hermanos se miraron. El enorme amor fraterno que se profesaban se sentía en el aire, y en sus rostros.

— No está mal la vida que llevamos, Ezio, hermano— comentó Federico.

—Ay… es la mejor— agrego Ezio— Ojala nunca cambie.

— Y ojala no nos cambie a nosotros.

Y ambos hermanos, orgullosos de su legado, de su apellido, se sus padres y uno del otro, miraron a su amada ciudad, esperando nunca irse de ahí, esperando cambiar el rumbo del mundo y hacerlo mucho mejor.


Hola!! Me tarde mucho en hacer este capi. Debo aclarar que he copiado los diálogos de la versión del juego pues me parecieron muy emotivos y calves para el desarrollo del fic. Espero les haya gustado, lamento la tardanza. ^^ Gracias por seguir leyendo esta historia.