FT y sus personajes son propiedad de Hiro Mashima.
[N/A]:
Ya vine, estúpidas (?) -sí han visto las imágenes que rondan en facebook ya se imaginarán como vengo xD (?)- en fin, vengo reportando con la lyredy week, quería participar en la gruvia week -no se molesten por lo que diré- pero leí los fanfics dedicados a la gruvia week y...sentí una gran deshonra para las vacas de los gruvia fans, no soy la mejor escribiendo, pero siendo sincera siento que les falto emoción, solo eso xD -no me maten (?)- y bueno, algunos sabrán que esté año me está yendo de la mierda, pero ya me ando recuperando...y volveré para hacerlos shorar con mis fanfics xD, en fin los dejo de mi agonizantes momentos y los dejo leer c:
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Día 1: Crime/Capes
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El lugar estaba lleno de escombros, incendios, casas destrozadas, muertos…todo el lugar estaba lleno de muertos y hecho un total desastre. Los bomberos no se habían hecho tardar en llegar, al igual que los paramédicos, quienes fueron en vano pues no encontraron a ningún sobreviviente. Todas aquellas personas estaban muertas, solas y acompañados de sus familias. Una vez que los paramédicos se fueron llego el forense y los investigadores. De uno de aquellos coches que parecían de esas viejas películas de detectives bajaron dos personas.
—Pero si son Silver y Ur. — dijo en modo de saludo un hombre con aspecto algo siniestro, de esos que parecían ser los cuidadores de las entradas de los panteones en las películas de terror.
—Cuanto tiempo, Keith. — respondió del mismo modo él hombre de cabellos oscuros.
—Estas personas…— murmuro la mujer de cortos cabellos, con las manos cruzadas a la altura del pecho y mirando con sumo detenimiento como aún había muy pocos rastros del incendio que se iban consumiendo poco a poco—. Arrasaron con todo y ni siquiera tuvieron consideración con los niños.
—Algunas personas no tienen compasión por los demás, animales, familias e incluso niños…no se salvan de este tipo de cosas, son parte de los ciclos de la vida humana. — recito Keith, llamando la atención de Ur y Silver, carraspeo un poco su garganta—. ¿Pero que tanto esperamos?, Debemos ir hacer una investigación a fondo de esto, me he adelantado un poco antes de que llegaran y la mayoría de los cuerpos que investigue todos fueron brutalmente golpeados hasta matarlos y los demás estaban tan irreconocibles de lo calcinados que están.
—También tengo un dato de que según el investigador que llego antes que nosotros menciono que no hay ningún punto fijo de donde se originaron los incendios. — menciono Silver leyendo algunos datos que tenía en una pequeña libreta mientras terminaba de consumir el cigarrillo que sostenían sus labios.
—Esto es un crimen horrible… — murmuro Ur contemplando un pequeño conejo peluche que levanto del suelo, que muy seguramente había pertenecido a algún niño inocente.
—Así parece. — finalizo Keith.
Ur sentía escalofríos cada que se encontraban con ese sujeto llamado Keith, pero jamás lo dejaba notar, al final de cuentas eran compañeros de trabajo y era el único forense en la ciudad. Mientras ellos se alejaban, en el coche de donde Ur y Silver bajaron, en la parte trasera muy al fondo se escuchaban unos quejidos.
— ¿Por qué Ultear puede ir cómodamente sola en ese espacio? — se quejó un albino que venía en una posición demasiado incomoda detrás del asiento del piloto.
—Deja de quejarte Lyon, aunque es cierto, a mí me toco venir en la parte trasera con las incomodas herramientas regadas por todo el espacio, sumándole a dos pesadas cajas que me venían aplastando…
—Porque de no ser por ustedes, par de idiotas, yo no estaría aquí. — murmuro entre dientes, y saliendo de aquel espacio que quedaba detrás del asiento de copiloto una joven siendo exactamente la réplica de Ur, con la diferencia de que su cabello era muy largo, pero igual de oscuro—. Y Gray, deja de quejarte…ambos parecen mujeres quejándose en pleno periodo.
Los tres jóvenes se habían fijado por ambas ventanas de que no hubiese rastro de los dos adultos que manejaban el coche, una vez que era seguro terminaron de bajarse y contemplaron el terreno.
—Este lugar es un desastre. — murmuro Ultear.
Por otro lado se escuchó un silbido al unisonó de parte de Gray y Lyon. Los tres se juntaron un poco más y se pusieron a caminar entre los escombros de aquel lugar. Tenían sumo cuidado por donde pisaban, puesto que en más de dos ocasiones se habían topado con partes de cuerpo humano o cuerpos totalmente calcinados.
— ¿Siempre es así cuando les toca venir a "esos" trabajos? — cuestionaba curioso el albino.
—Pues… ¿Y si mejor regresamos? — añadió de lo más tranquilo Gray.
—Es cierto. — prosiguió Lyon de nueva cuenta ajustando uno de su suéteres—. Pronto nevará y será mejor que les tomemos delantera a Ur y Silver para pod-…
—Ustedes…ustedes eran los que querían saber en qué consistían "esos" trabajos, ahora se aguantan. —les riñó Ultear.
Gray y Lyon se miraron entre sí, sabían que Ultear tenía razón, pues por curiosidad de ellos dos ahora estaban en donde se había llevado a cabo una terrible masacre. Habían estado pensando en una forma de huir de ese lugar y de Ultear, pero la voz de esta misma los había sacado de sus pensamientos cuando los había llamado más de dos veces.
—Oigan, creo que hay algo por aquí…
—Ultear…
—Creo que no deberíamos…
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El abrir sus ojos de forma directa había sido una mala idea, y el incorporarse tampoco había sido una buena idea, puesto que cada extremo de todo su cuerpo le dolía. Pero había podido ponerse de pie, miró a su alrededor y la casa que hasta hace apenas unas horas tenía color y estaba llena de un ambiente familiar, ahora era lúgubre y se caía en pedazos. Sosteniéndose de ambas manos en la pared, llevo una de estas al tirante de lo que antes parecía ser un uniforme escolar y lo acomodo en su hombro para terminar de acomodar lo que quedaba de aquella falda escolar. Cada paso que daba por aquel lugar le era un terrible dolor en todo su ser. Sus muñecas tenían marcas de haber sido amarradas y de donde forcejeaba para intentar soltarse, su cabello rosa que antes estaba recogido completamente en una no tan larga cola de caballo ahora estaba hecho un desastre —la cual corto con un pedazo de vidrió— dejándolo muy corto, las calcetas blancas que usaba estaban todas sucias, tanto de tierra y lodo, como de sangre. Cuando supo que aquello era sangre, y que recordó el motivo de porque sus calcetas terminaron así, no pudo evitar sollozar, por una de sus mejillas corrió una lagrima y así sucesivamente hasta que ambas mejillas fueron empapadas de rastros de lágrimas que habían y continuaban saliendo. Miró a su alrededor y estaba en lo que quedaba de ser la planta baja de la casa, al ver los cuerpos irreconocibles de los que hasta hace horas eran sus padres, sus sollozos empezaron a hacer un poco más frecuentes. ¿Por qué no se había muerto ella también?, era lo que pensaba, prefería mil veces haberse muerto que tener en su mente las risas y caras de aquellos desgraciados que la encontraron llegando desprevenida a casa, esos mismos desgraciados que terminaron torturándola, que no les fue suficiente el haberla golpeado, hacerle heridas y demás, hasta que empezó a sentir como le empezaban a manosear demás sus piernas, o cuando también empezó a sentir como metían mano más de lo debido debajo de su falda hasta que terminaron marcándola de por vida en su cuerpo, como empezaron a penetrarla una y otra vez de ambas partes hasta que se saciaron.
De un mal paso termino cayendo de rodillas al suelo, se quejó un poco más fuerte que las veces anteriores, pero el dolor no le importo y se fue recostando poco a poco hasta quedar en posición fetal, llevo una de sus manos hacia su parte femenina para cubrirla mientras que su otra mano intentaba callar sus sollozos. No quería seguir así, quería morirse, le importo poco que sus quejidos o sollozos fuesen aumentando, total si esos desgraciados seguían por ahí eso llamaría su atención y terminarían matándola. Al final de cuentas estaba sola.
O eso creía…
—Oigan, creo que hay algo por aquí…
Había escuchado no tan lejos una voz femenina, siendo acompañada por otras dos voces. Al instante guardo silencio, llevando de nuevo una sola de sus manos a la boca. Pero ante tal mínimo movimiento que hiciera, era millones de veces peor, puesto que el dolor se le multiplicaba en cada extremo de su cuerpo.
—Ultear, creo que no deberías entrar así como así…
—Está ocasión le doy la razón al tarado de Lyon, no sabes lo que te puedes encontrar en estos lugares.
—Ustedes está exagerando. —Cada vez la voz de aquella se escuchaba más cerca—. ¿Qué más puede haber aquí? Que no sean escombros y-…
La luz de lo que parecía ser una linterna la hizo cerrar sus ojos verdes y comenzó removerse en el suelo, ocasionando que la joven de cabellos negros gritara, aunque no precisamente de miedo —según la pelinegra— La chica que estaba removiéndose en el suelo yacía don tres pares de ojos —muy curiosos— sobre ella. No sabía cómo actuar, pero la forma en la que hablaban al mismo tiempo le era imposible entender a cada uno de ellos, ella jamás articulo palabra, solo movimientos de cabeza como "sí" o "no".
¡Dios mío!, ¿¡Estás bien!?, ¿Qué te paso? , ¿Cómo sigue viva?, ¿Cuánto tiempo llevas aquí sola?
Era lo que escuchaba venir con mucha frecuencia de esos tres. Sintió como aquella muchacha la enderezaba un poco y como colocaba uno de sus brazos debajo de su cabeza. La chica en el suelo solo podía observarlos, no confiaba en ellos, pero al ver la mirada de aquella joven sobre ella, más a los otros dos chicos allí no tuvo más remedio que quedarse quieta.
—Está demasiado herida…— comento Ultear, bien podía ser una muchacha muy arisca y sarcástica, pero al ver a esa pobre chica en el suelo algo dentro de ella se removió.
— ¿Creen que será correcto que nos hagamos notar por Ur y Silver?
—Gray, lo que menos importa ahora es si nos regañan o no, encontramos a una niña viva entre estos escombros ¿y todavía te preocupa que Ur y Silver nos encuentren aquí?
—Esta vez yo también estoy de acuerdo con lo que dijo Lyon. — añadió Ultear, trataba de no moverse tanto para no ocasionarle incomodidad a la joven que tenía en sus brazos—. Así que Gray, ve al auto y trae el botiquín que encontraste hace rato.
El chico de nombre Gray sin rechistar obedeció aquello que Ultear había dicho y fue en dirección a donde habían aparcado el coche su padre y su tía.
— ¿Puedes hablar? — Ultear se sentía algo tonta al hacer aquellas preguntas, pero necesitaba mantener aún consiente a aquella chica de entre sus brazos.
Lyon por otro lado se había quitado uno de sus tantos suéteres y se hinco para cubrir a la chica aquella con el más grande que llevaba —según por criticas de Gray y Ultear— parecía una enorme capa. A los pocos minutos llego Gray en compañía de los dos adultos, quienes también estaban demasiado sorprendidos, primero por ver que sus hijos se habían colado sin darse cuenta y segundo al ver que lo que Gray había dicho de aquella muchacha era cierto. Inmediatamente Ur se inclinó al lado de su hija y comenzó aplicar primeros auxilios a la menor, mientras que Silver con ayuda de Gray comenzó a inspeccionar esa área y Lyon se encontraba al lado de Ur y Ultear, reconfortando a la chica aquella, frotando sus manos en los brazos de ella para brindarle calor, aunque algo que no sabía Lyon era que ella ante tal tacto se sentía estremecer, y no precisamente porque el albino le pareciera lindo, o ya estaba delirando, pero el sentir las manos de otra persona de sexo contrario le hacía recordar a los bastardos que abusaron de ella.
—No dejen que pierda el conocimiento, necesito aplicar esto mientras esté consiente. — les informo Ur preparando una jeringa.
—Todo va estar bien, ¿sí? — Intentaba reconfortar Ultear—. ¿Tienes nombre?
Pero no había respuesta aún.
—Por favor, intenta confiar en nosotros ¿vale? — ahora hablaba Lyon mientras seguía brindándole calor con sus manos a los brazos de la muchacha—. Pocas veces veo a mi prima preocupada por alguien más, así que por favor confía en nosotros.
—Creo que con esto será suficiente, le pondré esté antídoto, así que por favor chicos, sujétenla bien. — ordeno Ur.
Al instante en que sintió aquella aguja penetrarle la piel le fue imposible no soltar quejido alguno, lo que le provocaba más molestias era el líquido aquel filtrándose entre su interior, ardía demasiado. Para cuando acordó ella misma tenía sujetado de cada mano a la joven pelinegra y al albino. A los pocos minutos todo el dolor que sentía iba disminuyendo y poco a poco sus ojos se iban cerrando.
—Meredy…
Era lo último que dijo antes de cerrar por completo sus ojos.
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Bueno, trate de mezclar ambas cosas de "crime/capes", aunque me gusto, no me termina de convencer de todos modos xD, en fin espero que les haya gustado y se hayan sentido mal o hayan llorado (?), al rato traeré las dos continuaciones 7u7 *corazones en todos lados*
~Chachos~
