"Mira que a veces el demonio nos engaña con la verdad, y nos trae la perdición envuelta en dones que parecen inocentes."

William Shakespeare

En el mundo racional y lógico que representaba el siglo XXI, el folclore y las supersticiones no figuraban lugar en mentes brillantes.

L lo sabía. Kira no era un Dios, un demonio ni nada por encima de las leyes terrenales. Era un criminal que debía ser atrapado y juzgado como tal. No pararía hasta encontrarlo.

Aunque todas las pruebas apuntaran a un callejón cada vez más impreciso, y éstas gritaran en su cara que se enfrentaba a una fuerza desconocida, que era como una hormiga enfrentando una araña traicionera y mortífera. El odio y la impotencia lo consumían de forma pausada, pero progresiva.

—Kira no da señales de reconocimiento —murmuró Light de forma autónoma, mirando un monitor de la sala de investigación, mientras el detective permaneció callado.

El inglés lo observó. Allí estaba de nuevo. Ese brillo malicioso en las pupilas ajenas, y esa mueca de satisfacción y burla, que sólo él podía percibir. Estaba ahí, frente a sus ojos, y no podía hacer nada para demostrarlo. Ni un dedo acusador, ni un reclamo embravecido, propios de un eufórico.

No podía soportar más la humillación frente a su cara.

¿Quieres acabar con él, verdad? Quieres que todo termine de una vez por todas; probarles a todos que tienes razón.

Esa noche, se quedó despierto hasta altas horas, rozando la madrugada. Apretó los puños de forma casi insulsa, sintiéndose inquieto. Arrastró los pies hasta dar con el ventanal de su habitación, rozando el frío cristal con sus dedos.

L no perdía. Odiaba perder, y más si se agregaba el hecho de que su derrota sería su muerte, ante el regocijo de un chiquillo. Si es que acaso existía muerte más humillante, tampoco le interesaba conocerla.

«No voy a morir…»

No vas a morir.

Dio un pequeño respingo, agudizando sus sentidos. Sabía que podía sufrir de leves anomalías por la falta de sueño, pero nunca había escuchado voces ajenas a su alrededor. No era un drogadicto para tener ese tipo de alucinaciones auditivas. Quiso convencerse de que el entorno le había jugado una mala pasada, y había confundido algún barullo de los citadinos nocturnos allá afuera con ese extraño susurro.

Aunque la lógica le dijera que esa teoría era una reverenda estupidez.

Con un leve escalofrío, regresó a su cama y se arropó entre las sábanas, aprovechando las escasas horas que tenía para dormir.

Y entre la oscuridad aplastante que envolvía su habitación, se curvó una sonrisa gatuna, reluciendo unos brillantes colmillos. Un ser ansioso de volverse parte del nuevo capítulo que marcaría historia en ese siglo.

Porque había pasado mucho tiempo desde que no encontraba un humano tan interesante, como lo fue un pequeño niño de la antigua Inglaterra.

….

¡Hi! Aquí yo, con una nueva historia que no pude evitar subir, a pesar de tener un montón de historias incompletas…en fin, ¿qué le voy a hacer? Pero hace mucho que tengo esta idea en la cabeza, y justo hoy pude darle forma en palabras (?)

Creo que se puede adivinar el meollo de la historia (o eso creo yo), pero pues hasta ahorita me parece bien empezar con sólo dos hojas. Espero y no haya quedado muy random, me ganó el ansia de subirlo tal y como salió. Es la primera vez que no reviso maniáticamente un capítulo.

Un beso si lo han leído, apreciaría mucho saber su opinión. Tschüss!˜