Capítulo 1: La Selección.

1 de Septiembre de 1971

Los señores Potter habían acompañado a sus hijos al andén 9 y ¾ ya que aquél día iban a empezar en el colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, el mismo lugar en el que ellos habían estudiado y habían llegado a ser quienes eran.

¡Qué nerviosa estoy! –decía emocionada la señora Potter.

Mamá, que no eres tú la que empieza el Hogwarts –le recriminó su hijo James.

Lo sé. Pero me trae muchos recuerdos.

En medio de la frase de la señora Potter, la campana que llamaba a todos los alumnos nuevos a montarse en el tren sonó.

Cuidaros mucho, chicos –les dijo su madre, llorando aún de emoción y tristeza a la vez.

Sí, mamá –respondieron ellos.

Y así fue como James y Julianne Potter subieron por primera vez en el expreso de Hogwarts, aquél que iba a llevarles al castillo que se convertiría en su hogar durante siete años.

Como todos los alumnos, los dos hermanos corrieron, cargados con sus baúles por en medio de familias enteras que se despedían entre lloriqueos de las madres. Los más mayores saludaban y reían con sus reencontrados amigos y los que miraban a todas partes con cara de asustados, eran los de primero. Alumnos que, como ellos, empezaban ese año y no sabían con lo que se iban a encontrar al llegar al castillo.

James se apresuró a subir su baúl al tren y ayudó a su hermana a hacer lo mismo. Corrieron hasta una ventana para despedirse de sus padres, mientras veían como éstos iban empequeñeciendo a causa del movimiento del tren.

Cuando dejaron de verlos, los dos Potter fueron a recoger sus cosas para buscarse un compartimento en el que poder pasar todo el viaje. Pero desafortunadamente todos estaban llenos.

Después de mucho buscar, encontraron uno en el cual solamente se encontraban dos personas. Julie llamó a la puerta y abrió lentamente.

¿Podemos sentarnos? Es que todos los demás compartimentos están llenos –inquirió ella educadamente.

La chica pelirroja del interior apenas apartó la mirada del libro que iba leyendo, haciendo un leve gesto de cabeza en señal de afirmación. El muchacho que iba con ella, un chico moreno y bajito, fue el que les dijo que no había problema.

En un segundo tuvieron todas sus pertenencias colocadas dentro y se sentaron con aquellos dos niños.

Hola, ¿qué tal? Me llamo Julianne Potter. Éste es mi hermano, James. Ambos somos de primer curso.

Yo soy Lily Evans –la pelirroja había dejado el libro y había puesto toda su atención en aquellas presentaciones-. Y él es Severus Snape.

¿Qué tal? –preguntó él.

A partir de ése momento empezaron una conversación animada sobre cómo se imaginaban el colegio. Los dos Potter hicieron gala de sus conocimientos adquiridos gracias a intensos interrogatorios a sus padres y Lily explicó todo lo que había leído en el libro "Historia de Hogwarts".

Al cabo de una media hora, un muchacho llamó a la puerta e hizo la misma petición que un rato antes había hecho Julie, así que ella se apresuró a aceptarle en el grupo.

Soy Sirius, Sirius Black.

Chicos, ¿en qué casa creéis que vais a entrar? –preguntó Severus, pues aquella era la pregunta estrella entre los niños de primero todos los años.

¡Gryffindor! –exclamaron entusiasmados Julianne y James.

¿Gryffindor? Yo espero entrar en Slytherin. Todo el mundo sabe que son los mejores. Los Gryffindor sólo son musculitos. Si se comieran un mosquito, tendrían más cerebro en el estómago que en la cabeza.

Pues si yo entrase en Slytherin –empezó James-, lo más probable es que abandonara la escuela.

¡Y yo! –admitió su hermana.

Pues mi familia siempre ha estado en Slytherin, pero yo no quiero formar parte de esa casa. Yo iré a Gryffindor, ¡con James y Julianne!

Deberías ser como tu familia, Sirius.

Para ti soy Black, Snivellus –le respondió éste, mordazmente.

James y Julianne rieron. Lily, sin embargo, se tomó mal lo que el chico le había dicho a su amigo e hizo un mohín.

¡Sois unos estúpidos! –gritó Snape mientras salía de allí, transportando todas sus cosas. Los tres rieron.

Y encima va y se carcajean –chilló Lily, histérica.

Lo sentimos, Lily. No te preocupes, se le pasará.

No, no lo sentimos, Evans –dijeron a coro James y Sirius.

Gracias, Julianne.

Dicho esto, Lily salió de allí cargada con sus cosas, exactamente igual que había hecho Snape.

La puerta no había tenido tiempo de cerrarse cuando otro chico volvió a abrirla. Éste era alto y desgarbado, muy poca cosa. Tenía el pelo castaño claro y unos ojos astutos y ávidos por aprender.

¿Qué les habéis hecho? Estaban hechos una furia.

Nada –contestaron inocentemente los tres.

Da igual. Escuché al niño hablar con su madre y me pareció un malcriado.

A nosotros no nos faltó escucharlo. Lo vimos.

Y con esa frase de James, todos echaron a reír nuevamente. El muchacho se presentó y dijo que se llamaba Remus Lupin. Ellos hicieron lo propio y en breve estaban todos enfrascados en una alegre conversación que nada tenía que ver con casas de Hogwarts.

Cuando llegaron al colegio, todos los alumnos nuevos se quedaron maravillados ante la espectacular vista del castillo en el que iban a vivir todo ese curso.

La tensión ante las puertas del Gran Comedor era palpable. Todos estaban deseando saber en la casa en la que iban a acabar, puesto que muchos de ellos llevaban pensando en eso desde recibir la carta, otros desde mucho antes.

Las puertas se abrieron y de ellas salió una bruja alta, con un sombrero verde de pico y una túnica de terciopelo del mismo esmeralda. Llevaba el pelo castaño recogido en un moño perfecto y su cara transmitía severidad a la vez que amabilidad y bondad.

Muchachos, acompáñenme. Detrás de estas puertas se halla el Gran Comedor. Ahí tendrá lugar la Selección de Casas y, a posteriori, la cena conjunta con todo el colegio. Ahora, si sois tan amables…

Echó a andar sin esperar más. El Gran Comedor se abrió para ellos. Ante la mesa del director y los profesores había un taburete bajito con un sombrero ajado encima. Nada más acercarse los estudiantes de primero, el sombrero empezó una serenata que más bien parecía un poema.

Cuando cesó, todos aplaudieron. La bruja que había ido en busca de los de primero pidió la atención de todos y empezó a recitar nombres.

El primero en ser llamado fue Sirius.

Suerte, amigo –le deseó James.

Tranquilo, Sirius, todo irá bien –le animó Julianne.

El muchacho se sentó bajo el sombrero, y éste tras un minuto de reflexión anunció su veredicto:

¡Gryffindor! –todos aplaudieron, y más James y Julie.

Evans, Lily –cantó la profesora.

Lily se puso nerviosa al instante. Ella no quería estar en Slytherin, pero sí quería estar con Severus, su mejor amigo. Como no lograba calmarse, cuando le colocaron al sombrero, tardó más de cinco minutos en proclamar la casa Gryffindor. Lily miró al montón de alumnos de primero y buscó la mirada de su amigo. Él la miraba apenado, como si ya no fueran a poder ser amigos.

Alice Firth y Remus Lupin también fueron a Gryffindor. A Gerard Mouline le mandaron a Ravenclaw mientras que Bob O'Connor fue seleccionado para Huflflepuff.

Y de repente:

Potter, James –él chico se quedó petrificado.

Tranquilo, James, que vayamos a donde vayamos siempre lo haremos los dos juntos. –él asintió.

Tras sentarse en el taburete, el sombrero casi estaba listo para gritar: "¡Gryffindor!"

Potter, Julianne –ella, que ya no tenía más compañeros que a Snape y a una niña bajita y robusta, no se puso nerviosa y anduvo con confianza hasta el sombrero.

¡Gryffindor! –exclamó después de explorarle la mente mucho rato.

Julianne se sintió feliz, pues iba a estar con James y con sus nuevos amigos, Lily, Remus y Sirius.

Finalmente, a Snape le nombraron un Slytherin, y a la chica regordeta, de nombre Mary Roggers, la enviaron a la misma casa.